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- Artista: Whiskey Viejo
- Sello: The Bordeline Music
- Año: 2.011
- Estilo: Hard rock, southern rock, rock, rhtyhm and blues, country.
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CALIFICACIÓN TÉCNICA
- Nivel de técnica: 7/10
- Velocidad: 6/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 6,5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 7/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 8/10
- PUNTUACIÓN: 7,4/10
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CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 7/10
- Nivel de feeling: 9/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 7/10
- PUNTUACIÓN: 7,25/10
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PUNTUACIÓN TOTAL: 7,2/10
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Hoy os traemos todo un discazo. Una auténtica joya del rock más clásico creada por un grupo de músicos nacionales con dilatada experiencia en directo, y que rezuma amor por la música. Whiskey Viejo está formado por Joaquín Padilla (vocalista de Iguana Tango), Borja Montenegro (guitarrista de Manolo Tena y Soledad Jiménez), Ricardo Esteban (bajista de La Orquesta Mondragón y los Petersellers), Toni Vázquez (batería de Radio Futura y Manolo Tena) y Chema Hernández (teclista de Presuntos Implicados). La banda se formó en 2.010 simplemente como diversión, realizando covers de grandes bandas del hard rock americano. Una especie de alternativa a lo realizado en sus bandas principales; sin embargo, se corrió la voz de su excelente calidad en directo, por lo que les picó el gusanillo y a finales de aquel año empezaron a trabajar en temas propios.
En mayo de 2.011 se encerraban en el estudio y a mitades de noviembre Whiskey Viejo daban a luz a su primer retoño, titulado de forma homónima. La banda se encerró en los estudios El Cielo de Madrid y grabaron a la antigua usanza, en directo, en tomas del tirón y sin posteriores overdubs o retoques. Sí que hay algunos invitados que grabaron posteriormente, como son Jorge Ojea de Luz Casal a las guitarras acústicas, eléctricas y dobro, Sonia Herrero de La Prima Donna a los coros, Pilar Machi (hermana de la popular Carmen “Aída” Machi), Lorenzo Azcona a los saxos y arreglos de vientos y Howard Brown a la trompeta. La mezcla y posterior masterización corrió a cargo del prestigioso José Maria Rosillo (Loquillo, Fito, Amaral, etc.). La propia banda se encargó de la producción; todo para preservar el espíritu clásico que impregnan sus composiciones.
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A ver que tal nos sienta este whiskey viejo.
1.- El pasajero. Comenzamos con un comienzo sorprendente, puesto que estamos ante una balada cálida, llena de feeling y que transmite buenas sensaciones. Joaquín se no muestra muy americano en su forma de cantar, recordando a Carlos Tarque de M-Clan. Piano, mandolina, bellos coros, letra emotiva y aroma a rock sureño por los cuatro costados.
2.- Bye bye honey. Seguimos con un rock and roll clásico a medio tempo y con sonido de guitarras sucias. El órgano Hammond de Hernández tiene mucha presencia acompañando de manera perfecta a un Padilla que canta de forma más agresiva esta vez. Montenegro toca un solo bien ejecutado pero con un sonido muy sucio, acorde con la tónica del tema. Ideal para escuchar en un garito con una cerveza en la mano.
3.- Viejas cuentas pendientes. El espíritu de unos primerizos Aerosmith se hace presente con otro rock and roll no tan guarrete como antes. Los saxos aportan un toque de clase y estilo a la composición. Auténtico glamour rockero.
4.- Lo que no eres. Rock sureño a lo M-Clan movido y alegre. Vientos y pianos acompañando a guitarras con slide en un tema excelente y vacilón. De lo mejor del disco.
5.- Acuérdate de mí. Retomamos la calma con otra tranquila balada, que como la canción anterior, también recuerda a los M-Clan, lo cual no es que sea necesariamente malo. La letra es muy bonita y Joaquín la canta de forma magnífica acompañado al estribillo de unos excelentes coros femeninos. El solo Hammond otorga una sonoridad casi eclesiástica.
6.- Dejándonos llevar. Otra muestra de hard rock crudo potente. Pese al tempo lento del tema, el grupo toca con mucha intensidad, especialmente Toni Vázquez a la batería, quien realiza unas líneas con más matices y complejidad de lo que aparenta. El solo de guitarra aunque corto es realmente excitante. Una de las mejores composiciones del disco.
7.- Una mala resaca. Más aires a clásicos del género en un tema que oscila entre el hard rock angelino y el rock sureño. Una vez más los teclados proporcionan un colchón sobre el que las guitarras pueden sacar toda su rabia. ¡Excelente!
8.- Flores en el barro. Nueva balada esta vez con tintes country y que podría ser la más radiable por las emisoras comerciales si estas no estuvieran más interesadas en promocionar a artistas clónicos y música carente de todo valor artístico. Preciosa letra con un gran trabajo en los coros del estribillo. Joaquín Padilla está especialmente sensible en este tema.
