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Crítica: Güru «Güru»

Güru 2010 CD Cover

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  • Artista: Güru
  • Sello:    Autoproducción
  • Año:      2.010
  • Estilo:  A.O.R., hard rock, westcoast rock, rock, heavy metal, funk

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CALIFICACIÓN TÉCNICA

  • Nivel de técnica: 8,5/10
  • Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 8,5/10
  • Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
  • Calidad de producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 9/10
  • Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
  • PUNTUACIÓN: 8,6/10

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CALIFICACIÓN MUSICAL

  • Calidad musical: 9/10
  • Nivel de feeling: 10/10
  • Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
  • Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
  • PUNTUACIÓN: 9,25/10

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PUNTUACIÓN TOTAL: 8,9/10

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    Con todo el dolor del corazón, hoy os traemos esta crítica, no porque el redactarla haya sido el equivalente a un dolor de muelas, sino porque llegamos tres años tarde. En nuestro descargo, hay que decir que las novedades se acumulan, el staff del programa y la web es ridículamente pequeño para el volumen de trabajo, el tiempo pasa muy rápido y no se puede llegar a todo. Y además, supongo que podréis perdonarnos si os decimos que tanto David Palau como Güru han sonado en mil y una ocasiones en el programa y que hemos redactado las crónicas de todos sus conciertos, aparte de que las demos de este disco que hoy analizamos ya sonaron meses antes de su salida al mercado en absoluta primicia.
Y quien sabe, al igual quien no conozca a Güru o directamente los haya descubierto con «White», podrá enterarse con este artículo de cómo fue su espectacular debut en 2.010.

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    Hace más o menos como unos doscientos mil años (mes arriba, mes abajo), entrevisté por primera vez a David Palau. Era la época del proyecto Guitarras Mestizas, por aquel entonces se le conocía todavía «el guitarrista heavy ese que lleva Sergio Dalma«, hacía unos años que había editado su primer disco «Divertimento», y nadie se imaginaba que tiempo después, un fenómeno llamado Operación Triunfo y David Bisbal invadiría el mercado musical con un derroche mediático sin precedentes, con todo lo positivo y lo negativo que ello comporta; tampoco nada hacía preveer que David Palau acabara involucrado en ese circo tan alabado como denostado.
Ya en dicha entrevista, el guitarrista se mostraba interesado en la posibilidad de grabar un segundo álbum en solitario o bien montar un grupo, y que se trataría de un trabajo muy guitarrero. Quien le iba a decir que necesitaría más de una década para conseguirlo debido a los incontables trabajos para incontables artistas, que le llevarían a consolidarse como uno de los sesioneros más respetados y reclamados de nuestro país.

    El tiempo pasa y en 2.010 lo vuelvo a entrevistar esta vez en Divertimento, su propio estudio. El último disco de Bisbal estaba a la vuelta de la esquina y parte del mismo se grabó allí. Pude escuchar algunas de esas demos y comprobar que (comercialidad aparte), Bisbal canta que te cagas sin necesidad de AutoTune. Palau me mostró además algunas demos de su ¡por fin! proyecto personal. Aun siendo demos incompletas y sin mezclar, aquello sonaba tremendo, con la influencia de grandes de la talla de Toto, Foreigner y Whitesnake sonando por los altavoces pero sin perder el estilo característico que el guitarrista había demostrado en su primer disco en solitario o con el escaso margen de maniobra que le permitían los artistas para los que solía trabajar. El tan ansiado disco estaba muy avanzado (David, algún día me dirás de donde sacaste tiempo en aquel momento para grabarlo) y se había optado por el suicidio comercial: Güru iba a ser una banda de A.O.R. y hard rock melódico (claro que las otras dos opciones posibles, como son el rock progresivo o un disco de shred instrumental tampoco eran como para hacerse millonario).
Un suicidio comercial concebido para ser disfrutado por los intérpretes que lo grabarían y por los aficionados al estilo, que por desgracia, para los conciertos de los referentes del género aparecen hasta debajo de las piedras, pero en cambio pasan una mierda parecen ignorar una actualidad nacional, que pese a la escasez de bandas, es de una gran calidad.

