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- Artista: Black Country Communion
- Sello: J&R Adventures
- Año: 2.012
- Estilo: Rock, hard rock, rock psicodélico, heavy metal
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CALIFICACIÓN TÉCNICA
- Nivel de técnica: 8,5/10
- Velocidad: 7,5/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 7,5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 8,5/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 8/10
- PUNTUACIÓN: 8,3 /10
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CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 7/10
- Nivel de feeling: 8/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 6,5/10
- PUNTUACIÓN: 7,9/10
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PUNTUACIÓN TOTAL: 8,1/10
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Y se acabó, hasta aquí llega la aventura del que es sin duda uno de los mejores supergrupos de la historia y el que mejor ha sabido anular las personalidades de cada una de las estrellas que lo forman en pro de lograr un sonido y estilo propios. Esta tercera entrega (cuarta si contamos su CD/DVD en directo) nos muestra una versión mucho más dura y agresiva de lo escuchado hasta ahora. No obstante, la relación tirante entre Joe Bonamassa y Glenn Hughes se ha notado en el disco, provacando de esta manera que el resultado sea más parecido a un disco en solitario del bajista/cantante que no a un grupo; ero antes de adelantar acontecimientos, pasemos al análisis de las canciones precedido por el trailer del disco (por cierto, aquí y aquí podéis leer las críticas de sus dos trabajos anteriores).
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1.- Big train. Comenzamos con unos acordes distorsionados muy potentes. Enseguida entra la voz de Hughes sobre el Hammond de Sherinian y nos encontramos ante el tema en sí: un hard rock vibrante en el que sobresale la voz del cantante/bajista con algunas partes lentas y algo psisodélicas. Un modo muy cañero de empezar el disco con un estilo del cual los BCC ya nos habían enseñado unas pinceladas en alteriores trabajos.
2.- This is your time. Seguimos con una composición que transita entre la fina linea del hard rock y el heavy metal de corte clásico. Ecos de los Black Sabbath setenteros en un riff oscuro y repetitivo que se combina con un estribillo rockero más alegre. Una curiosa mezcla de estilos que funciona pese a no sonar a los BCC que conocíamos.
A destacar también el solo de Bonamassa (con intro de ruiditos varios) y la sección de cuerda sintetizada aportada por Sherinian al final y que ojalá hubiese aparecido en más momentos de la canción.
3.- Midnight sun. La intro de dobles notas de Bonamassa (que irá repitiéndose en varios momentos) nos hace pensar inmediatamente en AC/DC o The Doors (en especial al tema «Won´t get fooled again» de estos últimos), pero el tono de la canción se deriva más hacia el hard rock de los australianos. Un estribillo vibrante y pegadizo, un Jason Bonham que está inmenso, un Derek Sherinian que aporta en todo momento un interesante colchón con el Hammond, un bajo de Glenn Hughes de lo más creativo y la guinda la pone el excelente solo de guitarra de Joe Bonamassa con wah-wah incluido. De lo mejor del disco.
4.- Confessor. La caña sigue con otro tema bastante heavy con un potente estribillo aunque contiene un puente agradable. Bonamassa y Sherinian protagonizan un incendiario duelo de solos. Sorprende la gran velocidad alcanzada por el guitarrista en estos solos.
5.- Cry freedom. Y la caña no cesa. Ahora nos encontramos ante un boogie rock en una onda a lo AC/DC y con Bonamassa sustituyendo a Hughes a las voces aunque siendo apoyado por éste en los coros. El guitarrista además emplea el slide en varios momentos de la canción. Resulta muy interesante la parte tranquila en la que Sherinian aporta un sonido de sintetizador muy new age antes de volver a la caña. Por el momento estamos ante el corte menos inspirado del disco, pero que aún así podría servir como single a la perfección.
6.- Afterglow. Corte que da nombre al disco y si bien no es una balada, nos encontramos ante un medio tempo, por lo que puede decirse que es la canción más tranquila hasta el momento. Como antes, Bonamassa aporta su sensibilidad vocal siendo secundado en todo momento por Hughes. La parte del estribillo es más dura y con un riff de guitarra a lo Black Sabbath pero durante casi toda la canción se alternan pasajes con guitarras acústicas (en un riff precioso) y eléctrica muy tranquilas y un trabajo tanto al sintetizador como orquestal de Sherinian magistral. El mejor tema del disco y de los mejores de la banda en toda su carrera.
7.- Dandelion. Vuelve la caña y comenzamos con un riff muy intenso. Tras la intro bajamos de revoluciones y entre guitarra acústica y eléctrica y una línea de bajo muy creativa nos metemos en terrenos de psicodelia setentera. No obstante, las partes de estribillo son muy intensas, casi del primer heavy metal. Bonamassa también interpreta un solo de guitarra breve pero excelente. Pese a ser un híbrido de partes muy diferentes y no contar con un estribillo pegadizo acaba siendo una de las composiciones más atractivas del disco.
