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FICHA
- Artista: Ryan McGarvey
- Sello: Forward in Reverse Music
- Año: 2.018
- Estilo: Blues, rhythm & blues, rock, rock and roll, rockabilly, hard rock, stone rock, country
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
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Nivel de técnica: 7/10
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Velocidad: 7/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 7/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Nivel resto de músicos: 9/10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 7/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 6/10
- PUNTUACIÓN: 7,6/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 8/10
- Nivel de feeling: 9/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
- PUNTUACIÓN: 8,7/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 8,2/10
.7,8
INTRODUCCIÓN
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Los que ya tenemos una edad solemos estar preocupados por la falta de relevo generacional, ya que en un plazo de diez a quince años quedarán muy pocas de las vacas sagradas del hard rock y el heavy metal en activo —incluidas todas aquellas que afirman despedirse de los escenarios para luego llevar diez años con más actividad que nunca—.
Sin embargo, si abrimos los oídos, nos daremos cuenta de que en otros estilos como el jazz o el blues sí existe una generación de jóvenes y otra de no tan jóvenes dispuesta a tomar el relevo sin problemas.
Si nos centramos en el blues, que será la música predominante en este artículo de hoy, ahí tenemos a los más jóvenes como Jared James Nichols o Ben Poole junto a los ya veteranos pero que aún pueden estar muchos años en el candelero, como Dereck Trucks o Joe Bonamassa. Así que poco importa que a Eric Clapton, Taj Mahal, Robert Cray o Buddy Guy no les quede mucho recorrido: el relevo está asegurado al menos para el próximo medio siglo.
Y otro que se une al relevo generacional del blues es Ryan McGarvey. Nacido en el 86 en Alburquerque —Nuevo México—, debutó con su primer disco «Forward in reverse» en 2.007 cuando tenía tan sólo 21 años. Desde entonces ha ganado multitud de premios importantes en todo el mundo, incluido el prestigioso «Mejor nuevo talento» otorgado en 2.013 por la revista Guitar Player Magazine, tiene a la crítica a sus pies y un grupo de seguidores leal que aumenta año tras año.
Pero sin duda, el mejor premio se lo dio el mismísimo Eric Clapton, cuando de entre 4.000 aspirantes, le eligió él personalmente para en 2.010 abriera el célebre festival Crossroads Guitar Festival que se celebra anualmente en Chicago.
Desde entonces han caído cuatro álbumes de estudio y un directo. El que vamos a analizar hoy es su último trabajo discográfico —aparecido el pasado año— y que promocionará en la gira europea que está realizando en estos momentos, la cual le llevará a visitar España por tercera vez el próximo mes de abril. Y como se suele decir, esperemos que a la tercera vaya la vencida y consiga aumentar de popularidad, ya que incomprensiblemente y pese a su gran talento, aún sigue siendo bastante desconocido en nuestro país.
«Heavy hearted» es la nueva criatura de McGarvey, para lo cual ha contado con la colaboración de tres auténticos cracks: Carmine Rojas, bajista habitual de David Bowie, Rod Stewart y Joe Bonamassa, Brant Leeper, teclista de John Mayall & The Bluesbreakers y Coco Montoya, y Logan Miles Nix, baterista de John 5 & The Creatures.
Como podéis ver, hablar de nivel técnico respecto a esos acompañantes es tontería. Son músicos que están en una esfera superior.
Seguro que es imposible que salga nada malo con estos nombres, así que vamos a dar un repaso al disco. ¿Me acompañáis?
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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1.- Prelude. Como su nombre indica, estamos ante una introducción de algo más de un minuto. Guitarra resonadora tocada con slide y un precioso sonido cargado de reverb y delay para comenzar el disco.
2.- Feelin’ like I do. Rock & roll de libro en el que sorprenden dos cosas: la excelente producción y mezcla y el parecido vocal de McGarvey con Jorge Salán.
No tenemos demasiada intervención solista de guitarra, pero sí de teclado y en cualquier caso, la canción funciona a la perfección como segunda intro del disco.
