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Xperience Live!: Def Leppard + Whitesnake + Europe (24/06/2.013)

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    El día 24 de junio, en una tarde agradable y en un lugar fantástico (el Poble Espanyol de Barcelona) pudimos ver una de las mejores giras posibles en lo que respecta al rock Melódico o sencillamente ochentero: Europe, Whitesnake y Def Leppard.

    A pesar del cambio del emplazamiento original y algún flagrante problema de organización (como bien comenta Albert Sanz, sigue siendo una vergüenza y una falta de respeto que los grupos comiencen a tocar con gente aún entrando) el lugar se prestaba para una noche mágica. Y no digo una burrada al constatar que así fue. En el aire se olía la anticipación y las ganas de pasarlo bien; había un poco de todo, pero sobretodo muchas greñas con canas… y muchas calvas también. El tiempo pasa, pero al final disfrutamos de unas seis horas muy agradables viajando al corazón de los ochenta —salvando algunas distancias, claro—.

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    Los primeros en salir fueron los suecos Europe. Formación original. Sí, sí, original al 100%. No es la primigenia (entonces aún faltaban Hughland y Michaeli) pero casi… todo un acontecimiento en esta era de egos desmesurados y eternas rencillas.
Creo que no fui el único en quedarme boquiabierto ante la presencia física de Joey Tempest; el cabrón sigue estando en forma, tanto física como musicalmente. Sus cuerdas vocales siguen llegando a agudos considerables, y puso muchas ganas y buen rollo (¡incluido un “sou de puta mare” en catalán!). John Norum sigue siendo el enorme John Norum, con su elegancia perpetua a las seis cuerdas, canalizando su gusto por Blackmore y su propio arte a raudales. Ian Hughland también fue una sorpresa. El tío le ha puesto clembuterol a tope a su kit de batería y le pega con más fuerza que nunca. En este apartado creo que todos los batacas de la noche se lucieron, y mira que ya no son unos chavales precisamente. La nueva garra que aporta su aporreo a los parches aporta mucha sangre nueva al grupo.

    Todavía a plena luz del día sonó la enorme “Riches to rags”, y sin dar mucho tiempo a respirar, otra (y a la postre última) aportación de su nuevo disco, “Firebox” (otro temazo).
Con la gente aún entrando y frotándose los ojos por el espectáculo, se puso la marcha nostálgica y el grupo atacó “Superstitious” a toda mecha. Sigue sonando fantástica, y lo que es mejor, pudimos comprobar que Norum toca los temas del también enorme Kee Marcello nota por nota, incluso los solos. Se nota que el tío se los ha estudiado bien, como buen sueco que es, aunque también le pone su propia expresividad y sentimiento. La verdad es que hay que quitarse el sombrero: muchos otros guitarras se negarían a tocar ese material, pero él lo hace con soltura y ganas.

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    Boquiabierto se quedó un servidor al ver que rescataban ni más ni menos que “Girl from the Lebanon” de “Prisoners from Paradise”, un grandioso disco, injustamente infravalorado. Y encima es uno de sus mejores temas. Norum clavó de nuevo su “impersonation” de Marcello. Luego, unas melancólicas notas de teclado anunciaron inequívocamente la gran balada de Europe: “Carrie”. A pesar de que todos acabamos un poco hartos de la cancioncilla de marras, no olvidemos que era un tema clásico de toda recopilación de baladas heavys que se preciara (sí, hombre, aquellas recopilaciones que se hacían para conquistar el corazón de alguna no-profana en el tema. ¿Os funcionó?). Con todo el mundo coreando toda la letra ¡y el solo! el grupo ya vio que el cupo de baladitas se había acabado y que tenía que apretar un poco el acelerador. Lo curioso es que el núcleo de todos los set-list de la noche era la balada que cada grupo tenía como estandarte en los ochenta, y creo que no me equivoco si digo que en este tema Europe triunfraron sobre los demás.

    “Let the good times rock» sonó después, otro temazo de “Out of this world” (disco también a reivindicar, ¡no sólo de «Fainalcandauns» vive el hombre!).

