El ex guitarrista de Guns N’ Roses demostró estar en un estado de forma sensacional, y junto a su banda, realizó uno de los mejores conciertos del año. Todo un festival para amantes del hard rock con clase.
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Como ya hemos dicho en varias ocasiones, estamos dedicando estas primeras semanas a liquidar artículos pendientes de publicar debido a que la temporada pasada, Guitar Xperience —programa y web— se tomó un año sabático, y hoy es el turno de hablar del concierto del año.
Por fin llegó el día. Slash es uno de mis músicos favoritos, nunca vi en directo a Guns & Roses, y cuando vinieron los «G&R 2.o», o sea, Velvet Revolver, una infección de oído me impidió poder disfrutar del concierto que realizaron en Razzmatazz, a pesar de estar allí presente. Y su visita al Azkena Rock Festival de hace pocos años se me quedaba un tanto lejana. Así que ganas de verlo había muchas, y más si acompañado de una futura leyenda del rock como es Myles Kennedy y la excelente banda base llamada The Conspirators, ha grabado los dos mejores discos de hard rock de este siglo XXI y parte del XX (crítica de «Apocalyptic Love» aquí).
Según tengo entendido, la promotora Rock N’ Rock pretendía que Slash featuring Myles Kennedy & The Conspirators fuesen uno de los cabezas de cartel de la segunda edición del Rock Fest BCN, pero por problemas de agenda, la banda sólo podía pasar por España unos días antes de celebrarse el festival. Igualmente se ha querido enlazar esta gira con dicho festival, por lo que se ha sido enmarcada dentro lo que se ha denominado como Rock Fest On Tour, con dos teloneros, y uno de ellos —Mean Machine— exitosos participantes de la primera edición del primer Rock Fest BCN.
El Sant Jordi Club fue la sala escogida para el concierto. Una sala de grandes dimensiones —casi de palacio de deportes— con buen sistema de sonido para hacer que una banda de rock and roll suene atronadora. Siendo la hora de comienzo las 18:30, a las 16:30 ya había una buena cola bajo un sol de justicia, incluyendo una adorable niña de diez años junto a su madre, la cual de camino al estadio en el autobús, le iba explicando la historia de Guns N’ Roses y Saul «Slash» Hudson. Así se hace, educando a las jóvenes generaciones en la cultura verdadera.
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MEAN MACHINE, ROCK AND ROLL ACELERADO PARA CALDEAR EL AMBIENTE
Sobre las 19:30 aparecieron los barceloneses Mean Machine, una formación que actuó con éxito en el primer Rock Fest BCN a pesar del poco rato que pudieron tocar. Pero su estilo de rock crudo, stone rock contundente y acelerado y un punto de punk a lo Motörhead, es ideal para poner al público calentito antes del grupo principal.
No es un grupo que por mis gustos escucharía en casa, pero su hábitat natural es el directo y admito que fueron un complemento perfecto para Slash y los suyos.
Temas de su disco debut «Livin’ outlaw» como «We want violence», «Rock & roll wizard», «I was made for rock & roll» o «Ain’t no justice (but the death)» gustaron mucho. Y es que realmente no se necesita haber escuchado estas composiciones con anterioridad para disfrutarlas, ya que esta formación es fiesta pura.
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CICLONAUTAS, UNA PROPUESTA IDEAL PARA ENFRÍAR EL AMBIENTE
La segunda banda de la tarde-noche fueron Ciclonautas. Con base en Palencia, es una banda con dos nacionalidades —su cantante es argentino— y practican una mezcla de rock urbano y stone rock, con algún punto de progresivo clásico. Medios tempos, letras interesantes, ambientes sonoros atractivos y aún así, su sofisticada propuesta fue definida por algunos asistentes que nos rodeaban a mi y al compañero de esta casa Iván Macías como: «el peor grupo telonero que he visto en mi vida» o «menuda puta mierda».
El grupo está formado por el baterista Alén —Marea—, el extraordinario bajista Javiertxo Pintos —Jataja, La Venganza de la Abuela, Konfusion, etc.— y el cantante Mariano Rodríguez. Y aquí es donde radica el problema… ¡esa voz! Vamos a ver, no diré que desafina, pero un cantante del estilo rock urbano a lo Barricada / Rosendo desentona en una banda que practica un rock tan elegante; para colmo, el tono del argentino parece provocado por la madre de todos los catarros, otorgándole un continuo sonido «carraspero». Si a eso sumamos la cantidad de medios tempos que conforman su propuesta —aunque también tocaron algún que otro tema más acelerado—, es entonces cuando uno no puede dejar de hacerse la pregunta de cuál fue el criterio de la promotora para elegir a esta formación como telonera de Slash y los suyos. Y si tenían que tocar sí o sí, al menos que lo hubieran hecho en primer lugar, porque Mean Machine supieron dejar al público bien calentito antes del grupo principal, y con Ciclonautas se enfrió mucho el ambiente.
