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Crítica: Julie Slick

 

  • Artista:  Julie Slick
  • Sello:     Autoproducción
  • Año:       2.010
  • Estilo:    Rock progresivo, grunge, new age

 

CALIFICACIÓN TÉCNICA

  • Nivel de técnica: 6/10
  • Velocidad: 7/10
  • Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 6/10
  • Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
  • Nivel general resto de músicos: 8/10
  • Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 8/10
  • Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 6/10

  • PUNTUACIÓN: 7,3/10

 

CALIFICACIÓN MUSICAL

  • Calidad musical: 7/10
  • Nivel de feeling: 9/10
  • Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
  • Ganas de hacer “headbanging”: 7/10
  • PUNTUACIÓN: 8,25/10

 

PUNTUACIÓN TOTAL: 7,8/10

     Posiblemente el nombre de Julie Slick no os sonó hasta que hicimos la crónica del reciente concierto de Adrian Belew Power Trio. Yo mismo tampoco había oído hablar de ella hasta verla en directo, pero tras la grata sorpresa que resultó ser su personal estilo, vino la búsqueda de información y con ella otra grata sorpresa en forma de impresionante currículum.

    Aunque desde muy pequeña ya tocaba con su hermano Eric —baterista y percusionista—, a los doce años de edad se matriculó en la prestigiosa Paul Green’ School of Rock Music, en la cual no solo mejoró como intérprete, sino que fue una de las protagonistas del documental galardonado en Sundance «Rock School« además de incluir sus lineas de bajo en siete temas de la BSO.

    A los dieciséis ya había tocado con primeras figuras como Jon Anderson, Alice Cooper o Ike Willis de la banda de Frank Zappa. Tras finalizar sus estudios en la mencionada escuela y graduarse Magna Cum Laude en el máster de producción musical de la universidad de Drexel, realiza su primera gira por el Reino Unido con la banda del fundador de McRad Chuck Treece. Pero la gran oportunidad (si es que no las había tenido ya) vino de la mano de Adrian Belew, quien invitó a los dos hermanos a realizar una improvisación sobre un tema de  Zappa. Meses después, Belew invita de nuevo a la pareja a sus estudios en Nashville, donde el veterano guitarrista los definió como la «perfecta sección rítmica».

    Actualmente, Julie y su hermano cuentan con veintiún años, dos CD’s editados bajo el nombre de Adrian Belew Power Trio y han realizado tres giras mundiales por los cuatro continentes. Además poseen su propio estudio de grabación, han grabado en el último disco de California Guitar Trio y están preparando el proyecto instrumental Paper Cat junto al guitarrista progresivo Robbie Mangano. Julie, por su parte, ya ha producido a varias bandas y acaba de editar el CD que procedemos a analizar. Menudo futuro que tienen este par de chavales.

    Esta joven morena acaba de sacar a la venta su primer disco en solitario de nombre homónimo, «Julie Slick» y las sensaciones que me produce su escucha son contradictorias. Su estilo como comentamos en la citada crónica, es rockero y potente pero sabe adecuarlo a contextos más jazzísticos o progresivos. No la definiría como una virtuosa aunque sabe hacer buenos solos y técnicamente el disco está realmente bien producido. Julie además toca guitarras, teclados y ha programado las baterías. El disco viene cargado de colaboradores, como su propio hermano, Marco Minnemann (batería en la gira europea de AVPT), el stickista Michael Bernier, el actual guitarrista de Tarja Turunen Alex Schmidt, o las leyendas del progresivo Robert Fripp y Pat Mastelotto (Mr. Mister, Mastica King Crimson).

    Todo esto ya nos hace darnos cuenta del nivel al que se mueve la muchacha y el prestigio que está obteniendo en tan poco tiempo, pero el disco tiene un problema serio. No hay una unidad estilística. Julie ha compuesto todos los temas para dar salida a sus múltiples inquietudes musicales, pero la influencia de su mentor Adrian Belew y por extensión de King Crimson es demasiado obvia, restándole personalidad. Y además el estilo de cada invitado está muy presente. Así, pese a que el disco tenga la etiqueta de rock progresivo, nos podemos encontrar con jazz, new age, grunge y con temas excesivamente diferentes entre sí, pero al llegar a la parte progresiva, el estilo de los antes mencionados se nota en exceso.

