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Crítica: The Dark Element «The Dark Element»

The Dark Element

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FICHA

  • Artista: The Dark Element
  • Sello:    Frontiers Records
  • Año:       2.017
  • Estilo:   Power metal, metal sinfónico, metal gótico, heavy metal, tecno, pop

CALIFICACIÓN

CALIFICACIÓN TÉCNICA

  • Nivel de técnica: 7/10
  • Velocidad: 8,5/10
  • Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 7/10
  • Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
  • Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 7/10
  • Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
  • PUNTUACIÓN: 7,75/10

CALIFICACIÓN MUSICAL

  • Calidad musical: 7/10
  • Nivel de feeling: 8/10
  • Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
  • Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
  • PUNTUACIÓN: 8,25/10
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PUNTUACIÓN TOTAL: 8/10

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INTRODUCCIÓN

 

    En esta noticia de 2.017 nos hacíamos eco de la creación de un nuevo supergrupo metalero, o más bien, un superdúo metalero formado por la ex Nightwish, Anette Olzon, y el ex Sonata Artica, Jari Liimatainen.

    Dado que ambos músicos son bien conocidos en el circuito metalero y en la citada noticia ya hablamos de la biografía de cada uno de ellos, resumiré sus currículums en este apartado.

   Anette Olzon comenzó a crear cierto interés en la industria por su trabajo en la banda de A.O.R. y hard rock melódico, Alyson Avenue, y de allí saltó a primera división al entrar en Nightwish con la casi imposible tarea de sustituir a la diva Tarja Turunen, una cantante dotada de una técnica excepcional y de un carisma escénico superior.
Olzon se supone que debía transmitir una mezcla de frescura y dulzura más melódicas y poperas incluso, pero comenzó muy mal, ya que “Dark passion play” fue el peor disco de la carrera de grupo y ella aportó una interpretación plana y sin matices y unos primeros conciertos de presentación con un rendimiento vocal mediocre.
“Imaginaerum” puso las pilas al grupo entero, al tratarse de un ambicioso disco conceptual y banda sonora de la primera experiencia cinematográfica de Nightwish —de hecho, disco y película se crearon en paralelo—, y la vocalista se reconcilió con la crítica y los fans con una interpretación vocal sorprendente que a día de hoy aún sigue dando que hablar —crítica del álbum aquí—.
Tras esto vino otra de las inesperadas y controvertidas decisiones de Tuomas Holopainen, despidiendo a la joven por email después de enterarse que se había resfriado y no podría estar en un par de fechas que el grupo ya tenía confirmadas; decisión que aprovechó para embarcarse en “Shine”, su primer trabajo en solitario aparecido en 2.014.

    Por su parte, el muy técnico guitarrista finlandés Jani Liimatainen, iba camino de convertirse en una primera figura del metal mundial, cosas de ser uno de los fundadores de un «grupito» llamado Sonata Artica. Pero después de un parón en el grupo para realizar el servicio militar, de común acuerdo y sin que se conozcan muy bien los motivos, banda y guitarrista separaron sus caminos y éste comenzó a embarcarse en todo tipo de proyectos, desde el death metal melódico de Graveyard Shift junto a Henrik Klingenberg, ex compañero teclista en Sonata Arctica, hasta el power metal junto a otro peso pesado como es el vocalista Timo Kotipelto en la banda Cain’s Offering.

    En 2.016, la potente discográfica Frontiers Records contactó con Liimatainen, interesados en producirle el disco que él quisiera, de guitarra instrumental, de grupo de rock, etc. De hecho, le dieron bastante manga ancha, sabedores de que el resultado sería de calidad. Y no dudó en decir que quería un proyecto de grupo con vocalista femenina y que ésta no podía ser otra que Anette Olzon.
Dicho y hecho, Liimatainen y Olzon más dos ex compañeros suyos en Cain’s Offering —el bajista Jonas Kuhlberg y el baterista Jani Hurula—, formaron The Dark Element, nombre de la nueva banda y que ya daba una pista de por donde iban a ir los tiros musicalmente hablando.

    Junto al cuarteto, en el álbum se pudieron escuchar las colaboraciones de Petri Aho y Anssi Stenberg a los coros —ambos también pertenecientes al primer grupo de JaniAltaria—, Niilo Sevänen —Insomnium— haciendo guturales y el actor finlandés (dicen que bastante popular por aquellos lares), Jarkko Lahti, al piano.