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—-Y entonces llegó la sorpresa de la noche. El grupo se disculpó de antemano por si metían la pata ¿? ya que iban a tocar un tema del primer disco. Y entonces atacaron “Paradize bay”, un musculoso tema de su primer LP. Creo que sólo unos cientos de todos los que estábamos allí conocíamos el tema de marras… yo personalmente hubiera preferido «Children of this time» o «Seven doors hotel» (aunque mola más la versión de cara B de la época “Final Countdown”). En fin, no se puede tener todo, pero demostraron redaños al tocar un tema bien oscuro de su discografía. Y es que los grupos con solera tienen más de un disco, señores, ¡que hay que venir con los discos escuchados y aprendidos!

    Ya en la recta final sonó un diáfano y sudoroso “Rock the night”, coreado hasta la ronquera por el respetable (y cuyo solo levantó más aplausos que ninguno hasta entonces), “Last look at Eden”, un buen tema de su nueva etapa ya sin Marcello, y como colofón sonó… sonó… bueno, ¿qué queréis que toque Europe como bis final? Pues sí, un “Final Countdown” con un par, y todo el mundo venga a hacer guitarras de aire y recitando cada palabra que salía de la boca de Tempest. ¡Que esta se la sabe hasta mi padre setentón!

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    Todo un viaje al pasado el que nos dieron Europe… y aunque suene algo precipitado, muchos de los que estábamos presentes coincidimos que aquello sería muy difícil de superar. Y casi casi consiguen ser la mejor banda de la noche, porque lo que vino después ya fue un poco más ¡ejem! discutible.

    La única pega fue que duró muy poco. A ver si se dejan caer con su set-list al completo y más temas de todas las épocas. Con mucha hambre nos dejaron Europe.

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    Antes de empezar la crónica de Whitesnake, quiero dejar bien claras algunas cosas:

  • Adoro Whitesnake, de hecho son uno de los primeros grupos de hard-rock que escuché, lo cual es un bonus extra (la nostalgia diviniza, ya sabéis)
  • Adoro a David Coverdale, ese gentleman-modelo con vozarrón de tigre y pintas de super-star al que mirabas en la pared de tu habitación y secretamente suspirabas ser la mitad de buenorro que él.
  • David Coverdale es una leyenda que ha parido muchos, muchísimos temazos y discazos a lo largo de su carrera.

    Dicho esto, hay que decir que la versión 2013 de Whitesnake es algo más cercano a la auto-parodia y la auto-reverencia que a una versión moderna y con mordiente de la Serpiente Blanca.
Y es que se entiende que sólo queden Coverdale y un sorprendentemente agresivo Tommy Aldridge a los parches, y que tengan que recurrir a sesioneros y tocaores de lujo para acompañarles en las giras, pero la cosa tomó un rumbo muy peligroso cuando en muchos momentos se vio a Reb Beach y Doug Aldrich partiéndose de risa al hacer sus solos “flashy” con sus camisas abiertas y haciendo poses algo ridículas. Se vieron muchas ganas de cumplir, agarrar los billetes y marchar al siguiente destino. Sí, hubo algo de fuego, pero sobretodo mucho, mucho humo.
Y delante del carro tenías a un convincente pero algo aletargado Coverdale intentando mover la máquina… todo iba bien, hasta que abría la boca para cantar. Entonces tenías que mirar a otro lado, o suplir aquel vozarrón ronco e inerte en tu imaginación y rellenarlo con los agudos que recordabas de las grabaciones (yo lo tuve que hacer al final de “Still of the night”, con aquel alarido maravilloso que me ponía los pelos de punta y que ahora sonaba a algo así como Tom Waits y Bob Dylan aullando al alimón). Sí, durante muchos momentos pareció que Bob Dylan estuviera al frente de Whitesnake.

    Creo que hubo una especie de conchabación secreta entre el público para intentar disfrutar del tiempo del grupo y pensar en tiempos mejores, y me alegré que la gente aplaudiera y vitoreara con fuerza aquellas versiones despellejadas de temazos como “Give me all your love”, “Ready an’willing” o “Fool for your loving”.

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    Los clásicos sonaron mucho peor que los temas nuevos (“Forevermore” o la genial “Can you hear the wind blow”), que al ser menos conocidos se veían desde una perspectiva mucho más segura. Incluso el “momento balada” de “Is this love” sonó extraño, y mira que es una canción donde David podía lucirse algo más ya que la entonación no era tan aguda… pero no ocurrió. También naufragó.

