Guitar Xperience asiste por primera vez a una edición del ciclo «Rock en familia», una original iniciativa que pretende dar a conocer a los más pequeños los clásicos del pop, rock, hard rock y heavy metal.
La formación anunciada era Nice Boys, pero fue cambiada a última hora por Gansos Rosas.
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Hacía tiempo que me llamaba la atención esta propuesta denominada «Rock en familia: conociendo a…». Tras esta marca se halla una promotora que con mucho esfuerzo y dedicación está dando a conocer a los más pequeños los nombres de referencia en la historia del pop, el rock y el metal por toda la geografía española.
El proceso siempre es el mismo: se realiza un concierto a cargo de una banda tributo en fin de semana y en horario de mediodía (¡el horario anti rock!), con un volumen limitado para no molestar a los niños que aún no están curtidos y sordos en miles de conciertos como nosotros, y un set-list de una hora aproximada para evitar agobios o el temido «¿cuando se acaba?».
Y el concierto suele ser precedido por un cuentacuentos en el que se explica la historia de la banda.
De esta manera, bebés, niños y preadolescentes han podido conocer cómo suenan U2, The Beatles, Michael Jackson, The Rolling Stones, AC/DC, Kiss o Metallica.
En esta ocasión, Guns N’ Roses era el grupo elegido para una nueva edición de «Rock en Familia presenta: conociendo a…», la sala que lo presentaba era Apolo 1 (que creo que siempre es la misma para este tipo de eventos en Barcelona) y que sin llenarse del todo presentó una entrada muy buena de público, y la banda tributo que iba a amenizar la mañana eran los Nice Boys.
Sin embargo, por alguna razón que desconozco, los madrileños no actuaron y el cambio debió ser de pocas horas antes, ya que no se hizo mención alguna ni en la web de la sala ni en las redes de la promotora. Pese a que los Nice Boys realizan un excelente tributo (muy bueno en verdad), los sustitutos no eran mancos en absoluto. De hecho, son considerados la banda tributo a G N’ R por excelencia en nuestro país; estamos hablando, claro está, de Gansos Rosas, la formación madrileña que lleva más de diez años dando guerra y transmitiendo el legado de los norteamericanos.
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Liderados por el argentino Kalen HardWires, vocalista también de los hard rockeros HardWires —crónica de su intenso concierto como teloneros de Vinnie Moore aquí— y secundado por Charly Bastard —guitarra solista—, Jorge Bentura —guitarra rítmica—, Albert Solo —bajo—, Vic Alonso —teclados— y Johnny Biscuit —batería—, realizaron un concierto breve para los fans adultos que allí nos congregamos, pero en el que interpretaron casi todos los hits de la mítica banda angelina.
La noche mañana comenzó de forma muy potente «Nightrain» y ya con un sólo tema era suficiente como para darse cuenta de hasta qué punto llega a mimetizarse vocalmente Kalen y conseguir que si cierras los ojos cueste mucho de distinguir de Axl Rose, especialmente en los tonos altos.
Dado que este tipo de eventos tienen una finalidad didáctica y está dirigida a los niños, el set-list fue corto y previsible, y aunque estuvieran la mayor parte de los clásicos, los fans de cierta edad echamos en falta bastantes temas, pero claro, el concierto no era para nosotros.
Así pues, tras este potente inicio con «Nightrain», el concierto siguió con «Welcome to the jungle», «November rain», «Sweet child o’mine», «You could be mine», «Knockin’ on Heaven’s door» y «Don’t cry», para finalizar cerrando el círculo con la también muy potente «Paradise city».
Como podéis observar, además de un set-list breve y con el volumen ajustado para no molestar a los más pequeños, de ocho canciones, cuatro fueron baladas —si contamos a «Sweet…» como una balada—. Imagino que debió ser para no asustar a la chavaleria (me pregunto cómo lo harán en los conciertos tributo a Metallica). Pero en cualquier caso, me sorprendió que la interpretación de «November rain» fuera fiel al original, con sus nueve minutazos de duración, ya que un tema de tan larga duración también puede ser algo agobiante para según que niños.