    Para ello, Palau se juntó con varios y muy experimentados músicos relacionados con su propia carrera artística: Jordi Portaz al bajo, David Simó a la batería y coros, Kyke Serrano a los teclados y Pau Sastre a las voces y guitarras acústicas. El propio David Palau se encargó de todas las guitarras eléctricas y de compartir la voz solista junto a Sastre.

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guru6

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1.- Addictive love. Unas guitarras de lo más funky con staccato y palm muting inician el tema junto a una sección de viento de lo más setentera. Al entrar el tema un bajo con mucha presencia en la mezcla marca junto a la batería un sencillo pero pegadizo ritmo. La voz de Sastre se muestra de lo más expresiva, especialmente en un estribillo de lo más coreable.
Si además incluimos piano, sintetizador, la mencionada sección de viento, la influencia de Toto y un excelente solo de guitarra capaz de satisfacer al más exigente (al loro con la línea de octavas) está bien claro que el disco no podía empezar de mejor forma.

2.- Salvation. Cambiamos de estilo y pasamos del hard rock funky anterior a una acelerada composición más heavy y moderna, especial para ser disfrutada en directo. En esta ocasión Mr. Big, otra de las influencias de Palau, se hace presente. Si bien Sastre es un enorme vocalista y así lo demuestra en el resto del disco, su tono de voz no se adecua del todo a esta composición que demanda de alguien más agresivo (de hecho, este tema mejora siendo escuchado en boca de Dagarod). Pese a todo ello, lo canta bien, con una gran técnica y expresividad y una afinación perfecta en un tema muy difícil, pero le falta poderío metalero.
David Palau por su parte interpreta en un solo muy variado y sorprendente y con toques a lo Vai.

3.- Sometimes. Bajamos de intensidad en esta canción, que sin ser balada tiene un aire más tranquilo y melancólico, provocado en especial por el agradable acompañamiento de Kyke Serrano a los teclados. David Palau coge las riendas de la canción cantando y siendo muy bien acompañado por los coros de Sastre y su guitarra acústica. El guitarrista demuestra lo mucho que ha mejorado respecto a su álbum de debut.
Como es normal, se ha convertido en uno de los himnos de Güru y uno de los temas más demandados en los conciertos, y lo curioso es que no es ni de lejos de los mejores temas del disco a nivel de composición, pero es cierto que tiene algo, que engancha desde el primer momento y que no cansa su escucha.

4.- Your smile. David Simó no sólo es un gran batería sino un gran compositor, y si decimos que Palau es un fan confeso de Toto, directamente Simó parece que hubiese sustituido a Jeff Porcaro en la célebre banda americana.
La canción es de lo más completa; rock, westcoast, pop, funky y jazz, juguetean caprichosamente en una composición que alterna momentos tranquilos con otros muy vacilones. El grupo entero está en absoluto estado de gracia, desde el groove marchoso que aportan Simó y Portaz a la chuleria y emoción con la que canta Sastre, pasando por el magistral aporte de Serrano con los teclados.
Como curiosidad decir que es el tema menos guitarrero del disco (pese a contar con un solo muy a lo Lukather) y que incluso parece que la guitarra rítmica se oiga más baja en la mezcla, pero se trata de algo sin importancia al escucharlo.

5.- Staring at your door. Llegamos a la primera balada del álbum y primera composición de Pau SastreForeigner y (otra vez) Toto se hacen presentes en una intensa y dramática composición. Sastre da la que es con toda probabilidad la mayor lección de expresividad vocal de todo el disco, Palau aporta unos solos de guitarra melódicos e intensos además de unas excelentes guitarras rítmicas y Simó ejecuta una línea de batería más compleja de lo que parece.
Entre todo lo comentado y la letra de la canción, el nudo en la garganta está asegurado.

6. I just can’t get away. Otro cambio de compositores puesto que esta vez firman Pau Sastre y Jordi Portaz. Estamos ante la composición más rara del disco. Por un lado comienza como una balada, con un bajo de Portaz bastante jazzístico, unos toques de piano de Serrano que parecen ir por libre, casi en una tonalidad diferente, y una guitarra de Palau ejecutando unos pequeños solos blueseros. Cuando llegamos al estribillo aparece un furioso hard rock y aumenta la intensidad.
En la parte central la canción se acelera y Serrano interpreta dos solos de teclado, uno con distorsión y algo progresivo y el siguiente más purpleriano para dar paso a un Palau desbocado y acelerado. Tras esto encontramos pequeños solos de batería y volvemos a la cadencia misteriosa y relajante del comienzo que se alterna con el estribillo hard rock.
Una composición extraña y experimental a la cual cuesta pillarle el tranquillo, pero que en directo sirve para mostrar la pericia instrumental del quinteto.

