Extreme fue una banda que en los 90 encendió tantos odios como pasiones. Unos decían que hacían pop metal vacío, al estilo de Mr. Big. Otros defendían que la creatividad y el virtuosismo no están reñidos con la comercialidad. Obviamente, estamos de acuerdo con esta segunda afirmación.
Si bien en Extreme todos era músicos como la copa de un pino, Nuno Bettencourt era el causante de muchos sueños húmedos guitarriles de toda una generación de aspirantes a guitarristas (entre los que yo me incluyo). Su estilo como solista era sensacional, con unos solos ciertamente complejos y elaborados. Siempre he querido destacar el problema de los guitarristas que han de enfrentarse al hecho de ser el único hacha en una banda: y es como llenar el hueco del segundo guitarra. Guitarristas como Eddie Van Halen, Vito Bratta o Nuno Bettencourt eran capaces de tejer armonías rítmicas tan complejas, que solo podian denominarse como lineas “rítmicosolistas”, logrando que salvo en los momentos del solo, el resto de la canción sonara totalmente llena.
Hemos seleccionado dos temas. Uno es el “Play with me” perteneciente a su alocado y adrenalítico debut “Extreme”, donde vais a poder escuchar uno de los solos más rápidos tocados por Nuno. El segundo es el “He-man woman hater”, precedido de su particular versión del “moscardón” de Rimski-Kórsakov, titulada “Flight of the wounded bumble bee”, y que apareció en esa obra maestra del hard rock y el A.O.R. llamada “Extreme II: Pornograffitti”. Este segundo tema es una fiel representación del grado de virtuosismo y creatividad que este portugués llegó a alcanzar en los 90. El solo es memorable, con toneladas de arpegios a tapping, y la guitarra rítmica es de aquellas que aún teniendo la partitura delante, sigue dando miedo a cualquiera que intente tocarla. Genialidad al máximo nivel.
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