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Los Gansos Rosas hicieron un trabajo de gran nivel, lo cual es lógico si hablamos del primer nombre español en cuanto a tributos de la banda angelina, pero hubo un detalle que no me gustó, o cuanto menos me chocó. Y es que una cosa es ser un grupo de versiones y otra ser una banda tributo. Y una banda tributo ha de serlo no sólo en el plano musical sino en el visual también. Sin ir más lejos, ahí tenemos el caso de los cada vez más exitosos God save the Queen / D.S.R., cuyo vocalista, no sólo clona de manera impecable la voz de Freddy Mercury, sino que imita los mismos movimientos, viste igual que vestía Mercury según la gira que homenajeen e ¡incluso se le parece de cara!
Con Gansos Rosas no ocurre esto, quedándose el tributo a medias. Recientemente he leído una entrevista a Kalen en la cual se menciona esto mismo, y él se defiende argumentando que iba a estar muy ridículo con unas mallas de licra de colores tal y como llevaba Axl Rose en los 80 (personalmente siempre me pareció más cantona la muleta reconvertida en pie de micro que solía usar). Tiene razón, pero también se puede imitar al Axl actual que lleva un estilo más moderno y discreto.
Lo mismo podría aplicarse a Charly «Slash» Bastard, ya que pese calcar los solos de guitarra, resultaba raro no ver el eterno sombrero que siempre acompaña al gunner sobre el escenario.
Volviendo al apartado musical, ya he comentado que todos rallaron a gran altura. Cómo no, la vista y el oído se me iban hacía Slash, pero me agradó ver cómo Jorge «Izzy Stradlin / Gilby Clarke» Bentura se animó a tocar dos solos, concretamente los de «Knockin’ on Heaven’s door» y «Don’t cry»; y fue curioso observar que sus movimientos y puesta en escena al interpretarlos eran idénticos a los de Slash, pese al diferente vestuario.
No obstante, y sin quitar mérito a ninguno de los músicos (ya he comentado antes que el trabajo de Kalen te obliga a estar muy al tanto para intentar diferenciarlo del original), me gustó mucho la aportación de Vic Alonso a los teclados. No tocó en todas las canciones, pero en las que lo hizo, las dotó de la misma épica y grandilocuencia que tenían los originales.
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Respecto al asunto del sonido, ya sabemos que la sala grande de Apolo es un tanto irregular, pudiéndose asistir a conciertos con un sonido que parece sacado de un CD y luego ver a Symphony X y tener que tirar de memoria para saber qué solo está tocando Michael Romeo por no oírsele nada. Aquí el sonido fue más que correcto, demostrando que no hace falta aumentar el volumen en 30.000 decibelios para que haya potencia, y es que con un sonido más bajo más limpio suena un todo. Aún así, una cierta falta de brillo en la mezcla general y un bombo y un bajo demasiado presentes hicieron que el concierto no alcanzara la excelencia en este sentido.
Y en cuanto al apartado de iluminación, también fue más que correcto, pero dado el tipo de público al que estaba dirigido este concierto, algunas de las luces del techo permanecieron encendidas, iluminando tenuemente la sala.
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Concluyendo, como fan, ciertos detalles del tipo volumen, set-list, duración, etc., no me terminaron de convencer, pero mi nota no es para nada negativa ya que no se puede analizar este concierto bajo los mismos parámetros de los conciertos para adultos, puesto que tienen una labor educativa y están dirigidos a otro tipo de público. En este sentido, Gansos Rosas realizaron un gran trabajo mostrando el legado de la que es la mejor banda de hard rock de la historia, aunque la parte visual y de vestuario no acompañase, y la idea de este ciclo de conciertos no sólo es magnífica, sino muy necesaria en estos tiempos en que los medios mainstream generalistas ningunean ciertos estilos y bombardean a las jóvenes generaciones con productos clónicos, sin creatividad y de usar y tirar.
¡Bravo por Rock en Familia!
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
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