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Si bien Steve Vai venía a España por su gira mundial, el concierto de Barcelona estuvo patrocinado por este festival, de ahí que denominemos de esa manera a la entrada y ésta quede clasificada dentro del archivo en el apartado de festivales.
Sea como fuere, la inclusión del concierto en este célebre (que no prestigioso) festival catalán ha hecho que Steve Vai haya podido disfrutar de un despliegue informativo previo y posterior a su recital absolutamente inédito. Porque admitámoslo, Vai tiene muchos fans, demasiados incluso para el tipo de música que hace, pero son todos unos frikazos del guitarreo y del progresivo (yo el primero). Así que verle protagonizar artículos en la prensa, radio y TV mainstream más importante, siendo un músico a priori de metal (algo muy discutible, pero que sería el género donde se le puede encasillar más fácilmente), es, como ya he dicho, algo inédito. Y no es que no se lo merezca, pero es que estamos hablando de que los únicos grupos de hard rock o metal que llegan a gozar de esa atención mediática son Metallica, Aerosmith, AC/DC e Iron Maiden. Por tanto, gracias al Ayuntamiento de Barcelona, al Banc Sabadell y a quien haga falta por haber puesto al alienígena guitarrista, rey de la excentricidad y la masturbación progresiva, en el punto de mira del mundo de la cultura barcelonesa, cada vez más afín a la vanguardia, el diseño, el gafapastismo y su puta madre.
Sólo comentar dos cosas antes de meternos en faena: que los 38 eurazos de entrada le acercan a las grandes bandas y que quizás una falta de presupuesto suficiente por parte del Festival Mil·leni ha hecho que frente a las tres horas de concierto en otras ciudades de España, aquí hayamos tenido poco más de dos y gracias.
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Como siempre ocurre, los conciertos de Vai despiertan gran expectación. Y hay que admitir que de la Sagrada Trinidad Guitarrera (Vai–Satch–Malmsteen), él es el que congrega más cantidad de aficionados. Así pues, la sala grande de Razzmatazz (menos Saunatazz que de costumbre) lució un lleno total de pista, que habría podido ser total de sala si se hubiesen abierto los dos balcones laterales. Eso habría venido bien para descongestionar un poco la pista y no sentirnos como sardinas en lata, pero es lo que tiene esta sala: de alguna manera hay que freír a la gente, y si el aire acondicionado funciona bien, pues que estén bien juntitos para que se den calor humano.
El nuevo disco de Vai es extraño. Contiene géneros como el gospel que nunca había tocado, es el más zappaniano que nunca haya grabado pero a la vez no es demasiado bizarro, y a la vez es el menos orientado a la guitarra a pesar de contener millones de solos. Contradictorio, ¿verdad? Pero es que «The story of light» es un disco muy difícil de calificar. Y eso es bueno (y la crítica, por cierto, esta misma semana). Teniendo en cuenta esto, el concierto no podía ser del todo normal. Así como en su gira anterior sustituyó con acierto los teclados por dos violinistas, en esta ocasión se hizo acompañar de una arpista eléctrica.
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Una gran pancarta con la portada del último trabajo presidía la parte trasera del escenario y justo donde estaría el ojo, un potente foco lanzaba su chorro de luz de manera amenazadora. Con la coreografía de luces totalmente loca, la banda entrando al escenario y un Vai escondido pero saludando a la gente con esos ruiditos que tan bien sabe hacer, dio comienzo el concierto. El primer bloque fue dedicado a su último disco. «Racing the world», «Velorum» y «Gravity storm» dieron paso al álbum que precede a este «The story of light»; hablamos de «Real illusions: Reflections» y su single, el espectacular «Building the church» (tocado con una Ibanez con led’s en el mástil donde deberían de estar los marcadores de los trastes).
Resulta curioso que siendo estos dos discos pertenecientes a una trilogía aún no finalizada, tan sólo tocara un tema de la primera parte de dicha trilogía.
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Como es normal, la gente está ávida de escuchar los temas clásicos, pero respondió muy bien a estos nuevos, señal de que el nuevo disco ha gustado mucho. A partir de ese primer bloque se empezarían a mezclar clásicos con temas nuevos. Difícil destacar alguno sobre otro, pero de «Whispering of a prayer» sigue sorprendiéndome el lirismo y lo emotivo de su interpretación así como «The animal» la potencia que sigue transmitiendo pese a ser un tema tan antiguo.
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También tuvimos sección acústica con «Rescue me or bury me», «Sisters» y el medley «Treasure road / Pusa road». Si bien hay temas eléctricos que se prestan a tocarse de manera acústica, nunca he entendido que Vai lo haga con «Rescue me or bury me». Está muy bien el añadido de la voz haciendo «scat» sobre la guitarra, pero precisamente, el clima de agobio y desasosiego que transmite el original se debe al solo con guitarra eléctrica con uso y abuso de palanca de trémolo y escalas raras. Toda la fuerza del original se pierde en la versión acústica en directo.
En el trayecto final del concierto, Vai dio la nota de las manera más divertida y marciana posible: vestido con un traje de soldador con led’s de colores, lásers en los nudillos y la versión física de la imposible guitarra aparecida en la portada de «The ultra zone» (más info en este enlace) interpretó dos temas de dicho álbum «The ultra zone» y «Frank»).
