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FICHA
- Artista: Big Bang
- Sello: Scarified Records
- Año: 2.023
- Estilo: Hard rock, heavy metal, stone rock, metal gótico, metal alternativo, rock progresivo, funk
CALIFICACIÓN
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CALIFICACIÓN TÉCNICA
- Nivel de técnica: 8,5/10
- Velocidad: 6,5/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 8/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 8,5/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…):8,5/10
PUNTUACIÓN: 8,3/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 9/10
- Nivel de feeling: 8/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 8,5/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 10/10
PUNTUACIÓN: 8,9/10
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PUNTUACIÓN TOTAL: 8,6/10
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INTRODUCCIÓN
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Arrancamos la nueva temporada —hoy en web y en breve en radio— y lo hacemos con un firme deseo: mantener la continuidad que os merecéis. Y es que admito, que en el periodo post pandémico lo mío ha sido una mezcla de trabajo, mucha procastinación y salud endeble, lo que ha provocado que estas últimas temporadas hayan sido muy irregulares.
Pero hoy comenzamos y lo hacemos además a lo grande, con una de las bandas favoritas de este medio y del que esto suscribe: Big Bang.
Los de Badalona pondrán a la venta su quinto álbum este próximo 1 de diciembre y aquí os traemos en exclusiva el análisis del mismo.
Un quinto álbum que llega tras «Permeable» de 2.019, el cual supuso un punto y aparte experimental justo antes de la pandemia (haciendo un paréntesis, ¿no os pasa que ahora considerais que existe un mundo «pre pandemia» y «post pandemia»?) y en el cual el grupo abandonaba su estilo habitual en pro de tendencias más modernas como el metalcore, el djent y el math metal, todo ello además en un formato E.P..
Y si eres nuevo en el particular universo sonoro de este grupo, entonces toca pequeño resumen —si quieres conocer más sobre ellos, simplemente escribe Big Bang en el buscador de la esquina superior derecha y verás la lista de artículos protagonizados por ellos—. Big Bang se formaron hace más de 20 años y ya desde entonces mostraron un estilo y sonido bien definidos, algo de lo que suelen carecer las bandas novatas, cuyas primeras etapas se suelen caracterizar por la experimentación y la búsqueda de una voz propia. De hecho, Big Bang no mostrarían signos de experimentación o evolución hasta su tercer y cuarto álbumes, señal de que los hermanos Rubiales tenían bien claro desde un principio cómo sonar.
Y este es tanto el punto fuerte como el débil de esta banda. ¿Débil? ¿Qué tiene de malo el que una banda tenga bien claro cómo quieren sonar? Nada, a no ser que hayas conseguido la cuadratura del círculo y tu sonido tenga apenas referentes. Y es que el crear el «estilo Big Bang» ha impedido un mayor crecimiento en fans y la imposibilidad de que aparezcan en los carteles de festival alguno. O al menos, eso es lo que me comentó Manuel Rubiales una vez: «los promotores de festivales de heavy nos dicen que somos demasiado progresivos para un festival de heavy, y los de progresivo que somos demasiado heavies». Si añadimos a esto que estamos en España, país que desde hace décadas en lo musical se halla dominado por una perenne mediocridad en forma de pseudoflamenco, pop, indie, trap, reggaeton o todas las fusiones posibles entre éstos, se entiende que sólo haya una banda nacional englobada dentro de la gran familia de subestilos y fusiones varias que es el heavy metal y que siga triunfando: Mägo de Oz (aunque su continua inclusión en los repertorios de conciertos veraniegos de orquestas de pueblo hace dudar bastante de que se les pueda considerar una banda heavy, pero esto es otro tema).
Volviendo a Big Bang… ok, si el heavy metal engloba decenas de estilos y subestilos, ¿tan raro es lo que hacen? A ver, que no serán bandas con cachés millonarios, pero uno va a conciertos de Saratoga, Barón Rojo, Ankor, Angelus Apatrida, Medina Azahara, Lepoka, Ktulu, Mind Driller o WarCry y «aquello siempre está petao», siendo bandas bastante diferentes entre sí.
Bueno, si el 99% de sus canciones son medios tempos, son incapaces de escribir una balada, las letras son atractivas aunque tienden a una ligera ida de olla metafórica y el sonido es una cosa bien densa y oscura, fruto de mezclar stone rock, rock progresivo, metal alternativo, metal gótico y doom, ahí ya os podéis imaginar que estamos ante una banda muy original y diferente. Y si hablamos de nombres propios, Big Bang habrían nacido tras una loca orgía entre Tool, Sôber, King Crimson, Screaming Headless Torsos, Devin Townsend, Jimi Hendrix, Paradise Lost y Black Sabbath.
Sin embargo, esto que sirva a modo de guía, porque cuando escuchas su música, dichos referentes los podrás escuchar en ciertos momentos, pero nunca tanto como para decir que son un plagio, al contrario.