3.- Right side of the dirt. Pasamos ahora a un cruce entre rock & roll y rhyhtm & blues igual de acelerado y dinámico que el anterior.
En esta ocasión tenemos ya a McGarvey luciéndose con un solo lleno de creatividad y recursos técnicos sobre una base rítmica en la que destaca el excelente groove del bajo de Rojas.
Muy buena composición que sonará a mil precedentes anteriores, pero que será sin duda uno de los momentos potentes en los directos de este artista.
4.- I shoulda known better. Bajada de revoluciones más no de intensidad ya que el cuarteto nos presenta un blues potente plagado de rock y que será del agrado de los aficionados más metaleros.
Ecos de Gary Moore en la forma de solear de McGarvey, la batería de Nix tocada con una enorme potencia y los teclados de Leeper, todo en conjunto da lugar a otra sensacional composición.
Al igual que la anterior, la originalidad brillará por su ausencia, pero poco importa cuando la energía traspasa el CD y te llega de semejante modo.
5.- Break my heart. El blues y el hard rock se dan la mano en una creación que bien podría haber firmado tanto un S.R.V. como cualquiera de las bandas angelinas de los 80 que tanto nos gustan.
Nuevamente, Carmine Rojas hace brillar a su bajo, acompañando de forma magistral a la batería, mientras McGarvey nos entrega unas líneas vocales algo faltas de fuerza pero que suple con maestría con su guitarra eléctrica.
6.- Houston. Llegamos al ecuador del disco con otro acelerado y divertido rhythm & blues. En esta ocasión, un muy técnico McGarvey impregna de swing y rockabilly su interpretación a la guitarra.
El interludio central, con la banda bajando la intensidad es magistral y como nos podíamos imaginar, da paso a una sección tremenda en la que el guitarrista demuestra una vez más su elevado nivel técnico.
Muy buena muestra de talento instrumental
7.- Six feet in the ground. Rock sureño y country se dan la mano en este tema, en el que destaca la elegante voz de McGarvey y su interpretación a la guitarra resonadora con slide.
Relajante pero no por ello sencillo o sin con poco nivel técnico. Muy buen tema, sin duda.
8.- Ain’t enough whiskey. Pasamos ahora a la balada del disco, que en esta ocasión es un sofisticado blues en el que McGarvey toca de un modo entre elegante e intenso que recordará, cómo no, a Joe Bonamassa y Robben Ford.
Vocalmente también saca una fuerza que no habíamos escuchado hasta ahora y el resto de sus compañeros están magníficos, aportando calidad a una canción de lo más glamourosa.
9.- A walk in the rain. El sonido de todo el grupo se endurece considerablemente en este blues rock oscuro, con acercamientos incluso al stone rock y al rock alternativo.
Así como en la anterior, McGarvey aportaba una forma de cantar potente, aquí no aparece la garra que este tema necesitaba.
Hay muy buena producción en las voces dobladas así como en el resto de instrumentos, y la canción es buena (de eso no hay duda), pero la voz falla en una composición que requería de más fuerza, a pesar de intentar aumentar la intensidad en la sección final.
10.- Surrender. Interesante medio tempo entre rock y blues con un sonido muy setentero y toques psicodélicos. Los fans de bandas como Led Zeppelin lo disfrutarán sin duda. Carmine Rojas vuelve a dar una lección de expresividad con el bajo sin necesidad de recurrir a solos. Aunque yo destacaría enormemente el trabajo de Brant Leeper, quien con sus teclados aporta ese rollo setentero que tan bien le va a la canción.
11.- Who would’ve thought. Preciosa balada más rockera que bluesera para esta recta final del disco. Una vez más, mil referentes y clichés —esa línea de acordes de guitarra se puede escuchar en 1.000 canciones anteriores, como poco—, pero está tan bien hecha que no se le puede poner ninguna pega.
12.- Conclusion. Finalizamos tal y como terminamos, con otra pieza corta instrumental de dobro y slide e inconfundible sabor yanqui.
