.
FICHA
- Artista: Plini
- Sello: Autoproducción
- Año: 2.020
- Estilo: Metal progresivo, math metal, djent, metalcore, rock progresivo, hard rock, new age, jazz fusión
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
-
Nivel de técnica: 9,5/10
-
Velocidad: 7/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 8/10
- Nivel resto de músicos: 9,5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 10/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 8/10
- PUNTUACIÓN: 8,8/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 9,5/10
- Nivel de feeling: 10/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 9/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
- PUNTUACIÓN: 9,1/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 9/10
.
INTRODUCCIÓN
.
Comenzamos el año con este artículo de un álbum que aporta tanta calidad a la escena actual, que confío en que nos traiga la buena suerte que se necesita tras un aciago 2.020.
Por otra parte, muchas ganas a nivel personal tenía de echarle una escucha —al final han sido bastantes más de una— y, adelantándome a las conclusiones finales, puedo asegurar que las expectativas han sido superadas con creces a todos los niveles.
Para el que no conozca a Plini, comentar que no sólo se trata de un gran virtuoso y productor, sino uno de los mejores compositores de música instrumental para guitarra eléctrica. El australiano se mueve en los terrenos actuales de math metal, metalcore, djent, metal progresivo y jazz fusión (en el nombre de Hendrix, que alguien le ponga nombre ya a esta mezcla de subgéneros), pero, y aquí radica la diferencia, le añade rock progresivo clásico, new age y una dosis extrema de melodía. Vamos, que yo lo definiría como si Joe Satriani y Mike Oldfield hubieran tenido un hijo el cual se dedicara al metal progresivo moderno.
La música de Plini se suele emparentar con la de Animals as Leaders, sin embargo, y aunque juegan en la misma liga, no se parecen en nada… pero hay algo que a la vez les une… En fin, que escuchéis cada una de las propuestas y sacad vuestras propias conclusiones, eso sí, lo que sin duda les diferencia, es que el estilo de Plini es, sin ser comercial, mucho más audible que el de los AAL.
De todas formas, y siguiendo con las semejanzas —es que además, Plini ha sido durante toda una gira mundial, telonero de AAL—, a mi entender, nuestro protagonista de hoy y Tosin Abasi son auténticos revolucionarios de la guitarra en este S.XXI y candidatos a ser los próximos Eddie Van Halen o Jimi Hendrix, por fuerte que suene. Abasi lo será más en el plano técnico y Plini en el melódico y composicional, pero ambos están haciendo evolucionar la música instrumental que tiene a la guitarra como eje principal.
Saliéndome del tema del artículo, añadiría como tercer personaje que puede llegar a ser un revolucionario al italiano Luca Stricagnoli, pero aún no le añadiría esta etiqueta dado que por el momento sólo versiona y no compone música propia; aunque para muchos, su enorme capacidad arreglística y deconstructora de las canciones originales a las que le mete mano, acaba haciendo que carezca de importancia el hecho de que no compone nada original. Pero esto es otra historia.
Volviendo a Plini, cabe decir que el éxito y calidad de su propuesta ha sido conseguido en menos de una década, lo cual no está nada mal para un joven arquitecto que se creó un canal en YouTube donde compartir sus ideas musicales sin pretensión alguna. Por otra parte, todo esto contrasta con el hecho de que vas a su canal y tiene menos de 200.000 seguidores. Misterios de las redes sociales.
.
Hoy analizaremos «Impulse voices», su segundo larga duración tras el tremendo «Handmade cities», que si bien fue su primer LP oficial, no fue exactamente su debut discográfico, ya que tiene tres EP’s anteriores que recopilan las canciones sueltas que a lo largo de los años ha ido subiendo a su canal de YouTube.
Ocho composiciones forman el álbum, aparecido a finales del pasado noviembre y los músicos que lo acompañan son Chris Allison a la batería, Amy Turk al arpa, Dave Mackay al piano y sintetizador, John Waugh al saxo, Aleksandra Đelmaš y Devesh Dayal a los coros y su habitual compañero de aventuras, Simon Grove, quien además de ser el ingeniero de grabación, ha mezclado el álbum y lo ha coproducido junto al australiano.
.
.
ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
.
1.- I’ll tell you someday. Comenzamos con una espectacular introducción que da paso a un medio tempo entre rock progresivo clásico y jazz fusión.
Resulta muy interesante la introducción de las voces tanto al principio como en diferentes momentos de la canción, muy de fondo, casi como si fuera una capa de sintetizador más. Sutil e interesante.
La canción muestra diferentes ambientes, desde uno rockero más desmelenado, en una pura onda Joe Satriani, a otros más jazzísticos y new age, con gran influencia de Pat Metheny.
Imposible comenzar el álbum de mejor modo.
2.- Papelillo. Medio tempo de título curioso que se inicia con un interesante dueto de bajo y guitarra —ésta con un overdrive suave— y ambos marcando un típico ritmo djent tocado con la técnica del slap.
Pese a la semejanza en Animals as Leaders, la melódica guitarra así como las capas de sintetizador que aparecen en segundo plano le otorgan ese punto diferenciador.
Al comienzo y en la sección central aparece una extraña y divertida melodía, entre country y jazz, que puede recordar a The Aristocrats, que se trasforma en el tramo final en un agresivo djent —ahora sí, con grandes dosis de distorsión— y que satisfará a los más metaleros.
