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Xperience Live!: Gwyn Ashton + Malvecino (19/11/2.015)

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El veterano guitarrista de blues volvió a España por segunda vez en 2.015, estrenándose en escenarios barceloneses con un excelente concierto, lleno de feeling y un sonido crudo y potente.

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    Noviembre fue el mes elegido por el galés de adopción australiana Gwyn Ashton para visitar Barcelona y Navarra. Antes de eso, y tal y como se mencionó en esta noticia, el bluesman ya había realizado una larga gira por diferentes salas a lo largo y ancho del país. Rocksound, una pequeña sala que supura rock por sus cuatro paredes, fue el lugar donde a lo largo de una hora y veinte, pudimos disfrutar de una música cruda, sin artificios, de calidad. Un concierto con un único músico sobre el escenario, mostrando un discurso honesto y dirigido al corazón de unos escasos asistentes que no quisieron perderse una cita con alguien tan auténtico como es Gwyn Ashton.

    El evento, al cual estábamos invitados por la promotora Etin Produccions (¡gracias Xavi Estríngana!) iba a tener una banda telonera, concretamente, los andaluces Malvecino. Sin embargo, estos no actuaron. Según me dijo el promotor, Gwyn pidió que no se desmontara su pedalera, que dicho sea de paso, para tratarse de un bluesman tradicional, sorprendía la cantidad de pedales analógicos de que estaba compuesta. Pese a ser un escenario pequeño y la pedalera grande, bien se podría haber retirado a un lateral, pero aún así, el grupo no quiso actuar. Claro que, quizás la pedalera no tuviera la culpa y sí ¡los cuatro amplificadores! que estaban en el fondo del escenario, y que es posible que molestaran a la hora de colocar la batería.
Desde luego, el equipo que llevaba era de lo más atípico. Insisto, se mueve en un terreno de blues muy tradicional, con elementos de rock y psicodelia. Y el equipo, además de múltiples pedales, consistía en cuatro amplificadores, voz, armónica, una envidiable colección de guitarras (entre las que había un lap steel acústico, una Fender Stratocaster y Telecaster, acústica de doce cuerdas Yamaha, un dobro y una Liu Art Gwyn Ashton Signature con vibrato Bigsby y pintada en un alucinante verde purpurina metalizado)… y el bombo. En efecto, ese bombo que semanas antes era ya el protagonista absoluto del concierto. Y es que llevar el bombo que usó Billy Ward en el mítico “Paranoid” de los Black Sabbath incrementa por tres mil el carisma escénico y añade un plus de glamour rockero.

    En la siguiente galería podéis haceros una idea del equipo —para ver las fotos en grande sólo tenéis que clickar en cada una—.

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Gwyn Ashton BCN 2015 07    Contra todo pronostico, el set-list dio se centró en la última década más que en su primera época, y sin embargo, tampoco insistió mucho en «Radiogram» de 2.012, que por el momento es su último trabajo. De este cayeron «Let me in» y la indispensable «Little girl». «Prohibition» fue el disco del que más temas tocó, como «Ain’t my style», «Ball and chains», «Secret agent» y «The road is my religion». De «Two man blues army» tuvimos «Million dollar blues» y una «Mad dog» algo más acelerada que la versión original. La canción más antigua sería «Someone like you» de «Feel the heat» —2.001—.
También nos deleitaria con tres versiones: el clásico atemporal del blues «Rock me baby», «Purple haze» de Jimi Hendrix y «Out on the western play» de la que es su máxima influencia, Rory Gallagher.

    El público no entró en calor hasta pasada la tercera o cuarta canción. Y es que ver a un músico solo, haciéndose acompañar por un bombo, queda como raro. Y no es que el hombre se vaya de tempo, ni mucho menos, pero el bombo es sólo un elemento de la batería. También es cierto que él mismo no pareció estar del todo concentrado. Pero como digo, fueron tres o cuatro canciones que el artista y el público necesitaron a modo de calentamiento. Cuando uno acepta que es lo que hay y que no va a escuchar una banda completa, es cuando empiezas a fijarte en el enorme trabajo que hay en un concierto de este tipo y lo empiezas a disfrutar. Porque hay algo que Gwyn enseguida demostró: que la mezcla de su estilo a la guitarra, crudo, simple, pero con ocasionales destellos de buena técnica, el acertado uso de efectos como chorus, tremolos o delays, alternar entre voz limpia y distorsionada, y unir guitarra, bombo y armónica, todo eso consigue una mezcla rica y llena de matices, que logró que por momentos nos olvidáramos de que no teníamos a un grupo completo.
No obstante, me choca bastante el despliegue de equipo técnico y de polifonía al tocar, guitarra y bombo, y cantar o tocar la armónica, y que pese a llevar un pedal de loops, lo usase en muy pocas ocasiones.

Gwyn Ashton BCN 2015 08

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.Gwyn Ashton BCN 2015 09    Técnicamente, brilló a gran altura. Su rasgada voz no competirá con la de un Eric Sardinas, ni su estilo como guitarrista vencería en un duelo a un Stevie Ray Vaughan o un Johnny Winter, pero todo en él es efectivo y perfecto para la canción que esté tocando, incluso cuando usa un dobro con slide y toca de una manera más sucia como en «Mad dog», ese es el sonido perfecto para el tema en cuestión. No obstante, como se ha mencionado antes, hubieron ocasionales destellos de buena técnica, que dan a entender que podríamos haber escuchado algunos solos de guitarra tremendos si Gwyn hubiese estado acompañado y no hubiese tenido que encargarse de todo.

. Gwyn Ashton BCN 2015 10

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  Como datos negativos hubieron dos. El primero, la ausencia de los teloneros programados, que por los vídeos que había visto, prometían una intensa actuación. Y el segundo fue que se echó en falta algo de más apoyo por parte del público. Yo estaba en primera fila y al mirar hacia atrás lo veía todo lleno, pero no era más que un efecto óptico provocado porque (y más en una sala de este tamaño) todo el mundo se agolpó en la parte delantera, pero en un momento dado, al retirarme más atrás para hacer fotografías desde lejos, ya vi que habrían treinta o cuarenta personas a lo sumo.
Por lo menos, el público que hubo lo disfrutó y el músico agradeció las continuas muestras de apoyo. Y es que pese al frío comienzo, ambas partes llegaron a un buen nivel de comunicación. Puede ser cosa del estilo musical, o la afable personalidad de Gwyn Ashton, o que una sala como Rocksound anima a ello, pero al acabar el último tema, aquello era como una pequeña familia disfrutando de la magia de la música.

    Y tras terminar el concierto, Gwyn no dudó en hacerse fotos, firmar autógrafos, él mismo hacer fotos al público y subirlas a su perfil en FaceBook, y charlar con todo el que lo deseaba, como si fuese un espectador más.

    En cuando a iluminación, la habitual en una sala de estas características: justita pero suficiente. Y de sonido, pues el habitual para Rocksound, que es bastante superior al de salas de este tipo en Barcelona, lo cual se agradece enormemente.

    Gran concierto, grandes canciones y un ambiente insuperable.

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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz

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