Una vez explicado esto y ya sabiendo por donde van los tiros, queda por ver si en este «Causas naturales» el «estilo Big Bang» seguirá siendo el tradicional de los dos primeros álbumes —«Sin renuncia a la esperanza» y «Diez tragos»—, el que introdujo elementos de jazz rock en «Vacío» o el que se dejó seducir por las nuevas corrientes del metalcore y el math metal de «Permeable».
Lo mejor de todo para saberlo es que me lie de una vez con el repaso de las canciones, aunque antes debo comentar que volvemos a contar con la misma banda de «Vacío»: Manuel Rubiales a las voces, letras y música, Francisco Rubiales a las guitarras, música, producción, grabación, mezcla y mastering, Frederic DaVeins al bajo y Siscu Carrasco a la batería. Cabe destacar también que Siscu, baterista original quien dejó la banda en su momento y no participó en la grabación de «Permeable», volvió tras la pandemia para unos pocos conciertos y por fortuna, parece haberse quedado fijo. No diré que sea el mejor baterista del mundo y de hecho, me gustó mucho el trabajo de Rodrigo Hernández en «Permeable», pero sí que es un baterista perfecto para Big Bang. Así que se agradece que su vuelta se haya visto plasmada en este álbum.
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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1.- Irreal. Primer single del álbum que además viene acompañado de un videoclip de lo más inquietante. Un tema duro y contundente, con unas baterías, bajo y guitarras crudas y oscuras. Pese a todo lo explicado anteriormente, aquí no hay complicaciones progresivas ni mucha experimentación: estamos ante un híbrido de heavy y stone rock sin contemplaciones.
Sin duda, es difícil no dejarse llevar y no hacer headbanging mientras la escuchas.
2.- Arde. Siguiendo la estela del anterior pero añadiendo teclados y unas melodías vocales bien trabajadas, llegamos al que para mí es uno de los mejores cortes del álbum.
Guitarra, bajo y batería realizan un perfecto acompañamiento en sincronía a la voz de un Manuel Rubiales que, como en «Irreal», ha comenzado el álbum al 200%.
También podemos escuchar el primer solo de guitarra, bastante original y personal.
3.-Punto y final. Iniciamos el tercer corte con un oscuro y deprimente riff de guitarra, entre doom y black metal, con un tremolo picking perfectamente ejecutado. Tras la intro, tenemos uno de esos cambios que tanto gustan a esta banda: DaVeins comienza con sus excursiones por el mástil de su bajo en forma de slap y Rubiales se pone funky con su guitarra, para luego ir alternando con la parte más black del comienzo.
Es obligado mencionar la sección del solo de guitarra, no por el solo en sí que es magnífico —muy buenos los toques de whammy—, sino por la atmósfera creada por DaVeins y Carrasco, creando entre los tres una canción dentro de la canción.
Sin duda, «Punto y final» resulta ser la definición perfecta de lo que es Big Bang.
4.- Como el viento. Varias guitarras jugando entre sí sobre una percusión dan paso a uno de los mejores riffs de guitarra del disco, aunque antes de emocionarnos con otra descarga metalera, el grupo baja las revoluciones para ofrecernos lo más parecido a una balada, con un Carrasco excelente, alternando las partes más tranquilas con las más cañeras y mostrando multitud de matices y el Rubiales —vocalista— más melódico que hemos escuchado hasta el momento.
Ya llevamos cuatro canciones, cada una con su personalidad, y que podrían aparecer en un «Greatest Hits» de la banda. No está nada mal.
5.- Vértigo. Segundo single, y como en el primero, el grupo pisa el acelerador desde el primer momento, alternando diferentes tempos, todo con afán de conseguir dislocar algunos cuellos de los oyentes mediante el más intenso de los headbangings. Y sin duda lo lo logran. Esta particular mezcla de stone rock, metal alternativo y progresivo funciona y ¡de qué manera!
6.- ¿A quién le temes? Un extraño ruido que no sé si es una voz filtrada, sirve de comienzo para un medio tempo menos agresivo que los anteriores. Eso sí, ojo a Francisco, Frededic y Siscu, que de nuevo están sensacionales en sus respectivos instrumentos, trabajando en conjunto pero a la vez con pasajes de esos de «dejadme un momento hacer esto y ahora vuelvo», lo cual da lugar a que sea una canción que necesitarás escuchar varias veces para captar todos los matices.
En cuanto al solo de guitarra, me resulta curioso escuchar ciertas influencias de Nuno Bettencourt, algo que hasta ahora no había notado en Francisco Rubiales, y eso no puede ser malo.
7.- La gravedad. Comenzamos con capas de sintetizador creando el riff que luego ejecutará la guitarra y dotando a la composición de un misterioso aire oriental.
Es curioso, pero este riff con los teclados que van apareciendo durante la canción me han llevado directo a la mitad de los 90, al movimiento del nu metal y a una fusión de Korn, Coal Chamber y Linkin Park. Pese a todo, Francisco se las arregla para meter el solo de guitarra más bonito y relajado del álbum y que quede bien.
