Segundo concierto de la temporada al que asistimos. Tras el impacto de decibelios y complejidad armónica con que la noche anterior nos deleitaron los Symphony X, servidor se presentó en el Museu del Rock, en una sala de pequeño aforo y lleno total, dispuesto a disfrutar de una música mucho más sencilla -que no simple-. Para los que hayáis vivido en una cueva, decir que Güru es la banda formada por el prestigioso guitarrista David Palau, quien asociado al vocalista Pau Sastre, han creado un CD vigoroso y excitante, auténtico hard rock, A.O.R. y westcoast rock con el espíritu de Toto y Foreigner acompañándoles en todo momento. Una propuesta de música de alta calidad y glamour rockero añejo como no estamos acostumbrados a escuchar en nuestro país (lo que no significa que sean los únicos que hacen algo así).
En esta segunda visita a su ciudad de origen, Güru han reformado la banda casi al completo. En el anterior concierto, cuya crónica puedes leer aquí, (y que casualmente, también fue en día 13), la banda estuvo formada por Palau a las guitarras y voces, Sastre a las voces y guitarra acústica, Jordi Portaz al bajo, David Simó a la batería y Kyke «Chiquito de la Calzada» Serrano a los teclados. Músicos solventes y con un amplio currículum a sus espaldas. Para la ocasión, el puesto de bajista lo ha ocupado Jordi Vericat y el de batería Toni Mateos. En este sentido, la banda no se ha resentido mucho. El nivel técnico y la versatilidad de ambos músicos estan a la altura de sus predecesores. Donde sí se ha notado ha sido el cambio en el teclado. No digo que el portatil donde están alojadas las pistas de sintetizador no tenga feeling ni toque mal (de hecho, es imposible que se equivoque), pero la presencia de Serrano se echa en falta y mucho. Mientras que Palau aporta el buen rollo y la frescura, y Sastre la profesionalidad y el glamour rockero, Serrano era el payaso loco y gamberro. Y hay que admitir que aquel concierto ganó muchos puntos gracias a él. En esta ocasión, y pese a que hizo acto presencia en el recinto y saludó efusivamente a la banda, se echó en falta que estuviera también encima del escenario.
Respecto al concierto en sí, siguió la tónica del primero: repaso exhaustivo al disco de debut y el añadido de algunas versiones, como «Rosie» de Richie Sambora o el «Get the funk out» de Extreme (una versión larguísima con solos de todos los miembros incluido de Sastre a la voz).
En resumen, la parte negativa estriba en la repetición de un guión musical respecto a conciertos anteriores, lo cual es debido a la breve discografía del grupo, en lo mucho que se echa en falta a Kyke Serrano sobre el escenario y en no tener claro si esta será la formación definitiva, o por el contrario (y supongo que debido a los numerosos compromisos de todos los componentes), todo girará en torno al dúo Sastre-Palau e incorporarán a nuevos miembros según su criterio. Pero pese a todo, sus conciertos se hacen disfrutar. Poca importancia tiene el repertorio escaso cuando su álbum debut es lo mejor que hemos oído en años, y cuando cada uno de ellos hace gala de un nivel de profesionalidad, entrega y feeling altísimo. Ojalá tengamos conciertos de Güru por mucho tiempo aunque no saquen ningún disco nuevo.
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