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La sección Net Xperience de hoy os trae a un stickista de nombre Nima Rezai, que está al frente de un proyecto realmente interesante. Hay ciertos músicos o formaciones a las que cuesta ubicar en esta sección ya que eso de nuevos valores no se les puede aplicar dada su trayectoria y calidad; pero como sus discos no tienen distribución en nuestro país y es un desconocido por estas latitudes, lo ubicamos en esta sección de nuestros descubrimientos hechos a través de internet.
Nima Rezai tuvo como maestro a uno de los más destacados maestros del stick, Bob Culbertson -al que conoció en la adolescencia-, quien le hizo fascinarse por él. Bob comenzó con el bajo, pero una serie de problemas físicos le hicieron cambiarse al stick. Nima también intentó seguir el mismo camino pero se sentía mucho más cómodo con el instrumento inventado por Emmet Chapman.
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Cualquiera diria que Bob Culberstson tenía problemas para tocar el bajo viendo esto…
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Aunque lo más curioso es que afirma que realmente no le gusta el sonido del instrumento, pero sí sus posibilidades tímbricas. Dejemos a Nima con sus propias palabras: «Este instrumento como cualquier otro instrumento tiene sus pros y sus contras. Yo en realidad no era un fan de su sonido, por lo que esa es una de una de las cosas en que realmente he empleado mucho tiempo. He estado tratando de encontrar un mejor sonido y al mismo tiempo no imitar a un bajista. Quería hacer que sonase como un instrumento original. Vi a mi maestro hacer eso también. Vi que él no estaba tratando de tocar el bajo por un lado y la melodía por el otro. Y siempre lo vi interactuar de tal manera, casi como si fuera un arpista. Eso es lo que me fascinó. Pero es un músico solista -la mayoría de stickistas lo son-, y a mi siempre me gustó la interacción entre los miembros de un grupo. Esa es una de las razones por las que compré un stick. He tenido suerte de encontrar un enfoque diferente al habitual en este instrumento y que encaje con todo el grupo.»
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Lo cierto es que tiene razón en una cosa, y es que hay pocos intérpretes del chapman stick que estén integrados en una banda, aunque sean el instrumento líder. Y aún añadiría algo más. Dichos intérpretes gozan de una virtud que a la vez es un problema: son gente muy inquieta que se aleja musicalmente de la comercialidad. Es por ello que lo habitual es encontrarlos siempre dentro de contextos de rock progresivo, música ambient o new age. Esto es una virtud, en efecto, ya que suele ser música muy rica en matices. Toda una delicia para los sentidos y los oídos más exigentes. Sin embargo es una música que aleja a oyentes a los que un poco de superficialidad y comercialidad no les molesta (lo cual no implica menor creatividad) y que buscan algo no tan árido o complejo de escuchar. Por tanto, y aunque adoremos la música progresiva o de fusión por su complejidad armónica, también es agradable encontrarse de tanto en tanto a stickistas como Greg Howard (jazz con una pizca de fusión), Irene Orleansky (world music), Kevin Keith (funky & soul) o Nick Beggs (descarado y divertido pop ochentero).
Y Nima Rezai se incluye dentro de este grupo. Tiene un enorme nivel técnico pero aún más de composición y todos sus temas están orientados a un tipo de jazz muy rico en matices, con elementos de fusión, latinos, rockeros o de world music, etc., en los que no tiene reparos en otorgar el protagonismo a otros compañeros. Pero un rasgo importante de diferenciación estriba en que sus bandas son directamente «ensembles» o pequeñas orquestas con un número de músicos mayor de lo habitual. Rezai, que vive en el sur de California, tiene cuatro álbums -uno de ellos en directo- bajo el nombre de Nima & Merge. De hecho, el nombre artístico de su grupo era en principio Merge, pero tras un tour por Alemania descubrió que ya existía otro llamado así, por lo que añadió su nombre al anterior. Sin embargo, dado la gran variedad de músicos que aparecen en su último trabajo y su enfoque musical, el nombre ha cambiado al de Nima Collective.
Hace unos meses, el propio stickista, ante mi interés, tuvo la deferencia de irme contando en que estado se hallaba el CD, desde la finalización de la grabación hasta su distribución en sitios como CD Baby pasando por el proceso de mastering. Finalmente llegó a mis manos y, demasiado tiempo después nos disponemos a analizarlo (aunque en mi descargo debo decir que ya apareció en el último programa de la pasada temporada).
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- Artista: Nima Collective
- Sello: Music Unifier Records
- Año: 2.011
- Estilo: Jazz, jazz fusión, rock progresivo, new age y world music
- Contacto: Web oficial de la banda, perfiles en Twitter y Google +, grupo en FaceBook y canal en YouTube.
