
El virtuoso norteamericano no nos visitaba desde 2.018 y en esta ocasión lo hace para presentarnos su último trabajo «Double exposure».
Moore fue teloneado por Black Banjo, combo italiano de blues rock que dejó el listón bien alto.
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Hay ciertos músicos que no nos cansamos de verlos en directo, bien porque su música nos estimule, bien porque pasan los años pero no por ellos o bien porque conectan con el público de una determinada manera. Luego están los músicos como Vinnie Moore que condensan en uno solo todo lo expresado antes.
Y es que pocos miembros de la golden age de la guitarra de los 80 y pionero del neoclasicismo, pueden decir que a día de hoy siguen viviendo de hacer música instrumental y mantener todavía ideas para expresarse y hacer que sea su guitarra la que hable en vez de contratar a un cantante.
Cierto es que lo que hace ahora y desde hace unos años no es puro neoclasicismo y que ha tirado por derroteros más de hard rock y blues, pero es muy admirable seguir en la brecha y mantenerse en tan buen estado de forma tanto físico como artístico.
Ya liberado de su contrato con los míticos UFO, con los que ha estado unos veinte años hasta su reciente disolución (aparente, que ya sabemos lo que pasa con todas las bandas legendarias que dicen que lo dejan y terminan por volver), Moore ha podido concentrarse al 100% en su carrera en solitario, aunque es cierto que incluso siendo miembro a tiempo completo de UFO nunca la dejó del todo. Y aquí lo tenemos una vez más, en una gira, de la mano de los amigos de Etin Produccions, que le ha hecho visitar Madrid, A Coruña, Bilbao y por último, Barcelona, cita a la que pertenece esta crónica.
Por desgracia y aunque me encanta ver y apoyar a las bandas teloneras, no me fue posible ver a los italianos Black Banjo debido a motivos laborales. De hecho, llegué apenas un minuto antes de que Moore comenzara su descarga. Según me dijeron y luego he podido comprobar en YouTube, los italianos practican un blues rock de corte moderno, con buenas dosis de guitarra y solos a lo Bonamassa y Gales, así que fue una lástima que me los perdiera.
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A modo de curiosidad, Black Banjo y Vinnie Moore compartieron bajista, Francesco Caporaletti. El resto de músicos que acompañaron a Moore, también todos italianos (igual que pasó con Reb Beach… hmm, ¿será esto una tendencia a investigar?) y que responden a los nombres de Roberto Pirami —baterista— y Emiliano Tessitore —segundo guitarrista—.
La sala elegida para el concierto fue Bóveda —antigua Mephisto— aunque en origen se anunció que el concierto se haría en Razzmatazz 3. Si bien ninguna de ambas salas asegura por desgracia una buena calidad de sonido, es cierto que en la pequeña del complejo Razzmatazz es más fácil escuchar una buena mezcla. En cambio, ni cuando era Mephisto ni desde hace unos años tras su cierre, posterior ¿reahablitación? y apertura bajo el nombre de Bóveda he sido capaz de escuchar un solo concierto con una buena mezcla de audio. Pero ya no solo como sala de conciertos, sino como discoteca de hard rock y heavy metal el resultado siempre es igual. En cualquier caso y haciendo un spoiler: en efecto, otro concierto más que sonó a rayos y otro motivo más para no volver a esta sala sino hay más remedio.
Por cierto, ¿cómo se escucharán los conciertos de black metal que tan a menudo suelen programarse en esta sala? Miedo me da el sólo pensarlo.
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En esta ocasión, la gira del norteamericano se denomina «Double Exposure European Tour 2024» y como su nombre indica bien claro, es la gira de presentación de «Double exposure», su último lanzamiento discográfico hasta la fecha, aunque ya data de finales de 2.022.
La velada se inició con la intensa y hardrockera «With the flow» del clásico «Out of nowhere», una buena manera de meterse en el bolsillo a los fans y también de captar la atención de los que no tengan tan estudiada su discografía. Lo que sí captó la atención de todos los asistentes fue la extraña distribución de los músicos, ya que Vinnie Moore y su pedalera estaban en el lado izquierdo del escenario. Esto fue raro dado que Vinnie intentaba solear y expresarse desde el centro como es normal, pero cada vez que necesitaba cambiar de preset debía irse a ese lado, y claro, en canciones en las que usa mucho el wahwah ya no podía marcharse de allí.
