El elegante guitarrista israelí Yossi Sassi volvió a Barcelona a hacer una demostración de buen gusto y clase, ante una casi vacía sala Be Good.
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Al Yossi Sassi en solitario lo descubrimos en 2.012 cuando vino a Barcelona en el festival Guitar Universe, acompañado de Marty Friedman y Stéphan Forté —podéis leer la crónica aquí—. También vino en 2.015 en dos ocasiones más, una para realizar unos clínics en Madrid y Zaragoza, y la segunda, como un asistente más en el festival Be Prog! My Friend. Sin embargo, aún no habíamos podido verle desplegar todo su talento tocando un set-list completo. Y de eso teníamos muchas ganas, y más tras escuchar los dos discos en solitario del ahora ex Orphaned Land, «Melting clocks» y «Desert butterflies».
Sin embargo, el concierto parecía estar maldito de antemano. Y es que todos los intentos por contactar con la promotora y con la misma sala fueron inútiles. No íbamos a pedir pases, puesto que no habíamos hecho promoción previa, sólo queríamos conocer a qué hora se abrían las puertas y a qué hora comenzaban a tocar los teloneros Oceanic. La duda estribaba en que ningún medio se ponía de acuerdo. Ni blogs personales, ni webs de rock más potentes, ni siquiera páginas de ventas de entradas. Y los horarios variaban en la apertura de puertas desde las 19 a las 21:30. Lo más lamentable es que la misma página de la sala Be Good hace meses que no actualiza su agenda, cuando es sabido que tienen una programación de conciertos de lo más regular. Y en su grupo de FaceBook dónde sí hablaban del concierto no mencionaban la hora y no respondían ni a mensajes en su muro ni por privado. Y de hacer caso al teléfono ya ni lo menciono.
En fin, esto es España y el cutrerío está a la orden del día.
Así que un poco antes de las 19:30, servidor y el compañero de esta casa Iván Macías, llegamos hasta la puerta del Be Good Club donde en ese momento los músicos estaban descargando el material. O sea, que a esa hora ni siquiera habían hecho las pruebas de sonido. Y hablamos de domingo, cuando tradicionalmente, los conciertos no acaban tarde. Y éste, tenía pinta de comenzar cuando los demás acaban. El mismo Ben Azar, guitarrista rítmico de Sassi, ni sabía a qué hora debían empezar, pero tuvo a bien entrar a preguntar y luego salir a decírnoslo. Hora de comienzo: 21:30 para Oceanic.
Situación lamentable, aunque nada que no resolviese un café en un bar cercano mientras esperábamos que llegase el momento, pero de todas formas, es una muestra evidente de lo mal organizado que estuvo este evento, en el que cada medio decía una cosa diferente y promotora y sala estaban desaparecidas en combate.
Después de rajar de este tema, pasemos al apartado puramente musical. Pero antes aviso, que por raro que parezca, no he encontrado disponible ningún vídeo del concierto de Barcelona, así que he seleccionado algunos del concierto de Madrid.
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Oceanic fue la banda elegida por Sassi para acompañarles en su gira europea. Una banda de metal progresivo con elementos de hard rock, metal alternativo y stone rock. Presentaban su álbum debut de 2.014, llamado «City of glass» y que fue producido por el mismo Yossi Sassi. En dicha banda milita el excelente bajista Or Lubianiker, salido de la prestigiosa escuela de Berklee y que ha colaborado con gente del nivel de Marty Friedman, Gus G. y Ron Thal, y que a la postre, es también bajista en la banda de Yossi Sassi —por tanto, hizo doble trabajo aquella noche—. Or tiene además, un sonido muy contundente y moderno y mostró un excelente nivel tanto a púa como a slap.
Pero así como Or Lubianiker fue una de las sorpresas positivas de la noche, la negativa vino por parte del vocalista y guitarrista rítmico Idan Liberman. No es que tenga una voz fea, pero desafinó en múltiples ocasiones y mostró carisma escénico nulo. Una pena, porque pudieron escucharse buenas canciones y buenas ideas, y el grupo tiene talento y actitud como para llegar lejos, pero no con ese cantante. O no al menos que se encierre unos cuantos años en una buena escuela a aprender técnica e interpretación vocal.
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Tras el cambio de backline, que fue más rápido de lo acostumbrado —en parte a que el bajista Lubianiker no tuvo que hacer ninguna modificación a su equipo—, salieron a escena Yossi Sassi and the Band featuring Mariangela Demurtas. Por cierto, nombrecito bien corto el que ha puesto Sassi a su grupo para la gira. Por supuesto, además de a Sassi, también íbamos a fijarnos bien en Ben Azar, extraordinario guitarrista tanto rítmico como solista, que en el mencionado festival Guitar Universe hizo un espectacular doblete tocando con Sassi y Friedman.
Con la trilogía de canciones «Desert butterflies», «Orient sun» y «Fata Morgana» se inició el concierto, las tres pertenecientes a su más reciente trabajo «Desert butterflies», y que sonaron prácticamente empalmadas. Un corte más de éste, el fantástico «Neo quest», dio paso a temas más cercanos al hard rock instrumental de Joe Satriani pertenecientes a «Melting clocks», como «Ain´t good enough» y «Drive».
