Durante los pasados fines de semana, os hemos mostrado a los músicos que han influenciado a toda una corriente de guitarristas acústicos. Guitarristas que se caracterizan por el virtuosismo extremo, por emplear técnicas insólitas para el instrumento, por usar y abusar de la tecnología, y por llevar el exceso a sus cotas máximas. No se que pensarían Andrés Segovia o Narciso Yepes de lo que puede lograrse con un instrumento dotado de caja de resonancia, pero viendo lo que vamos a ver durante las próximas semanas, da la sensación de que la guitarra acústica pueda otorgar mucha más creatividad y libertad de movimientos a los «shredders» que no los clásicos guitarra y bajo eléctricos.
Hoy os traemos al que lo empezó todo: Michael Hedges. Aunque parodójicamente, en Europa debemos el conocimiento de esta peculiar forma de tocar y componer a otro ilustre que visitará la web mañana: Preston Reed.
Hedges fue un músico de lo más completo. Su educación musical comenzó con la guitarra clásica, donde destacaba como un joven y talentoso virtuoso. Cuando años después comenzó a dar clases, sorprendió a propios y extraños al incorporar tapping, golpes en la caja de percusión a modo de batería, y un lenguaje muy influenciado por el jazz. Además dio el paso a la guitarra acústica puesto que necesitaba el brillo y la potencia que conferían las cuerdas de acero frente a las de nailon. Su talento no pasó desapercibido y fue fichado por el prestigioso sello Windham Hill con quien grabó desde el 81 hasta su fallecimiento en el 97 -por un accidente de tráfico- nueve álbums. Y a título póstumo recibió un Grammy por el mejor disco de new age.
Hedges también gustaba a los puristas de la guitarra acústica puesto que alternaba las pirotecnias con canciones en la más pura tradición del folk, donde destacaba por ser también un cantautor con una excelente voz. En cualquier caso, como vais a ver a continuación, Michael Hedges demostraba en sus directos un gran carisma, lo cual fue sin duda, la base de su éxito.
Deja una respuesta