3.- Perfume. Otro medio tempo más que pese a la serenidad que transmite, muestra a un Chris Allison inspiradísimo tocando unas líneas de batería jazzísticas de lo más complejas.
De todas formas, en el tramo final tenemos un interludio que parece tecno, con unos teclados sumamente originales que dan paso al motivo de la canción pero tocado con más intensidad.
Una canción llena de matices que merece más de una escucha.
4.- Last call. Si bien Dave Mackay con las múltiples capas de sintetizadores ha tenido una importancia manifiesta en lo que llevamos de disco, ahora puede lucirse un poco más al piano, con una corta pero preciosa intro y un acompañamiento con este instrumento durante la primera mitad del disco.
El bajo de Grove marca de nuevo un ritmo djent por momentos, pero a la vez tanto la guitarra como la batería están lo más hardrockeras del álbum, como si el espíritu de Joe Satriani se hubiera hecho presente.
No obstante, también tenemos algunas partes de lo más prog, con esos típicos cambios de ritmo extraños del estilo, y una sección con solo de sintetizador bastante rápida.
Hard rock, djent, rock progresivo… «Last call» es toda una contradicción de 3:55 de duración que no debería funcionar… y sin embargo, lo hace.
5.- Impulse voices. Interesante la guitarra con que da comienzo esta composición, tocada en palm muting de forma limpia y precisa, para pasar después a una sección bastante agresiva y después a un medio tempo en el que esta guitarra palmuteada se alterna con bajo, batería y otra guitarra con distorsión.
Curiosa esta sección, por cierto, en la que cada instrumento parece ir por su lado, pero el conjunto termina teniendo un groove de lo más marchoso.
De nuevo estamos ante otra composición con mil matices que requerirá ser escuchada más de una vez.
6.- Pan. Comenzamos con una guitarra tocada con mucho delay y reverb que puede recordar a ciertas bandas de post rock ambiental, pero la entrada del resto del grupo en modo metalero ya indica que esto tirará por otros derroteros.
A lo largo de toda su duración vamos cambiando entre un ambiente más agresivo a otros más tranquilos, hasta llegar a una sección final en la que de forma sorprendente, el saxo de John Waugh toma el control y se vuelve protagonista de la canción, siendo secundados por unos magníficos sintetizadores e, incluso, manteniendo el tipo cuando el grupo se pone otra vez en modo metalero y entra Plini a tocar el primer solo «estándar» del disco.
7.- Ona / 1154. Nos acercamos al final y lo hacemos con otro corte de jazz progresivo y que como en «I’ll tell you someday», tiene ciertas influencias del Pat Metheny que se hacía acompañar de Lile Mays.
Dave Mackay al piano y Chris Allison a la batería están soberbios, aportando esos elementos jazzeros pero Pini por su parte, se encarga de aportar unas sencillas melodías que recuerdan también a Joe Satriani en algunos momentos.
8.- The glass bead game. Y llegamos al final de este trabajo con la canción más larga de todas —algo más de nueve minutos—, en la cual nos encontramos al fin con el arpa mencionado al comienzo y que sirve a la perfección para definir quien es Plini ya que, valga la redundancia, sirve a modo de resumen de toda su carrera: todos los subgéneros del rock y el metal que toca, todas las ambientaciones y sensaciones, todos los cambios de tonalidad, ritmo e intensidad… todo ello se encuentra plasmado en estos nueve extraordinarios minutos.
Si con este disco Plini decide retirarse del mundo de la música, esta canción habrá sido su testamento.
.
CONCLUSIÓN
.
En otras ocasiones en las que he hablado de Tosin Abasi y Animals as Leaders he comentado que habían conseguido cambiar las reglas del shred, creando una música de una dificultad técnica brutal sin necesidad de tocar solos de guitarra al uso, siendo en verdad, todo lo que tocan, aunque sea una línea rítmica, como digo, de una dificultad apabullante. Con Plini y este disco nos encontramos con lo mismo, y es que si estás buscando solos de guitarra tradicionales, pocos vas a encontrar aquí, y sin embargo, no puedo dejar de comentar la complejidad de todo lo que podemos escuchar (incluida la guitarra, evidentemente).
Plini nos sumerge, como es su tónica habitual, en multitud de ambientes que, a priori, podrían parecer tranquilos y serenos, en especial por tratarse siempre de medios tempos; pero lo cierto es que tenemos momentos de contundencia inesperados y tal multitud de matices que es un disco que requiere de muchas escuchas. Estoy seguro, además, que en cada una de ellas lo disfrutaréis más y más.
Si a nivel musical e interpretativo estamos ante un disco que alcanza la excelencia, gracias a que todos los músicos involucrados están en permanente estado de inspiración, es obligado mencionar que se ha conseguido la excelencia también en su sonido. Simon Grove demuestra no sólo ser un gran bajista sino un enorme técnico de sonido, y eso que no lo tenía fácil, debido a la gran cantidad de pistas que suenan en muchos momentos del álbum. La mezcla es perfecta, huyendo de la temida loudness war pero siendo intensa y potente cuando se necesita y aún así, permitiendo la escucha nítida y clara de todos los instrumentos y sus matices tanto en esos segmentos de caña como en los más tranquilos y atmosféricos.
Desde luego, no hemos podido comenzar el año de mejor forma. «Impulse voices» ha sido lo mejor estrenado en el tramo final de 2.020 y será difícil escuchar algo a este nivel en 2.021… a no ser que Plini edite nuevo disco, claro.
.
.
TEXTO: Albert Sanz
Deja una respuesta