7.- No more time. Nos encontramos ahora ante el tema más desfasado a nivel guitarrístico e ideal para amantes del virtuosismo. Pese a que alterna algunos momentos más lentos, el rapido riff con palm muting marca el ritmo de la canción y es toda una muestra de perfección rítmica. El solo también es para enmarcarlo, casi parece una canción en si mismo: largo, con intro de fingerpicking, una tremenda línea de  tapping y arpegios y un excelente uso del armonizador.
Pero no solo destaca la parte guitarrera, no, bajo y batería realizan un acompañamiento rico en matices y el teclado complementa de fábula al riff de guitarra principal. Por cierto, David Palau se encarga de las voces en esta ocasión.

8.- Flavour of desire. Retomamos el hard rock con toques de funky de los mejores Toto en esta ocasión. Resulta curioso el engañoso sonido electrónico del teclado de Serrano y la agresiva distorsión de la guitarra de Palau. Sin embargo la cosa se suaviza en el pre-estribillo y estribillo al incorporarse unas guitarras rítmicas limpias y muy funkys, un sonido de teclado de lo más ochentero y un estribillo vacilón que Sastre interpreta como nadie.
De nuevo es David Simó quien no sólo toca una línea de batería para quitarse el sombrero, sino que firma otra composición 100 % totera de lo más disfrutable.

9.- I found my way. Segunda balada del disco y que vuelve a firmar Palau, quien además se encarga de la voz solista. Gran dosis de melancolía, un punto de tristeza y final feliz es lo que nos trae la letra y la melodía, con un Palau que muestra una muy buena expresividad y afinación además de bastante fuerza a la hora de cantar temas así. Podríamos englobar este tema dentro del movimiento del westcoast rock, por lo cual además de agradable y asequible al oído es de lo más radiable por los medios.
El estribillo es bastante positivo y alegre pero las estrofas son más melancólicas y planea sobre ellas el espíritu de los melódicos Foreigner. En cuanto a los solos de guitarra, aunque sean marca de la casa, recuerdan a maestros de la melodía como John Sykes o Neal Schon, lo cual hace que el tema gane muchos puntos. Excelente.

10.- Someone else’s song. Y ahora viajamos directo a los 80. No en vano el tema lo componen Kyke Serrano junto a Manu Esteve, vocalista de los Hardreams, unos auténticos expertos en esto de sonar añejos. Sin duda lo disfrutarán los amantes del A.O.R. más ochentero y americano. Pese a incluir en medio un curioso interludio semi progresivo sobre el que Serrano se marca su solo, es el tema con más regusto clásico.
Es obligado mencionar el cambio de registro que maneja Sastre en este tema, haciendo que por momentos parece que hubiera un tercer vocalista en Güru.

11.- Your energy. Jordi Portaz firma este corte que comienza siendo una mezcla de funky y jazz fusión de lo más setentero. El estribillo es algo más rockero pero seguimos en todo momento en terrenos muy alejados del rock. Sastre, inmenso a las voces, está muy bien acompañado por los coros de sus compañeros. Palau vuelve a ser poseído por Lukather en un solo de lo más memorable.
Pese al cambio de registro que supone esta composición, tiene tanta calidad que es para poner el reproductor del CD en modo bucle y disfrutarla una y mil veces.

12.- I want you out. Los Güru se ponen ahora en modo agresivo con un corte bastante heavy con un estribillo de los más intenso en el que lleva la voz cantante, nunca mejor dicho, el líder del grupo. Portaz tiene varias intervenciones solistas en las que demuestra su alto nivel empleando la técnica del slap. Quien quiera además grandes dosis de pirotecnia guitarrera que escuche el solo de guitarra de Palau, el cual además luce su mejor trabajo vocal de todo el disco.

13.- The end is coming.  Y llegamos al final con un tema compuesto por Pau Sastre y que recuerda en cierta manera a los Europe de los últimos discos. Incluso el tono de voz de Sastre se parece en cierto modo a John Norum.
Como en el anterior, nos olvidamos del A.O.R. y el hard rock melódico para escuchar una composición muy heavy, oscura y agresiva, que incluye desde un fiero slap de bajo, coros con vocoder, guitarras de calidad y también la versatilidad de Pau Sastre.

