La sala Estraperlo de Badalona acogió una velada con Big Bang y Stereozone, las cuales presentaban nuevos álbumes de estudio.
Los vítores y aplausos para ambas bandas fueron constantes por parte de un público pequeño aunque muy entregado.
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Nueva dosis de rock y metal en directo para la capital catalana (o casi, que esto pasó en la localidad hermana Badalona). Nuestros buenos amigos de Big Bang estrenaban «Causas naturales» ante su audiencia más cercana (ellos también son de Badalona) y se hacían acompañar de sus amigos valencianos Stereozone. Cita que por cierto, se repetirá a final de mes en la sede de éstos últimos —23/02/24 en la sala Black Note—.
Para variar, y esto ya es algo común en Big Bang, el concierto comenzó tarde. No miré mucho el reloj pero como poco tres cuartos de hora. Y es que siempre que voy a ver a esta banda sucede algo que les impide ser puntuales. Aunque algo me da que en esta ocasión el retraso se dio para ver si había una cantidad de público aceptable a la hora de realizar el concierto. De hecho, al llegar a la sala el mismo Manuel Rubiales, vocalista de la banda principal de la noche, me comentó que era el primer miembro de la prensa que llegaba, y eso que yo aparecí cuando Stereozone ya deberían llevar quince minutos de repertorio, debido a problemas de última hora en la línea de metro que conecta Barcelona con Badalona.
Total, que ya para el apogeo del concierto allí debieron congregarse unas cincuenta personas, a los que habría que descontar mínimo diez entre fotógrafos y redactores. No obstante, ya sabemos lo que suele pasar con este tipo de bandas de culto minoritario, y es que tendrán poco público, pero es un público de lo más ruidoso y entregado.
En fin, era viernes, teníamos toda la noche por delante, los metaleros nos rejuvenecemos en cada concierto y el ambiente en Estraperlo Club del Ritme era muy bueno, por lo que fuese cual fuese a la hora que comenzaron Stereozone, el público le echó ganas.
Como me suele pasar cuando no conozco a un telonero, fui virgen y con la mente abierta y me encontré con una formación que combina sin problemas stone rock, hard rock, heavy metal y algo de indie, todo ello en un formato habitual de medios tempos. Reconozco que el toque indie puede alejar el metalero promedio de esta propuesta, aunque también le da un plus de variedad a su música y la posibilidad de alcanzar públicos más amplios.
Pepe a la voz, Charlie a la guitarra, Diego al bajo y Álex a la batería demostraron tablas sobre el escenario y saber defender por igual el material de trabajos anteriores como de «Todo mal», su más reciente trabajo en estudio lanzado el año pasado.
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Como suele pasar en cualquier concierto, el set list no siempre es del agrado de todo el mundo, ya que si bien es cierto que este concierto entra dentro de la promoción de su reciente lanzamiento, «Todo mal», tocaron once de sus doce canciones que lo componen y sólo dos de su ya larga e interesante discografía (en honor a la verdad, un rato después le ocurriría lo mismo a los Big Bang, aunque no tan exagerado). Así pues, el que no tuviera muy escuchado a «Todo mal», saldría con una perfecta idea de cómo suena, de la mano de «Todo mal», «Todo bien», «El Diablo», «Muérdelo», «Ayer y hoy», «El tiempo», «No llego», «Carolina reaper», «Querer enloquecer», «Salvaje» y «La sed», quedando tan sólo «El camino» —«Malabestia»— y «Deathproof man» —«Deathproof man»— como representantes de todo su bagaje anterior.
A nivel técnico, el grupo estuvo a un gran nivel. Como es lógico y representando a un medio llamado Guitar Xperience, estaba claro en quienes me iba a fijar en primer lugar. Charlie con su Fender Jaguar demostró clase y un sonido muy trabajado, y aunque Stereozone no sea una banda con solos desbocados de shred, hubieron muy buenos riffs y algunos solos interesantes. Curiosamente, la Fender Jaguar no es un instrumento muy usual en hard rock o heavy metal, pero sí en indie pop e indie rock, aunque el sonido que salía de ella y su ampli era de lo más contundente.
Por su parte, Diego, armado con un precioso Fender Marcus Miller de cinco cuerdas, también demostró clase y una técnica notable.
En cuanto a los otros dos compañeros, debo destacar sobretodo a esa bestia que es Álex, baterista dotado de una enorme contundencia y versatilidad. Pepe, como frontman tenía doble responsabilidad, al dar voz a las letras y a la vez mostrarse activo y comunicativo con el público. Trabajo conseguido, pero por desgracia, si bien la mezcla de sonido fue muy buena, no llegó a la excelencia debido a que su pista de voz en todo momento estuvo algo baja, impidiendo que se le escuchara del todo bien.
Antes de finalizar esta crónica, tengo que comentar que el concierto contó con invitado al final: James Vieco, integrante de la banda barcelonesa Saturna, salió a cantar el último corte de la noche, «La sed»; corte que cuenta con su colaboración también en «Todo mal».
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En definitiva, fui virgen a ver a esta banda y salí bien violado encantado por encontrarme buena actitud, generosas dosis de distorsión y música bien trabajada. Para que luego digan que el rock duro y el metal están muertos.