    Y tras ponernos en antecedentes, pasemos al análisis de las canciones. Once cortes son los que formaron este álbum, pero he añadido también el bonus track de la edición japonesa.

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The Dark Element promo 02

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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES

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1.- The dark element. Percusión y sintetizadores en una casi tecno introducción sirven de sorprendente comienzo al álbum. Cuando entra el tema ya definitivamente, nos encontramos ante el clásico metal gótico de Nightwish pero con grandes dosis de electrónica, aunque con un sonido de guitarra mucho más contundente que el de la famosa banda.
Olzon transmite mucha fuerza en su voz, igual que Liimatainen, aunque éste está mucho más inspirado en las guitarras rítmicas (bien conjuntadas con los sintetizadores también tocados por él) que en los solos.
Si no haces headbanging con esta canción es que no eres humano.

2.- My sweet mystery. Con una más que evidente semejanza al «Storytime» de Nightwish, comienza el tema más deudor del sonido de la célebre banda finlandesa de todo este disco. Esto puede ser bueno o no, según el grado de afinidad que tengas con la ex banda de la vocalista.
Sin embargo, no podemos negar que estamos ante una excelente composición a medias entre metal gótico y sinfónico, con partes más duras y otras muy melódicas, casi A.O.R., toques de sintetizador y guitarras acústicas que quedan de fábula y un magistral solo de guitarra (al loro con el hermoso comienzo a octavas), todo ello a un tempo rápido que invita de nuevo a hacer headbanging.

3.- Last good day. Una intro vocal breve y muy popera da paso a una segunda intro, en la que parece que el sintetizador clásico de Nightwish toque algo ¡en plan synth pop ochentero!
A partir de aquí la canción cuenta con el protagonismo de Olzon, más lírica de lo habitual y que en especial en los estribillos, interpreta una línea vocal que me ha recordado mucho a ABBA, pese al esfuerzo de Liimatainen en las guitarras y los teclados por tocar unos riffs bien metaleros.

4.- Here’s to you. El grupo baja la dureza con una intro y un solo de teclados digna de cualquier banda de pop mainstream, aunque pronto las guitarras y las baterías nos recuerdan que estamos en un disco de heavy metal.
Jonas Kuhlberg tiene más protagonismo al contar la canción con secciones en las que las guitarras suenan más tranquilamente.
El interludio acústico con electrónica de fondo queda de lo más curioso, y el resultado final es una composición que, aun con su dosis de distorsión, bien podría sonar en cualquier emisora de radio mainstream.

5.- Someone you used to know. Pasamos a la primera balada del álbum. A pesar de la tendencia del grupo a introducir ciertos elementos melódicos o poperos, esta balada no tira por esa banda (a excepción del comienzo), alternando diferentes estados desde relajantes y épicos, siempre en la tradición del metal más clásico.
Muy buena y con un inspirado Liimatainen a la guitarra acústica durante su solo.

6.- Dead to me. El metal sinfónico y el power metal se dan de la mano en otra composición que satisfará a los fans de Nightwish, pero que me ha dejado un poco frío al no escucharla tan inspirada como las anteriores que sí tenían esta influencia y mezcla de géneros.
Tempo acelerado, un genial Jani Hurula  al batería, contundencia y voces guturales y elementos de djent en la sección instrumental se mezclan con momentos melódicos, pero que sin embargo, no consiguen que se me vaya la sensación de déjà vu.

7.- Halo. Más electrónica para un tema que podría aparecer en cualquier película de superheroes y que se combina con unos pasajes vocales melódicos con acústicas de fondo. De nuevo vuelven a aparecer componentes muy comerciales, en especial en el épico estribillo, de obligado coreo por parte de la audiencia en los conciertos del grupo.
En cualquier caso, pese a su calidad, puede que para los seguidores más metaleros del dúo no les convenza esta canción, al ser la más electrónica del álbum.

8.- I cannot raise the dead. Como si de una continuación del anterior, en este corte nos encontramos más pop electrónico, menos guitarras duras y de nuevo estribillos a lo ABBA.
Es muy posible que a estas alturas más de uno haya abandonado la escucha del disco.

