(Estrenamos colaborador en la web y el programa. Belial Baez, guitarrista de los metaleros Damnation, curtido en multitud de directos y moderador del importante foro Guitarristas.Info, es todo un crack con grandes conocimientos sobre técnica y teoría musical, por lo que sus críticas contendrán un punto más de comentarios técnicos de lo habitual. Esperamos que disfrutéis de esta primera crítica de las muchas que vendrán.)
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- Artista: Steve Harris
- Sello: EMI
- Año: 2.012
- Estilo: Heavy metal, Rock, hard rock
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CALIFICACIÓN TÉCNICA
- Nivel de técnica: 6,5/10
- Velocidad: 7/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Nivel resto de músicos: 6/10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 7/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 6,5/10
- PUNTUACIÓN: 6,85/10
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CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 6,5/10
- Nivel de feeling: 4/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 3/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 3/10
- PUNTUACIÓN: 4,1/10
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PUNTUACIÓN TOTAL: 5,5/10
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Mucho se ha hablado del proyecto en solitario de uno de los grandes mitos de la historia del heavy metal y de la música británica contemporánea: el gran Steve Harris, líder de Iron Maiden y posiblemente el bajista más carismático del mundo del rock y el metal.
Es evidente que el proyecto en solitario implica un deseo por parte de Harris de salir del cliché establecido, del convencionalismo de una banda, Iron Maiden, que está sometida a la continua presión del público y del fenómeno fan y en la que no hay cabida para mostrar una sensibilidad musical diferente o variabilidad compositiva. Por eso, Steve Harris decidió embarcarse en un proyecto en solitario, sin ataduras y sin la presión de dirigirse únicamente hacia sus fans (en ocasiones herméticos ante cualquier estilo que se aleje del heavy metal más puro y tradicional de la New Wave de los 80). «British lion» es el resultado, por desgracia con más sombras que luces, de ese loable intento de mostrarnos otra cara de si mismo y ampliar su ya de por sí amplio bagaje musical saliéndose de las férreas normas de la Dama de Hierro.
Para este disco ha contado con la controvertida (y definitivamente poco acertada) voz de Richard Taylor a las voces, y la friolera de tres guitarristas (¿costumbre heredada de Iron Maiden?) de los que hablaremos a posteriori y tres baterías, algo que es comprensible al tratarse de un proyecto en solitario con colaboraciones, aunque hay que mencionar que todos los miembros de la banda han colaborado como coescritores y cocompositores de los temas, algo digno de mención en un disco en solitario.
Harris no solo ha sido bajista, escritor y compositor, sino que también es productor, algo en lo que tiene sobrada experiencia. Veamos por tanto, cual es el resultado de su trabajo en su primer disco en solitario.
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1.- This is my god: El primer tema del disco ya nos muestra un Harris más entregado al rock tradicional, sin ese marcado carácter heavy que ha sido su sello personal, aunque las líneas de bajo son inconfundibles. Las guitarras bien, especialmente en la sección rítmica, contundente y noventera (poco notables en la solista), y una curiosa rememoración en el bajo del estilo de british rock que tantas alegrías ha traído a la música moderna, aunque con la inesperada presencia del A.O.R. y el rock americano. Sin embargo, la voz de Taylor no termina de encajar: le falta fuerza, no hay pegada, y los estribillos son, como dice el dicho, «un pan sin sal», un gran problema en estos estilos. Las líneas vocales no están mal, pero no hacen del tema algo antológico, y considerando que el estilo es directo y busca la pegada, hace del tema algo repetitivo, sin los momentos álgidos que esperamos en el rock.
2.- Lost words. Con trazas de los Maiden más arriesgados al comienzo y recordando por momentos al regusto progresivo que esbozó la banda en «Seventh son of a seventh son» y otros trabajos, el tema vuelve a mostrar ese gusto por el rock americano pero sin contar con una voz de calidad para moverse por esas tesituras, hasta hacerse bastante cansino y tedioso en un desarrollo instrumental mediocre, en el que solo destaca el bajo, y una melodía vocal que desentona por completo al margen de la calidad del vocalista. Un tema que promete y termina siendo «otro tema de relleno».
3.- Karma killer. Un tema algo más cañero, con menos influencia del rock americano y más del rock moderno, pero igualmente soso, excesivamente largo para lo que ofrece y, de nuevo, sin un estribillo que podamos recordar, algo muy grave en este estilo. Sí, las guitarras tienen más presencia y suenan mejor junto al bajo y la voz suena algo más atinada (más que la voz, la melodía, que emplasta mejor con el tema), pero parece un esbozo para ir haciéndose al estilo y no ofrece nada nuevo.
4.- Us against the world. No es un mal tema en la idea, pero Taylor vuelve a demostrar falta de ímpetu en un estribillo que muere antes de ver el sol. Las guitarras son más ochenteras y directas, la línea de bajo es de las mejores del disco, y en si, la idea y el desarrollo deberían cuajar… pero no lo hacen. Llegados a este momento nos preguntamos si merece la pena continuar la escucha.
