Comenzamos la «semana salanista», nuestra #salanweek, en la que aprovechando la reciente y primera visita de Jorge Salán a BCN en solitario en más de una década, dedicaremos una serie de artículos a su figura.
El concierto realizado en la sala RockSound se enmarca dentro de la gira de presentación del DVD «Live in Madrid».
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¡Comienza la #salanweek! Ya hace años que, a propósito de la entrevista que le hicimos a Jorge Salán en Madrid con motivo de la salida a la venta de «Sexto asalto», dedicamos algo más de una semana a su entrevista en el programa, un segundo programa analizando su discografía, la entrevista transcrita en web, etc. Esta vez vamos a hacer algo parecido, comenzando por este artículo. Si quieres conocer el resto de actividades, puedes seguirnos en este enlace o por el hashtag #salanweek. Aunque ya avisamos que el plato fuerte vendrá esta misma noche —26/02/2.018—, con la emisión de la entrevista realizada antes de su actuación, y que podrás escuchar sintonizando Guitar Xperience de 23 a 01 en el 94.6 FM (dial de Barcelona) o vía online a través de la web de la Ona de Sants-Montjüic o Mixlr.
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Muchas, pero que muchas ganas teníamos de asistir a este concierto. Si sois seguidores habituales del programa ya estaréis al tanto del apoyo que, dentro de nuestras modestas posibilidades, hemos brindado al guitarrista madrileño desde sus inicios. Siempre es un placer reencontrarse con este monstruo sobre un escenario, pero si bien ya le hemos podido ver en bastantes ocasiones con Mägo de Oz, Jeff Scott Soto, S·O·T·O o Robin Beck, en solitario sólo habíamos podido verle en Barcelona una vez, allá por 2.006 o 2.007 en la sala KGB y a propósito de la presentación de su «Chronicles of an evolution».
Y aunque sabemos que esta bendita ciudad cada vez es más complicada para según que propuestas (sin ir más lejos, una superstar como J.S. Soto cada vez atrae menos gente sin haber disminuido un ápice en su calidad como músico y compositor), conservábamos la esperanza de que tarde o temprano volveríamos a verlo sobre un escenario barcelonés. Y así ha sido: de la mano de Xavi Estringana y Etin Produccions, hemos podido verle con sus músicos de apoyo, The Majestic Jaywalkers, en la muy rockera sala RockSound, y pese al buen despliegue publicitario en redes sociales del evento, por desgracia así a ojo no debieron de haber más de 100 personas en la sala. Pero teniendo en cuenta que parte de esos asistentes formaban parte de la farándula rockera catalana, el ambiente fue en todo momento distendido, divertido y de complicidad entre músicos y asistentes.
La velada comenzó con banda telonera, los Brand New Brain. Pese a que acostumbro a ver siempre a las bandas teloneras, no sea que vaya a perderme a alguna joya con proyección futura, en esta ocasión no pude ver su concierto al completo; el motivo fue la entrevista que le estábamos realizando a Jorge en un local cercano. Para cuando llegamos a la sala el compañero Iván Macías y servidor, el grupo ya estaba tocando sus últimas canciones.
De lo poco que pudimos ver fue a una banda en formato power trio muy compenetrada, tocando una mezcla de hard rock, stone rock y heavy metal y con la novedad añadida de la carencia de bajo eléctrico. Esto suele ser habitual en estilos modernos como el djent y el math metal y en el que se usan guitarras de ocho o nueve cuerdas, no en estilos con sonoridades más clásicas y guitarras «normales».
Pese a lo poco que vimos, puedo decir que me quedé con las ganas investigar más sobre ellos, y eso siempre es bueno.
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Cerca de las 22:30, una hora bastante tardía para comenzar un concierto en domingo, aparecieron sobre el pequeño escenario Jorge Salan & The Majestic Jaywalkers, o sea, Jorge Salán a la guitarra y voz, Luisma Hernández al bajo y Mateo Arroyave a la batería. Las sensaciones no podían ser mejores. Sólo un par de horas antes habíamos asistido a la rápida prueba de sonido del trío y nos quedamos muy sorprendidos por la mejoría vocal de Jorge. Ya en varias ocasiones habíamos criticado este aspecto, inclusive en la crítica de su álbum «Madrid // Texas»: nos quejábamos de estar ante una voz bonita, con feeling y expresiva, ideal para contextos poperos o indies pero a la que le faltaba la garra y la energía necesaria, algo que se hacía más patente en esta nueva etapa bluesera como en la anterior más hardrockera/metalera.
Sin embargo, la sorpresa fue que al escuchar su voz en directo en la prueba de sonido, en crudo, sin artificios ni mezclas pulidas y perfectas como en un CD, nos encontramos ante un nuevo Jorge Salán. Si a sus conocidas capacidades guitarrísticas se le unía ahora una voz de nivel, íbamos a estar ante un conciertazo… y así fue.
Como he comentado, ya era bastante tarde para lo que es la media de comienzo de los conciertos en domingo y en esta ciudad, por lo que el público ya estaba con muchas ganas de blues y rock, con lo cual en cuanto los tres músicos salieron al escenario, fueron recibidos con una sonora ovación. La rockera «On my own» y la más bluesera «Victim of desire», ambas pertenecientes a «Graffire», fueron las canciones elegidas para abrir el concierto, una buena elección en la que Salán demostró que, por si aún quedaban dudas, su faceta en el blues rock va muy en serio y para largo (pese a que algunos añoremos su etapa más heavy shredder, sniff!!).
