El virtuoso británico volvió a actuar en Barcelona, en un formato diferente al que le hemos visto hasta ahora, junto a una orquesta.
El concierto, integrado dentro de la programación de las principales fiestas de Barcelona, representaba el vigésimo aniversario de la prestigiosa academia Jam Session.
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La programación de la fiesta más importante de Barcelona, la Mercè, acoge multitud de propuestas musicales, de danza, teatro, etc. Una programación variada y para todas las edades, pero todo sea dicho, si eres un amante de las seis cuerdas pues la programación no suele incluir conciertos en los que la guitarra sea la protagonista. Sin embargo, tras revisar por segunda vez la programación de las fiestas, me encontré con un evento al que debía ir sí o sí, y que en el primer repaso no vi: ¡Guthrie Govan volvía a Barcelona!
Y con esta crónica es como inauguramos la octava temporada de esta web tras ayer lunes haber comenzado la vigésima del programa, y al haberse celebrado este concierto en octubre, en plenas vacaciones de radio y web, era obligado que comenzáramos con esta crónica pendiente de publicación.
Volviendo al evento en sí, era bastante raro que las fiestas de la Mercè, pese a ser su gran variedad de actividades y espectáculos, incluyeran un concierto de jazz fusión virtuoso, hábitat natural del británico, y de hecho, no fue así. El concierto servía en realidad de celebración del también vigésimo aniversario de la prestigiosa academia Jam Session. Dicha academia suele incluir entre sus actividades clínics y masterclasses de primeras espadas del sector y que, curiosamente, es casi imposible verlos de gira en nuestro país. Músicos como Frank Gambale o Jennifer Batten han aportado su talento didáctico y sin embargo, resulta muy raro que podamos verlos en España tocando en salas —sin ir más lejos, Batten sólo ha actuado en España en 2.013, y puedes leer la crónica de aquel concierto aquí—.
Por fortuna, Govan no es de esos músicos difíciles de ver en España. Ya ha venido en diversas ocasiones con The Aristocrats o en solitario para realizar masterclasses, siendo Jam Session como una especie de segunda casa, por lo que a la hora de realizar un concierto de aniversario con una estrella invitada internacional, fue bastante lógica la elección de este maestro.
Así que sobre el mediodía, nos plantamos servidor e Iván Macías, colaborador de esta web, en el Moll de la Fusta barcelonés para disfrutar de este evento.
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La orquesta, dirigida por Miquel Àngel Ortín López, constaba de una veintena aproximada de músicos, la mayoría de ellos alumnos de la escuela y por tanto, jóvenes en edad. Govan se situó a la izquierda y comenzó el concierto, cuya primera parte consistió en standards de jazz. En esta parte, el guitarrista no tuvo excesivo protagonismo, tocando apenas un par de solos pero demostrando que en el jazz más ortodoxo, fuera de su estilo habitual más fusionero, se mueve como pez en el agua.
El set-list fue un tanto extraño y nos descolocó enormemente. De algún modo, dio la sensación de querer hacer un repaso a la historia de la música del pasado siglo, por lo que escuchar himnos del pop como «Billy Jean» de Michael Jackson o alguno más moderno, tipo «Uptown funk» de Bruno Mars, junto a himnos del rock y hard rock como «Born to be wild» o «Livin’ on a prayer» de Steppenwolf y Bon Jovi, respectivamente, no fue nada raro.
Sí lo fue en cambio, dedicar una buena parte del concierto a clásicos del heavy metal, algo que evidentemente celebramos, pero no sé si así lo haría el público tan familiar que acudió al concierto. Ahí pudimos escuchar un clásico que ha salido de las fronteras del metal para ser un clásico de la música a secas, el «Smoke on the water» de Deep Purple, pero también otros cuyo status mítico y éxito se circunscribe a ese género nada más, como «Crazy train» de Ozzy Osbourne o «Iron man» de Black Sabbath (con un extraordinario solo del inglés, tocado con slide, algo poco habitual en su estilo).
Fue en este segmento donde Govan tuvo más oportunidad de lucirse al nivel técnico que acostumbra, sorprendiendo a los que no le conocían y consiguiendo continuos aplausos y ovaciones, aunque también fue chocante que tocaran «Crazy train» en versión reducida sin solo de guitarra, siendo éste uno de más emblemáticos del género.
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Hay que reconocer que el concierto fue variado, dinámico y entretenido. Las diferentes voces —casi todas ellas femeninas— otorgaban ese punto de expectación ante no saber cómo va a sonar la siguiente canción y que obligaba a estar muy pendiente; la interpretación de la orquesta fue impecable así como la dirección de Ortín López; el poder escuchar solos de diferentes instrumentos siempre es agradable; y Govan… pues es mucho Govan. Por momentos daba la sensación de que esto fuera como una especie de ensayo para él, dada la relajación que mostraba, para luego explotar en solos muy creativos y a un nivel técnico estratosférico.
Como detalles negativos estaría el orquestalizar ciertas canciones, y es que al margen de los conocimientos del compositor que arreglara y adaptara a formato orquesta este set-list, hay temas que se pueden adaptar y otros que no. «Crazy train» o «Billy Jean» pueden quedar bien, pero otros como «Iron man» sencillamente no. Todos recordaremos aquel proyecto orquestal de Metallica, el «S&M», que contenía canciones adaptables («Nothing else matters») y otras cuyo resultado fue espantoso («Battery»). Pues aquí pasó eso con varios temas. Hay cosas que han de mantenerse en su sitio y que no permiten su conversión a otros estilos.
El sonido también fue muy bueno en todo momento a excepción de la guitarra de Govan en los primeros temas, que sonaba excesivamente fuerte hasta que fue corregido, y una de las trompetistas, que en los dos o tres solos que tocó no se le escuchó en ningún momento. Pero como digo, en general la mezcla de audio fue notable.
Resumiendo, concierto ameno, vibrante, con un set-list sorprendente (y con algún pero, como he comentado), grandes músicos y promesas de futuro sobre el escenario y un Guthrie Govan fuera de su zona de confort habitual, pero que una vez más ha demostrado ser uno de los guitarristas y shredders más importantes de su generación y que está llamado a ser una leyenda de su instrumento.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
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