Desde 1.997, el programa de radio más veterano dedicado a la música de guitarristas y bajistas.

Xperience Live!: Alice Cooper + Black Rose Road (23/11/2010)

 (Pese a que intentamos asistir al concierto del rey del «shock rock», la negativa de la promotora a acreditarnos por no ser un medio importante (¡muchas gracias!) y la crísis económica impidieron que un servidor pudiera ir. En mi lugar y pagando, asistió Dani Higuera, gran amigo y antiguo colaborador del programa, que se estrena como redactor en la web. Espero que disfrutéis del tono humorístico, sarcástico, cínico y sin pelos en la lengua que imprime el (tio) bueno de Dani a todos sus artículos)

 

    ¡Por fin el Teatro de La Muerte de Cooper ha pasado por nuestro país! Yo mismo no es que sea el mayor fan del mundo (aunque le he dedicado un artículo en mi propio blog, La Oreja de Van Halen), pero cabe destacar cuatro cosas de este señor de 62 añazos:

  1. Es el padre putativo de todos nuestros héroes
  2. Es el mejor letrista después de Dylan (el mismo Zinnermann reconoció este hecho)
  3. Sigue en una forma asombrosa (voz y físico)
  4. La banda y el espectáculo son de primera categoría.

    Y es que sigue siendo remarcable que un tipo con la edad de mi padre (o tu abuelo), en vez de dedicarse a mirar obras, colarse en las colas del supermercado o retarte a un sprint para llegar al asiento libre del autobús, rockee cada noche como si fuera la última. Y no es penséis que coge el micro, se planta en el medio y se pone a hacer de juke-box humano, no. Le cortan la cabeza, le cuelgan, lo atraviesan con pinchos de acero, le clavan jeringuillas de elefante y se transforma en araña… entre otras cosas.

 

 

    La noche empezó con un grupo telonero llamado Black Rose Road, que si no recuerdo mal es de Mataró (o de la zona del Maresme catalán), es sin lugar a dudas una de las bandas más prometedoras que haya visto sobre un escenario. Tocan una especie de trash muy peculiar, con toques stoner a lo Kyuss, pero con más mala baba. Los integrantes son Xevi (primera guitarra), Rubén (voz y guitarra), Eloi (batería) y Juan (bajo).

    Musicalmente los chavales tienen la maquinaria bien engrasada: guitarras, bajo y sobretodo la batería (¡vaya animal está hecho el Eloi!) suenan a gloria, y las canciones son muy contundentes y pegadizas. El único “pero” que le pondría a esta banda es la voz. Rubén tiene mucho carisma, toca muy bien la guitarra pero no tiene una voz muy brillante. Además, no vocaliza muy bien en inglés, aunque eso tiene arreglo (lo siento, Rubén, pero soy profe de inglés y estas cosas las miro mucho, jeje). 

    Os aconsejo que acudáis en masa a sus conciertos para que luego podáis presumir de haber “cazado” al grupo antes de llenar pabellones. Y comprar su disco, coñe, que son muy majos (Rubén dedicó unas amables palabras a todo el auditorio, que les aplaudió con ganas)

    De paso podéis echar un ojo su blog y su MySpace para haceros una idea de como se las gastan.

 

 (Nota del «jefe»: En la elección de la foto de los BRR el autor de la crónica no ha tenido nada que ver, pero a mi se me antojaba divertida en extremo, de ahí su elección)

 



    Después que los Black Rose Road acabaran (he de reconocer que me rompe el corazón ver a  un grupo telonero recoger sus propios trastos) se allanó la plana para el espectáculo de Alice. Cayó el telón (nunca mejor dicho, ya que había uno enorme con la calavera de Alice) y la banda entonó los primeros minutos de “School’s out”, uno de sus grandes himnos, pero hicieron un coitus interruptus  y dejaron el tema sin acabar para el gran final. 

    Las primeras impresiones en cuanto al sonido eran muy buenas. Gran sonido (nada de pelota como en Satriani), todo muy diáfano y claro, y el grupo sonando que te cagas. En el escenario, bastante sobrio para haber sido diseñado por el tío que hace lo de La Bella y la Bestia en teatros, había  dos monstruitos cubiertos de telarañas a los lados, una enorme plataforma para el bataca por encima de la banda, y otras más pequeñas para el resto del grupo.