1.- Mela: Primer corte que da inicio al álbum. Sin lugar a dudas, uno de los temas más «crimsonnianos». Pero como curiosidad, suena a King Crimson de los 70 y los 90 a la vez. ¿Cómo? Pues componiendo al estilo «Vrooom» pero con una sección de viento que nos recuerda a los tiempos del «In the wake of Poseidon». Colaboran su hermano a la bateria, Matt Rothstein y Brian Davis a la guitarra y Jon Braun al saxo.

2.- Many laughs: Una delicia de tema y quizás el más comercial del disco. Una simple pero efectiva linea de bajo sobre la que se alterna la bateria de Marco Minneman y los teclados y guitarras de Julie. Todo el tema tiene una onda de grunge y pop/punk muy agradable aunque cuenta con una pequeña ida de olla progresiva por el medio.

3.- February: La primera balada del disco en la que su hermano Eric se encarga con maestria del piano. Julie realiza una linea de armónicos con el bajo que se entremezcla con acordes de un segundo bajo y guitarra. Un tema relajante y new age con una sección final preciosa que recuerda al Moby más intimista.

4.- Mora: Otro tema progresivo no tan duro como el primero con un aire muy misterioso. Julie se encarga de todo y cuenta con la colaboración del stickista Michael Bernier. Excelente como la chica combina unas guitarras muy paranoicas al estilo Belew con una excitante y rockera linea de bajo.

5.- Aphrodite: André Cholmondeley a la guitarra acústica MIDI y el gran Pat Mastelotto colaboran en un tema de tintes funkys y rockeros. El solo de André tiene reminiscencias orientales mientras que escuchamos el primer solo del disco de Julie en una onda de jazz funky muy divertido. La linea de bateria, como no podía ser de otra manera tiene un juego de charles que tira de espaldas.

6.- Baron Aloha: Nuestra protagonista toca esta vez todos los instrumentos. El tema se inicia con unas percusiones a la que sigue una excelente linea de bajo que combina acordes, slide y tapping y que seguirá durante los cuatro minutos de duración. Poco a poco se van uniendo otras lineas de bajo y de guitarra. Este tema suena junto al «Many laughs» como el más personal de todos. Si bien aquel era grunge y éste muy progresivo y menos original, todas las influencias de King Crimson, Fripp, Belew y compañia se dan cita a la vez en esta canción, pero Julie aprovecha lo mejor de cada casa y le da su propia forma. Como ya digo, estos serian los temas más «julieslickeros».

7.- Nothing to be done: Otra delicia de canción con Bernier de nuevo al stick. Aunque la linea de bajo sea excelente, las guitarras que se van entremezclando se llevan la palma. El acompañamiento de stick le otorga un aire de new age al tema. Como curiosidad, la batería, pese a lo tranquilo de la composición, es sencillamente excelente, y nunca hubiera dicho que ha sido programada.

8.- Choke: Con las voces juguetonas y marcianas de la intro ya nos imaginamos que el tema va a ser muy duro. El gurú del rock progresivo Robert Fripp añade una serie de licks paranoicos a los que se une un bajo paranoico sobre un loop de batería electrónica.  Dos minutos de duración dura lo que es más un juego gamberro que una canción propiamente dicha.

9.- Awoke: Un ligero escarceo con el heavy metal es lo que podemos escuchar ahora. Alex Schmidt alterna un patrón rítmico repetitivo a juego con la linea de bajo a los que añade otras partes de guitarra con un sonido agresivo y ruiditos varios. Una curiosa y oscura mezcla de King Crimson con heavy metal.

10.- Shadow trip: Fripp vuelve a aportar su arte en la que es la canción más larga del disco. Canción con un medio tempo en la que la linea de bajo, pese a ser repetitiva, muestra que Julie Slick posee un groove a la altura de los grandes bajistas de funky. Robert Fripp está más comedido que en otras ocasiones y además de una bonita secuencia de acordes, acompaña muy bien con los sonidos sintetizados de sus «frippertronics». Cierto es que todo el tema es muy repetitivo pero no aburre ya que tiene un «no se qué» la mar de interesante.

