El norteamericano Chuck Berry, una de las figuras claves en la historia del rock and roll y en el desarrollo de la guitarra solista, ha fallecido este pasado sábado.
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A estas alturas no debería de sorprendernos esta noticia, habida cuenta de la cantidad de músicos célebres que están dejándonos en los últimos tiempos, y por lógica, la cifra irá en aumento, pero no es menos cierto que nos ha cogido desprevenido ya que Berry, tras años de esta fuera de la esfera pública, hizo el anuncio a comienzos de año de que en este 2.017 habría nuevo disco con material nuevo —el primero desde 1.979 y que se llamará «Chuck»— y volvería a los escenarios, coincidiendo con su nonagésimo aniversario.
Este sábado, habiendo ya cumplido esa fecha pero truncando su retorno al mundo de la música, nos ha abandonado. Los agentes del servicio de emergencias del condado de Saint Charles, en Missouri —USA— recibieron una alerta a las 12:40 hora local y al llegar a su domicilio lo encontraron inconsciente. Los intentos de reanimarlo fueron inútiles y un rato después su muerte fue certificada.
Nacido en St. Louis, fue uno de los pioneros del rock & roll, y al igual que otros, decidió insuflarle energía y velocidad al blues, al rhythm & blues y al soul hasta crear ese legado que ha pervivido hasta ahora.
Chuck Berry siempre fue la antítesis de Elvis Presley; mientras que éste seducía con su aspecto inmaculado de buen chico blanco, Berry era sucio, sexual, eléctrico y vibrante, y eso, en la la puritana USA de mediados de los 50 con Eisenhower al frente, era toda una afrenta. Sin embargo, esa actitud llegó a calar también en el público joven blanco, lo que le llevó rápidamente a un estrellato que a diferencia de otras músicos de su época, él supo mantener a lo largo de las décadas. Y no sólo por su música, sino por sus extravagancias sobre el escenario, como su particular «duckwalk» o «baile del pato», que se convirtió en una de sus señas de identidad y que no pocos músicos han copiado (que se lo digan a Angus Young).
«Maybellene», «Roll over Beethoven» y sobretodo «Johnny B. Goode», se convirtieron en auténticos himnos para toda una generación de aficionados y de músicos, y su técnica guitarrística lo convirtió en uno de los antecesores directos del hard rock y el heavy metal.
Su leyenda además ha sido agrandada por el paso del tiempo por su personalidad problemática —estuvo en la cárcel dos veces— y nunca negó su consumo durante años de alcohol y todo tipo de drogas. De hecho, resulta milagroso que haya llegado hasta los noventa años habiendo tenido un comportamiento tan destructivo y haciendo suyo el lema de «las estrellas del rock and roll nunca mueren», pero de forma literal, hasta ahora, claro.
Descansa en paz, Mr. Rock And Roll.
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PD: Dado que la noticia nos pilló con el programa de hoy lunes 20 ya listo, no realizaremos ningún homenaje en Guitar Xperience a Chuck Berry, a excepción de incluir un tema suyo en la sección «Guitar Classics». Por el contrario, en la edición del próximo 27/03/17 realizaremos un especial a este gran mito.
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TEXTO: Equipo de redacción
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