Güru 2010

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    Desde luego este disco es de los que impresionan de principio a fin. La banda suena cohesionada, no al proyecto de un músico dictador. La prueba es la cantidad de temas que no firma Palau. Todos aportan mucho a la música y aunque es el guitarrista quien acapara las miradas (u oídos más bien, como no podía ser de otra forma), una atenta escucha hace descubrir al oyente muchos matices, ritmos complejos, «microsolos» o aportes instrumentales que engrandecen la canción y que no surgen de las seis cuerdas de la guitarra.
Sastre se reafirma como un enorme cantante, con un registro de jazz, soul, pop y rock melódico que conecta a la perfección con las composiciones a excepción de la mencionada «Salvation» (que tampoco es que sea un desastre cantada por Sastre, ni mucho menos). Quizás le falte el punch o la garra metalera que a Dagarod, el nuevo vocalista de la banda, pero ello no lo hace menos bueno, solo diferente.
Y de Palau me abstengo de mencionar nada de su labor como guitarrista, que de sobras es conocido su talento en este terreno. Lo que llama la atención es la gran mejora vocal con respecto a su primer trabajo en solitario, un muy buen disco en el que la voz no estaba a la altura, pero que no tiene nada que ver con lo que es capaz de hacer ahora, y que puede sin problemas liderar un grupo siendo también cantante.

CIMG3226    Respecto a temas de sonido y producción nada que objetar. De hecho casi podemos calificarlo de sobresaliente, y más teniendo en cuenta que se trató de una autoproducción, grabada, mezclada y masterizada en el propio estudio Divertimento de Palau —a excepción de algunas baterías grabadas en Aurha Studios—, por él mismo con la colaboración de SimóPortaz.

    A nivel musical, el disco, reconozcámoslo, no es para nada original. Pero nada de nada. Las influencias de tantas bandas mencionadas están ahí, presentes en todo momento. Sin embargo, ¿cuantas canciones se han grabado a lo largo de la historia desde que se inventó la grabación musical? Tal vez estemos hablando de billones con b. Así que, ¿es posible ser original y hacer algo que nadie haya hecho antes? En mi opinión ni de coña, a no ser que compongas música clásica dodecafónica u atonal o te líes con interminables improvisaciones en clave de free jazz. Incluso aunque un músico decida componer una imposible mezcla de polka, reggaeton, nu metal, flamenco y trance, comenzarán a salir influencias por todas partes, como polillas atraídas por la luz. No, es imposible ser original, pero lo que hay que intentar conseguir si se es músico o esperar y reclamar si se es oyente es la SORPRESA. Porque muchas bandas escudándose en el feeling del rock clásico, la pureza del blues o el homenaje a sus ídolos no hacen sino perpetuar una vagancia compositiva que se transmite de manera contagiosa de músico a músico y de oyente a oyente. Ya lo dijo una vez Steve Lukather en una entrevista: «tenemos cientos de acordes disponibles y miles de combinaciones de ellos y la mayoría de grupos de blues y rock suenan exactamente iguales entre sí».
Güru no son originales, pero sí sorprendentes. Incluso cortes como «I just can’t get away», «Your energy» o «The end is coming», que a priori se alejan de la tónica del disco, sorprenden tras una atenta escucha. Pero el que quiera A.O.R. y hard rock melódico más asequible al oído ahí tiene «Addictive love», «Your smile», «Sometimes» o «Flavour of desire». Y el que necesite energía extra aportada por guitarras ardientes disfrutará con «Salvation» o «No more time».

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    David Palau tardó lo suyo, pero el resultado valió la pena. El debut fue espectacular y sus directos demostraban una calidad abrumadora. Lo único que ensombrece el recuerdo de este disco es que pese a lo que he mencionado de banda cohesionada, debido a motivos de agenda, falta de interés o mil y una movidas internas, ninguno de los músicos —a excepción de su líder— repitió en la secuela, la cual podréis leer analizada la semana que viene en este lugar.

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TEXTO: Albert Sanz
FOTOS: Albert Sanz y grupo en FaceBook de Güru

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