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FICHA
- Artista: Liquid Tension Experiment
- Sello: Inside Out
- Año: 2.021
- Estilo: Metal progresivo, rock progresivo, jazz fusión, heavy metal, shred
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
- Nivel de técnica: 9/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 10/10
- Velocidad: 9/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 4/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 9/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
PUNTUACIÓN: 8,3/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 7/10
- Nivel de feeling: 8/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 7/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
PUNTUACIÓN: 7,5/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 7,9/10
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INTRODUCCIÓN
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Os traigo hoy esta crítica de la gran novedad del año en materia virtuosa; de hecho, ha sido el disco con mayor sobredosis de virtuosismo del año: el primer trabajo tras más de veinte años de espera de Liquid Tension Experiment, supergrupo formado por Jordan Rudess y John Petrucci —Dream Theater—, Mike Portnoy —ex miembro y confundador del mismo grupo— y Tony Levin —Peter Gabriel, Bozzio Levin Stevens, King Crimson, Stick Men, etc.—.
Tal y como explicamos en esta noticia, los acercamientos entre Mike Portnoy y el resto de sus compañeros en Dream Theater —a excepción de James LaBrie— se han ido acrecentando con los años, hasta el punto de que Petrucci invitó el año pasado a Portnoy a que fuese su baterista en la grabación de su «Terminal velocity» —crítica aquí—, álbum con el cual el guitarrista retomaba su carrera en solitario.
Por otra parte, Portnoy jamás le ha hecho ascos a su legado en DT, llegando incluso a realizar aquella impactante gira bajo la denominación de Mike Portnoy’s Shattered Fortress, en la que interpretaba la «Twelve-Step Suite» y que pudimos disfrutar durante el Be Prog! My Friend de 2.017.
Así que todo apunta a que Portnoy va a terminar volviendo a la banda que cofundó.
También tenemos que tener en cuenta una cosa: 2.020 nos ha dejado grandes cambios a nivel humano y profesional, y en lo que a la música se refiere, muchos artistas han tenido la oportunidad de, al paralizarse toda actividad de sus principales proyectos, retomar otros que tenían aparcados. Esto ya lo hemos visto con el mencionado álbum en solitario de Petrucci. Teniendo en cuenta que «Suspended animation» fue lanzado al mercado en 2.005 y con unos DT que seguían con su habitual ritmo de disco nuevo + gira mundial, ¿de verdad Petrucci habría sacado tiempo para grabar un nuevo disco en solitario después de quince años sino hubiese sido por la pandemia? Y creo que esto mismo podemos aplicarlo a Liquid Tension Experiment. En vista de que dos de sus miembros pertenecen a DT, Portnoy mencionó antes de la pandemia que él y sus compañeros Kotzen y Sheehan habían hablado de retomar el proyecto The Winery Dogs, Jeff Scott Soto explicó que Sons of Apollo estaban preparando algo muy grande —no hará falta que os recuerde quien se sienta tras la batería en ese grupo—, que Neal Morse preparaba otra gira mundial —ídem que la puntualización anterior— y que Tony Levin estaba de vuelta en el mundo progresivo de la mano de unos rejuvenecidos King Crimson, los cuales vivían un momento dulce en cuanto a sold-outs de sus conciertos, ¿en serio vamos a creernos que después de más de 20 años, Liquid Tension Experiment era la prioridad para todos ellos?
En fin, no voy a ser yo el que me queje de la aparición de «LTE3», para nada, teniendo en cuenta que tanto Liquid Tension Experiment como Liquid Trio Experiment me parece de lo mejor que surgió de entre la larga lista de supers y efímeros proyectos del sello Magna Carta durante la década de los 90, y a poco que le hayan puesto ganas, está claro que vamos a estar ante un gran trabajo que sonará a DT en versión instrumental aunque con el veterano Tony Levin para aportar el contrapunto y hacernos recordar que podrán parecerse, pero que no son DT.
De todas formas, el crítico tocapelotas exigente en que me ha convertido la vida y el transcurrir del tiempo, me dice que aunque vaya a escuchar un gran disco, no voy a encontrarme con obras maestras hechas canciones como «Paradigm shift», «Kindred spirits» o «Acid rain».