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Nivel de técnica: 8/10
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Velocidad: 7/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 8/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Nivel resto de músicos: 9/10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 10/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 6,5/10
- PUNTUACIÓN: 8,4/10
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CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 10/10
- Nivel de feeling: 10/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 7,5/10
- PUNTUACIÓN: 9,4/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 8,9/10
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El CD consta de diez temas. Tres han sido compuestos en su totalidad por nuestro protagonista. Cuatro lo han sido en colabroación con algunos de sus músicos invitados (como el gran stickista Bob Culbertson). Por último, los tres restantes tienen como célebres autores a John Lennon y Paul McCartney, Sting y Jimi Hendrix. El propio Nima lo ha producido, grabado y mezclado uunto a Toby Rosen, y del mastering analógico se ha encargado Shawn Hathfield en los Audible Oddities Studios.
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1.- Division. Comenzamos con un tema compuesto por Nima Rezai y el violinista Jesús Florido. Empieza con didgeridoo y unas percusiones para dar paso al stick de 12 cuerdas de Rezai. Aunque el stick está presente sin duda que el violín es el instrumento principal, bien secundado por los vientos. Sin embargo, lo que en apariencia parece un tema jazzístico varia en su tramo final en una suerte de ritmo pseudo electrónico interesantísimo, con Chistopher García (batería) y Rezai en estado de gracia y el violín dando el contrapunto. Impresionante comienzo de disco.
2.- Norwegian wood. Christopher García abre el tema tanto con la batería. Al haber menos instrumentación destaca más el stick pero de nuevo es Florido quien lleva la voz cantante. El tema original de The Beatles que ya tenía ese aire oriental en parte por la inclusión del sitar, aquí se ha llevado un paso más allá, y aparte de world music, debido al aire relajante del tema debería pasar a los anales de la música new age. Rezai toca además un bonito y complejo solo de santur.
3.- Three steps. Canción compuesta junto al saxofonista y flautista Dan Heflin. La batería de García aparece junto al stick a quien se le une un rato después unas percusiones electrónicas tocadas también por Nima Rezai. La melodía principal está tocada simultáneamente por la flauta travesera y el saxo, lo cual crea un sonido muy interesante. Dado el aire tranquilo de la canción el stick tiene mucho espacio para respirar, aunque es flauta y saxo (con solo incluido) quien lleva el peso de la canción. Destaquemos el inesperado solo de guitarra de Adam Darling. Con un sonido distorsionado y una gran reverb, no me acaba de decidir si ha sido tocado con una guitarra fretless o con una normal y bottleneck/slide.
4.- Fragile. Primera de las versiones que aparecen en el disco, en este caso de Sting. El koto de Randin Graves inicia la canción y pese al sonido tan oriental, enseguida reconocemos la melodía compuesta por el astro inglés. En cuanto entra el resto del grupo resulta impresionante como Nima ejecuta la célebre melodía, tocando con delay inteligentemente ajustado. De nuevo Jesús Florido al violín lleva gran peso del tema, con melodías y pequeños solos que tienen cierta influencia del jazz manouche de Stephane Grappelli (al menos el sonido es muy parecido). Christopher García por su parte, además de percusión con tabla, toca la batería a un nivel de los grandes baterías progresivos. El problema de la canción es su escasa duración -menos de cuatro minutos- y que sabe a poco.
5.- Float. Alumno y maestro han compuesto este tema junto al saxofonista Dan Heflin. Se nota la influencia de Bob Culbertson puesto que la intro de stick de Nima Rezai suena más al sonido clásico de toda la vida del stick. Jesús Florido y Nima tocan al unísono, o más bien juegan entre ellos, en una suerte de improvisación relajante y tranquila; aunque animados por la batería de García, poco a poco vamos in crescendo. Florido toca un solo de violín con mucho pizzicato en una onda muy guitarrera. Tenemos también la guitarra clásica de Adam Darling, pero aparece en un discreto segundo plano aportando realmente poco.
6.- Persia. Nos enfrentamos ahora al tema más experimental del disco. Aparecen instrumentos exóticos como el santour (Rezai), el daf o el udu (intérpretado por Houman Pourmehdi) y el taar (ídem por Milad Derakhshani), con otros más clásicos como el violín, el saxo o la batería a cargo de los músicos anteriormente citados. Se incorpora también el chelo de Michael Álvarez. El tema oscila entre la world music de tintes orientales y medievales, rock progresivo oscuro y new age. Una canción curiosa a la que es difícil descubrir la melodía principal debido a las múltiples capas sonoras y los diferentes solos que se van intercalando. Pero y con todo, no deja de ser impresionante.