5.- The chosen ones. En este momento el disco despega claramente e incluso Taylor tiene momentos de brillo, aunque le sigue faltando garra y resulta un tanto aburrido en cuanto al uso de su voz. El tema mejora mucho lo presente y tiene un aire añejo, como el primer corte del disco, solo que en este caso el estribillo funciona mejor. Aún así, no deja de ser un buen tema a secas, pero al menos hace que el disco gane presencia y deje de ser un candidato al desprecio más absoluto. Este tema sí podría escucharlo dos veces o tres veces en una semana sin quedarme dormido durante el resto del mes, como ocurría con los anteriores.
6.- A world withouth heaven. El mejor tema del disco, sin lugar a dudas, con melodías que si pueden quedar para el recuerdo, y lineas vocales conseguidas, a pesar de que en todo momento sobrevuela la sensación de que el tema sería mejor sin Taylor. Instrumentalmente está bien construido sobre todo la sección rítmica. Falta quizás una guitarra solista memorable que no sea predecible, pero el tema en si engancha y convence con su estilo años 70/80, en el que Harris sabe desenvolverse bien.
7.- Judas. Es un tema que no deja indiferente, por su peculiar enfoque. Seguramente muchos lo odiarán y a otros tantos les gustará mucho, pero lo cierto es que el tema tiene estilo, se desenvuelve bien, y quizás es el que más pega a Taylor, con una forma de enfrentar la canción que parece haber sido diseñada por y para él. A veces la cuestión no es que un cantante sea malo, si no que no se compongan los temas pensando en él, y llegados a este punto podemos pensar que ese es el problema de «British lion».
8.- Eyes of the young. Un tema más A.O.R. que rock, terreno que parece gustar a Harris pero en el que no luce demasiado como compositor si lo comparamos con los grupos verdaderamente grandes del género y somos seguidores de los mismos desde hace años. Es cierto que la faceta melódica es interesante y la voz, de nuevo, parece mucho mejor que en otros cortes, pero no deja de ser un tema más, que no será recordado por un estribillo épico ni nos pone la carne de gallina. Inferior a los anteriores en estilo y desarrollo, y algo pesado en su transcurrir.
9.- These are the hands. Quizás otro de los temas en los que más se nota que, o bien Taylor no tiene mucha idea de elaborar lineas vocales, o no han contado ni pensado en él. Un tema de rock suave, un medio tiempo que se diluye en los oídos como el azúcar en el agua. Pobre y sin nada que resaltar, las veces que lo he escuchado apenas me he percatado del tema.
10.- The lesson. Una balada para cerrar el disco en plan épico (supuestamente), que no logra lo que busca. No hay épica real, y el tema no tiene nada que ver con lo que hemos escuchado anteriormente. Llegado a este punto vemos que el disco ha sido un «quiero despegar y no puedo» y nos deja con esa sensación.
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«British lion» no pasará a la historia. Ningún tema será considerado memorable y Steve Harris continuará siendo «el bajista de los Maiden«, que no es ni mucho menos, poco.
Probablemente muchos piensen que esta opinión se debe a una expectativa alta, o a un exceso de exigencia por ser Harris quien es, pero nada más alejado de la realidad. Lo cierto es que si este disco no fuera suyo, probablemente me habría basado aún más en la pobre faceta vocal del trabajo y mi crítica habría sido mucho más sangrante.
Igualmente, las guitarras me parecen anodinas y no hay ningún momento que me haga despegar de la silla, algo que como guitarrista me ocurre a menudo cuando escucho un buen solo, un riff con garra o un segmento acústico o limpio bien elaborado.
Nunca he sido un ferviente seguidor de los Iron Maiden, aunque los aprecio como la gran banda que son, con grandes temas y grandiosos discos, pero así como Dickinson ha hecho trabajos meritorios en solitario y Harris forma un tándem rítmico y musical brutal con los guitarristas de la banda británica, no veo eso en este trabajo.
Creo que «British lion» será uno de esos trabajos a los que el tiempo barra. Tal vez sirva para reavivar las ganas de Harris o tal vez simplemente ha querido pasar un buen rato con unos amigos. No es en absoluto un mal disco, pero dista mucho de ser realmente bueno. Por eso creo que antes de dedicar nuestros esfuerzos a escuchar y comprar un disco mediocre de un gran músico, es más interesante centrarnos en encontrar algo diferente en nuevos artistas, o recurrir a las obras que si son geniales de Harris.
Tal vez un segundo disco suyo muestre una evolución, un resultado más parejo al estilo del segundo tercio de este trabajo. Lo creo muy posible. A fin de cuentas hablamos de un músico con experiencia, capaz de aprender de los errores y convertir lo que hoy es un león de latón en una bestia dorada.
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TEXTO: Belial Baez
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