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Hace tiempo que no escribía una editorial y hoy me han venido ganas a raíz de la separación de uno de los mejores grupos que ha dado el rock en los últimos años.
Desde que pusimos en marcha la web, han sucedido una serie de casualidades a cual más curiosa. La que nos atañe hoy es programar (con cierto retraso, es cierto) para el pasado viernes 5/04/13 la publicación de la crítica del tercer disco de los Black Country Communion justo cuando Glenn Hughes anunció la disolución del grupo.
De todas formas, parecía algo anunciado. Desde el comienzo, el grupo ha realizado conciertos puntuales, ninguna gira completa, y siempre por las exigencias de Bonamassa que no quería dejar de lado su carrera en solitario, que le ha llevado a convertirse en uno de esos escasos miembros del necesario relevo generacional que la música de cualquier género necesita. Por sus partes, Hughes afirma divertirse más formando bandas y que no le importa aparcar su propia y larguísima carrera en solitario, Derek Sherinian es otro que se apunta a un bombardeo cuando sea (¡ojo al posible proyecto con Tony McAlpine, Billy Sheehan y Mike Portnoy!) y Jason Bonham se ha especializado como sesionero.
Otro dato que apuntaba a la disolución era que «Afterglow» cuenta con mayoría de canciones firmadas por Glenn Hugues. El bajista y cantante las tenía compuestas de cara a un futuro disco en solitario pero ante el pasotismo de Bonamassa a la hora de crear nuevos temas y la aceptación del resto de incluirlos, hicieron que el tercer disco sonara más a Hughes que no al sonido propio que este supergrupo había conseguido.
También Hughes en septiembre afirmó dos cosas: «Joe necesita cada vez más tiempo para sus giras y para su actividad en solitario, lo que lleva a que BCC tengamos muy poca actividad en directo. Y yo no puedo estar mucho tiempo en un banda que no esté en la carretera, así que muy probablemente con este disco demos por terminada la historia de Black Country Communion…
Estoy trabajando en otro proyecto de rock muy divertido. Se llamará King of Chaos y contará con Joe Elliott (Def Leppard), Duff McKagan (Guns & Roses, Velvet Revolver, Duff McKagan’s Loaded, Neurotic Outsiders, etc.), Matt Sorum (Guns & Roses, The Cult, Velvet Revolver, etc.) y Steve Stevens (Atomic Playboys, Billy Idol, etc.).»
Y para acabar de redondear las cosas, algunos cruces de twits empezaron a aparecer a finales de año: Hughes acusaba a Bonamassa de impedir el crecimiento de la banda negándose a girar, Bonamassa afirmaba que su carrera era lo principal entonces y ahora y Sherinian intentaba poner paz afirmando que ya estaban trabajando en canciones para el cuarto disco y que no pasaba nada.
Finalmente, hace unos días, a través de FaceBook, Twitter y su propia web oficial, Glenn Hughes anunciaba lo siguiente: “Black Country Communion se ha acabado. Joe se ha ido y no nos permite mantener el nombre… bonito, ¿eh? Jason, Derek y yo continuaremos con uno diferente cuando llegue el momento adecuado”.
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Black Country Communion deja una carrera de cuatro años, tres discos de estudio, un DVD y doble CD en directo y un disco en directo grabado para una emisora de radio no oficial pero autorizado por la banda. Pero lo que más fastidia es que consiguieron rizar el rizo. Ya sabemos que el asunto de los supergrupos se suele reducir a “mucho ruido y pocas nueces”. O sea, que casi siempre consiste en jugada maestra de la discográficas + sorpresa y alucine de los fans + exitoso disco (lo cual no significa que forzosamente haya un buen disco) + exitosa gira. Y después si te he visto no me acuerdo; pero al menos hemos disfrutado durante un tiempo de una combinación irrepetible, al estilo de la Liga de la Justicia o Los Vengadores. Y normalmente es raro encontrarse un caso de supergrupo en el que no destaque la personalidad de un miembro sobre otro o uno intente imponerse y decir «yo soy más famoso que vosotros». BCC consiguieron sonar a un grupo unido y no a cuatro personalidades célebres; consiguieron tener un sonido propio; consiguieron sonar a una banda nueva y además crearon con su primera entrega uno de los dos mejores discos de rock de este siglo (junto con el «Apocalyptic love» de Slash feat. Mile Kennedy & The Conspirators)… ¡y qué coño, uno de los mejores de la historia! Y encima sacaron un segundo disco que si bien no era tan espectacular como el primero no dejaba de ser enorme.
El proyecto King of Chaos mencionado por Hughes aparenta estar muy bien, pero dudo que se repita la química y el resultado obtenido con BCC. Por fortuna seguirán sin Bonamassa, pero va a ser muy difícil encontrarle un sustituto ya que estamos hablando que este guitarrista es el relevo generacional que necesita el blues. Tampoco hay que echarle todas las culpas a él: nunca engañó, siempre dijo que su carrera iba por delante y es consciente que su status de músico de culto lo ha conseguido a base de hacer giras larguísimas, en ocasiones en recintos muy pequeños pero consiguiendo siempre el lleno. Aunque claro, pienso que él mismo ni los otros miembros de BCC esperaban grabar una obra maestra tras otra y no tuvo en cuenta que el resto de sus compañeros, como él, son animales de directo.
Ahora comenzarán las quinielas por ver quién será su sustituto. Guitar Xperience apuesta por Tony Spinner, John Mayer o Walter Trout como músicos con carisma escénico, elevada técnica tanto a la voz como a la guitarra y calidad como compositores. Quien sabe, igual Hughes nos sorprende con el fichaje de un histórico tipo Eric Clapton, Slash o Steve Lukather, pero todo apunta a alguien más parecido a los tres que he mencionado al comienzo de este párrafo. No obstante, músicos con el nivel de Bonamassa hay unos cuantos, pero que se produzca la magia y aparezca la química entre todos como ha ocurrido con él va a ser muy difícil, por no decir imposible.
Ojalá me equivoque y los nuevos BCC (tengan el nombre que tengan) editen otra joya.
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TEXTO: Albert Sanz
the Guitar Xperience radio show 
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