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FICHA
- Artista: Big Bang
- Sello: Nat Team Media
- Año: 2.016
- Estilo: Rock alternativo, rock progresivo, metal progresivo, metal alternativo, doom metal, stone rock, jazz
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CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
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Nivel de técnica: 8,5/10
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Velocidad: 6/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 8,5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 8/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
- PUNTUACIÓN: 8/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 8,5/10
- Nivel de feeling: 8/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 7/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 9/10
- PUNTUACIÓN: 8,1/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 8,1/10
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INTRODUCCIÓN
Seguimos analizando la discografía de los badalonenses Big Bang. En esta ocasión, tras las críticas de «Sin renuncia a la esperanza» y «Diez tragos», lo hacemos con «Vacío», álbum aparecido en 2.016 y que trajo un importante cambio a la banda.
Tras el excelente trabajo realizado por su bajista Rafa Caamaño a lo largo de los años, se dio paso a un nuevo integrante, Frederic A. Torres, miembro también de los progmetaleros, Face the Maybe y un bajista, podría decirse, mucho más «vistoso» y acostumbrado a un estilo en el cual los solos y desafíos técnicos están a la orden del día.
Realizando un paralelismo, y aunque ambas bandas puedan calificarse de metal progresivo, no es lo mismo Tool que Dream Theater. Y Face the Maybe están en una onda que permite más lucimientos.
¿Pero esto significa que Torres realizó un mejor trabajo que Caamaño en este nuevo disco? Pues vamos a comprobarlo.
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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1.- A contraluz. Con una bonita intro de arpegios de guitarra y mucho delay —que se irán repitiendo en varios momentos—, comienza el disco y la canción.
Una vez más, los medios tempos, pasajes misteriosos con Manuel hablando más que cantando y el sonido pesado entre doom metal y stone rock vuelven a nuestros oídos.
Nada nuevo o que no les hayamos escuchado antes, pero que es exactamente el inicio de álbum que estábamos esperando.
2.- Vacío. Frederic y Siscu nos traen una intro sencilla pero muy potente. Una vez comenzada la canción, se les une la guitarra, aunque en un buen trabajo de producción y composición, es Francisco quien va realizando el trabajo rítmico con su guitarra (un trabajo muy alocado y crimsonniano, por cierto), mientras que Frederic con el bajo se pone en modo Billy Sheehan, mostrando el estilo tan particular de bajo «solista rítmico» del norteamericano.
Una vez te acostumbras al cambio de roles, la canción se vuelve de lo más atractiva siempre que seas fan de experiencias progresivas duras, y eso que salvo en los screams del estribillo, Manuel está muy melódico a la hora de cantar, igual que Francisco que aporta el primer gran solo de guitarra del disco.
Pero como digo, canción sólo para fans de King Crimson o Tool.
3.- Respirar. Llegamos ahora a uno de los «hits» del grupo, o al menos, de los que sus fans más aplauden en sus conciertos.
Pese a seguir en esos medios tempos ya clásicos del grupo, la guitarra y ciertos pasajes remiten a un groove metal más clásico, más de la escuela Pantera. Además, el hecho de incorporar varios momentos aumentando la velocidad, logran una composición de las que te inducen a hacer headbanging como un poseso.
Si encima le añadimos un solo de guitarra tremendo con toques a Paul Gilbert, estamos ante un tema metalero perfecto para ser disfrutado en directo.
4.- Sufrir. Curiosa la guitarra seudo funky de Francisco que, en perfecta sincronía con bajo y batería, nos entregan un trabajo notable. Manuel por su parte saca ese registro vocal a lo Bunbury que no es que sea muy de mi agrado y ademá, hay varios momentos en los que se ha aplicado un phaser a uno de los elementos de la batería, dando lugar también a otro sonido que tiende a rallarme enormemente.
En conjunto, es una buena canción con todos los elementos definitorios del grupo, pero que en mi caso no ha acabado de llegarme y que en algún momento me ha hecho «sufrir».