     Cabe destacar las ganas que en todo momento puso la banda, que consta de: Chuck Garric al bajo, Jimmy DeGrasso (¡ex White Lion y Megadeth!) a la batería, y Keri Kelli y Damon Johnson. También llevaban unos cuantos tipos que hacían de verdugos/comparsas y una tía bastante macizorra que hacía de enfermera/novia/mujer trastornada.

    Aunque a algunos el súbito final de “School’s out” les supiera a eyaculación precoz, no tuvieron muchas razones para protestar porque empalmaron con una de sus mejores canciones: “No more Mr. Nice guy”, en la que siempre echo de menos el pequeño “speech” de Mustaine para la VERSIONAZA que hizo con Megadeth.

    Sin tiempo para respirar –Alice tan sólo habló al final del show, y solo para decir “Gracias Barcelona” y poco más- se siguió con otro pedazo de himno, el “I’m eighteen”, y aunque resulta ciertamente morboso y patético oír a un viejo de 62 años ponerse en la piel de un chico de 18, había algo de hermoso en ello. Una protesta nihilista y dadaísta al hecho de crecer. Y es que pocas canciones han reflejado tan bien su contenido. Por muchas veces que la escuche, siempre me asalta a la mente aquel trozo que dice “tengo el cerebro de un bebé y el corazón de un hombre viejo… me ha llevado 18 años llegar hasta aquí”. Esa sensación de hastío vital, de no estar en ninguna parte, jamás se ha descrito mejor, ni en el mejor de los libros ni en la mejor de las películas.

    Pero no había tiempo de ponerse nostálgicos, ya que la banda empezó a taladrarnos el cerebro con “Wicked young man”, del fantástico “Brutal Planet”. Y es que aquello crujía como un pan recién hecho. Una fantástica andanada de Heavy Metal. Luego siguió con un interludio bastante clásico, empalmando “Ballad of Dwight Fry”, “Go to hell” y “Cold Ethyl”, en las que echó mucha mano de la teatralidad, poniéndose una camisa de fuerza (me faltó el claustrofóbico e histérico momento “I gotta get out of here!”) y caminando al filo de la navaja con la última zarandeando y maltratando un muñeco en forma de mujer fatal, ya que no sé como se lo tomarán los que sean muy sensibles al tema del maltrato de la mujer. Yo por mi parte, lo considero una parte imprescindible del show, y en ello hay más de denuncia y ridiculización que de apología.

   

    Y entonces, llegó uno de los momentos en los que, para mi sorpresa, la gente disfrutó más: “Poison”. Me llenó de alegría que la gente haya hecho suyo un verdadero himno glamero y casi A.O.R.. No se oyó tanto coro hasta los bises… ¡y es que sigue sonando igual de buena que en 1989! 

     A continuación, Alice Cooper  nos deleitó con otra pequeña “suite” en la que creo que sólo yo de entre los 4000 o 5000 personas que estábamos en el Sant Jrodi Club disfrutó de lo lindo: “From the inside” y “Nurse Rozetta”. En este link encontraréis un amplio comentario sobre este discazo que a mi modo de ver es uno de los mejores de toda su carrera. Un clásico de culto en toda regla. ¡Me hubiera encantado oír en la misma suite “I wish I was born in Beverly Hills” y “Serious”, pero no se puede tener todo.

    Me encanta la actitud de Alice al respecto: durante esas dos canciones casi nadie reaccionó (el público era de extracto sorprendentemente joven y supongo que inexperto en el «canon cooperiano»), pero él sigue tocándolas. En el otro extremo tenemos a los capullos de Def Leppard que dejaron de tocar muchos de sus clásicos “porque el público no reaccionaba”. ¡Ole, Alice! Sólo me faltó tener al guitarra original de los cortes, el inconmensurable Steve Lukather.

    “Nurse Rozetta” es una especie de balada macabra, y sin duda, una de las mejores canciones de rock que he escuchado. Y Alice, sentado en su silla de ruedas, decrépito, alucinado, fantasea con los ligueros de la sexy enfermera Rozetta. Un clásico. En “From the inside” se dejó ver mamando una botella de güisqui de mentira, y dejó bien claro que no reniega de sus demonios ni los barre bajo la alfombra, sino que hace arte con ellos. Por eso Alice Cooper sigue en activo y muchos otros han caído.

