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Net Xperience: Solo Instrumental (Parte 2). Crítica de «New world order»

   

 

    Tal y como hicimos el lunes, proseguimos con la segunda parte del artículo dedicado a Solo Instrumental, banda mexicana liderada por el guitarrista Juan Roberto Sánchez y dedicada a rendir culto al shred. Analizamos hoy el segundo de los discos de esta formación.

 

 

  • Artista:      Solo Instrumental
  • Sello:         Autoproducción
  • Año:           2.006
  • Estilo:        Heavy metal progresivo, Heavy metal neoclásico, Heavy metal, Hard Rock
  • Contacto:  Web  de la banda 

 

CALIFICACIÓN TÉCNICA                    

  • Nivel de técnica: 8/10
  • Velocidad: 8,5/10
  • Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 6/10 
  • Nivel de coñazo virtuosístico: -3/-10 
  • Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 7/10
  • Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 6/10
  • PUNTUACIÓN: 7,1/10

           

CALIFICACIÓN MUSICAL                

  • Calidad musical: 7,5/10
  • Nivel de feeling: 7/10
  • Posibilidad de escucharlo de un tirón: 6/10
  • Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
  • PUNTUACIÓN: 7,1/10

           

PUNTUACIÓN TOTAL: 7,1/10

  

     En este segundo trabajo se han solventado algunos de los problemas que vimos en el primero. La duración se ha reducido a diez canciones (más un «speech» de marcado carácter político), está mejor producido y mezclado y la carátula mola. Vamos, es un trabajo mucho más elaborado. La formación varió ligeramente respecto al anterior trabajo. Juan Manuel Martínez se encarga ahora del bajo y la batería pasa a ser programada. Dichas baterías suenan realmente potentes, con unos dobles bombos matadores y muy heavys y unas lineas en ocasiones muy complejas («The regressives»).

    Como contrapartida, seguimos con la errónea elección del sonido de algunos sintetizadores. El tema que da inicio «Infinite love vs. NWO», es el mejor y más terrorífico ejemplo (que conste que lo que suena está bien tocado). En cambio, hay otros momentos en los que se recurre a ciertos sonidos más emparentados con la música electrónica y que sorprendentemente quedan muy bien («The regressives»).   

    Notamos una cierta evolución en términos de dureza. El álbum es realmente metalero y agresivo. Y salvo las baladas, no hay las concesiones al hard rock o a la new age del anterior. Estamos hablando de puro shred, que oscila entre el neoclásico («Ópera prima») al progresivo («Operación jaque«), con un JRS que para bien o para mal pone la velocidad punta mucho más que antes. En este sentido, hay menos variedad guitarrística, pero más demostración de técnica. El nuevo bajista, Juan Manuel Martínez, aporta unas líneas más creativas que en anterior trabajo, y esto siempre es bueno.

    No obstante, si en su predecesor critiqué el estilo general, aquí debo hacer lo mismo. Sí, existe un sonido Solo Instrumental o Juan Roberto Sánchez. Esto es positivo, MUY positivo, que nadie me malinterprete. Y es tan difícil como meritorio conseguirlo. Pero por desgracia, la sensación de déjà vu de todo el disco con el anterior es constante, pese a las mejoras. No diré que el disco sea aburrido, ni mucho menos, pero no hay mucho que destaque. En «El centro del centro» ocurría por la cantidad de canciones, aquí sucede por la fuerte unidad estilística del álbum. Esto puede ser debido a que algunos temas fueron compuestos muchos años atrás, y quizás a JRS le ha podido la prudencia para no innovar demasiado en las nuevas composiciones. 

    De todos modos, escuchando con atención podemos sacar ciertos momentos destacables, no vamos a ser tan crueles. El guiño ultraheavy al tema principal de Kight Rider / El coche fantástico en «The regressives» con una mezcla de sintes electrónicos y orientales es genial, la extremadamente sucia distorsión en «Kamikase» sorprende, y la delicadeza de la balada «Lo único que existe» pone los pelos de punta.

 

 

 

    Siempre he pensado que un disco es un todo. Como ver una película. Tiene un guión, un desarrollo y un desenlace. Si esto no ocurre nos encontramos con una colección de canciones sueltas. Y esa es la sensación que me han dado tanto «El centro del centro» como «New world order». Por separado hay canciones espectaculares, DE LO MEJOR que he oído en metal instrumental en mucho tiempo, especialmente las baladas. Pero no funciona en conjunto. Esto podría entenderlo en el primer disco, en que el autor plasma todas las influencias acumuladas desde niño de golpe, pero no debiera haber pasado en un segundo disco.

    De todas maneras, confío en que pese a haber parecido duro en las dos entregas, no me hagáis mucho caso y descarguéis sendos álbums a través de www.soloinstrumental.com. Hay mucho para disfrutar, y esperamos con ansias la tercera entrega de las aventuras de JRS y Solo Instrumental.

 

    

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Clasificado en:Crítica, Nuevos Valores

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