FICHA
- Artista: The Winery Dogs
-
Sello: Loud & Proud Records y e·a·r music
-
Año: 2.015
-
Estilo: Rock, hard rock, heavy metal, blues, soul
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
- Nivel de técnica: 9/10
- Velocidad: 7/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 7/10
-
Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
-
Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 10/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
-
PUNTUACIÓN: 8,3/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 9/10
- Nivel de feeling: 10/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 7/10
- PUNTUACIÓN: 9/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 8,65/10
.
INTRODUCCIÓN
.
2.015 fue el año en que el supergrupo The Winery Dogs editó su tercer álbum, tras «The Winery Dogs» —crítica aquí— y el directo «Unleashed in Japan». «Hot streak» es su segundo trabajo de estudio y antes escucharlo de ya tenía en mente ciertas dudas, ya que «The Winery Dogs» fue una excelente colección de canciones, pero como disco, el resultado fue fallido en cierto aspecto. Y es que, salvo unas pocas canciones, no sonaba a grupo unido sino a un nuevo disco en solitario de Richie Kotzen con invitados de lujo. Y para colmo, algunos de los temas que no sonaban a Kotzen parecían de Mr. Big, grupo en el cual militó Billy Sheehan y… sí, Richie Kotzen.
Esto no es es que impidiese disfrutar del disco, en absoluto. Las canciones eran buenas y Richie Kotzen en solitario siempre brinda trabajos de gran calidad, por lo que la semejanza con cualquiera de sus discos en solitario con éste no era tan grave, pero esperaba algo más de estos tres talentos. Esperaba que la suma de sus tres talentos se unieran no sólo en la parte técnica sino en la de composición, y sin embargo, dio la sensación de que todo el peso al respecto recayó en el guitarrista/vocalista.
Vamos a ver qué ha sucedido en esta ocasión.
.
ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
.
1.- Oblivion. Tema muy similar en estructura y concepto al «Elevate» con el que también abrían el primer álbum. Sonido Mr. Big, tappings de guitarra y bajo, hard rock potente y un estribillo comercial, aunque quizás Mike Portnoy usa más doble bombo que en el tema mencionado.
Es una gran canción y un perfecto primer single, pero es imposible no pensar en «Elevate» al escucharlo.
2.- Captain love. Otro hard rock de libro, con evidentes influencias de AC/DC e incluso de The Rolling Stones. Tiene un aire canalla de lo más interesante, en parte provocado por un excelente Kotzen a las voces, que también se marca un solo con wah-wah bastante divertido.
Uno de los temas más flojos y menos originales del disco, aunque se escucha con agrado.
3.- Hot streak. Pasamos a la canción que da nombre al disco. Tras un comienzo algo más flojo de lo esperado, el grupo se sale con esta canción. Estamos ante una de las canciones que hemos criticado por sonar demasiado a Kotzen en solitario, pero eso no invalida el hecho de que este funky rock vacilón y excitante tiene a un Mike Portnoy en absoluto estado de gracia, con un nivel a la batería digno de algunos de sus mejores trabajos progresivos.
4.- How long. Tremenda la línea de bajo y batería con que se inicia esta canción, muy intensa y con aire a heavy metal ochentero y un estribillo de lo más coreable.
5.- Empire. Curioso sonido de guitarra con trémolo y delay, a la que se une una segunda guitarra tocada con slide, algo no muy habitual en Kotzen. El bajo ejecuta durante gran parte del tiempo un repetitivo bucle de pocas notas que queda de fábula. El estribillo y ciertas secciones de la canción tienen aire a A.O.R., Portnoy vuelve a estar sensacional a la batería, Kotzen ejecuta un solo final auténtico y muy expresivo, y el toque de slide es la guinda a una canción perfecta.
De lo mejor del disco, sino lo mejor.
6.- Fire. Primera balada del disco. Incorpora piano y guitarra española. El aire a pop comercial puede chocar demasiado, sin embargo, Richie Kotzen canta de una manera delicada que pone los pelos de punta, a la que se le unen unos magníficos coros de sus compañeros.
Preciosa.
7.- Ghost town. Suben de golpe las revoluciones con un tema que en su inicio promete ser el más potente y heavy del disco; pero la cosa cambia al entrar la voz, muy similar a la de la balada anterior, y a una deliberada ausencia de guitarra —apenas unos acordes esporádicos—. Parece que estemos ante una canción indie rock, aunque en los estribillos el grupo se pone en modo intenso e incluso aparecen toques de slide. Por el 2:10 hay un extraño cambio a funky setentero, para pasar al acelerado tempo anterior con un solo de guitarra digno de Steve Vai.
Sin lugar a dudas, la canción más marciana del disco. No hay por dónde cogerla, y sin embargo, el resultado acaba siendo fascinante.
8.- The bridge. Mike Portnoy nos deleita con un complejo y potente ritmo de batería, antes de que entren sus compañeros. Un tema con aroma a heavy ochentero, con base de bajo y batería pesadas, y en la que destaca el extraordinario y melódico estribillo, con un sorprendente Richie Kotzen que recuerda muchísimo a Glenn Hughes. Si hubiera un ranking de estribillos, éste sería de los mejores que he oído en años. Para colmo, se marca un solo fusionero con extraños cambios de tiempo y de intensidad.