«LTE3» apareció este verano en diversos formatos tanto en vinilo como en CD, pero todos ellos cuentan con el mismo detalle: dos CD’s, uno con las ocho canciones del álbum «de verdad» y un segundo con cinco jams improvisadas (o eso dicen), ya que parece ser que en cuanto entraron al local de ensayo y afinaron sus instrumentos, le dieron al REC para grabarlo todo, y eso es lo que nos vamos a encontrar en el segundo disco.
En cuanto a asuntos técnicos antes de comenzar, comentar que el álbum ha sido producido por el cuarteto, grabado por James «Jimmy T» Meslin, quien ya trabajó con Petrucci en «Terminal velocity», mezclado y masterizado por Rich Mouser —Clawfinger, Neal Morse, Transatlantic, Spock’s Beard, etc.— y ha sido editado por Inside Out, la otra gran fábrica de supergrupos progresivos noventeros. Así que con estos nombres involucrados, esto tiene pinta de que al menos a nivel audiófilo va a sonar muy bien.
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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1.- Hypersonic. Cromatismos con cuerdas al aire muy rápidos y una batería enloquecida inician esta composición para pasar a continuación a una sección que suena a un cruce entre Dream Theater y Deep Purple, debido al sonido elegido por Rudess para su melodía con el teclado.
La canción oscila todo el rato entre un progresivo agresivo pero también setentero, logrando un delicado y atractivo equilibrio, aunque también hay espacio por el minuto cinco para bajar las revoluciones y que el grupo se ponga en una tesitura oscura de blues y stone rock.
2.- Beating the odds. No parece que el hard rock más clásico pueda tener cabida en un disco de este tipo, pero es así, en especial por el sonido elegido por Rudess y la línea de batería, bastante calmada para lo que es Portnoy.
No obstante, en cuanto entra Petrucci con una nítida y preciosa guitarra eléctrica antes del minuto dos, retorna el progresivo a la canción, primero en un modo balada bonita (me habría encantado que se alargase más esa sección, aunque luego vuelve a aparecer cerca del final) y luego en un rock progresivo muy oscuro que permite a Petrucci y Rudess lucirse con solos muy shred.
No obstante, por encima de todos los cambios de ritmo y ambientes, predomina la solidez y presencia de Tony Levin, quien parece ser el que guíe al resto del grupo.
3.- Liquid evolution. A estas alturas no debería de sorprendernos el hecho de que comencemos con una especie de reggae con un Tony Levin tocando el contrabajo y que Portnoy use todo tipo de percusiones, entre ellas el hang. Sí que sorprende que siendo sólo la tercera canción ya nos encontremos con la balada del álbum y tal vez la menos progresiva. No tenemos agresividad ni continuos cambios de ritmo y es la canción más breve del disco; de hecho, recuerda más bien a experimentos de King Crimson tirando a lo étnico, como la preciosa «Matte kudasai», aunque Petrucci interpreta un sentido e intenso solo de guitarra que recuerda bastante al añorado Gary Moore.
4.- The passage of time. Volvemos al sonido DT mas agresivo y contundente aunque por parte de Rudess hay autoreferencias a su propio trabajo en los anteriores discos de Liquid Tension Experiment. Como es costumbre, tenemos también una sección central más bonita con bajada de ritmo, Petrucci en plan melódico y Rudess acompañando al piano mientras Portnoy y Levin crean un suelo rítmico calmado pero lleno de matices.
Y como es costumbre también, el retorno al motivo principal más metalero y oscuro vendrá algunos compases después.
No es una mala composición y muestra el descomunal nivel técnico de todos sus miembros, pero te deja una sensación constante de déjà vu.
5.- Chris & Kevin’s amazing odyssey. Curioso título para una composición que vendría a ser la secuela de la medio jazzera y divertida «Chris & Kevin’s excellent adventure» aparecida en el primer disco de la formación.
En esta ocasión tenemos una larga intro experimental con Portnoy golpeando su batería en apariencia al azar mientras que Tony Levin toca su violonchelo con arco y distorsión de forma atonal y muy loca. Así hasta que Portnoy da paso al tema con una minimalista pero heavy metal línea de batería y un Levin que marca el camino a seguir con unos acordes de violonchelo y ese sonido sucio y oscuro que me recuerda enseguida a Black Sabbath.
