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Xperience Live!: 23 Festival de Guitarra de Barcelona: The Aristocrats + Taky Theilacker (19/03/2.012)

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    Al igual que comenzamos la crónica del reciente concierto de Tony MacAlpine, hay que decir de este concierto que ha sido una de las citas con la guitarra y el virtuosismo más destacadas de lo que llevamos de año y sin duda, de lo que queda. Y es que está claro que no nos podemos perder un concierto de una banda en la que militan Guthrie Govan, Marco Minnemann y Bryan Beller. O sea, que no sólo era una cita con guitarra del más alto nivel, sino también con batería y bajo eléctrico.

    Con esta crónica iniciamos nuestra cobertura habitual al Festival de Guitarra de Barcelona, en la que es su edición número 23 y, desgraciadamente, la menos guitarrera de toda su historia. Pero no obstante, aún quedarán más conciertos por cubrir mientras dure el festival. The Aristocrats han realizado una serie de conciertos por España y Guitar Xperience asistió al concierto del lunes (razón por la cual -y tal y como avisamos- no ha habido programa esta semana) y además servidor e Ivan Macías hemos tenido el honor de entrevistar a Guthrie Govan, aunque de esto ya hablaremos en próximos días.

    The Aristocrats venían a nuestro país envueltos casi en un halo de banda de culto, y eso que sólo tienen un disco en el mercado (y sino me equivoco sin distribución en España). Pero Guthrie Govan se ha creado un aura de guitarrista creativo, hipertécnico y a la vez alejado de la típica imagen del guitar hero divo; Marco Minnemann está considerado en estos momentos como uno de los mejores baterías de heavy y progresivo, y estuvo en boca de todo el mundo meses atrás por su relación con Dream Theater; y por último, Bryan Beller no habrá gozado de la fama de los otros dos, pero su trabajo con Mike Keneally y especialmente con Steve Vai hace que su nombre sea conocido entre los amantes del shred y el rock más técnico. Por lo cual, con todo esto unido, es normal que esta gira haya despertado interés incluso en círculos más amplios que no sólo de los aficionados al guitarreo. De todas formas, y como hemos comentado en varias ocasiones, esto es Barcelona, y Barcelona cada año que pasa es una ciudad más rara para el rock. Las leyendas siempre venderán y agotarán cualquier estadio, pero el grueso de los conciertos lo forman bandas de segunda o tercera división (no en cuanto a calidad sino en cuanto a fama), y esto es cada vez más impredecible: The Aristocrats y Rodrigo y Gabriela han tenido unos llenos asombrosos (especialmente estos últimos) mientras que formaciones más conocidas no llenan ni la mitad. Situación que hace que cada vez más promotores apuesten por no traer a según que formaciones a la Ciudad Condal, o lo hagan metiéndolos en lugares pequeños para asegurarse el lleno aún a costa de tener a la gente como sardinas en lata; léase Mr. Big en Bikini, Symphony X en la Sala Mandra 1 o Joe Satriani en Apolo 1. Todo apuntaba a que The Aristocrats, tocando en lunes, haciendo progresivo, shred y jazz fusión instrumental de carácter virtuoso y no apto para los que buscan melodías fáciles, iban a pinchar en taquilla. Y además con unos precios no muy baratos. Sin embargo, el lleno fue total (aunque sin apretujones). Cosa curiosa.

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    Elucubraciones aparte, The Aristocrats fueron teloneados por el guitarrista Taky Theilacker, que desconozco de quien fue la idea de traerle, pero que no fue del agrado de casi nadie. Puntualmente salieron a escena un guitarrista y un percusionista. El guitarrista se presentó con acento inglés y hablando con mucho esfuerzo en catalán. Tocaba con acústica (Washburn, creo) y su compañero le acompañaba al cajón. Tocaron un blues instrumental bien elaborado. Cuando acabó el primer tema, el guitarrista se presentó en un perfecto castellano: el hablar como extranjeros había sido una broma graciosa. A partir de aquí empezaron a desgranarse temas que forman parte del primer disco de Taky Theilacker, titulado «The 1st & the… next» acompañados de una versión de Stevie Ray Vaughan. El guitarrista demostró que el blues puede ser un estilo mucho más complejo y menos sencillo de tocar de lo que parece, con toda una exhibición de acordes la mar de complejos.