Magnífico.
9.- War machine. Otro corte rockero, oscuro, con un virtuoso solo fusionero, una voz melódica y por momentos popera, una batería con ciertos dejes progresivos y un Sheehan muy centrado en su labor de acompañante y que incluso llegar a modificar su particular sonido de bajo por uno más estándar.
El resultado es atractivo pero algo menos inspirado que el resto.
10.- Spiral. Si había canciones del disco en las que el bueno de Billy Sheehan no destacaba demasiado, aquí es todo lo contrario, puesto que el tema está presidido por un repetitivo bucle con el bajo, ejecutado a tapping o a arpegios (no tengo claro cómo lo toca, y en la red hay vídeos de bajistas en los que cada uno de lo hace de una manera), hipnótico y muy atractivo. Un sencillo ritmo de batería sumado a teclados, guitarras con trémolo y wah-wah y el mencionado bajo, hacen de esta canción un extraño híbrido de trance o música electrónica con rock duro, porque llegado el 3:35, Mike Portoy sustituye su sonido e interpretación por un sonido y una pegada muy contundente.
11.- Devil you know. Blues y hard rock se unen al diablo para entregar este vibrante tema, muy Mr. Big. Una composición ideal para directo, cruda, intensa y cañera, con el trío muy compenetrado y disfrutando de lo lindo.
Hard rock en estado puro perfecta para mover las greñas —el que las conserve—.
12.- Think it over. Segunda balada en la que nos sorprenden con una delicia de rhythm & blues, soul y rock sureño setentero, con un ritmo pausado y un órgano Hammond perfectamente integrado con las guitarras. Kotzen vuelve a recordar a Glenn Hughes en algunos pasajes.
Si la intención de la banda es homenajear a los años 70, aquí lo han conseguido a la perfección.
13.- The lamb. Y llegamos al final con una nueva balada, o eso parece en un comienzo, ya que luego pasa a medio tempo y en algunos pasajes se acelera. No obstante, el estribillo relajado y melódico le dan un aire muy comercial a la canción. Pese a todo, hay una parte un tanto extraña en el pre-solo, con unos sintetizadores electrónicos y un rápido ritmo de bajo, para pasar a un solo de guitarra de lo más virtuoso.
Al igual que consiguieron en el primer disco de estudio, el final de éste es de lo más original y diferente.
.
.
CONCLUSIÓN
The Winery Dogs lo han logrado: ésta vez sí han conseguido sonar a grupo unido. Algunos temas siguen sonando a Richie Kotzen en solitario, o a Mr. Big, pero es inevitable dado que él es el que tiene más experiencia de los tres en componer música vocal en este género.
El disco es arriesgado, en cuanto a que tiene menos baladas pero a cambio más variedad de estilos, y temas como «Spiral» o «Ghost town» dan una buena muestra de que aunque amen el rock clásico, también pueden hacer ciertos experimentos sonoros con buenos resultados.
Los amantes del bajo eléctrico quizás se encuentren que Billy Sheehan destaca menos que en el álbum anterior, pero a cambio, Mike Portnoy se luce más. Y respecto a Richie Kotzen, pese a su estancamiento como guitarrista, no parece tener límite en su mejora como cantante, como así demuestra su interpretación en cortes como «Fire», «The bridge» o «Think it over».
Al igual que la vez anterior, el responsable de la mezcla ha sido el productor Jay Ruston —Diana Ross, Leonard Cohen, Paul Gilbert, Steel Panther, Adrenaline Mob, etc—, que ha logrado una perfecta y equilibrada mezcla. Todo un gustazo para los oídos.
Si comparamos «The Winery Dogs» con «Hot streak» a nivel de canciones sueltas, es difícil decidir cual es mejor o peor. Más bien le daría un justo empate dada la calidad que atesoran. Pero como disco de grupo unido, «Hot streak» triunfa frente a su predecesor, de ahí que tenga mejor puntuación en el aspecto de calidad musical. No obstante, son dos trabajos que se pueden disfrutar por igual, si eres amante de estos géneros y fan de los músicos implicados, así que los recomendamos si no los has escuchado todavía.
Pende todavía la duda de la continuidad del grupo, aunque por el momento la cosa parece que va muy en serio después de estos cuatro años, y esperemos que dure.
Y para finalizar, recordamos de nuevo las tres citas que tendrán en breve con sus aficionados españoles. Acompañados de los norteamericanos Inglorius, nos visitarán en las siguientes fechas:
- 8/02/16 – Kafe Antzokia – Bilbao
- 9/02/16 – Joy Eslava – Madrid
- 10/02/16 – Apolo – Barcelona
..
TEXTO: Albert Sanz
FOTOS: Loud & Proud Records
Muy buen review. Completo y acertivo. Lo felicito señor Sanz
Muy buen review. Completo y acertivo. Lo felicito señor Sanz
Sabe usted cuando sale a la venta el dvd grabado en Chile?
Saludos