11.- Spice trade: Otro de los temas más «crimsonnianos» y es lógico al colaborar por tercera vez Robert Fripp. Se inicia con un melancólica bajo al que se le une unos violines provenientes de los «frippertronics»  que perfectamente podrían pertenecer a la banda sonora de una película de misterio antigua. Al cabo de un minuto se inicia el tema en sí que va por unos derroteros muy a los King Crimson. Se puede decir que aquí Fripp no se ha contenido y hasta parece que haya compuesto el tema y todo.

12.- The rivalry: Colaboran Pat Mastelotto y Eric Slick a la guitarra eléctrica MIDI en una canción que tiene de todo. La batería es tecno, las guitarras rítmicas y el bajo son grunges, mientras que el solo de guitarra se compone de varias lineas (algunas grabadas al revés) al estilo Adrian Belew. Destacaría la habilidad como productora de Julie y el virtuosismo de Mastelotto para hacer que sus lineas de batería parezcan programadas, al enlazar partes de rock con otras de tecno y de jungle con una complejidad impresionantes. Pese a la rareza el tema es tremendamente rítmico, alegre y movido y es imposible no mover las greñas o hacer «air guitar» mientras lo escuchas.

13.- Cage match: Julie se encarga de todo en la canción más rallante e insoportable del disco. Si bien Robert Fripp no toca en este tema, no dudo de que Julie sufrió de algún tipo de posesión diabólica/musical porque el estilo del inglés es más que obvio en todas y cada una de las notas que pueden escucharse.

14.- Blood sisters: Jordan del Rosario, guitarrista y ex profesor de Julie en la Paul Green’ School of Rock, colabora en el último tema. Otra balada con aire de rock sureño retro en la que la chica muestra una faceta inédita hasta el momento, y en la que su lucimiento al bajo queda eclipsado por las bonitas melodías de guitarra. La batería que ha programado también tiene un sonido orgánico muy real y agradable. Una preciosa y sorprendente manera de finalizar el disco.

    Un disco se puede analizar de dos maneras, tema a tema o en conjunto, pero lo cierto es que del resultado del conjunto global va a depender que recuerdes ese disco de aquí a unos años. En este sentido, este primer trabajo es fallido. Los temas son excelentes uno a uno pero no logran una cohesión estilística. Es un álbum disperso y en el cual la influencia de Belew, Zappa, Fripp, Crimson y todos los iconos del rock progresivo experimental y vanguardista están muy presentes, demasiado diría. Por otra parte, los dos temas más originales y personales –«Many laughs» y «Baron aloha»- son a su vez demasiado diferentes entre sí, por lo que no queda claro cual es el estilo propio de Julie Slick. Afortunadamente, la cantidad de matices y sonidos en la producción, su propio sonido como bajista y la justa duración de las canciones hacen que su escucha sea agradable.

    En cualquier caso, no quiero pecar de muy duro. Julie Slick tiene todas las cualidades para acabar siendo un peso pesado en el mundo progresivo: tiene un estilo y sonido propios como bajista, su propuesta musical no va encauzada al saturado mercado del metal progresivo virtuoso sino al rock progresivo más experimental, tiene un buen nivel técnico para afrontar este tipo de música tan compleja, su capacidad como compositora al margen de las influencias es grande y sus conocimientos de grabación, mezcla, mastering y producción son muy altos, como demuestra que ella sola se haya encargado de toda la grabación, mezcla y mastering en su propio estudio del álbum. Y dicho álbum suena de muerte. Y además, si ya ha conseguido todo esto con veintiún años ¿qué no hará cuando tenga cuarenta?

    El disco no tiene sello discográfico (por el momento) que lo respalde. Se trata de una autoedición que solo se puede comprar vía www.julieslick.com o en los mismos conciertos de Adrian Belew Power Trio (donde además tiene la gentileza de firmarlos)

    Resumiendo: un disco de escucha agradable aunque fallida propuesta a cargo de una músico muy talentosa con un envidiable futuro por delante.

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