
John Sykes, guitarrista de Whitesnake, Thin Lizzy y Blue Murder, entre otros, ha fallecido debido a un cáncer.
Sykes se caracterizó en vida por una reconocible mezcla de técnica limpia y buen gusto en su lenguaje musical.
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Una vez más tenemos que hacernos eco de la muerte de un músico influyente. Lo que ya es norma debido a la avanzada edad de los que denominamos como «mitos» de la música no deja de sorprendernos y entristecernos, ya que aunque pensemos que estos mitos lo son por haber alcanzado la inmortalidad en sus creaciones, a menudo olvidamos que sus cuerpos no dejan de ser mortales, envejecen, se degradan y finalmente dejan este mundo.
Este pasado lunes a la edad de 65 años y tras varios años de lucha, John Sykes nos dejaba debido a un cáncer. Sykes fue uno de los pilares del A.O.R., el hard rock y el heavy metal más elegante, con un currículum del que pocos pueden presumir. Británico de nacimiento, ya desde joven mostró un gran interés por las principales figuras del blues rock tanto inglés como norteamericano: Jimi Hendrix, Jimmy Page, Ron Gallagher, Neil Young, etc.
Pese a foguearse en diversas formaciones como Tygers of Pan Tang, sin duda, dos fueron las que lo llevarían al estrellato mundial: Thin Lizzy, con quienes grabó el indispensable «Thunder and Lightning» en 1.983, y Whitesnake, con quienes debutaría un año después y que ayudaría a dar forma al nuevo sonido que Coverdale quería imprimir a su banda: un cruce entre hard rock y heavy metal, contundente pero a la par elegante y sofisticado, sin hacerle ascos a ciertas estructuras pop, con el cual Whitesnake abandonaría esa escena blues rockera de sus inicios. «1987» y ese inmortal single llamado «Is this love», en el que además Sykes crearía uno de los mejores solos de guitarra de todos los tiempos, fue una carta de presentación brutal para este músico.
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No obstante, no abandonaría su sueño de tener su propia carrera en solitario, por lo que en el 89, combinándolo con su estadía en Whitesnake, formaría Blue Murder, proyecto en el que sin alejarse demasiado del sonido de Whitesnake, añadió claras influencias del A.O.R. y el hard rock melódico del momento. Para esto proyecto reclutó nada más y nada menos que a Tony Franklin y a Carmine Appice.
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Ya en la década de los 90 y alejado del entorno de David Coverdale, se dedicaría tanto a Blue Murder como a su propia carrera en solitario, debutando bajo su propio nombre en el 94 con el larga duración «Out of my tree«. Y en los 2.000 nos llegó la noticia de que en 2.005 audicionó para Guns N’ Roses, aunque esto no debe de chocarnos, debido a la enorme cantidad de guitarristas que pasaron por GN’R durante el convulso periodo de la producción del «Chinese democracy».
Uno de los proyectos en los que estuvo involucrado y del que más se habló en su día fue el que le llevó a unirse a Billy Sheehan y Mike Portnoy. Como bien sabréis, dicho y exitoso proyecto terminó llamándose The Winery Dogs pero en vez de Sykes estaba —y sigue estando— Richie Kotzen. Lo cierto es que el proyecto estaba muy avanzado, pero diferencias de horarios y agenda hicieron que Sykes abandonara el barco, no sin antes ceder todo el trabajo realizado con sus compañeros (de hecho, si eres muy fan de Sykes puedes notar su influencia a lo largo de todo el primer disco del grupo).
En 2.021 lanzó «Dawning of a brand new day», su primer trabajo en solitario en más de veinte años al que le siguió el mismo año «Out alive». Y más allá de eso, también nos deja múltiples colaboraciones con artistas del nivel de Hughes Turner Project, Derek Sherinian o Rick Wakeman.
Una vez más nos sentimos tristes por su partida, pero también contentos e inspirados por ese legado inmortal que nos ha dejado.
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Y no hay mucho más que decir. Desde esta casa te damos las gracias por tantos años de buena música y por el legado que has dejado en los corazones de tus fans.
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TEXTO: Equipo de redacción









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