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    El carisma de Coverdale es desbordante, y aunque le sobre algún kilillo de más y esté más parado, sigue desprendiendo mucho magnetismo y buen rollo. No se cansó de señalar a la gente y animarla en todo momento. Pero hay que ser sinceros, y qué queréis que os diga, es mala señal reconocer que el mejor momento de la noche sea (como despedida) oír una grabación antigua de “We wish you well” donde puedes oír al increíble David Coverdale atacando con furia y ganas el tema… creo que fue muy mala decisión hacerlo, aunque sea bonito el mensaje, ya que las comparaciones eran odiosas.

    Oí muchos comentarios tales como “yo nunca más voy a ir a verlos” y mensajes por el estilo. Fue duro ver a Coverdale en un momento tan bajo, pero el tiempo pasa para todos… un recordatorio de que no siempre quien tuvo, retuvo.

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def leppard logo

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    Finalmente, llegó el grupo “estrella” de la noche; a mucha gente le sorprendió que Def Leppard fueran los cabezas de cartel, pero hay que tener en cuenta que en la mayor parte del globo, Def Leppard superan en éxito a Whitesnake —y por supuesto a Europe, que son un grupo “menor” que sin embargo tiene un bombazo de hit-single—, además de que no veo yo a Coverdale aguantando un final de noche como el que tuvieron los chicarrones de Sheffield.

    Def Leppard siempre ha sido un grupo gafe: primero tienen que echar a su primer guitarrista Pete Willis porque era un alcóholico y drogata, más tarde su batería Rick Allen pierde un brazo en un accidente de coche (para quitarse el sombrero el detallazo del grupo de no echarlo y crearle una batería para él, además del meritorio hecho de que el hombre tuviera que casi aprender a tocar de nuevo haciendo un mayor uso de los pies con pedales especiales que suplirían la falta de un brazo), luego se muere Steve Clark, otro de los guitarristas fundadores, al bajista le da una parálisis facial, el cantante ha tenido muchos problemas domésticos y legales con su mujer (o exmujer, no sé ya qué es)… como para cambiar de acera si os los encontráis por la calle, como los gatos negros. Los únicos que se habían “librado” hasta ahora eran Vivian Campbell y Phil Collen, los guitarras. Pues bien, ya podéis tachar también a Vivian, ya que este verano se confirmó que está luchando (con éxito, afortunadamente) contra el cáncer —iba todo rapado al cero por la quimioterapia—.
Todas estas desgracias no os penséis que han hundido al grupo, ya que ha continuado con bastante dignidad por los escenarios y las tiendas de discos (las que quedan).

    Desde “Hysteria” el grupo ha lanzado discos de desigual factura: por un lado tenemos obras dignas como “Euphoria” o “Songs from the sparkle lounge” y fracasos monumentales como el denostado “X”. En este orden de cosas, y sin disco nuevo que presentar, qué mejor que tocar todos los temas de su obra maestra “Hysteria” (20 millones de copias nada menos).

    Por lo que sabemos en otras fechas, hasta Barcelona lo que hicieron fue tocar unos cuantos temas, el «Hysteria» entero y cerrar con bises. Sin embargo, en Barcelona alteraron el concepto totalmente, y fueron saltando del disco hacia otros temas de su discografía, en algún caso aislado volviendo la cabeza muy muy atrás.

    Curiosamente de intro pusieron una versión reducida de la enorme “Won’t get fooled again” de los The Who, al igual que hacían Kiss en su gira de reunión. Siempre es genial escuchar el tremendo berrido que pega Daltrey al final de la canción.

    La cosa empezó muy bien, con un saltarín “Let’s get rocked”, en mi opinión una de las canciones que mejor ha sabido aunar guitarras rockeras con pop. El grupo estaba como pez en el agua, y Joe Elliott parecía (y más tarde confirmó) que se encuentra aún en buena forma.

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    El sonido era cristalino aunque apabullante, la verdad es que demasiado. Subieron mucho el volumen, que en momentos era atronador. Quizás pensaron que sería mejor sonar con los decibelios de Slayer, para así acallar a los que los consideran demasiado tranquis.
Después tocaron la genial versión de Slade, “Action”, que también sonó de maravilla. Al comenzar “Women” ya di por hecho que empezaría el festival “Hysteria”, pero me equivocaba, ya que en vez de “Rocket”, que es la que tocaría siguiente por orden, sonó nada más y nada menos que “Mirror, mirror”. ¡Una de las mejores canciones de la banda, de su glorioso “High n’dry” de 1981! Por lo que sé apenas la habían tocado desde los ochenta, lo cual creo que fue un regalo para los fans más acérrimos que allí había. ¡Aquello pintaba bien!