Tras este interesante inicio, dos clásicos más, «Daydream» de «Mind’s eye» y «The maze» del álbum homónimo, con el cual Moore nos transportaría a su etapa más neoclásica. Aunque eso sí, lástima de sonido que era a todas luces horrible.
De ahí pasaríamos a la maravillosa «Rain», primera balada de la noche también de «The maze», para seguir con «Rocket» ahora sí, corte del nuevo trabajo. Sin embargo, Moore tenía ganas de transportanos entre décadas una y otra vez, por lo que nos deleitaría con «In control» de «Mind’s eye», «Faith», única concesión al álbum «Aerial Visions», la divertida, gamberra y muy satrianesca «Thunderball», de nuevo del «Out of nowhere» y la rockera «Check it out!» de «Meltdown».
Tras esta el grupo se retiraría a descansar unos minutos. Todos menos el baterista Roberto Pirami que realizó un solo de batería no muy largo pero bastante creativo y con una buena comunicación con el público. Cuando parecía que iba a termina el solo, se le unió el bajista Francesco Caporaletti, quienes realizaron una especie de jam de funk y rock.
Si bien Caporaletti comenzó realizando unas interesantes líneas de slap pronto siguió encadenando ritmos y solos y ahí es donde se le vieron ciertas carencias técnicas; y es que desde el principio me llamó la atención que este señor toca únicamente con el dedo índice de su mano derecha y aunque es cierto que rítmicamente no se equivocó en ningún momento, a la que intentaba encarar solos algo más complejos y rápidos, esa técnica de un solo dedo se le quedaba muy corta.
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Al terminar el solo el grupo retomó de nuevo «Check it out!», como si el solo de batería la hubiese interrrumpido (aunque juraría que la habían interpretado al completo), para seguir con otra del clásico «Meltdown»: la melódica «Last chance» a la que seguiría otra aún más melódica, de hecho, sería la segunda balada de la noche y única incursión en el álbum «To the core», la denominada «Over my head».
Para entonces la banda y el propio Moore tenían la maquinaría bien engrasada, porque parecía que cada vez tocaban todos mejor, si es que eso es posible; así que tocaba encarar la recta final con un desenlace espectacular, formado por «Cinema», «Ridin’ high» y «Meltdown», las tres pertenecientes al álbum que ya os estáis imaginando.
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Y así terminó el concierto que cómo habréis podido comprobar, llama la atención que se suponía que era la gira de presentación de un disco del cual sólo tocaron una canción, centrándose todo los grandes éxitos del norteamericano y, en especial, en el álbum «Meltdown», aunque honestamente, creo que esto no le importó a nadie.
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En cuanto al resto de músicos, aunque ya lo he ido comentando en párrafos anteriores, me parece obligado destacar el buen rollo reinante entre todos ellos y hacía Vinnie, y de Vinnie a ellos también, pese (insisto), la errónea colocación del guitar hero en un lateral del escenario. Casi todos ellos rallaron a gran altura y de algún modo mi única queja al respecto iría hacía Francesco Caporaletti y ese vicio adquirido de tocar sólo con un dedo y que pienso que le restó soltura durante el concierto.
Sobre asuntos técnicos de sonido, pues francamente, no tengo claro si el sonido fue mejorando con mientras avanzaba el concierto o que nuestros oídos se acostumbraron (a lo que puede ayudar que muchos conocíamos el repertorio del maestro al dedillo y a que muchas de esas melodías ya forman parte de nuestro propio desarrollo musical), pero vamos, que mis peores vaticinios se hicieron realidad y que cada vez que voy a esa sala, mi temor a escuchar un mezcla de rayos se cumple. Por fortuna, hace ya bastante tiempo que casi todos los conciertos que quiero ver no me tocan en esa sala.
Y poco más hay que decir. El maestro una vez más llegó, vio y venció y qué duda cabe que de todos los guitar heroes de la old school ochentera y ex miembro del colectivo Shrapnel, es uno de los que mejor ha sabido mantenerse a lo largo del tiempo, tanto técnicamente como en los estudios de grabación. Puede parecer un poco triste que alguien de su altura musical haya quedado relegado al circuito de salas de 200 personas de aforo cuando luego vemos a los Vai y Satriani congregar a miles de personas, pero Vinnie Moore no puede decir que le falte trabajo en ningún momento del año, siempre está girando por todo el mundo y permanece en la élite de un género musical que a priori parece estar muerto. De hecho, no todos sus compañeros de la old guitar school de los 80 siguen en activo… eso habla a todas luces bien de este gran maestro..
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz









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