No seré yo el que secunde las afirmaciones del público que he mencionado antes, ya que se trata de una formación con una propuesta musical interesante (a excepción de la voz), y son buenos músicos. Tengo que destacar al bajista Javiertxo Pintos, al cual descubrí hace muchos años en un tugurio barcelonés del cual ni recuerdo su nombre, tocando con la banda de rap metal Konfusion, presentando su álbum «Piensa!! Piénsalo. Piensa ¿lo qué? ¡¡Piensa lo que quieras!!» y haciendo una exhibición de bajo slap tan brillante, que de tanto en tanto recupero ese CD para el programa, y el cual después se unió con los otros miembros de Konfusion al también reivindicable proyecto de El Drogas llamado La Venganza de la Abuela.
Por tanto, calidad hay, pero Ciclonautas se hallan en las antípodas de Mean Machine y Slash y o bien tendrían que haber tocado en primer lugar o no haber tocado, ya que su actuación fue como un jarro de agua fría entre la energía que nos transmitieron los Mean Machine y la que nos iba a entregar una hora después el ex Guns N’ Roses.
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SLASH Y SU SOMBRERO, DEMOSTRANDO QUE HAY VIDA MÁS ALLÁ DE GUNS & ROSES
Tras un cambio de backline rápido pero que se nos antojó eterno, apareció el famoso sombrero acompañado de Slash y su Les Paul. Muchas ganas de ver al guitarrista y también a Myles Kennedy y comprobar si su valía en directo le puede hacer merecedor de estar en el reducido grupo de músicos que aspiran al relevo generacional que en poco más de diez años será necesario que venga (vale, el hecho de preguntarme esto es que aún no he tenido oportunidad de ver a Alter Bridge en Barcelona). También había ganas de comprobar otra cosa: si The Conspirators es un grupo de mercenarios más a sueldo de Slash o si es un grupo unido. ¡Y vaya si se pudo comprobar que fue ésto último! De hecho, aún haciendo spoiler, avanzo una de las conclusiones del concierto: el bajista Todd Kerns no sólo está en condiciones de liderar con éxito una banda grande, sino que a la postre, fue la gran sorpresa de la noche y consiguió eclipsar en varios momentos al jefe y a su lugarteniente.
Así pues, los mencionados Slash, Myles Kennedy, Todd Kerns y el baterista Brent Fritz, más el guitarra de apoyo para la gira Frank Sidoris, comenzaron fuertes, como no podía ser de otro modo, con el tema propio del «Apocalyptic love» «You’re a lie» (curioso que no comenzaran con un corte de su último trabajo) seguido de la primera de las muchas concesiones que habrían a lo largo del concierto al legado de Guns & Roses, con «Nightrain», en la cual ya pudimos comprobar que si bien Myles Kennedy no tiene el estilo de correr sin parar como tenía Axl Rose en sus tiempos mozos, defiende esos temas con tanta solvencia tanto a nivel técnico como interpretativo, que dudo que hubiese alguien en el Sant Jordi Club que aquella noche echara de menos al gunner.
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Tras este comienzo salvaje, «Avalon» de «World on fire» y la maravillosa «Standing in the sun» de «Apocalyptic love» terminaban de poner las pilas a la audiencia. Pero Slash no se iba a olvidar de su álbum «Slash & Friends», ya que sonó a continuación «Back from Cali», tema en el que colaboró en su momento Chris Cornell y el propio Keneally.
Y para terminar este bloque de temas propios —a excepción del «Nightrain»—, sonó la contundente «Wicked stone» de «World on fire», con un excelente solo de Slash.
Llegados a este punto, quedaba claro que los SfMK&TC (perdonad que lo escriba así, pero cansa escribir el nombre la banda al completo) es una banda unida y no Slash con su colega Myles y unos sesioneros a su lado. Todos estaban muy compenetrados: Kennedy ejercía de líder de la banda, con su pose de rock star glamourosa, pero gesticulando y saludando al público en muchos momentos, Slash serio pero dándolo todo, Kerns juguetón y yendo de un lado a otro del escenario todo el rato, Fritz desde su posición de baterista no es que pueda moverse mucho, pero acostumbraba a interactuar con sus compañeros, e incluso Sidoris —que, recordemos, no es miembro oficial del grupo— no dejaba de sonreír y acompañaba en sus idas y venidas a Kerns, o tocaba muy cerca de público, como si hubiese estado toda la vida en este grupo.
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Tocaba ahora volver a la banda que le dio la fama a Slash, y como es normal, el público enloqueció con «Mr. Brownstone» y la metalera «You could be mine». Aquí es cuando yo y todo el mundo nos quedamos sorprendidos al ver como Myles Kennedy se iba del escenario y el rol de líder lo adoptaba Todd Kerns para cantar la marchosa «Doctor Alibi» de «Slash & Friends» de nuevo, disco al que el guitarrista le debe de tener mucho cariño, pese a que las ventas no le acompañaron y el resultado musical fue algo disperso, al contar con tantos colaboradores diferentes. De hecho, en «Doctor Alibi» el cantante invitado fue Lemmy Kilmister.
Y sin descanso alguno, Todd Kerns se encargó también de cantar uno de los mayores clásicos de los G&R como es «Welcome to the Jungle». Y si bien es cierto que Myles tiene un tono de voz que puede adaptarse mejor al repertorio de G&R, Todd realizó un trabajo que nos dejó a todos alucinados, tanto por la energía que el bajista supo imprimir a su interpretación vocal como por el carisma escénico que demostró.