Una vez más, Big Bang consiguen mezclar elementos incompatibles y lograr la cuadratura del círculo.
8.- El tiempo no es eterno. Encaramos la recta final con la composición más funkera del álbum. ¡Fans de Living Colour, estáis de enhorabuena!
El grupo al completo está sensacional y es difícil destacar a alguien entre los cuatro, pero creo que Siscu Carrasco tiene alguno de los mejores momentos rítmicos que le he oído en todo el disco.
Respecto al solo, resulta curiosa la mezcla de sonido limpio y una ejecución rápida y algo sucia y descuidada, nada que ver con lo escuchado anteriormente a este guitarrista, como si quisiera imitar al hacha de Living Colour, Vernon Reid, el cual siempre se ha caracterizado por ser un genio rítmico pero no el más pulcro de los solistas.
9.- El capitán. De nuevo las sonoridades orientales hacen acto de presencia, dotando de un aire muy exótico a la par que comercial a la canción. También ayuda unas líneas vocales más melódicas de lo habitual y una muy creativa guitarra y no tan dura como en otros temas del álbum.
10.- Mi sombra. Y tras nueve composiciones notables llegamos al final. Y ya sabemos que tanto el comienzo como el final de un trabajo discográfico tienen que ser momentos impactantes. Y de hecho, los primeros compases de «Mi sombra» nos muestran a unos Big Bang muy locos y progresivos, pareciendo que cada uno va a la suya, hasta unirse todos en un estribillo bien potente.
Estas dos partes se irán alternando durante los cuatro minutos que dura, pero sin duda, la parte «caótica» es la que demuestra que este grupo puede ser agradablemente impredecible.
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CONCLUSIÓN
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Con una banda así no hay término medio: o la amas o la odias. De hecho, según seas fan o detractor suyo, en su música escucharás un cúmulo de virtudes o de defectos. En mi caso no puedo ser neutral y afirmo que tanto este disco como la banda me gusta mucho. Lo que sí es innegable y no cabe duda alguna, es del enorme trabajo composicional y de ejecución no ya sólo de este álbum, sino en su discografía entera.
«Causas naturales» creo que pese a reunir todas esas virtudes, es a la vez, su trabajo más comercial. Entiéndase esto como de más fácil escucha, no que ahora vayan a sonar en Los 40 Principales. Lo curioso es que para conseguir eso no han tirado de modernizar de nuevo su estilo con las corrientes que más gustan a la actual chavalería metalera, como pasó en «Permeable» (aunque no me habría importado escuchar un «Permeable Parte II»), sino que siendo fieles a si mismos, han hecho las cosas un poquito más fáciles al oyente. ¿Esto es malo? Eso ya depende de cada uno. Si quieres más densidad y oscuridad pues acude a los tres primeros discos. Lo que sí puedo asegurar es que dentro del «estilo clásico Big Bang», éste es el álbum que más ganas de hacer headbanging y moverse provoca. Con «Permeable» esto era sencillo de conseguir, pero no tanto en la discografía previa. En cambio, este «Causas naturales» tiene la virtud de que no te dejará quedarte quieto/a mientras lo escuchas.
Respecto a temas de producción y mezcla, pues Francisco Rubiales tiene claro cómo han de sonar los discos de la banda y siempre lo consigue. Pero además, como su estándar de calidad es alto, podemos disfrutar de una mezcla bien potente y nítida y que no cae en la loudness war.
Respecto a su sonido como guitarrista, sorprende el saber —confirmado por el propio Fran—, cómo todos esos riffs han sido tocados con una Telecaster pasada por el Axe Fx2, dado que en muchos momentos parece una guitarra de 8 cuerdas.
En cuanto al resto de músicos, debo decir que en análisis anteriores mencioné que si bien era genial escuchar esos momentos solistas de Frederic DaVeins, a la vez echaba de menos más momentos de compenetración con la batería de Siscu Carrasco. En cambio, esta vez ha sido al revés, encontrándome a un DaVeins más metido en su labor rítmica junto a Carrasco, más «jugador de equipo». Por su parte, Carrasco también está espectacular en todas las canciones y como dije al comienzo, sin duda habrá mejores bateristas en el mundo, pero este tipo es perfecto para Big Bang. Por último, Manuel Carrasco también ha realizado un gran trabajo vocal y tiene bastantes momentos de lucimiento, tanto en contextos melódicos como con más garra, aunque es verdad que se agradecerían más screams y algún que otro gutural, que encajarían a la perfección.
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En resumen, Big Bang han vuelto a sacar de la chistera otra joya, compleja, densa y oscura aunque más asequible para el no fan, con momentos de alta creatividad, tremenda ejecución instrumental por parte de todos los componentes, buena dosis de contundencia perfecta para romperte el cuello haciendo headbanging y una producción a la altura de bandas grandes internacionales.
Ahora sólo queda disfrutar de su presentación en directo; concierto que no pienso perderme.
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TEXTO: Albert Sanz









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