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Crítica: Big Bang «Diez tragos»

Big Bang Diez tragos CD Cover

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FICHA

  • Artista: Big Bang
  • Sello:     John Pigeon Records
  • Año:       2.012
  • Estilo:   Rock alternativo, rock progresivo, metal alternativo, stone rock, heavy
                     metal.

CALIFICACIÓN

CALIFICACIÓN TÉCNICA

  • Nivel de técnica: 8/10
  • Velocidad: 6/10
  • Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 8/10
  • Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
  • Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 7/10
  • Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 5,5/10
  • PUNTUACIÓN: 7,4/10

CALIFICACIÓN MUSICAL

  • Calidad musical: 8/10
  • Nivel de feeling: 8/10
  • Posibilidad de escucharlo de un tirón: 7/10
  • Ganas de hacer “headbanging”: 8,5/10
  • PUNTUACIÓN: 7,9/10
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PUNTUACIÓN TOTAL: 7,6/10

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INTRODUCCIÓN

 

    Os traemos a continuación nueva crítica de los catalanes Big Bang. Para conocer más sobre esta interesante banda, os emplazo a mi anterior artículo en el que analizaba el que fue su debut discográfico, «Sin renuncia a la esperanza», un excelente trabajo con algún pero que sin embargo, no parecía para nada un debut.

    Hoy hablaremos de «Diez tragos», álbum aparecido en 2.012, dos años después, bajo el amparo de un sello diferente —John Pigeon Records—, aunque contó con los mismos músicos —Manuel Rubiales a la voz y Francisco Rubiales a las guitarras, Rafa Caamaño al bajo y Siscu Carrasco a la batería—, fue producido por el guitarrista y mezclado de nuevo en los Motion Studios de Barcelona.

    Por tanto, prácticamente el mismo equipo fue el que trabajó en estos nuevos diez temas, por lo que a priori el resultado no debería ser inferior al anterior. ¿Vamos a comprobarlo?

Big Bang 05.jpg

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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES

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1.- Dueño de mis sueños. Voz misteriosa, susurros y sonidos de guitarra simulando teclados —que se mantendrán durante todo el tema— sirven de intrigante intro para un tema de lo más oscuros y progresivos que hayamos escuchado nunca a esta banda.
Manuel Rubiales nos muestra una forma de cantar extrañamente melancólica acompañada de algunos falsetes que no tengo claro si pega con el tipo de composición. Pero a cambio tenemos un estribillo coreable, un breve pero excelente solo de guitarra y una base rítmica brutal.

2.- Soy inmortal. Pasamos ahora al que sería uno de los hits de la carrera de esta banda —teniendo en cuenta que no es que sea una banda superventas— y que además supuso el primer videoclip que grabaron.
Al contrario que en la primera canción, el vocalista muestra ese estilo que dijimos en la anterior crítica, el estilo «Bunbury-Townsend», en todo su esplendor, mostrándose melódico cuando toca y sacando toda su garra en el estribillo añadiendo unos screams semiguturales que quedan perfectos.
Francisco a las guitarras nos muestra también uno de los mejores solos del álbum, con cierto regusto a Vai, y Siscu y Rafa siguen manteniendo un nivel rítmico brutal y una compenetración como si fueran un sólo instrumento.
Perfecta elección de single.

3.- No soy un ángel. Y de nuevo nos encontramos ante otro de los hits del grupo. La gracia de Big Bang radica, entre otras cosas, en algunas intros enagañosas que dan inicio a sus composiciones. En concreto, aquí tenemos una especie de pop rock electrónico oscuro que podría recordar a unos primerizos La Unión o Radio Futura. Pero todo cambia a partir del minuto y medio, cuando entra el hendrixiano funk rockero riff de guitarra y el melódico estribillo. O eso parece, porque aquí el engaño es doble, ya que la intro al final se acaba repitiendo en diversos momentos de la canción.
A destacar también la sección instrumental del solo, con un trabajo rítmico a las guitarras excelente.
Pese a que parece que tengamos dos canciones en una, el resultado es de lo más atractivo. 

4.- Sufrir. Nos encontramos ahora ante un medio tempo (como casi todos) en una onda stone rock. Pese a algunos interludios en los que una paranoica guitarra te hace exclamar WTF?, el resto de la canción es de lo más intenso que podamos encontrar en el álbum, con un Manuel especialmente agresivo en los estribillos, rozando el gutural.
Destacaría también el sonido del bajo, grueso y muy presente en la mezcla, más que en otros temas del disco.

