El virtuoso italiano Luca Turilli trae a España su «Prometheus Cinematic Tour», una experiencia audiovisual muy elaborada, que ha acabado siendo uno de los mejores conciertos de metal del año.
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El 13 de febrero era el momento de reencontrarme con uno de mis guitarristas favoritos, el italiano Luca Turilli, ex Rhapsody —denominados en la actualidad como Rhapsody of Fire— y ahora embarcado en su más que interesante aventura Luca Turilli’s Rhapsody. Una gira con el pomposo nombre de «Prometheus Cinematic Tour» en la que los creadores del metal cinemático —como se denominan a si mismos— iban a presentarnos algunos temas de su nuevo disco —crítica en el siguiente enlace— más algunos clásicos tanto de su discografía con Rhapsody como de la suya en solitario, y esta vez sí que lo disfruté al cien por cien, no como en su anterior visita, donde encontré algunos puntos mejorables; es decir, el sonido fue excelente, la interacción con el público fantástica, la elección de los temas bastante buena, y la incorporación de una soprano y un tenor en el show una muy acertada decisión.
Y es que tras la edición de su último disco, lleno de arreglos orquestales y corales uno podría preguntarse si serían capaces de llevar ese sonido al directo sin llevar demasiados samples pregrabados y la respuesta fue que sí; no sé si sonó alguna parte grabada pero daba la sensación de que con un teclado y los coros de Emilie Ragni y Riccardo Cecchi, tenor del coro Giuseppe Verdi De Roma, fuera suficiente para transmitir la grandiosidad de la música de Luca en directo.
No obstante la visita a la Sala Mandra 1 de L’Hospitalet de Llobregat no comenzó con buen pie. Y es que las diferentes solicitudes de acreditación a la promotora que llevaba el concierto en Barcelona se saldaron con el silencio por respuesta. La persona encargada de su perfil en Facebook con toda amabilidad nos remitió a la dirección de email general de la empresa, no la específica para prensa (que fue la utilizada por nosotros, lógicamente) y el resultado fue el mismo. Sin embargo, dos días después del evento, recibimos respuesta, echando la culpa a que nuestros emails se fueron a la lista de spam —no sé vosotros, pero nosotros siempre miramos la bandeja de spam… SIEMPRE— y aprovechando, y cito literalmente: «no damos acreditaciones a radios ni a blogs, etc. Sólo webs (las importantes, no todas), revistas (las importantes) y medios que hagan una buena promo antes de los conciertos».
Ok, si esa es su política perfecto, pero dudo mucho que si RNE les pide un pase lo vayan a negar. Por otra parte, la sala tuvo una entrada de gente de un 75%, así que no iba de un pase. Y en cuanto a medios que hagan una buena promo… pongo la mano en el fuego a que Guitar Xperience, entre el programa de radio y la web, ha sido el medio que más promoción ha hecho no sólo antes, sino durante la semana del concierto y después. Y se puede demostrar sin problemas.
En fin, ya sabemos a qué atenernos. Y lo cierto es que no debería haber perdido el tiempo en escribir esta crónica en vista del panorama, pero ni el grupo ni vosotros tenéis la culpa, y para colmo el concierto fue estupendo, así que aquí la tenéis.
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La noche la abrió el grupo Qantice del que poco puedo decir pues llegué ya casi terminando su actuación, sin embargo pude escuchar a un muy buen vocalista (el noruego PelleK, uno de los cantantes semiprofesionales —hasta ahora— con más presencia en YouTube), y a una banda que me trasmitió muy buenas sensaciones el poco tiempo que los vi. También me llamó la atención una violinista eléctrica de rasgos orientales tocando un violín con una especie de trípode con una cámara encima.
AAAAA continuación salió Temperance, una banda de metal sinfónico muy al estilo Nightwish, con una cantante femenina poseedora de una fantástica voz capaz de cantar tanto en un registro operístico como en uno más metalero, pero siempre muy melódico. El guitarrista correcto y aportando coros y alguna que otra frase gutural, esto último no muy de mi interés, pero es igualmente interesante hacer un seguimiento de esta banda para ver lo que pueden dar de sí.
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Y tras una media hora de espera empezó a sonar «Nova Genesis», la intro del último disco saliendo poco después el grupo para tocar el tema «Knightrider of Doom» de Rhapsody, una entrada con un buen tema pero podían haber elegido cualquier otro de su primer disco por ejemplo, para mí el mejor, y del que sólo tocaron un tema.