    El problema venía en la propuesta en sí. Todo sonaba un poco pobre al tener una instrumentación tan escasa. Otra guitarra e incluso un bajo habrían venido de maravillas. Pero lo que no tiene solución es la voz. Taky Theilacker intentaba modular la voz de diferentes maneras, en algunos momentos con garra, pero quizás por los nervios o por una falta de experiencia en directo, eran continuas las bajadas y subidas de volumen en su voz, provocadas por separarse del micro y levantar o agachar la cabeza. No pasa nada por moverse en un escenario, pero los cantantes profesionales saben hacer eso y a la vez jugar con la voz para que al micro le llegue exactamente la misma presión sonora. Si además añadimos que tampoco tiene un timbre de voz muy agradable… pues recomendamos que una importante mejora en su música se conseguiría con la inclusión de otro cantante.

    De todas formas, el asunto de la voz no invalida el hecho de que Taky Theilacker es un excelente guitarrista rítmico y en apariencia aceptable solista, y un buen compositor, pero la gente iba a lo que iba y eso podía notarse en la cantidad de murmullos y gente hablando que no prestando atención a su concierto.

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    Y tras unos pocos minutos salió a escena el trio ante un público ya entregado. Guthrie a la derecha del escenario (la izquierda visto desde el público), Marco en el centro y Bryan a la derecha. Una tónica que dominó el concierto fue lo estático de la puesta en escena. Salvo Marco, que por razones obvias no podía moverse, los otros dos no cambiaron de posición en ningún momento, siempre muy cerca de sus pedales de efectos. Si bien esto es algo negativo (en especial porque hecha una foto hechas todas), lo suplian con continuas miradas cómplicidad, guiños, risas y mucho compañerismo entre los tres, además de hablar con el público entre tema y tema comentando la jugada y presentando lo que van a tocar a continuación.

    La velada comenzó con «Bad asteroid», una buena manera de romper el hielo. Perteneciente al disco de la banda, se trata de una composición que va in crescendo; comienza de forma tranquila para acabar con una demostración de técnica por parte de todos. La bluesrockera «Sweaty knockers» fue la siguiente en sonar tras un primer parlamento de Bryan Beller, el cual tocó un solo con wah-wah de lo más interesante. Además Marco Minnemann también tocó un solo en el segmento final de la canción demostrando el nivelazo que posee.

    A partir de aquí sonaria durante hora y cuarenta minutos casi al completo el álbum más tres temas de trabajos propios de Bryan («Greasy wheel» de su disco de 2.008 «Thanks in advance»), Marco («Mr. Kempinski» de su disco de 2.006 «Broken orange») y Guthrie («Erotic cakes» de su disco también de 2.006 «Erotic cakes») y un espectacular solo de batería. Dicho solo estuvo integrado dentro del movido tema «Blues fuckers», previo al cual, Minnemann comentó como se lo habian pasado de bien desmontando y desestructurando la estructura clásica del blues. Cabe destacar que la banda no nos deleitó con la maravillosa «Waves» -tal vez lo más cerca que ha estado Guthrie Govan de conseguir un hit-, sino, como hemos comentado unas líneas atrás, con la canción que da título a su único álbum en solitario, el «Erotic cakes». Y es destacable ya que en los set-lists de otros conciertos de esta gira sí que la han tocado. El concierto en sí fue bastante lineal: todas las canciones son en extremo complejas en las que sobre una base de jazz fusión se mezclan otros estilos como el rock, el blues, el metal, el progresivo e incluso el country. Todas las canciones tienen melodías elaboradas pero lo que se agradeció fue el alto nivel de improvisación que presentaron todas, especialmente por parte del guitarrista, al cual vimos mucho más guitarrero que en el disco. Al finalizar la entrevista nos hizo un comentario referente a que se veía obligado a tocar con un ampli Marshall alquilado (JCM, aunque no recuerdo que serie), y tras el concierto y la firma de autógrafos nos comentó que no se había sentido muy satisfecho con el sonido y que ese ampli era «muy Hendrix«, que no servía para lo que ellos querían hacer. Pues bien, tal vez esa fuera la razón por la que Guthrie sonara tan rockero independientemente del solo que estuviera tocando. Y lo cierto es que se agradece.

    El set-list completo fue el siguiente:

  1. Bad asteroid
  2. Sweaty knockers
  3. Boing! I’m in the back
  4. Furtive Jack
  5. Flatlands
  6. Blues fuckers + Solo de batería
  7. Greasy wheel
  8. See you next tuesday
  9. Mr. Kempinski
  10. I want a parrot
  11. Erotic cakes

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    El sonido de la sala Bikini como es habitual fue excelente; y es que es un gustazo ir a un concierto en el cual los técnicos se afanan por lograr una mezcla en la que todos los matices e instrumentos puedan captarse, en vez subir el volumen al 10 o más como es tristemente habitual (a veces parece que al técnico de turno le haya tocado el carnet en una tómbola, y lo dice un ex técnico de sonido). El juego de luces sencillo pero funcional, con unos bonitos tonos violetas, rojos  o verdes.