5.- Crucifícame. Llegamos al ecuador de este «Diez tragos» y lo hacemos con una voz femenina recitando algo con ecos orientales sobre un excelente riff de bajo, para dar paso a otro hendrixiano riff de guitarra, marca de la casa.
Es obligado mencionar el genial trabajo de producción, del cual ha salido beneficiado la voz. Ya no sólo es que el frontman del grupo esté perfecto, es que en diversos momentos su voz es acompañada por otra en un tono más bajo y dispuestas ambas en el panorama stereo de tal modo que te hacen disfrutar aún más de la canción si la escuchas con auriculares.
Genial.

6.- Descifrar los signos. Tras la balada anterior (si es que podía definirse como tal), los cuatro músicos aceleran el tempo para traernos la que sería una de las canciones más rápidas de su discografía.
Mezclando espíritu punk rock, juegos de voces limpias y distorsionadas, solo de guitarra «vaiano», base rítmica y guitarras repetitivas y contundentes y mucha intensidad, Big Bang ha creado el perfecto tema «dislocacuellos».
¡Ganas de hacer headbanging aseguradas!

7.- Ver llorar desiertos. Guitarra con mucha reverb y percusión nos introducen en la típica película de aventuras en Egipto. Aunque al poco entrará el grupo en modo «denso prog» con una propuesta ardua de escuchar pero muy atractiva, manteniendo todo el rato ese ambiente exótico acompañado de un genial estribillo.

8.- La eternidad. Siguiendo el estilo del tema anterior, el grupo trae uno de esos medios tempos oscuros, progresivos y densos que tanto le gusta, pero que no será del agrado de todos los oyentes. Aunque como los buenos temas progresivos, nos encontramos con diferentes cambios de ritmo, contundencia, elevado nivel técnico por parte de todos y completando la guinda del pastel, un alocado y original solo de guitarra.

9.- Quien es quien. Penúltima composición de este trabajo. Prog rock con una batería brutal, tempo más acelerado de lo normal, otro breve pero brillante solo, unos riffs de guitarra de los de quitarse el sombrero y una letra interesante, demuestran que este tema podría haber sido perfectamente el cierre del disco.

10.- Franco is dead. Francisco Rubiales se pone a hacer ruidos a lo shredder metalero con su guitarra antes de comenzar a tocar un atractivo riff sobre el que se escucharán voces del dictador.
Otra de estas composiciones densas y oscuras, en este caso hasta angustiosa, con varios cambios de ritmo y que acompaña a la perfección los extractos vocales de noticiarios con voces del dictador y de otras personas refiriéndose a él.
Cuanto menos, curioso fin de fiesta.

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CONCLUSIÓN

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    Con «Sin renuncia a la esperanza», uno se daba cuenta de que estaba ante un disco especial de una banda especial. Composiciones originales, mezcla de estilos, comercialidad 0, elevado nivel técnico, un frontman diferente y una producción de nivel, lograron un más que convincente debut del cual sólo podía sacarse como algo negativo el desempeño vocal de su cantante en algunos temas; desempeño o más bien, «elección mejorable de cómo cantar ciertas estrofas».

    Tras la sorpresa inicial de su primer disco, nos encontramos en esta ocasión al grupo explorando esta senda densa y oscura sobre la que transitan las composiciones. No puedo decir que estemos ante un mejor trabajo que el anterior. No creo que esté mejor producido (es más, echo de menos que se escuche algo más el bajo a diferencia del primer álbum), ni que el grupo toque mejor o que las composiciones sean mejores, pero sí es verdad que de los diez cortes que incluye este «Diez tragos», cuatro podrían considerarse «grandes éxitos» de la historia de esta banda, así que algo oculto tiene este trabajo que lo hace muy atractivo y que puedas escucharlo del tirón, y en que a lo sumo podría mencionar como algo negativo el hecho de que el artwork me parece inferior en mi opinión al anterior.

    Sumado a ese algo oculto está claro que una parte de culpa de la gran calidad del álbum está el trabajo vocal de Manuel Rubiales, mejorando ese «desempeño/elección» del que hablaba antes, cantando con garra y fuerza tal y como podemos ver en los directos del grupo, y con sólo un par de detallitos aquí y allá que ni siquiera he mencionado porque carecen de importancia.

    En cuanto a esas dos bestias rítmicas que son Siscu Carrasco y Rafa Caamaño creo que no hay mucho que decir. Con sólo una escucha, ya te das cuenta de que es una de las mejores parejas de baterista y bajista que han podido verse en el panorama metalero de este país en años. Lástima que, y avanzando un spoiler del próximo artículo, poco después Rafa seguiría su camino fuera de Big Bang.

    En definitiva, si no eras seguidor de la banda pero te gustan los estilos en los que se mueve, creo que con este artículo y el anterior estarás obligado a darle una escucha (y dos y tres…).

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Big Bang 06.jpg

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TEXTO: Albert Sanz
FOTOS: FaceBook de la banda

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