7.- Memory on. Nima Rezai compone en solitario esta canción. Escuchamos por primera vez en el disco el AcouStick, o sea, un stick con caja de resonancia. Si habéis visto el video de Bob Culbertson ya sabéis de lo que hablamos. Harry Scorzo se encarga esta vez del violin y Delton Davis de diferentes elementos percusivos con los que improvisa sobre la jazzística base de Christopher García. Aunque también sea el violín quien lleva la melodía, es imposible no fijarse en el stick, muy rítmico y jazzístico también.
8.- In time. Un stick con delay y una reverb amplia da paso a la batería electrónica de Nima y al xilófono de Delton Davis. Tenemos un segundo stick realizando la melodía principal y un tercero realizando un colchón de sonidos sintetizados, y aunque también aparezcan los saxos de Dan Heflin, esta vez es Nima quien se muestra como principal músico del disco. Toda la canción tiene un curioso aire oscuro y muy cinematográfico, como a película de espias.
9.- Little wing / Machine gun. Hendrix aparece homenajeado en esta particular versión. Rezai, Florido, García y Davis realizan una espectacular y fiel versión. Aunque el violín en principio pudiera recordarnos a la adaptación realizada en su día por The Corrs, no llegan al nivel de sonidos célticos de los irlandeses (aunque de sonoridad celta hay un rato). Por primera vez escuchamos el chapman stick con sonido de distorsión en un solo muy rockero. Aunque sea una balada, el fuego de Hendrix afecta a todos los músicos, puesto que la canción va in crescendo en fuerza, agresividad, intensidad y velocidad.
10.- Take me down. Y para acabar el disco qué mejor manera de hacerlo con un tema techno pop, muy ambiental, y que rompa con la tónica general. Adam Darling, quien tocó la guitarra clásica varios temas atrás se encarga ahora de la batería electrónica (muy minimalista, eso sí). Jesús Florido se atreve a tocar el violín con un ligero toque de whammy y armonizador, y Nima con su stick pasado por el delay aporta un ritmo muy interesante, además de tocar un solo con sonido a sintetizador ochentero muy Depeche Mode. Por la mitad del tema, el guitarrista Randin Graves se incorpora para doblar a Florido y el piano de Kevin Goode (aunque en segundo plano) también acompaña la línea de bajo del stick. Una muy interesante composicón que sive tanto para bailar como para relajarse por contradictorio que esto pueda parecer.
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Independiemente de los gustos personales de cada uno, el disco es un trabajo tremendo a nivel de composión y armonía. Se puede decir que todos los músicos son unos virtuosos en su campo, pero en ningún momento no hay ni un solo ni nada fuera de lugar. Todo gira entorno a la canción y nadie está por encima de nadie. Aunque todo parece muy trabajado y estudiado, a la vez fluye con una naturalidad pasmosa. Desconozco si existe el concepto de improvisación con guión previo, pero en algunos momentos así lo parece. El sonido, la mezcla y la producción son magistrales, así como la colocación de los diferentes instrumentos en el panorama stereo (recomiendo la escucha con auriculares), y son muy superiores a los de muchas bandas famosas que manejan presupuestos estratosféricos para sus álbums. Sin embargo, pese a que la base es jazzística, la incorporación de muchos elementos dispares y todo el aire relajante que respira el álbum da lugar a un álbum que puede gustar a un abanico muy amplio de oyentes.
Nima Rezai además ha creado un álbum en el cual el chapman stick no es un instrumento solista (salvo en momentos puntuales) y que está integrado a la perfección en un grupo sin que su sonido diferente al resto de instrumentos (al menos a oídos profanos en la materia) les haga fijarse demasiado en él y perder la concentración en el resto de instrumentistas o melodías. En este sentido la integración es perfecta, tanto la suya como la del resto de compañeros.
«Songs of strange delight» de Nima Collective es un trabajo en el cual por momentos consigue hacerte olvidar si está sonando tal o cual instrumento, o que estes escuchando jazz, flamenco o nu metal. Mediante unos elevados niveles de creatividad, feeling y accesibilidad a cualquier oyente, consigue llevarte al verdadero espíritu de la música. Consigue llevarte a un punto en el que ya no te planteas si lo que oyes te gusta o no, simplemente estás admirando la belleza de un arte en estado puro.
Con toda probabilidad, «Songs of strange delight» sea lo más parecido a la perfección que hayamos esuchado en años.
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