    Y a nivel técnico, pues no es que haya mucho que no se haya dicho ya. Marco Minnemann es DIOS. No sólo toca lo que quiere con un esfuerzo mínimo, sino que además lo hace siempre con un sonrisa de oreja a oreja. Si Mike Portnoy además de un virtuoso es un tipo divertido, carismático y cercano al público, qué duda cabe de que Marco también lo es, con lo cual, insistimos una vez más en que era el recambio perfecto para Dream Theater (sin menospreciar el trabajo futuro en la banda de Mike Manginni, porque de momento no ha demostrado, o mejor dicho, no le han dejado demostrar casi nada). Una vez más se volvió a repetir lo vivido en el concierto de Adrian Belew Power Trio: el que la gente aplaudiera varias veces en medio de un solo de batería. Si bien en el concierto de los ABPT esto ya sorprendió puesto que el concierto fue en Luz de Gas y ante un público más «selecto» y cultureta que no el congregado en Bikini, no es menos cierto que el solo de batería suele ser el momento más tedioso de cualquier concierto. Sin embargo, a nivel técnico deslumbra y encima es capaz de hacer cosas divertidas como tocar la célebre tonadilla de «La Cucaracha» con la batería. Poca gente es capaz de lograr esto; el componer un solo de batería que divierta y no aburra. Habría que ir a ver los directos de Virgil Donati, Mike Terrana y pocos más para encontrarse ante algo así.

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    Bryan Beller por su parte, sería el miembro menos virtuoso. No posee una técnica de slap a lo Stuart Hamm, ni hace tapping polifónico a lo Victor Wooten. Más bien es un Billy Sheehan sin tanta actitud rockera y a menos revoluciones. Lo cual no quita para haga lineas muy creativas, toque con wah wah y diferentes sonidos alejados del común de los bajistas, y realice el acompañamiento rítmico (y a veces solista) en canciones de semejante complejidad.

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    En cuanto a Govan, demostró una altísima técnica en cualquier apartado, ya sea púa-contrapúa, hybrid picking, sweeps, palm muting, legatto, e incluso tapping (aunque no sea algo en lo que se prodigue demasiado), combinando momentos sutiles con otros en los cuales la velocidad era extrema. Pero todo ello ejecutado además con clase, con un profundo conocimiento de lenguaje del jazz, el rock y el blues y con una sabiduría musical impropia de su edad. Ahora es cuando la voy a liar (espero muchos comentarios a favor o en contra): es hora de pasar página. La era del shred de Malmsteen, Vai, Satriani o MacAlpine ha llegado a su fin. Lo que no consiguió Frank Gambale y Brett Garsed lo ha conseguido Guthrie Govan: el alzarse con el reinado del shred desde el jazz fusión; el conseguir atraer a fans del metal, del hard rock, del progresivo y (algo menos) del jazz a partes iguales con un discurso hipervirtuoso, creativo y complejo. Una era mítica y entrañable ha terminado. Ahora el rey es Guthrie Govan.

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    Y esto es lo que dio de sí la noche. Es muy difícil destacar un tema sobre otro, habida cuenta de la similitud estilística tan grande que hay entre ellos (lo que no quiere decir que sean idénticos), pero todos ellos estuvieron marcados por el jazz fusión y el rock progresivo y ejecutados de manera tan impecable como impactante por unos músicos que saben entretener a la audiencia no sólo tocando, sino hablando e interactuando de manera divertida entre ellos (como cuando detuvieron una canción y empezaron a tocar la melodía con sus smartphones, con un Bryan Beller sorprendido porque el suyo no funcionaba). En definitiva, fue una cita para sibaritas y gourmets de la exquisitez instrumental.  

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    Como es costumbre, os dejamos con algunos temas grabados en directo, videotubes de asistentes y más fotografías. ¡A disfrutarlo!

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2 comentarios »

  1. Buenas;

    soy Taky Theilacker, muchas gracias por tu crítica de nuestro concierto de la cual estoy 100% de acuerdo contigo. No te preocupes que ya he pillado clases de canto jejeje.

    Me encantaría conocer también tu opinión sobre mi disco The 1st & The Next.

    Por favor ponte en contacto a través de mi web http://www.takytheilacker.com y te envío un CD para que lo escuches y me digas que te parece.

    Un saludo;

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