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Y tras el ratito de rigor para el cambio de backline, refrescar las gargantas y comentar la jugada, salieron los cabezas de cartel Big Bang al escenario. Es probable que el que los viera por vez primera podría pensar que el torbellino de energía mostrado desde el compás número uno se podría achacar al hecho de «jugar en casa», pero habiendo visto al grupo en varias ocasiones ya, tengo bien claro que es su actitud natural en el escenario, lo cual compensa ser una rara avis en el panorama rockmetalero nacional.
Sobre Manuel Rubiales —voz—, Francisco Rubiales —guitarras—, Frederic DaVeins —bajo— y Siscu Carrasco — batería— y lo que hacen o como suenan, no voy a meterme en ello; para ello tenéis la crítica de su excelente «Causas naturales», en la que ya defino al grupo y que sus diferentes influencias dan lugar a un estilo bastante único a la par que poco comercial. Aunque en mi opinión, este nuevo trabajo es una perfecta puerta de entrada para los que no conozcan al grupo, dado que pone las cosas un poquito más fáciles al oyente (un poquito nada más).
Al igual que los chicos de Stereozone, si están de presentación del nuevo disco, es normal que el grueso del concierto se centrara en presentarnos temas del mismo, por lo que pudimos escuchar «Irreal», «Arde», «Punto y final», «Como el viento», «La gravedad» y «Vértigo».
Respecto al resto de su carrera, tuvimos repaso a «Permeable» con «¿Qué importan las palabras» y «Revolución» y a «Vacío» con «Respirar» y «Efímero»; en cuanto a «Sin renuncia a la esperanza» y «Diez tragos», nada de nada. Eso sí, para compensar, el concierto terminó con la adaptación al castellano de «Gasoline» —«Gasolina»— de Audioslave y que ya hemos podido disfrutar en conciertos anteriores, y que contó además con la colaboración de Pepe de los Stereozone.
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En cuanto al desempeño del cuarteto sobre el escenario, tampoco hay mucho que decir tras haberlos visto en tantas ocasiones. Ya no es un grupo que sorprenda, pero a cambio tampoco creo que algún día pueda verles haciendo un mal concierto. Su profesionalidad les ha permitido alcanzar una regularidad envidiable en directo, con lo cual uno siempre saldrá satisfecho de un concierto suyo.
Ya a nivel técnico, la dupla Rubiales–DaVeins estuvo perfecta en sus respectivos puestos, con Francisco trasladando al directo y a la perfección el sonido escuchado en los discos y disparando esos oscuros riffs marca de la casa desde su Strato y su Telecaster, que pueden oscilar entre el funk con mucho fuzz de Hendrix a la locura de King Crimson y Frederic, armado con su Fender y su Music Man (amor al primer vistazo… ¿alguien por aquí que me regale uno) aportando intrincadas líneas tanto a dedos como con slap.
Manuel, en cuanto a la voz es otro seguro de vida y además clavó ciertos momentos comprometidos con «más melodía de lo habitual» que aparecen en «Causas naturales» . Eso sí, su clásica patada de kárate con la que inicia todos los conciertos aquí no terminó de salirle muy bien. Entre la corta distancia de la batería a los monitores delanteros, donde se situaba Manuel y que la edad avanza inexorablemente, esa patada de inicio no tuvo el mismo impacto que en bolos anteriores. Para próximas citas, recomiendo o bien ensayarla más o mejor aún, buscar un movimiento que impacte al público y sea menos peligroso para su ejecutante.
Por cierto, otra agradable costumbre de Manuel, que es subirse a las columnas de luces, altavoces laterales o barra de bar, según sea la disposición de la sala y del escenario, aquí tuvo que ser sustituida por bajar a la pista y cantar entre el público, que como no era muy numeroso, le permitió moverse con soltura.
Y el cuarto miembro, el gran (en todos los sentidos) Siscu, se encargó de crear ese suelo robusto y sólido por el que transitan el resto de instrumentos, con su habitual destreza técnica y contundencia.
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Sobre asuntos técnicos relacionados con la sala, tanto Stereozone como Big Bang tuvieron una mezcla excelente salvo en la voz, que en ambos conciertos estuvo más baja de la cuenta. Es más, en uno de los temas, Manuel de Big Bang tuvo que lidiar con un micrófono que se declaró en huelga, y aunque el problema fue solventado, en parte de esa canción no pudimos escucharle.
De todas formas, hay que decir que si bien la mezcla de audio no fue la mejor, sí fue MUY SUPERIOR a lo que solemos escuchar en muchas salas de más aforo y con mejor equipo técnico: que por desgracia, aún sigue existiendo la figura del técnico que sube todos los botones al once y de asistentes que sólo quieren volumen y más volumen.
Lo mismo se puede aplicar a las luces, con una coreografía sencilla pero vistosa y mejor que en muchas otras salas..
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En conclusión, una gran noche con dos bandas entregadas que aportan riesgo e innovación al actualmente saturado en estilos, subestilos y fusiones varias mundo que es el hard rock y el heavy metal y que se saldó con una pobre presencia de público (aunque hablamos de un público agradecido y fiel); eso sí, esa famosa sala que está a tan sólo dos calles del Estraperlo Club del Ritme y que únicamente programa a diario grupos tributo, con toda probabilidad estaría llena hasta los topes. Y cuando llegue el momento, que está a la vuelta de la esquina, nos lamentaremos por la falta de relevo generacional y tal, mientras que esa sala y otras similares lo seguirán petando.
En conclusión, parte 2: Stereozone molan, Big Bang molan, y si tú apoyas a este tipo de bandas, entonces tú también molas.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
the Guitar Xperience radio show 
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