Después vino «Rosenkreuz» y ya se podía apreciar el buen sonido que habría esa noche. Todo sonaba en su sitio con una claridad cristalina: los solos y riffs de Luca, la batería de Alex Landenburg —Axxis, Annihilator—, el bajo de Patrice Guers —Patrick Rondat, Rhapsody, Jon Lord— y cómo no, la magnífica voz de Alessandro Conti, fantástica durante todo el concierto, a excepción quizás del último tema donde no sé por qué motivo se le vio con algo de dificultades. También hay que señalar que el segundo guitarra Dominique Leurquin —Luca Turilli’s Dreamquest— estuvo a un buen nivel pero el volumen de su guitarra estaba por debajo del de Luca y por momentos no se le pudo escuchar como debiera, y no sólo en las partes rítmicas sino también en los solos.
A continuación vino «Land of Immortals», posiblemente el mejor tema de su discografía, o al menos uno de los tres mejores; sonó estupendo y el público lo disfrutó cantando el estribillo junto a Alessandro, seguido por «Aenigma» y «War of the Universe», intro y primer tema de su disco en solitario «Prophet of the last eclipse», haciendo lo propio con «The dark secret – Ira divina» y «Unholy warcry» de su «Symphony of Enchanted Lands II: The dark secret», con gran participación del coro en ambas intros.
No tardó en llegar la única balada de la noche, «Son of pain», con la delicada voz de Alessandro resonando por toda la sala.
Según ellos, han mejorado el tema de la escenografía con mejores efectos de luces y el gran acierto de la pantalla de vídeo, proyectando imágenes de paisajes y animaciones, algo que ya emplearon en su anterior gira pero mejor aprovechada esta vez.
Los dos últimos temas del nuevo disco serían «Prometheus» seguido por un digno solo de batería de Alex Landenburg y a continuación, «Il cigno nero», mientras el tenor y la soprano saliendo y entrando en el escenario según fuera necesaria su presencia en los temas.
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Llegarían entonces la electrizante «The pride of the tyrant» y una de las joyas de la noche: la emotiva «Tormento e Passione», el primer tema del primer disco de Luca Turilli’s Rhapsody, con el dueto Ragni–Conti derrochando voz. Sencillamente magistral.
Después la banda volvería al catálogo de Luca Turilli con «Demonheart», seguido por un solo de bajo muy fusionero tipo slap de Patrice Guers (nada que ver con el estilo neoclásico de la banda pero magnífico), y «Dark fate of Atlantis», el single del primer álbum «Ascending to Infinity», el progresivo «Of Michael the Archangel and Lucifer’s Fall» también del primer disco, y el coreadísimo «Dawn of victory» de Rhapsody para finalizar el show y salir del escenario ovacionados por el público.
Los bises no tardaron en llegar: «Ascending to Infinity» el tema que da nombre al primer disco, y «Emerald sword», el gran himno épico del segundo disco de la banda Rhapsody.
El final, como de costumbre y de forma solemne, la banda al completo es reunida en el escenario con los instrumentos sostenidos a modo de espadas mientras suenan los coros que anunciaban el final del concierto y el abandono del escenario. Aunque volverían poco después para saludar y dar las gracias al público asistente.
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Set-list:
- Nova Genesis (Ad splendorem angeli triumphantis)
- Knightrider of Doom
- Rosenkreuz (The Rose and the Cross)
- Land of Immortals
- Aenigma
- War of the Universe
- The Dark Secret – Ira Divina
- Unholy warcry
- Son of Pain
- Prometheus
- Solo de batería
- Il cigno nero
- Solo de guitarra
- The pride of the Tyrant
- Tormento e passione
- Demonheart
- Solo de bajo
- Dark fate of Atlantis
- Of Michael the Archangel and Lucifer’s Fall
- Dawn of Victory
BISES
- Quantum X
- Ascending to Infinity
- Emerald Sword
- Final
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Los italianos esta vez han mejorado su actuación respecto a la de la anterior gira y nos han ofrecido un gran show que pese a parecer a priori un poco espeso por el exceso de ambientación orquestal, resultó ser muy entretenido y brillante por momentos.
Lo mejor: El excelente sonido general y el aporte coral del tenor y la soprano.
Lo peor: La falta de algún tema más del primer disco de Rhapsody y el flojo volumen de la guitarra de Dominique Leurquin.
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TEXTO Y FOTOS: Iván Macías
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