La banda lleva tiempo tocando, y eso se nota en la continua comunicación que había entre ellos, a lo que ayudaba un escenario de pequeñas dimensiones como es el del Be Good Club. Lástima que la guitarra de Ben Azar se escuchó en todo momento muy floja.
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Tras esta tanda de temas, pudimos escuchar el corte que cierra «Desert butterflies», la preciosa y emotiva balada «Cocoon», con gran influencia de Pink Floyd y en la que por fin subió la estrella invitada de la noche y la gira, Mariangela de Murtas, vocalista de Tristania y colaboradora de múltiples bandas como Karmaflow, Melted Space y Moonspell —de cuyo guitarrista es esposa—.
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Mariangela, simpática, comunicativa y con una perfecta voz, se quedó para seguir cantando «Simple things», la popera «Believe» —cantada en italiano como en el disco— y la única concesión a Orphaned Land, «New Jerusalem», momento en que Sassi recordó a los asistentes el espíritu de concordia entre religiones que promulga esta canción. También hubo emocionado recuerdo a sus ex compañeros de banda y explicó el porqué de la decisión de seguir en solitario debido a su intención de mejorar y avanzar como músico.
La cantante bajó del escenario y Sassi presentó un tema inédito que aparecerá en su tercer trabajo, llamado «Palm dance», y acto seguido, fue el turno de algunos solos, entre los que destacó el del percusionista Roei Fridman, el cual hasta ese momento había pasado un tanto desapercibido debido a la mala mezcla de audio del concierto. Un solo muy oriental como no podía ser menos.
A continuación, se fueron alternando temas de ambos discos, como «Number’s world», «Azul», «Azadi», y «Sunset». Y para finalizar, Mariangela volvió al escenario y el grupo se marcó una excelente versión del «Bleak» de Opeth.
«Fata Morgana», interpretada por segunda vez, supondría un excelente fin de fiesta; fiesta que continuaría en el puesto de merchandising, ya que las dos bandas enseguida se fueron a esa zona a hacerse fotos, firmar autógrafos y charlar con todo el mundo.
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Sassi tocó y cantó en todo momento con exquisita sensibilidad, alternando sonidos acústicos y eléctricos con su bouzoukitara, y el grupo acompañó a la perfección, destacando Or Lubianiker y Ben Azar, quien tuvo sus momentos de lucimiento en algunos solos. Y Mariangela fue un perfecto complemento en canciones de sonoridades orientales en las que a priori, su estilo de rock gótico no encajaría.
Como detalles negativos que empañaron un poco la velada estarían la escasa duración del concierto —apenas hora y veinte minutos—, la iluminación, puesto que simplemente se encendieron algunas luces de colores y ahí se quedaron fijas, dejando en penumbra la zona izquierda del escenario sin poderse ver bien a los músicos que allí tocaban, y el sonido, deficiente y que no mejoró en ningún momento, haciendo que la percusión, la guitarra rítmica y la voz del líder no se escucharan bien. Si bien Be Good Club no es una sala que tenga un equipo de altos vuelos, ya he visto varios conciertos allí que se han escuchado bastante bien, por lo que hay que achacar esta situación al técnico de sonido y no al equipo.
También es obligado destacar como dato negativo, muy negativo, el escaso apoyo del público barcelonés, ya que siendo generosos, allí no se congregaron más de cuarenta personas. Aunque como he podido leer en otras webs, el concierto de Madrid fue más o menos igual.
En cierto modo es comprensible que aficionados al metal progresivo no les entre la propuesta de Sassi en solitario; una propuesta melódica, relajante, muy oriental (más aún que en Orphaned Land), casi toda instrumental y en algunos aspectos más cercana a la música new age; pero la verdad es que confiaba en el apoyo del aficionado guitarrero, puesto que Sassi juega en la liga del hard rock melódico (casi) instrumental de Andy Timmons o Joe Satriani. Y aún jugando en esa liga, tiene un sonido, una manera de componer y una actitud únicas, lo cual hace más lamentable y patética la situación habitual de que los aficionados a la guitarra se quejen de que no vienen guitar heroes a nuestro país, y cuando viene alguien que no sea Satriani, Vai o Friedman, no va nadie a verlo.
Una pena, porque el estilo de composición del israelí es perfecto para sacarle un sonido majestuoso, al estilo de lo que ofrecen locales como Bikini o Luz de Gas; pero teniendo audiencias de treinta o cuarenta personas, ni de coña lo vamos a ver en salas de esa categoría. De hecho, ES POSIBLE QUE NI LO VOLVAMOS A VER.
Así que, gracias, público español, por pasar una vez más de propuestas diferentes y originales. Luego nos iremos quejando de que la escena rockera que podemos disfrutar en España siempre es la misma.
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PD: Os dejo una sesión de la fotógrafa Irene Serrano en formato vídeo, de una calidad muy superior a la mía. Un excelente trabajo.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz (excepto la foto del cartel promocional)
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