5.- Danzarás. Francisco se pone de lo más bluesero con un excelente y pentatónico solo de guitarra, para dar paso a la clásica guitarra rítimica funk rock de Jimi Hendrix. Pero son Big Bang, y sabemos que a estas alturas de la película no van a ponerse a hacer rock setentero.
En efecto, no es así, y es como si tuviéramos dos canciones en una: la hendrixiana de Francisco y Frederic y el medio tempo pesado doom/stone/prog de Manuel y Siscu.
Y aquí está la grandeza del grupo, porque pese a ser dos géneros totalmente opuestos, saben hacer que encajen a la perfección.
Si encima le añadimos un solo de guitarra de quitarse el sombrero que aparece sobre una alucinante sección musical diferente a las otras dos y, que es en sí misma una tercera canción, estamos sin duda ante una de las mejores composiciones en toda la carrera del grupo.
6.- Al partir. Parece que estemos ante una canción más sencilla. El estilo de siempre. Hasta que entra la voz y escuchamos de fondo a un Frederic interpretando una enloquecida línea de slap con algún toque de jazz de las de quitarse el sombrero.
Llama la atención la segunda voz de Manuel en los coros realizando falsete y logrando que te preguntes si en verdad no hay una vocalista femenina colaborando.
La sección instrumental te lleva a un pasaje muy enloquecido con un Francisco en modo paranoico con su guitarra, pero que no evita que te fijes en el inmenso trabajo de Frederic al bajo; sin duda el músico que más destaca en este tema.
7.- Cerrar un ciclo. Con un interesante riff de guitarra bluesero y bastante legatto es la manera que tiene de iniciarse esta séptima canción.
El resto es un tanto atípico en la discografía del grupo, al tener este aire de stone rock bluesero con matices de jazz pero sin la agresividad y contundencia que caracteriza a la banda. Podría decirse que es uno de los temas más comerciales de Big Bang; comercial dentro de lo comercial que puede ser una banda de estas características.
Cerca del 2:45 tenemos un pasaje instrumental muy jazzero en la cual el protagonista es Frederic, con un creativo solo de bajo al cual incluso añade distorsión en su parte final.
El pasaje instrumental también tiene protagonismo guitarrero, con otro solo en el cual Francisco Rubiales muestra el sonidazo que sabe sacar a su equipo.
8.- Bajo el sol. Rizando el rizo, Big Bang nos trae una composición ardua de escuchar pero muy curiosa, puesto que por momentos parece la versión de un rock and roll que podrían hacer King Crimson, pero luego pasa a ese sonido doom tan agresivo que suelen practicar.
Gran tema pero de los que requieren más paciencia en caso de que no seas muy amante de este tipo de sonidos.
9.- Sobrevive. A lo largo del disco, han sido diferentes los momentos en los que el jazz ha hecho acto de presencia, y aquí sería el tema donde este estilo tiene más protagonismo. Si bien el jazz no anda muy lejos de la fusión o el rock progresivo, Big Bang hasta ahora habían conseguido escaparse de su influencia yéndose al lado oscuro y más metalero. Hasta ahora.
Excelente composición, la más diferente del disco y en la que pese a que tenemos metal progresivo y distorsión, es el jazz fusión el estilo más predominante, con un despliegue técnico por parte de toda la banda realmente elevado.
10.- Donde. Terminamos con otra canción que si bien no destaca en exceso en la discografía de la banda, combina la fuerza del stone rock y el groove metal, siendo ideal por tanto para hacer headbanging, por lo que es un excelente fin de fiesta.
A destacar también la incorporación de toques de slap en el bajo, que dan un respiro momentáneo a una sección rítmica muy densa.
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CONCLUSIÓN
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Los dos primeros trabajos sirvieron para dar a conocer el sonido del grupo; un sonido, por otra parte, ya muy perfilado y definido antes de la grabación de su álbum debut. En esta ocasión, «Vacío» significa un pequeño cambio o evolución, manifestado en la incorporación de elementos jazzísticos, algo que se veía venir y que más tarde o más temprano los íbamos a escuchar.