9.- The ghost and the reaper. El grupo inaugura un nuevo género: el «tecno power metal» o «power metal electrónico». Es como mejor se puede definir a esta canción, en la cual la influencia de Nightwish vuelve a notarse, pero que se salva gracias a un tremendo Jari Liimatainen a la guitarra rítmica y un estribillo épico y coreable.
Curioso y arriesgado es también el hecho de que en vez de tener un solo de guitarra lo tengamos de bajo.
Sensacional.

10.- Heaven of your heart. Segunda balada. Piano, sintetizadores y voz. Hermosa pero demasiado repetitiva y monótona.
No es que sea un mal tema, ni mucho menos. De hecho la sección del solo de guitarra con los teclados en plan Vangelis de fondo es increíble, pero tras un buen rato en el que ha primado la caña y los tempos rápidos, es como un bajón. Habría quedado mejor ubicarla como cierre del disco.

11.- Only one who knows me. Pero no. El final corresponde a este medio tempo con sonido a metal alternativo actual y una melodía vocal que recuerda a miles de canciones escuchadas con anterioridad, pero que dentro del disco no desentona.
Buen final con una composición comercial pero no tan sencilla como sus melodías parecen mostrar.

12.- BONUS TRACK EDICIÓN JAPONESA: Dead to me (Acoustic version). Piano, teclados, orquesta sampleada, percusiones, guitarra acústica y voz conforman esta relajada versión del que ha sido el tema más contundente del disco, guturales incluidos.
Sin embargo el resultado tiene su calidad y entidad propias, con una Anette Olzon aún más expresiva que en la original, cierto ambiente oscuro provocado por las líneas de guitarra y un aire a metal europeo clásico de lo más agradable.

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The Dark Element promo 03.jpg

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CONCLUSIÓN

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    Extraño. O cuanto menos sorprendente. Que la influencia de Nightwish fuera a estar tan presente era algo esperado. Que no hubiera mucho power metal a lo Sonata Artica también ha sido raro, pero la inclusión de tanta comercialidad melódica y de electrónica sí que no podía imaginármelo.
Y es más, tampoco podría haber imaginado que un shredder virtuoso como es Jari Liimatainen redujera sus intervenciones solistas de esta manera, demostrando a la vez lo buen teclista que es y su alto nivel como arreglista a la hora de crear atmósferas basadas en sintetizadores y samplers orquestales.

    Vamos, que el disco debería, según esto, ser objeto de mofa entre la parroquia metalera, pero los ritmos rápidos, los estribillos coreables y la contundencia de las guitarras rítmicas logran que el querer hacer headbanging sea algo habitual a lo largo del álbum.

    En cuanto a Anette Olzon, queda claro tras su participación en este trabajo que la decisión de Tuomas Hoolapainen de despedirla de Nightwish fue del todo errónea, y más tras su inmenso desempeño en «Imaginaerum»; aunque todo sea dicho, Floor Jensen ha sido un reemplazo brutal.
Sin duda, Olzon es un talento al cual hay que seguir muy de cerca.

    Por cierto, que respecto a Jensen, cabe decir que este artículo es gemelo a otro que estamos preparando, ya que la holandesa siguió un camino similar al de Olzon entre 2.017 y 18, uniéndose a otro guitarrista virtuoso —Jørn Viggo Lofstad de Pagan’s Mind— y montando otro «superdúo» llamado Northward, aunque en este caso su disco salió unos meses más tarde que el de The Dark Element.

   Volviendo al disco, para finalizar, decir que la mezcla no ha sido lo buena que debería haber sido. Suena potente y con fuerza, de eso no hay duda, pero en varios momentos la producción ha llevado a las canciones al terreno de la puñetera «loudness war», haciendo que momentos de mucha bronca, con guitarras duras, mucho teclado y varias voces, suene todo demasiado apabullante y pueda inducir cierta fatiga auditiva.
Por fortuna, esto no ocurre en todos los temas y tampoco es un fenómeno tan acusado como en muchos discos actuales.

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    Concluyendo, álbum recomendado para fans de Nightwish y del metal sinfónico y del power metal más épico, que no les importe la carencia de solos de guitarra y que tengan la mente abierta y no les moleste la aparición de tantos elementos de música electrónica.

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The Dark Element promo 04.jpg

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TEXTO: Albert Sanz
FOTOS: FaceBook de la banda

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