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Sí que hay un tema que merece ser destacado, y es el inédito «Build me a song». Sacó un chico y una chica del público y siguiendo las instrucciones de Vai, dirigieron mediante gestos y con la voz a toda la banda, construyendo así una divertida canción que (obviamente) es diferente en cada concierto.
Finalmente, tras la descarga metalera de «Taurus bulba», Steve se quedó solo sobre el escenario y durante algunos minutos se dedicó a agradecer al público el haber estado ahí. También declaró que él lleva treinta años en la música y que siempre ha tenido el mismo grupo de fans fieles en todos los países que ha visitado, algo de lo que muchas bandas no pueden presumir. Y tiene toda la razón. Visiblemente emocionado (casi a punto de llorar) marchó del escenario entre el clamor popular.
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Aquí tenéis el AUTÉNTICO set-list de la noche.
- Racing the world (The story of light)
- Velorum (The story of light)
- Building the church (Real illusions: Reflections)
- Tender surrender (Alien love secrets)
- Gravity storm (The story of light)
- Dave Weirner solo
- Wheeping china doll (The story of light)
- Answers (Passion & Warfare)
- The animal (Passion & Warfare)
- Whispering of a prayer (Alive in an ultraworld)
- The audience is listening (Passion & Warfare)
- Deborah Henson-Conant solo
- Rescue me or bury me (Vai’s Sex & Religion)
- Sisters (Passion & Warfare)
- Treasure road
- Pusa road (Fire garden)
- Jeremy Colson solo
- The ultra zone (The ultra zone)
- Frank (The ultra zone)
- Build me a song
- For the love of God (Passion & Warfare)
- Taurus bulba (Fire garden)
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Esto es lo que dio de sí el concierto a nivel musical. En cuanto a los músicos, pues decir que como siempre rallaron a gran altura. Jeremy Colson es un excepcional batería. Dotado de un sonido y una técnica muy heavy, no tiene problemas en adaptarse a terrenos más progresivos. También protagonizó el habitual duelo con su jefe usando esa extraña batería portátil con calavera parlante incluida.
Dave Weirner hace mucho que superó la timidez escénica y creo que ya va siendo hora de que «abandone el nido» para así poder verlo liderando su propio proyecto. Como curiosidad, comentar que ya no usa guitarras Ibanez sino que ahora toca con dos preciosidades construidas por Paul Reed Smith. Su solo gustó mucho, puesto que lejos de irse a hacer escalas como un poseso, nos deleitó con un precioso tema acústico extraído de su reciente segundo disco.
Philip Bynoe por su parte también cumplió con creces. Si bien no tuvo tanto protagonismo como en la gira de «The ultra zone», su presencia escénica se agradece. Además acompañó al violonchelo a su compañera arpista.
Deborah Henson-Conant llamó mucho la atención desde el primer momento con su arpa eléctrico portátil e iluminado con multitud de led’s. Al igual que con la anterior gira, en que la mayor parte de teclados fueron sustituidos por dos violines, aquí pasó lo mismo con el arpa (aunque tanto ella como Dave en algún momento se pusieron a las teclas). Debido a la mala mezcla, en los temas más rockeros era imposible adivinar qué estaba tocando, pero pudo lucirse de lo lindo en las baladas más tranquilas, como «Whispering of a prayer» o «For the love of God», creando un magnífico acompañamiento. También tuvo solo, pero todo sea dicho, no pudo disfrutarse por el bajo sonido mencionado así como la sobredosis de saturación que empleó cuando empezó a tocar junto a su compañero Bynoe.
Y dejamos al final a Vai. Además de cambiarse de ropa y de guitarra cual modelo cada dos por tres, pudimos verle algunas guitarras nuevas, como la alienígena del «The ultra zone» así como una Ibanez con plantilla de Stratocaster, blanca y a manchas rojas. Su actitud es destacable, puesto que no alargó ningún tema innecesariamente (su anterior gira española tuvo momentos de auténtico sopor); además se mostró más teatral, juguetón y cercano al público que nunca, que ya es decir.
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Poco más hay que añadir. Sonido más que aceptable para la media en esta sala (aunque casi no se escuchara el arpa), coreografía de luces notable, una gran banda, un repertorio mejorable pero excelente de unas dos horas y cuarto, y un Vai en estado de gracia tanto a nivel técnico como interpretativo, sudando y demostrando que su propuesta, aun excéntrica y compleja, vale cada uno de los 38€ que los asistentes pagaron.
Sólo comentar un último apunte. Debido al trabajo acumulado, publicamos esta crónica después de que todos los medios lo hayan hecho. Los medios mainstream comentados al principio han hecho una serie de crónicas en las que demuestran el profundo desconocimiento que sus redactores tienen respecto a la música de Vai. Pero eso ya es algo a lo que estamos acostumbrados. Sin embargo, lo que acojona tronco, acojona, es ver la cantidad de webs y blogs de prestigio especializados en rock y metal que han hecho unas buenas crónicas, pero en las cuales hablan de temas que Vai no ha tocado en Barcelona. Muy curioso ya que no han sido ni una ni dos. Da la sensación de que sólo han visto uno de los conciertos y después van diciendo que es la crónica del resto de ciudades, y total, como las fotos en primer plano valen para cada concierto de esta gira… En fin, una situación tan curiosa como lamentable, de ahí que se haya destacado eso de AUTÉNTICO set-list.
Y ahora sí, el final de rigor: videotubes y más fotos.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
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