Como ya dijimos ayer, el auténtico pionero de este estilo fue Michael Hedges, pero quien tuvo la fortuna de exportar esta manera de tocar a Europa fue Preston Reed, nuestro protagonista de hoy. Si bien, a mediados de los 90 era imposible encontrar en España uno solo de sus álbums, un video consiguió traspasar la frontera. En aquella época estaban muy de moda los videos didácticos de guitarristas y bajistas, y pese a que había para todos los gustos, la mayoría tocaban temas muy comunes: construcción de escalas, dominio de la pentatónica, control de púa, ejercicios de legatto o velocidad, etc. Hasta que llegó «The guitar of Preston Reed: Expanding the realm of acoustic playing«, una cinta VHS didáctica de un tal Preston Reed. Hasta aquí seria algo normal, sino fuera porque lo que enseñaba el tal Reed era de todo menos normal. El video tomaba como ejemplo tres canciones suyas y las desmenuzaba parte por parte. Tres canciones que definían muy bien su manera de tocar, de esta manera el video no se hacia aburrido (aunque era imposible aburrirse viendo lo que hacía).
De repente, toda una generación de guitarristas metaleros aparcaban sus guitarras eléctricas, tiraban sus púas y agarraban las acústicas o españolas que guardaban en un armario y se lanzaban a imitar a un músico sorprendente, y que además, su tipo de lenguaje composicional estaba más cercano al rock que ninguno de los fingerpickers que hasta la fecha se habían conocido.
Preston Reed alternaba el fingerpicking de toda la vida con mucho tapping, con slap de bajo ¡empleando púas para dedos! y la mano izquierda sobre el mástil casi todo el rato, permitiendo de esta manera abarcar más trastes y tocar acordes que de otro modo sería muy difícil tocarlos. Pero además, destacaba por usar la caja de resonancia como si una batería se tratase. De hecho, en el video explicaba como cada zona de la caja, si era golpeada, provocaba un sonido diferente, que podía simular el bombo, la caja, el charles o los toms. De esta manera la polifonía se ampliaba hasta límites insospechados.
Como una imagen vale más que mil palabras, os dejamos con Preston Reed y su revolucionaria forma de tocar.
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