9.- Distancias de seguridad. Aquí tenemos una muestra de rhythm and blues que hasta ahora no habían realizado. Combinándolo con rock clásico, vientos, pianos, guitarra slide y una letra de lo más vacilona, acaba siendo la canción más macarra y divertida del disco. El solo de saxo de Lorenzo Azcona queda genial, al que da réplica un inspirado Borja Montenegro. Como detalle, este tema aparece en el libreto con su letras (libreto con un diseño la mar de elegante, por cierto) pero no así en la contraportada, siendo solo nueve los títulos que están escritos en ella.
10.- Andando hasta el amanecer. Más toques de country concedidos por unas guitarras acústicas (una rasgueando y la otra usando slide) y un bonito acompañamiento tanto de órgano como de piano. Una mezcla hermosa de country y gospel en formato balada que recuerda a The Black Crowes y Lynyrd Skynyrd y que queda perfecto como cierre del disco. Una manera de terminar relajada y con un regusto nostálgico; nostalgia por unos tiempos en los que música así sonaba a todas horas en las listas de éxitos (americanas claro está).
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Musicalmente hablando, los Whiskey Viejo han creado una obra cuya originalidad es nula. Las influencias de Aerosmith, The Black Crowes, Lynyrd Skynyrd, Rolling Stones y M-Clan estás presentes en cada uno de los temas que conforman el disco. Pero está claro que si te mueves en terrenos de rock clásico, hard rock angelino, southern rock, r&b (el auténtico, no la mierda que nos quieren vender con el mismo nombre de Beyoncé y compañía) es imposible sonar original. No obstante, siempre he pensado que tiene tanto mérito intentar buscar la originalidad como realizar algo bueno y que suene trillado. En este caso los referentes son continuos, pero esto no resta brillantez a un gran disco.
A nivel interpretativo todos rallan a gran altura, pero destacaría a Chema Hernández a los teclados ya que me ha recordado al trabajo de Derek Sherinian en el primer CD de los Black Country Comunnion: no parece que destaque y sin embargo está presente en todos los temas del disco, y si elimináramos sus partes el tema se quedaría cojo. A quién también destacaría sería a Joaquín Padilla. Todo el mundo tendrá presente a Iguana Tango, banda de pop rock comercial que se coló en todas las emisoras hace tiempo y se hizo fija en las galas de una edición de Gran Hermano. Banda cuyos singles e himnos poperos eran comerciales hasta decir basta, aunque sin el componente repelente de otras similares. Lo que mucha gente no sabrá y es algo que se descubre fácilmente tirando de Wikipedia u otras fuentes, es el bagaje rockero e incluso heavy de Padilla, con lo cual no es de extrañar que se haya enrolado en este proyecto.
No obstante, hay dos detalles que ensombrecen ligeramente el resultado final. Una estaría la mezcla. Suena cruda, rockera, con un punto añejo maravilloso. Una mezcla muy trabajada no sólo para recordar a bandas del género sino para recordar a una época concreta del rock and roll. Pero en ese intento, el bajo ha quedado un poco bajo (valga la redundancia) en la mezcla y es una lástima que no hayamos podido disfrutar mejor del trabajo de Ricardo Esteban. El otro detalle negativo afecta a la voz de Padilla. En su intento de que la gente se olvide de su pasado más popero y almibarado, canta continuamente con un deje americano que llega a ser irritante. No es que un poco quede mal ya que Carlos Tarque de M-Clan lo hace y no pasa nada, pero es que hay momentos en los que dan ganas de decirle, “mira amigo Joaquín, ¿por qué no cantas directamente en inglés?”. Tarque padecía de ese síndrome (que no sólo afecta a rockeros, sino a casi todos los estilos “modernos” -en especial a cantantes femeninas de pop en español-) en sus inicios, pero supo encontrar un equilibrio. Aquí no hay tal equilibrio, pero el resultado se compensa con unas composiciones excelentes y unos acompañamientos a los coros no menos excelentes.
En definitiva, un gran disco de una formación de la cual esperamos futuros trabajos si sus agendas se lo permiten. Sólo apto para sibaritas del rock añejo con garra, clase y buen gusto.
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EDITO
A las pocas horas de publicar esta crítica, me he topado con la trágica noticia del fallecimiento del batería Toni Vázquez el pasado ocho de marzo debido a un cáncer (más info en http://www.mariskalrock.com/index.php/2012/03/08/fallece-toni-vazquez/). Desde Guitar Xperiencie deseamos mandar condolencias y nuestro apoyo a la familia de Toni y a sus compañeros de Whiskey Viejo.
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hasta siempre Toni
¡Amén!