6.- Rhapsody in blue. Cambio radical ya que pasamos ahora a una versión del célebre compositor George Gershwin y en la que destaca desde el primer momento el chapman stick de Tony Levin al que se le une enseguida Rudess y toda una orquesta sintetizada genial. Cuando por fin entran el resto de los músicos nos encontramos ante una revisión del clásico en clave de metal progresivo y jazz fusión con momentos divertidos y alocados y que es la composición que en mi opinión, mejor habría encajado en cualquier de los dos discos anteriores.
A destacar también la sección por el minuto cuatro de sintetizador y guitarra atmosférica digna del mejor Vangelis.
Una maravilla, vamos.
7.- Shades of hope. Pasamos ahora a la segunda balada del disco, con unos Rudess y Petrucci que se complementan a la perfección interpretando una melodía tan bonita como cursi y que tiene ciertos momentos que nos remiten directamente al legendario álbum de Dream Theater, «Metropolis Pt. 2: Scenes from a Memory«,»
8.- Key to the imagination. Rudess al piano da inicio al tema con una melodía nostálgica, a la que se les une el bajo de Levin y la guitarra de Petrucci interpretando un solo que anticipa algo bueno.
Tras el solo de Petrucci es Levin quien realiza un hermoso solo con su bajo eléctrico hasta que unos furiosos golpes de slap y un Portnoy muy juguetón con los platos cortan la dinámica que llevábamos y nos introducen de pleno en un ambiente de lo más contundente.
Cerca del minuto tres Petrucci retoma el solo del inicio y da paso a un Levin que lo replica con el piano mientras el resto del grupo lleva la composición a unos terrenos ya escuchados pero muy agradables, logrando que estemos ante otra canción que sin problemas, podría haber aparecido en cualquiera de los dos discos anteriores.
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JAMS CD 2
1.- Blink of an eye. Llegamos ahora a las primeras de las cinco improvisaciones del disco y ya desde el incicio, sobre una guitarra arpegiada, entra Rudess soleando como un poseso con ciertos elementos neoclásicos. Portnoy y Levin se incorporan a la fiesta acompañando a Rudess y dotando de un ritmo hardrockero a la jam dando paso a un Petrucci que previo a su solo comienza a tocar un largo ritmo con octavas.
En su mitad tenemos un interludio jazzero precioso con Rudess y Levin alternando frases de piano y bajo y un Portnoy maravillosamente sutil.
2.- Solid resolution theory. Segunda de las jams y «sólo» un poco más corta que la anterior. 10 minutos frente a los 13 de su predecesora. Con aroma de balada rockera y un Petrucci más bluesero de lo habitual, transcurre la primera parte, en la que destacaría el potente y grueso sonido del bajo de Levin.
Cerca del minuto cuatro el grupo comienza a acelerar el tempo y Portnoy a endurecer su manera de tocar, sin embargo, se sigue manteniendo ese aire de balada, sólo que ahora va aumentando la carga de intensidad y dramatismo en la melodía que dibuja Petrucci.
Ya cerca del minuto siete y de cara a la sección final se abandona todo atisbo de balada para centrarse en un rock bien contundente.
Sorprendente muestra de que cuatro músicos que son pilares básicos del rock y el metal progresivo más virtuoso, pueden olvidarse de eso y hacer simplemente rock.
3.- View from the mountaintop. Un espectacular Rudess al piano inicia la canción a la que se le van uniendo el resto de compañeros, en unas cadencias algo jazzeras, en especial por el bajo fretless de Tony Levin. Por la mitad, la canción fluye hacia el rock de forma natural, aunque Levin y Rudess sigan interpretando de la misma manera; y también, de forma natural, Petrucci coge el testigo de Rudess liderando la canción y endureciendo el sonido.
