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En julio de 2.005 Steve Vai acometía el que iba a ser su proyecto musical más espectacular. En dos fechas y en Groningen (Holanda), el guitarrista se unía a la Metropole Orchestra para interpretar el espectáculo denominado «The aching hunter – Phase II». El resultado fue uno de las mejores uniones de orquesta clásica más composiciones metaleras/progresivas. Los temas ya creados con anterioridad fueron totalmente adaptados al entorno sinfónico. No había ningún «Seek & destroy» en el que la orquesta fuera por un lado y la guitarra por otro. No había ningún «Cavalino rampante» que sirviera de lucimiento gratuito y masturbatorio. No. La guitarra de Vai era el instrumento solista y por tanto, el más destacado, pero no mucho más que la orquesta y no desentonaba ni en lenguaje ni en sonido.
Y no solo los arreglos de los temas fueron perfectos para ese entorno sinfónico, es que los temas nuevos compuestos para la ocasión eran lo mejor que había compuesto Vai desde los tiempos del «Passion & Warfare».
Los conciertos fueron grabados por la TV nacional noruega y emitidos en directo. Después de esto llegó el misterio de la no publicación de este material tan interesante. El trabajo del 2.008 «Sound theories Vol. 1-2″ rescataba al fin parte de ese material en un doble CD, que, misterios de la vida de nuevo, pasó bastante desapercibido entre sus fans. Menos mal que existe internet y al haber sido emitido por TV, las versiones piratas que circulan son de muy buena calidad.
Con toda esta presentación queremos destacar el hecho de la importancia y gran oportunidad para el público de diversos países de poder gozar al fin de lo visto y oído en «The aching hunter – Phase II» y «Sound theories Vol. 1-2″, con el plus de haber añadido composiciones nuevas a este proyecto. Y si encima la única fecha en España tenía lugar apenas seis meses después de la impactante gira de presentación de su último trabajo, pues podéis imaginar cómo yo mismo y el resto del equipo de Guitar Xperience estábamos de excitados.
Lamentablemente, y con todo a su favor, NO HUBO NADA DE ESTO:
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Y tras la intro, paso ya a la crónica del evento.
Un sabor agridulce fue lo que pude degustar en el Auditorium del Hotel y Centro de Congresos Príncipe Felipe de Madrid tras haber asistido al concierto de Steve Vai y la Orquesta Sinfónica de Rumanía, o lo que es lo mismo, la Evolution Tempo Orchestra, rebautizada así seguramente por el propio Vai. Y no es que no haya estado a la altura el inmenso guitarrista norteamericano, sino que más bien cuestiono en cierta forma el concepto en sí del concierto ya que no coincidió con lo que a mí me hubiera gustado ver.
La idea de mezclar el rock con una orquesta sinfónica en vivo no es nueva: ya hemos podido ver este experimento en shows de varios grupos y artistas como Metallica, The Scorpions, Deep Purple o Yngwie Malmsteen, sin embargo, mi opinión es que es muy difícil realizar la fusión de estos mundos, a priori tan opuestos, sin que se quede el aporte orquestal en un mero añadido casi estético adornando musicalmente solo por momentos el tema, y es que puede que el secreto esté en la composición ya que para que esta fusión funcione haga falta componer el tema pensado para ser interpretado con instrumentos de música clásica y eso puede que solo esté al alcance de unos pocos iluminados como Frank Zappa.
Y no es que Vai, miembro a principio de los 80 de la banda de Zappa, no esté preparado para esta tarea, que lo está (como ha quedado demostrado al comienzo del artículo), sino que la mayoría de la música que nos ofreció ha sido adaptada desde estructuras musicales rockeras previas, y los arreglos orquestales en la mayoría de los temas eran muy simples y no nos sumergían en una experiencia orquestal completa, siempre exceptuando los temas “Frangelica” y “Bangkok / Fire Garden Suite”, los cuales llevan más trabajo orquestal detrás y una concepción original «a lo grande» que no tienen el resto; de hecho se podría decir que fue básicamente un concierto rockero ya que todos los elementos nos hacían pensar en clave de rock, como la ausencia de luz, los focos, el meollo de fotógrafos al principio, las poses de Vai, etc., es decir, que personalmente hubiera preferido un show más sobrio, con más participación de la orquesta y menos protagonismo del “rock star”; hubiera añadido por ejemplo, el reparto de un programa impreso con la lista de músicos, hubiera encendido las luces del recinto y hubiera situado a Vai casi como director de orquesta dando más protagonismo a las composiciones musicales que a su ya admirada de sobras técnica con la guitarra.
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Luego está el tema del sonido, y puede que este sea un punto importante para valorar el carácter orquestal del acto, ya que sin ser un entendido en sonido, me pregunto si no es posible un concierto donde Vai pueda tocar con un pequeño ampli para que su volumen no pueda “ensuciar” el sonido de los instrumentos de música clásica y la guitarra sea un instrumento más, ya que al pasar todo el sonido por los monitores de la sala, el volumen y la distorsión de la guitarra parecía que tapaban por momentos a violines, clarinetes, trombones, etc.; sin embargo el sonido “eléctrico” fue bueno, que no se me malinterprete, pero se perdió en parte la magia del sonido puro y directo de estos instrumentos y en general no fue mejor que el de las buenas salas de conciertos de pop y rock de toda la vida.