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    Ya que habían tomado un atajo diferente que en el resto de conciertos de la gira, continuaron con “Foolin”, otro de sus himnos, de su inconmensurable “Pyromania” de 1.983 nada menos. Sonó fantástica, y mira que es una canción que pone a prueba las cuerdas vocales del más pintado. “Promises” fue la única concesión que hicieron a un disco que no fuera de la etapa 1979-1987. En este caso era del incomprendido “Euphoria”, y sonó también de maravilla.

    Volvieron al «redil Hysteria« haciendo sonar “Rocket”, y en las pantallas de vídeo se podía leer toda la letra de la canción repartida por un montón de monitores que salían en ella. Un toque genial en plan karaoke que te ayudaba a reconocer las estrofas. Siguieron en plan 1.987 con la balada “Love bites” y entonces volvieron a frenar en seco el tren del disco «Hysteria» para ir hasta… ¡1.979! No podía dar crédito a mis oídos, Phil Collen empezó a pasearse por la pasarela que tenía el escenario (un Phil Collen que, como diría mi amigo Jaume estaba bien “ciclado”, en plan culturista) tocando el riff de “Wasted”… ¡”Wasted”! Otra gran concesión a los fans de toda la vida, que disfrutamos al máximo del regalo de volver a oír esa canción mítica de su primer disco.

    Entonces llegó uno de los momentos cumbre de la noche: la enorme “Gods of war”. En las pantallas de vídeo pudimos ver, como en otros muchos momentos de la noche, un sentido homenaje al héroe caído, Steve Clark, en escenas sacadas de grabaciones y de “Live: In the round, in your Face”. Sólo oír el increíble riff de bajo con el que empieza sentí como se me ponían los pelos de punta. Gracias a su minutaje, también fue una gran ocasión para que se lucieran los guitarras.

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    Otra balada cayó a continuación, la emblemática “Bringin’ on the heartbreak”, quizás su balada más conocida, y que sigue sonando a gloria treinta y dos años después.

    Una de las canciones clásicas y esperadas de la noche, sobretodo para los amantes de las seis cuerdas, fue la instrumental “Switch 625”, otro sentido homenaje a su creador, Steve Clark, con más imágenes suyas saliendo en las pantallas. Pocos grupos siguen tocando instrumentales en sus conciertos, y es todo un acierto ya que es una canción majestuosa y poderosa; si la hubiera firmado AC/DC ahora sería todo un clásico de recopilatorios. Y es que la canción suena bastante a nuestros queridos australianos, como todo lo que hacían en aquella época, ya que compartían productor, el omnipresente John “Mutt” Lange.

    “Hysteria” empezó la recta final de clasicazos, a la que siguieron “Animal”, “Armageddon it” y la canción de barra americana por antonomasia, “Pour some sugar on me”. Otro acierto de los de Sheffield en el que combinaron un poco de rap con hard rock y pop y crearon un cóctel que sigue gustando aún hoy en día.

    Para cerrar sonaron las sempiternas “Rock of ages” y la oda a Marilyn Monroe “Photograph”, que acabaron de poner el broche de oro a una gran actuación.

    Lo único que un servidor echó en falta en el concierto es la oportunidad de escuchar en directo “Run riot”, una de las joyas de “Hysteria” que dejaron de tocar inmediatamente después de su correspondiente gira y que ahora habían resucitado. Eso sí, el truque valió la pena ya que desempolvaron muchas joyas que tampoco hubiéramos podido escuchar en otras condiciones.

    En resumen, los Def Leppard siguen sonando compactos y con muchas ganas, manteniendo el fuego de su leyenda intacto después de todos estos años. Si te quedaste en casa pensando que Europe, Whitesnake y Def Leppard están acabados y que sólo valen para revivir glorias pasadas, decirte que sólo acertaste en uno de los casos. Los otros dos se ganaron como mínimo una vuelta al ruedo.

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    Pocas veces he visto tantas caras de satisfacción al acabar un concierto de estas características. Todo un acierto este “paquete” de grupazos… a ver si los promotores se animan y podemos pasar más tardes mágicas como aquella.

    Para finalizar, aquí os dejo con otra tanda de videotubes.

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TEXTO: Daniel Higuera.

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