Pero más que cambio o evolución, este trabajo en verdad es la confirmación de lo que es Big Bang, y no nos vamos a encontrar un disco revolucionario dentro de su discografía.
Eso en el caso de que el oyente les haya seguido desde el primer día. En caso de que alguien se enfrente por primera vez con este grupo escuchando este disco, la sorpresa estará asegurada, porque como ya he manifestado en múltiples ocasiones, no existen muchos referentes ni nacionales ni extranjeros que se parezcan a este grupo.
Es decir, «Vacío» puede no parecer un trabajo arriesgado, a tenor de algunas otras críticas que he podido escuchar, pero francamente, no sé qué riesgo más se le puede pedir a una banda cuyo 75% de canciones gustarán a pocas personas debido a su gran complejidad.
En cuanto a la principal novedad, es decir, a Frederic Torres, tengo sentimientos enfrentados a la hora de comparar su estilo con el de su antecesor, Rafa Caamaño.
Como he comentado en algún momento, por su trabajo paralelo en una banda de corte muy técnico, Torres es del tipo de bajista al estilo Billy Sheehan: no necesariamente ha de tocar solos de bajo, pero en su manera de tocar, sin perder de vista la fundamental labor rítmica del instrumento, decora sus líneas continuamente con elementos solistas puntuales.
Y claro, en cuanto a gustos personales, me gustan más ese tipo de bajistas que no los que se ciñen a seguir la tónica del acorde de turno.
Por su parte, Caamaño era más del tipo bajista rítmico de toda la vida, pero a tenor de lo escuchado en los dos trabajos previos y aún siendo este tipo de bajista, sus líneas mostraban una enorme creatividad, además de una enorme complicidad con Siscu Carrasco, el baterista del grupo, detalle que no he acabado de ver entre Torres y aquel.
Y como spoiler de la próxima crítica, ya avanzo que en «Permeable» tampoco encontraremos unión entre ambos dos… pero eso es otra historia de otro artículo.
Con todo esto, para nada digo que no sea el bajista ideal o un buen sustituto. De hecho lo es y mucho, y además su sonido grueso casa perfectamente con la oscuridad de muchas de las canciones, pero sí que es verdad que no he visto esa unión entre bajo y batería. Y con todo esto, valga la redundancia, tampoco quiero decir que Torres vaya a la suya ajeno al resto del grupo (¡es que en estos tiempo que todo se confunde y nadie corrobora, es fácil caer en interpretaciones erróneas!).
Respecto a los hermanos Rubiales, pues más de lo mismo, lo cual es muy bueno. Voz carismática con buenos screams y algunos pseudoguturales, solos breves pero imprevisibles y guitarras rítmicas y muy creativas que podrían pertenecer por momentos tanto a Jimi Hendrix como a los primeros Anathema o Paradise Lost.
Sobre asuntos de producción, de nuevo nos encontramos ante un gran trabajo, algo meritorio porque no es que se trate de una producción de discográfica major y sin embargo, el resultado sonoro está a esa altura.
Me ha parecido notar a nivel general algo más de incremento en las frecuencias graves, fruto quizás de una masterización que ha enfatizado la contundencia, pero que en cualquier caso, le va a la perfección a este tipo de composición y que por fortuna, huye de la temida loudness war que nos acecha continuamente, en especial en trabajos de heavy metal.
Como conclusión, nos encontramos de nuevo ante una banda que huye de toda comercialidad, que nunca van a ser superventas y que precisamente por ello, son honestos y trabajan en la música como ellos quieren y entienden, sin rendirse a las fórmulas más mainstream. Además, nos encontramos ante elementos jazzísticos que me hacen preguntarme si en un futuro querrán explorar la vía del jazz rock, y con un bajista de estilo llamativo y gran técnica.
Por tanto, estamos ante otro gran trabajo de una formación a revindicar dentro del panorama rockero nacional y que no entiendo cómo no forman parte de los carteles de los diferentes festivales progresivos que se hacen en nuestro país.
Próxima parada: «Permeable».
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TEXTO: Albert Sanz
FOTOS: FaceBook de la banda
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