Volviendo al concierto en sí, este empezó con un cuarto de hora de retraso y el mencionado tema “Frangelica”, el más clásico de todos los que ofreció y que sí aporta todo el trabajo orquestal que un evento así pide. Después vinieron temas puramente rockeros o metaleros que cuestan de disfrutar sentado en una butaca como “Racing the world”, “Velorum” o “The attitude song”, intercalados por temas más calmados y enigmáticos como “The murder”, “Gentle ways” y “Answers”, o las baladas “Whispering of a prayer”, “Lotus feet” y “For the love of God”.
Hay que hacer mención especial en este último ya que el comienzo con clarinete seguro que puso los pelos de punta a más de uno; de todas formas a este tema se le pudo sacar más jugo con los demás instrumentos de la orquesta con esas once notas magistrales que componen la melodía principal.
También sonó una hermosísima versión del “Salamanders in the sun” de su primer disco, “The crying machine”, un “Liberty” ya de por sí muy inspirado en la novena sinfonía de Beethoven pero interpretado sin demasiado espíritu sinfónico, “Bangkok / Fire Garden Suite” con sus cambios de ritmo y elaborados solos de teclados y guitarra acústica (que interpretó al completo, por cierto), y el tema con el que finalizaría el concierto, “Kill the guy with the ball/The God eaters”.
En cuanto a la ejecución, Vai estuvo perfecto como siempre, y aunque fue un concierto un poco más tranquilo de lo habitual esto no fue obstáculo para que se paseara cerca de la primera fila interactuando con sus fans e incluso haciéndose fotos con uno de ellos mientras tocaba un de los temas.
De los músicos que le acompañaban poco se puede decir ya que ni siquiera los presentó a excepción de director de orquesta creo recordar, le acompañaba un bajista, un guitarrista rítmico, una sección de cuerdas con violines, violonchelos y un arpa, una sección de viento con clarinetes, trombones, etc., y una sección de percusión con una batería clásica y tres sets más con un gong, y diversos timbales e instrumentos de percusión clásicos. No sabría valorar si estuvieron a la altura o no porque su participación no fue muy constante y a la orquesta no se la oyó como debiera pero la banda de rock sonó bien.
Lo que no me gustó fue la zona reservada para la prensa, demasiado escoradas en los laterales de la sala ya que aunque la visión general no era mala, sí que era insuficiente para poder ver bien al maestro Vai, y esto sumado al hecho de que el director de orquesta tapaba la visión a los que nos encontrábamos en uno de los laterales, hizo imposible verle excepto cuando salía para interactuar con el público.
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Como conclusión diré que mis expectativas se vieron cumplidas a medias, ya que vi un concierto diferente, eso sí, pero no el que me hubiera gustado ver. Esperemos que en futuros conciertos de este tipo pueda tocarnos esas piezas tan originales compuestas para orquesta que tiene por ahí guardadas como “The middle of everywhere”.
Lo mejor: Poder asistir a un concierto diferente en un marco escénico diferente.
Lo peor: La falta de carácter orquestal en muchos de los temas y el exceso de temas rockeros
Set-list:
- Frangelica
- Racing the world
- The murder
- Velorum
- Gentle ways
- Answers
- Whispering of a prayer
- The attitude song
- I´m becoming
- Salamanders in the sun
- The crying machine
- Lotus feet
- Bangkok / Fire Garden Suite
- Liberty
- For The love of God
- Kill the guy with the ball / The God eaters
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Por último, quiero agradecer a Andrea Mª de Madness Live! la deferencia a la hora de acreditarnos.
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TEXTO: Iván Macías
FOTOS: Iván Macías y web oficial de Steve Vai (la última)
[…] más bien cuestiono en cierta forma el concepto en sí del concierto ya que no coincidió con lo que a mí me hubiera gustado ver.
Enhorabuena, GRANDE, eres MUY GRANDE!! JAJAJAJAJA
Aunque no soy el autor del artículo, sí soy «jefe» del lugar y maquetador del artículo, así que contesto por alusiones.
Iván en ningún momento es un «Crítico tonto del culo» ni un chulo o un prepotente por no haber visto lo que deseaba haber visto. ¿Tú nunca tienes una idea preconcebida y deseada cuando asistes a un concierto?
Además, si te has leído el primer párrafo del artículo, eso es lo que muchos queríamos haber visto porque ES LA MOTO QUE SE NOS HA VENDIDO desde la publicidad, la promotora española y hasta la misma web de Vai.
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No son pocos los blogs, foros y webs que lo han criticado. A mucha gente ya le vale con un concierto de rock/metal guitarrero que además incluya algo de orquesta, aunque para eso traes a los dos violonistas que llevaba en la gira del «Real Illusions: Reflections» y punto, o sampleas la orquesta que seguro habría sonado mejor. Pero yo mismo, Iván y muchos otros esperábamos un concierto de orquesta con guitarra eléctrica. El concepto es muy diferente y sólo se pudo acercar a eso en «Frangelica», «For the love of God» y poco más. O sea, que no tuvimos ningún «Phase II – Aching Hunter» o «Sound Theories Vol. 1 & 2», que es lo que se nos había vendido.
Y no mencionemos el asunto del sonido, que en eso hay unanimidad: o se oía al grupo o se oía a la orquesta. Parece ser que la sala no estaba bien preparada para este tema.
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Espero que haya quedado claro.
Por cierto, Iván sí que es grande (me saca dos cabezas y tampoco soy un retaco).
Joer, muy diplomatico as sido alberto.
Yo le diria al anticriticos: enhorabuena, tu si k eres un TROLL, eres muy TROLL!!! JAJAJAJA
Anda que ya te vale tio