Razzmatazz 2 vibró con la potencia de Mark Tremonti, guitarrista de Alter Bridge, demostrando tablas y carisma suficiente como para liderar su propio proyecto en solitario.
Abrieron la noche The Raven Age, banda británica en la que milita George Harris, hijo de Steve Harris de Iron Maiden, confirmándose como una de las propuestas más interesantes en el panorama del metal alternativo.
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En un programa —y su web— como es Guitar Xperience, se habla de muchos grupos y solistas. Y hay en muchas ocasiones que desdoblarse entre el periodista y el fan. Pero cuando periodista el miembro de la prensa (mejor así) y el aficionado coinciden en gustos, entonces en un placer tener que hablar de un determinado grupo.
Esto viene a cuento porque una de las mejores experiencias metaleras de los últimos años me fue proporcionada por Mark Tremonti y su primer trabajo en solitario, el tremendo «All I was» —cuya review puedes leer en el siguiente enlace—, y claro, si resulta que viene por primera vez a España a demostrar a sus fans que hay vida tras Alter Bridge con otro gran trabajo bajo el brazo como es «Cauterize», había que ir sí o sí a Razzmatazz.
¿Cumplió el bueno de Mark con las expectativas creadas? Ahora lo veremos.
En contra de mi costumbre habitual de llegar bien pronto para coger sitio en las primeras filas, historias varias me hicieron llegar apenas cinco minutos antes de que comenzasen los teloneros. Ya me extrañó que no hubiera nadie en la cola, ni en la escalera, ni en el pasaje que da acceso a las salas 2 y 3 del complejo Razzmatazz. El vigilante de seguridad me preguntó a qué concierto iba, señal de que en la sala pequeña se iba a realizar otro evento a la misma hora. Tras decirlo, me comentó que para entrar a ver a Tremonti tenía que cachearme y registrar la mochila. Aunque no es del todo habitual, tampoco tenía nada de raro; sin embargo, al ver que el buen hombre registraba la mochila y a mi mismo con excesivo esmero, me comentó que el grupo, ante los recientes atentados en Paris y en especial, por los terribles sucesos vividos en la sala Bataclan por Eagles of Death Metal, pidieron refuerzo de seguridad e incluso asistencia policial.
Por supuesto, si hablásemos de los Rolling Stones, hubiésemos tenido hasta al ejército apostado en toda la manzana, pero aquí no hubo nada de eso. Sí que hubo más personal de seguridad tanto afuera como dentro.
Pero he comentado también que yo era el único «civil» en las inmediaciones, y el mal rollo vino cuando al preguntar a la taquillera que me vendiera una entrada —ese día no tenía acreditación de prensa—, ésta me preguntó medio en broma: «¿cuantas quieres? Porque parece que van a actuar sólo para ti». Mal rollito evidentemente. La buena señora exageraba, pero es cierto que la sala se veía casi desierta. También es cierto que el aficionado medio barcelonés pasa una mierda de los teloneros. Sí, ese aficionado medio que luego se queja de que no hay bandas nuevas y que todo suena a lo mismo, pero que cuando tiene oportunidad de ver a un telonero interesante decide tomarse una cerveza en el bar más cercano a la espera de que llegue el grupo principal.
Pues bien, pese a que al salir Tremonti la sala ya presentaba un aspecto más lleno, a ojo no debían de haber más de 500 personas. Así que resulta curioso que, como se he hecho en otras veces, no se habilitaran las cortinas que limitan el espacio disponible para el público. Aunque mejor. Quizás el grupo tendrá la sensación óptica de que la sala está llena, pero al público se le somete de este modo a un «apretujamiento» insano, aparte de que en ciertas zonas se pierde la visibilidad del escenario.
Antes de empezar con la crónica, debo comentar que los vídeos que acompañan a la crónica pertenecen al concierto de Madrid y no al de Barcelona. Y es que aunque suene extraño, no he conseguido encontrar ninguno por las plataformas habituales como YouTube.