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CONCLUSIÓN
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Sentimientos enfrentados es lo que me ha provocado este disco. Es cierto que la originalidad brilla por su ausencia, pero el blues es un estilo particularmente proclive a repetir esquemas. Además, en diferentes ocasiones he manifestado que a día de hoy es casi imposible ser original debido a los trillones de grabaciones previas. Lo más posible es que haga lo que hagas, alguien lo haya hecho antes. Sin embargo, lo que como oyentes tenemos que exigir a los artistas es que dentro de unos esquemas definidos, busquen la creatividad. Ya lo dijo el sabio Steve Lukather en una entrevista hace años: «existen miles de acordes a nuestra disposición, y los grupos de rock se empeñan una y otra vez en usar los mismos cuatro».
Así que en este sentido el disco me ha sorprendido. Está muy bien hecho, pero mucho, y Ryan McGarvey demuestra ser un grandísimo compositor y un enorme, pero mucho, guitarrista.
Además, el resto de músicos están soberbios y lo mejor de todo es que suena a banda conjuntada. Y puesto que Guitar Xperience se especializa en guitarras y bajos, es obligado destacar el brutal trabajo de Carmine Rojas, ya que sin recurrir a solos y sin grandes florituras, aporta algunas líneas de bajo de obligado estudio.
Como elementos que no me han convencido del disco estarían ciertas decisiones de producción, ya que si bien todo el disco suena clásico pero con toque y potencia modernas, en ocasiones los teclados están algo bajos en la mezcla, cosa que no termino de entender.
Por otra parte, cuando digo eso de sentimientos enfrentados, me refería a la voz de Ryan, puesto que salvo en algunos momentos, le falta garra y fuerza, y por norma general, todos las canciones de este disco son muy intensas y la voz no acaba de acompañar. Me recuerda mucho al caso de Jorge Salán (ya mencioné al principio que las dos voces se me parecen): una voz dulce y sensible pero a la que le faltaba la garra necesaria para el blues. Sin embargo, nuestra estrella madrileña ya ha conseguido superar esa faceta y además en directo, que es donde se demuestra la valía de un músico.
El Ryan McGarvey cantante me falla en ese sentido; sin embargo, es cierto que el disco contiene largos pasajes instrumentales y letras breves, por lo que en conjunto el resultado no acaba cojeando demasiado, y además, el Ryan McGarvey guitarrista es brutal, así que igualmente me quedo satisfecho tras escuchar este trabajo.
Para finalizar, deciros que tengo unas ganas tremendas de ver a este músico por nuestras tierras, en la que será su tercera y más larga gira realizada en España, por lo que os recomiendo encarecidamente que acudáis a algunas de las siguientes fechas:
- 18/04/19 (telonero Carlos Campoy) – Memphis – Gijón
- 19/04/19 (telonero Carlos Campoy) – Sala BNS – Santander
- 20/04/19 (telonero Carlos Campoy) – RockSound – Barcelona
- 21/04/19 (Henarejos Rock Fest) – Henarejos (Cuenca)
- 23/04/19 (telonero Carlos Campoy) – Star Bar – Tarazona de la Mancha (Albacete)
- 24/04/19 (telonero Carlos Campoy) – Veneno Stereo – Castellón
- 25/04/19 (telonero Carlos Campoy) – Clamores – Madrid
- 26/04/19 (telonero Carlos Campoy) – Forum Celticum – A Coruña
- 27/04/19 (telonero Carlos Campoy) – El Corral de las Cigüeñas – Cáceres
- 28/04/19 (concierto acústico y masterclass) – Hotel Burlada – Burlada (Navarra)
Y poco más hay que añadir. McGarvey es un extraordinario guitarrista, con influencias de Bonamassa, Moore y Ford pero con sonido propio y que se une a un tridente de jóvenes guitarristas formado por Ben Poole, Jared James Nichols y él mismo y que en los próximos años van a dar mucho de que hablar. Al menos yo no pienso perderme su evolución.
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TEXTO: Albert Sanz
Excelente músico guitarrista, buen análisis del album- se agradece encontrar estas páginas. Who Would’ve Thought me recuerda a The Cult. Saludos