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Y tras tantos minutos pisando el acelerador, era el momento de bajar las revoluciones con «Starlight», hermosa e intensa balada de tintes countrys que Myles Kennedy cantó y co-escribió para el «Slash & Friends» .
La aparente tranquilidad siguió con el oscuro medio tempo de «Beneath the savage sun» de «World on fire». Y he dicho aparente, pues la mezcla de compromiso político y estribillo comercial de «The Dissident» —también del último disco— volvió a poner al público histérico ante semejante sobredosis de energía.
Por cierto, aquí Slash cambió su Gibson Les Paul por una Gibson SG de doble mástil preciosa.
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Sin embargo, llegó el momento de bajón más serio del concierto: «Rocket Queen». ¿Y cómo es posible que semejante clásico de la banda que puso patas arriba el mundo del rock en los 90 supusiera un bajón? Pues porque el señor Slash decidió masturbarse compulsivamente tocar un solo de guitarra tan largo que la canción se alargó por espacio de poco más de 20 minutos, y sin olvidarse tampoco del solo oficial de slide la canción! Y aún tuvimos suerte, ¡porque en YouTube es fácil encontrar versiones que duran hasta cuarenta minutos! Si tenéis paciencia, en este enlace os dejo una versión de media hora.
No es que en Guitar Xperience le tengamos alergia a los solos largos, pero Slash no es un guitarrista con tantos recursos técnicos como para intentar lucirse de semejante manera sin caer en repetición de patrones y escalas. Hay que admitir que por momentos me sorprendió la velocidad de algunas frases, puesto que nunca ha sido un guitarrista de shred, pero aún así todo fue excesivamente excesivo.
De todas formas, desde aquí va mi más sincero aplauso a Kerns, Fritz y Sidoris, por ser capaces de repetir en bucle el mismo riff durante más de un cuarto de hora.
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Ahora esperábamos un trallazo rápido que animara a la audiencia, pero en su lugar tuvimos la balada de «World on fire», «Bent to fly»; aunque su segunda parte en la que se aumenta la intensidad sirvió para para ponernos las pilas de nuevo. Una balada que significó uno de los momentos de mayor lucimiento para Myles Kennedy, por cierto.
Y el concierto siguió con otro tema del último disco y el que le da nombre, «World on fire», todo un trallazo de hard rock y heavy metal clásico en que la banda entera estuvo en estado de gracia, y con un Slash tocando con absoluta precisión una parte rítmica con bastante más complicación de lo que parece.
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Llegábamos ya a la parte final del concierto con la genial «Anastacia» y su ya inmortal riff neoclásico de «Apocalyptic Love», la también inmortal balada «Sweet child o´mine» (interpretada de tal manera por Myles que más de uno deseó que se reuniesen los G&R sin Axl y con Myles como vocalista), y la sorpresa de «Slither», porque a estas alturas ya no esperábamos escuchar nada de Velvet Revolver.
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Después de la falsa despedida, el bis con una tremenda versión del «Paradise city» y explosión de confetti, nos hizo entristecer, ya que teníamos ganas de que el show durara tres horas más.
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En cuanto a temas de sonido e iluminación, más que correcto todo. Es cierto que el concierto principal comenzó con un exceso de volumen y la voz de Kennedy algo difusa, pero a los pocos temas se consiguió equilibrar la mezcla.
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Esta ha sido la crónica de un concierto inolvidable, y que será con toda probabilidad, el mejor de este 2.015. Todos los músicos estuvieron en absoluto estado de gracia, incluyendo un Frank Sidoris que parecía que llevase años en el grupo y el cual además tocó un par de solos. Se confirmó que Myles Kennedy está llamado a hacer historia en el mundo del rock, Slash mejora con los años y nos llevamos la sorpresa de encontrarnos con un Todd Kerns con carisma suficiente como para robar protagonismo al resto de sus compañeros.
Una banda, además, con las suficientes tablas como para defender el legado de Guns & Roses mucho mejor que los actuales Guns & Roses (por más que Axl se rodee de virtuosos que admiramos como Buckethead o Ron Thal), por lo cual, y conociendo el estado actual de Axl y con los antecedentes que hay, soy de los que opina que Slash debe olvidarse de reuniones, seguir en esta banda y potenciarla al máximo. Lo tienen todo para arrasar.
Tan sólo le pondría pegas al repertorio. Es cierto que Slash nunca había venido a Barcelona en solitario, y mucha gente en su momento no pudo ver a Guns & Roses, por tanto jugó la baza segura de interpretar temas clásicos; pero teniendo en cuenta los dos discazos que ha grabado, y la calidad que también atesoran las grabaciones de los auténticos Guns & Roses Velvet Revolver (e incluso algún que otro tema de Slash’s Snakepit), hay material de sobra para realizar un futuro buen concierto de dos horas sin recurrir a la banda que le dio fama.
Lo dicho, esta banda es el futuro del rock and roll.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
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