Con puntualidad, y ante una audiencia escasa pero muy fiestera, aparecieron The Raven Age, una formación inglesa que nos ha visitado en bastantes ocasiones —en junio estuvieron como teloneros de Gojira—. En The Raven Age militan Matt Cox —bajo—, Michael Burrough —voces—, Jai Patel —batería— y los guitarristas Dan Wright y George Harris. Éste último es, además, protagonista involuntario de la banda, ya que aunque el liderazgo sobre el escenario esté en manos del frontman Burrough, Harris es hijo de otro Harris mítico, Steve, bajista y fundador de Iron Maiden.
Es inevitable pensar que un papá tan poderoso en la industria de la música ha ayudado en la promoción del grupo, sobretodo si han sido teloneros de British Lion, el proyecto paralelo del bajista, y en la actualidad lo son de los mismísimos Iron Maiden. Y una gran parte de medios y aficionados al metal no dejan de insistir en este tema. Pero, ¿quien no se aprovecharía estando en esa situación? Hoy en día, los grupos tienen mil canales online para hacer llegar su propuesta al mundo entero, a diferencia del pasado, aunque eso ha redundado en una saturación de la oferta, por lo que en la práctica, es casi igual de difícil destacar ahora como en los 80.
Así que si The Raven Age se benefician de su privilegiada situación, nadie debe criticarlos por ello. Eso sí, Steve Harris habrá puesto al público ante ellos, pero es cosa del grupo el hacerlo vibrar, y estos chicos se están ganando una buena fama de currantes, teloneando sin descanso e intentándose labrar un futuro como cabezas de cartel.
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Así pues, aparecieron sobre el escenario de Razzmatazz 2 dispuestos a descargar su mezcla de metal alternativo, metalcore y nu metal. Dada las múltiples veces que nos han visitado, canciones como «The death march» o «Angel in disgrace» fueron coreados como si fueran himnos, señal de que su propuesta está empezando a calar entre el público español. Propuesta que, en honor a la verdad, carece de toda originalidad, recordando a muchos grupos similares. Sin embargo, estos chicos lo hacen muy bien, tocan con intensidad y se muestran simpáticos y comunicativos en todo momento, inclusive el baterista Jai Patel, pese a estar atrás del todo parapetado tras su instrumento. Quizás el cantante Michael Burrough sea el que dé más sensación de postureo, de mantener una rancia fachada de rebelde malote, algo que debería de empezar a desterrarse del rock. ¿No os parece ridículo, que desde hace treinta años, las fotos promocionales de grupos de hard rock y heavy metal nos muestren a los músicos con expresión de asesinos en serie?
En fin, que The Raven Age abrieron la noche de una forma magnífica y habrá que seguirlos en el futuro para ver su evolución.
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Y tras el consabido cambio de backline, comenzó el plato fuerte de la noche, al aparecer sobre el escenario Tremonti escoltado por Eric Friedman —guitarra rítmica y ocasionalmente solista—, Garrett Whitlock —batería— y Tanner Keegan —bajo— y empezar a descargar el single de su último trabajo y llamado de forma homónima «Cauterize». El público ya estaba entregado desde la primera nota, demostrando que parte de la culpa de que Alter Bridge sean una de las bandas más exitosas del planeta se debe a su guitarrista. El sonido en los primeros temas fue exagerado, con una voz y una guitarra solista que no se distinguían, algo que contrastó con la actuación de The Raven Age que se escuchó bastante bien. Bastante curioso, porque como ya se sabe, los teloneros sirven a los técnicos de sonido para acabar de ultimar detalles en la mezcla. Y es que si juntas guitarras Paul Reed Smith, amplificadores Peavey EVH 5150 y Mesa Boogie, y canciones más heavys que un bocadillo de clavos, no necesitas pasarte de volumen, algo que el técnico de sonido no pareció tener en cuenta.
El asunto de la guitarra solista por desgracia, mejoró algo pero no del todo, escuchándose mejor la guitarra de Friedman que la del líder del grupo. Por fortuna, la voz sí llegó a integrarse bien en la mezcla pasadas unas cuantas canciones.