    Otro trozo largo incluyó clásicos como “Be my lover”, las baladas “Only women bleed” (se me encoge el corazón cuando canta con tanto sentimiento aquello de “She cries alone too often… he smokes and drinks and don’t come home at all”)  y la Beatleniana “I never Cry” para acabar con una extensa jam de “Black widow” completamente instrumental y en la que los hachas le dieron caña al asunto a base de solos largísimos.

    Por fin llegó la hora de un tema de “Along comes the spider”. ¡Y es que no olvidemos que es el disco que presenta! Y a pesar de que es un disco con buen material, lo deja aparcadísimo para interpretar el mejor tema del mismo subido a una escalera y con un traje con patas de araña bastante cachondo.

   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 …

    Otra concesión a la modernidad fue la divertida “Dirty diamonds”, en la que empezó a tirar collares de perlas (supongo que sacados de los chinos) al público, que se mataba por conseguir alguno. Yo no lo conseguí. Sniff. Siempre me ha encantado esta canción imposible: ¡es un pseudo-tema de James Bond mezclado con acordes de “Paranoid” de Black Sabbath!

    Y de aquí hasta el final sonaron un montón de clásicos con esteroides. “Billion Dollar babies” (vaya temazo, y que riff más bueno), sendos fragmentos de “Killer” mientras que a Alice lo empalaban a base de pinchos de acero, y de “I love the dead”, àra acabar viajando otra vez a los 90, y es que tenía miedo que dejara de tocar una de las canciones más divertidas y poderosas que tiene (en algunos tramos de este largísimo tour la dejó fuera), que no es otra que “Feed my Frankenstein” de su«Hey Stoopid!».  Con la ayuda de una especie de monigote ciclópeo que no hubiera desentonado en alguna peli de Simbad hecha por Harryhausen (yo diría que se lo han copiado descaradamente, aunque no sé el título de la peli), sonó este atronador nuevo clásico, y aunque sobra decir que se echó a faltar los solazos de Vai y Satriani de aquel duelo antológico, el grupo cumplió la papeleta.

 

    Finalmente, volvimos por arte de magia a un oscuro y sucio garaje de Detroit a oír “Under my wheels” y el grupo se retiró momentáneamente. Después, los bises empezaron a lo bestia: la inmortal “Elected”, con Alice vestido de campaña con su sombrero de copa brillante y americana a juego, dando el genial discurso final en el que las ciudades americanas cambiaban por Madrid y Barcelona y en el que acababa sentenciando (en coña, claro) “los problemas de España…bien… ¡no me importan!”. La canción vino como anillo al dedo ahora que en Catalunya estamos en plena campaña electoral, con todos los políticos vendiendo humo y haciendo falsas promesas, al igual que hace Alice. Ojala alguno lo fichara para su campaña… ¡yo le votaba!

    Pero otra vez Alice nos negaba el descanso, y tras botar como locos con “Elected” sonó, esta vez entera y sin cortes, la inmortal “School’s out”, en la que, como bien dijo en su día, intentaba captar aquellos gloriosos tres últimos minutos del cole, en los que estás agarrando con fuerza el tirachinas para salir pitando y ponerte a disfrutar del verano.

(Nota sarcástica del autor: Si por casualidad tienes menos de 12 años, lo siento, chaval, pero tus papás están luchando muy duro para que no tengas vacaciones de verano, así que aprovechadlas bien porque quizás sean las últimas… ¡os veo yendo al cole 11 meses al año!)

    En definitiva: un enorme concierto, plagado de momentos clásicos. Es digno de admirar que nuestro gran hombre, un tipo con un par de huevos y que enarboló la bandera de la libertad artística utilizando una inteligente provocación al sistema, aún siga tocando la moral de esa manera. ¡Coño, pero si por su edad tendría que estar del lado de los malos, de los carcas, de los quejicosos viejales!

    Pues no, está de nuestro lado. Y esperemos que para mucho…

    ¡Ah!, si fuiste uno de los que se quedaron en casa sin excusa, que sepas que después de una gira tan larga -casi dos años- no creo que se prodigue mucho más. Yo no fui a ver a Dio y tendré todo el resto de mi vida para lamentarlo… aunque a Alice, que tiene un pacto con el diablo, parece que tiene cuerda para rato…

 

   

    Y para finalizar, un clásico de la web: los bonus tracks.

 

 

(Todas las fotos que ilustran el artículo han sido extraidas de las también excelentes y completas crónicas publicadas por RafaBasa y Todo Música Rock )  

 

 

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