Durante el concierto escucharíamos bastantes versiones; así pues, la banda encadenaría varias de ellas, como «Boot hill» de Stevie Ray Vaughan, «The thrill is gone» de B.B. King (genial la voz), «Key to love» de John Mayall, «Going down» de Freddie King y «Leave my girl alone» de nuevo de Steve Ray Vaughan, alternando por tanto temas de «Madrid // Texas» y «Graffire» y realizando un set similar al escuchado en «Live in Madrid», su reciente DVD en directo y motivo por el que el grupo está de gira.
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Para entonces ya quedaba claro que Jorge ama el blues pero que no rechaza su pasado como guitarrista más agresivo y técnico. De hecho, eran continuos los flashes de shred en los solos, abandonando el blues más tradicional para regalarnos sweeps, tappings y frases tocadas a velocidad de vértigo, pero siempre con una relajación, fluidez y limpieza casi insultantes; algo que es evidente que muchos agradecimos.
Tras hablar un poco con el público, el trío atacó con otra versión, «Fire» de Jimi Hendrix, en una interpretación diría que algo más rápida que la original. Tras ella, vuelta a «Madrid // Texas» con la alegre «The hunter», original de Albert King, y «One more empty feeling» de «Graffire». Si bien se echó en falta la voz del invitado en el disco, Garrett Wall, el buen hacer vocal de Salán, el sencillo pero magistral y emotivo riff de guitarra y el aire sureño lograron uno de los mejores momentos de la noche (por cierto, ¿soy el único que se imaginó este tema versionado por Mr. Big?).
«Take me to the river» de Al Green fue otro tema muy aplaudido, en especial porque, aprovechando que la sala no se llenó, el guitarrista bajó entre el público a tocar su solo.
Y tras este marchoso tema, el grupo interpretó una versión bastante inesperada de sus Satánicas Majestades, «Doom and gloom», seguida de «Born under a bad sing» —aparecida en «Graffire»—, realizando así unos minutos en los que hubo un endurecimiento en el sonido de la banda.
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Para entonces llevábamos más de una hora de pura intensidad, con una banda que rallaba la perfección, pero tocaba bajar las revoluciones. Jorge nos mostró su lado más introspectivo e intimista con la magistral «Subsuelo», perteneciente al álbum ídem, y que fue interpretada originalmente por Miguel Ríos. Sin duda esta era una prueba de fuego, al tratarse de una canción lenta, con una instrumentación mínima, en la que la voz destaca por encima de todo y la letra es muy profunda. Y lo cierto es que el madrileño clavó su interpretación.
Se acercaban las doce y supuestamente el concierto ya había acabado, pero el grupo quería tocar unos bises; sin embargo, el pequeño escenario y el aún más pequeño camerino impedían que los músicos hicieran el amago de despedirse y volver, por lo que Salán pidió a los asistentes que nos diéramos la vuelta, imagináramos que se habían ido y nos girásemos de nuevo para encontrárnoslos otra vez sobre el escenario.
Un detalle simpático que ayudó aún más a acrecentar esa sensación de fiesta que planeaba por la sala RockSound desde que abrieron las puertas.
Otra versión inesperada, «Rockin’ all over de world» de Status Quo, seguida de la (esta sí) esperada «Walking by myself» de Gary Moore (esperada por lo mucho que le gusta a Jorge el estilo del irlandés), supusieron el broche de oro en un concierto absolutamente memorable.
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No he comentado nada del apartado luz y sonido. En cuanto a lo primera pues no hay mucho más de que hablar: mayoría de tonalidades rojas y azules que en conjunción con la nula distancia entre público y escenario y la baja altura de éste, dificultan como siempre el poder tomar buenas fotografías en esa sala. Como ya habréis comprobado, las fotos que aporto a este artículo son de pésima calidad ya que disto mucho de ser un buen fotógrafo, pero si buscáis cualquier otra crónica que se haya publicado sobre este concierto, veréis que mucho mejores no han salido.
Y sobre asuntos de sonido, aquí sí que esta sala da un buen repaso a otras más grandes y supuestamente con mejor equipo en la ciudad. Sólo le pondríamos una pega, y es que la voz de Salán debería de haber estado algo más alta en la mezcla. Ya nos dimos cuenta en la prueba de sonido pero esto se acrecentó en el concierto con el ruido del público. No es que fuera una mezcla desastrosa ni mucho menos; de hecho, el resto de instrumentos se escucharon de fábula, pero unos pocos db’s más a la voz y la mezcla habría resultado perfecta.
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En conclusión, Salán, Hernández y Arroyave dieron toda una lección a los más puristas que reniegan de ciertos géneros si no vienen de Inglaterra o USA, mostrándose versátiles e inspirados en todo momento. Jorge demostró una vez más que su prestigio y el ser reclamado por grandes estrellas internacionales no viene sólo dado por unas notables capacidades para hacer pirotecnia sobre el mástil, sino por un talento innato, una gran profesionalidad y el hecho de cantar cada palabra y tocar cada nota desde las entrañas.
Si a esto le añadimos que su habitual pose escénica tranquila y reservada cuando acompaña a otro músico fue anulada en pos de una continua actitud de rockstar y líder de grupo, es entonces cuando más ganas dan de enfadarnos porque no haya habido promotor alguno que haya querido traerlo en más de una década a BCN, y que tal vez no volvamos a verle de nuevo en solitario de aquí a otros diez años. Tendremos que conformarnos con su próxima visita como miembro de Avalanch All Star Band o S·O·T·O.
En cualquier caso, aunque apenas llevemos dos meses transcurridos de este 2.018, de lo que no hay duda es de que hemos disfrutado de uno de los mejores conciertos de guitarra posibles.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
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