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Tras ese intenso comienzo la banda recuperó uno de los singles del anterior «All I was», en concreto «You waste your time», un medio tempo con algunos cambios de intensidad y que sorprendió porque su solo de guitarra fue interpretado por Eric Friedman. Tras este tema seguimos en el mismo disco porque cayó la magistral «All I was», con un solo de guitarra sobre una base acelerada que permitió a los más lanzados hacer sus primeros pogos en la noche.
Y de esta manera, los minutos iban pasando mientras se alternaban canciones de los dos discos. La intensidad no bajó en ningún momento, pero los que conozcan al grupo ya sabrán que aunque la mayoría de canciones tienen un tempo muy rápido, algunas de ellas son medios tempos que en directo vienen muy bien para descansar. Y es que a partir de ciertas edades, botar, gritar y moverse durante dos horas empieza a ser complicado, por lo que canciones como «Flying monkeys», «Dark trip», «The things I’ve see» o «Providence» (en estas dos últimas Tremonti estuvo en estado de gracia a las voces) sirvieron para relajarnos un poco entre trallazo y trallazo.
De todas formas, debido al aficionado que atrae una propuesta de este tipo, los temas más aplaudidos y esperados fueron los más salvajes de su discografía, como «So you’re afraid», con ese espectacular y esperado solo de guitarra que fue muy aplaudido, y que para mi gusto apareció demasiado pronto en el concierto en vez de sonar como bis o para cerrar el concierto, o «Wish you well», en la cual Mark Tremonti se encargó de dirigir un circle pit/wall of death, que aunque divertido, quedó un poco deslucido por la ausencia de una masa aceptable de gente.
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Aquí tenéis el set-list completo:
- Cauterize
- You waste your time
- All I was
- So you’re afraid
- Flying monkeys
- The things I’ve seen
- Radical change
- Dark trip
- Brains
- Providence
- Arm yourself
- Decay
- Another heart
- Sympathy
- Wish you well
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Hay que destacar un aspecto extramusical del concierto, y fue el amplio despliegue de guitarras Paul Reed Smith, tanto por parte de Mark Tremonti como de Eric Friedman. Pese a que Tremonti sea endorser de la firma, sorprendió la cantidad de guitarras que ambos usaron, como podréis ver en las fotos. No puedo asegurarlo, pero como poco usaron diez cada uno. Aquello parecía un pase de modelos, y para un fan de las PRS como soy yo, era como estar en el paraíso.
Por cierto, que en la primera que empleó, detrás del puente llevaba pegado un adhesivo con la cara de Dimebag Darrell, de quien es un rendido admirador.
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Una gran noche de auténtico metal y stone rock, honesto, agresivo, contundente y melódico. En el set-list no hubo espacio para temas de Alter Bridge y mucho menos de Creed. Está muy volcado en su proyecto en solitario, y aunque su prioridad es y seguirá siendo por mucho tiempo Alter Bridge, también dio la sensación de querer demostrar que puede ser frontman de su propia banda, algo que por supuesto, consiguió sin problemas.
En alguna ocasión hemos mencionado que en el escaso listado de bandas o solistas que puedan formar parte del relevo generacional, están Alter Bridge como banda de metal y Myles Kennedy como cantante de hard rock y heavy metal. Pues Mark Tremonti se confirma con esta gira que también puede estar como cantante y guitarrista, ya que posee una gran voz, gran técnica a la guitarra (en especial como rítmico), tablas escénicas y una extraordinaria capacidad como compositor. Y además, se ha sabido rodear de una banda que suena compacta y unida, con unos miembros que demostraron un gran nivel.
Lástima del poco apoyo que el público barcelonés dio a este proyecto. Pero bueno, los que sí asistieron disfrutaron de un grandísimo concierto y así se lo hicieron saber al bueno de Mark Tremonti, en forma de aplausos, vítores y pogos.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
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