8.- The circle. La guitarra con chorus de Bonamassa da pie a que comience esta canción, siendo acompañada por una tranquila batería de Bonham. Estamos ante otro medio tempo con cambios de intensidad y un buen tema, muy bueno, pero que en dentro de la tónica del álbum no destaca demasiado.
9.- Common man. Cuando entramos en la recta final nos encontramos ante el mejor trabajo de Jason Bonham a la batería. Bonamassa lidera de nuevo la parte vocal en este tema hard rock de corte más moderno, recordando en algún momento a grupos como Chickenfoot, aunque sin perder de vista el toque clásico. En esta ocasión todos los miembros tienen espacio para aportar solos. Curiosa también es la sección instrumental final, con un Sherinian muy funky, un Bonamassa y un Hughes muy jazz fusioneros y un Bonham inmenso. Extraordinario.
10.- The giver. Penúltimo corte que se inicia con un repetitivo y bonito riff de guitarra y una voz de Hugues quien comienza cantando con gran sensibilidad. El tema es tranquilo y deja respirar el oído del oyente gracias a un agradable sonido de la guitarra y el fondo de órgano, aunque por supuesto también tenemos los estribillos rockeros y contundentes marca de la casa. El final (de reminiscencias countryes) queda muy bien.
11.- Crawl. Y siguiendo el tono del disco finalizamos con un tema denso y oscuro marcado por un machacón riff de guitarra y bajo que otra vez recuerda a Black Sabbath. Hay que destacar el duelo de guitarra y sintetizador, caracterizados por la intensidad que imprimen de los dos músicos.
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En el análisis de las canciones no hemos dejado de mencionar palabras como hard rock o heavy metal. En efecto, algunas canciones son de una una potencia abrumadora. La culpa de todo esto no está muy clara, pero sí que si los temas 1-4-6-7 y 8 han sido escritos enteramente por Glenn Hughes y el resto por él mismo junto al resto de la banda (en ocasiones uniéndoseles el productor Kevin Shirley), y que Joe Bonamassa sólo está acreditado en cinco temas y siempre con todo el grupo acompañándole, está claro que a la fuerza el sonido ha de recordar al veterano rockero. Y este es el principal lastre del disco: al desentenderse Bonamassa del tema de la composición, el resto del grupo propuso a Hughes usar los temas que estaba componiendo para su próximo álbum en solitario. De este modo el disco suena más a él que no a un grupo unido. Nadie dice que el sonido de «Afterglow» no pudiera representar la evolución que habría tenido la banda con Bonamassa componiendo futuros temas en futuros discos de BCC, puesto que en los anteriores ya había estos ramalazos de rock duro, pero tras escuchar esos discos, está claro que con Bonamassa plenamente implicado, al menos «Afterglow» no habría sonado así. Se ha perdido todo el toque de blues y soul de los dos primeros junto con ciertos elementos de psicodelia. Hemos ganado en rock duro e incluso algunos temas suenan al heavy metal primerizo de Black Sabbath o Deep Purple, es decir, suenan a Glenn Hughes.
Insisto, no es un mal disco, ¡de hecho es un disco jodidamente bueno! Es ideal para enviarte directo al pasado, pero no acaba de funcionar como un disco de los BCC. Y como he dicho antes, este sonido podría ser la evolución del sonido de BCC (la otra posibilidd habría sido tirar hacia el blues), pero el cambio respecto a «2» es demasiado abrupto.
Cierto es que a nivel instrumental todos los músicos han aportado mucho. La presencia de un escondido Sherinian del primer disco ha ido creciendo, hasta el punto que no se puede concebir a los BCC sin su omnipresente teclado. Bonham también ha ido tomado más riesgos, de manera que hay momentos en este trabajo de una gran complejidad. Bonamassa también se nos revela como un guitarrista de rock duro y metal muy competente, lo cual sorprende sobremanera. Y Hughes… bueno, es para darle de comer aparte por la maestría a la hora de cantar como quiere o la creatividad con que dota a sus líneas de bajo.
En conclusión, tal vez así habrían sonado los BCC de un cuarto o quinto disco, pero si han sonado así en un tercer trabajo ha sido debido a que casi todo el disco lo ha compuesto Glenn Hughes. El resto de músicos han aportado mucho a los arreglos, pero la base y la personalidad del disco es de Hughes, por lo cual, al tener fuera de la ecuación a Bonamassa, el disco ha perdido el sonido BCC, lo cual es una pena.
Una gran fiesta para los aficionados al rock, excitante y vigoroso, pero no es un disco al 100% de Black Country Communion, y esto, como despedida de esta gran banda es una auténtica lástima.
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Para terminar os dejamos con los seis webisodios que la banda colgó en su canal de FaceBook oficial durate la grabación del disco.
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TEXTO: Albert Sanz
Wont Get Fooled Again de The Doors en serio? La calidad de la prensa musical jajajajajaja