4.- Your beard is good. Vamos a por la penúltima jam con sus catorce minutazos de nada. Un Rudess jazzero al piano y un Petrucci muy fusionero (que podría colar perfectamente por Guthrie Govan) lideran este comienzo. Antes del minuto cuatro Rudess lanza unos de los mejores solos, sino el mejor, que le hemos oído en todo el disco, también muy fusionero. Tras esta parte, Petrucci vuelve a animarse y a ser él mismo y lanza otro solo en el que demuestra porqué es uno de los dioses del shred.
El formato medio tempo se mantiene y ya en el minuto nueve ese aire de jazz fusión da paso a un rock intenso y enérgico, sobre el que el guitarrista vuelve a solear como un poseso y ya en la recta final, todo el grupo acelera el tempo dando paso a otro tremendo solo del teclista.
5.- Ya mon. Vamos ahora con la jam más larga de todas —más de quince minutos— que se inicia de forma muy pausada, con aires de rock psicodélico setentero, en especial por el sonido buscado por Rudess para su teclado y que remite directamente a The Doors. A destacar en esta parte la maestría de Tony Levin con su bajo fretless.
Como era de esperar, el grupo se va animando y aumentando el tempo y la intensidad poco a poco, mientras teclista y guitarrista se reparten los solos.
En el minuto diez, Portnoy se lanza a tocar lo que será su único solo en todo el disco mientras Petrucci toca un sencillo patrón rítmico para el baterista se luzca y, de forma muy fluida, el solo finaliza dando paso a una sección final frenética y bien rápida.
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CONCLUSIÓN
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En esta ocasión, mis vaticinios previos a la escucha del álbum y que os manifesté en la introducción se han hecho realidad. «LTE3» es el peor disco de Liquid Tension Experiment. ¿Eso significa que sea un mal trabajo? ¡Ni mucho menos! El principal problema es que los anteriores son tan gloriosos que se les podría dar un 12 sobre 10 y aquí no llegamos a tanta puntuación, pese a ser un derroche de creatividad y técnica. Sin embargo, me he encontrado con un derroche de creatividad con sensación a déjà vu. Y es normal que con músicos con una personalidad tan marcada y que tres de ellos provengan del mismo entorno, hagan que haya tanta influencia de Dream Theater (al fin y al cabo es algo que ya pasó en los dos discos anteriores y no es molesto), pero da la sensación de no haber corrido ningún riesgo composicional.
Insisto, estamos ante un enorme trabajo y canciones como «Liquid evolution», «Chris & Kevin’s amazing odyssey» o «Rhapsody in blue» son de tal calidad que bien podrían haberse incluido en los anteriores y que podrán ser del gusto de los fans de maravillas como «Paradigm shift», «Kindred spirits» o «Acid rain», sin embargo, con las otras, sigo quedándome con esa sensación de que esto ya lo he oído antes o bien de que no no hay sorpresa por más que metan catorce cambios de tempo y de tonalidad en la misma canción.
En cuanto a las jams del segundo CD, aquí cuesta bastante creer que eso es lo que ha salido después de dar el botón de REC en una primera toma, sin haber ensayado nada y basándose en improvisación pura. O sea, no pongo en duda que músicos de este calibre puedan ser capaces de hacerlo en alguna ocasión («View from the mountaintop» me da la sensación de que podría haberse creado de ese modo), pero otras como «Solid resolution theory» o «Your beard is good» suenan a canción bien completa, ensayada y finalizada del todo.
Respecto a asuntos de producción y mezcla poco hay que decir. Levin y Rudess, coproductores del álbum, tienen la suficiente experiencia en estudio con artistas de toda índole como para saber lo que dará buen resultado y lo que no; y Petrucci y Portnoy también coproductores, tienen sobrada experiencia previa en este ámbito como para producirse a sí mismos y que todo funcione. Y lo cierto es que la ecuación para conseguirlo es bastante sencilla: contratar a los mejores talentos disponibles para cada puesto, dejarse aconsejar por ellos y permitirles trabajar con libertad. TODO LO QUE NO HACE YNGWIE MALMSTEEN EN SUS ÚLTIMOS DISCOS.
Así pues, tanto, James Meslin como técnico de grabación y Rich Mouser como mezclador y masterizador han logrado que el álbum suene a la perfección: potente y cañero cuando toca, brillante y nítido y permitiendo apreciar todos los matices. Y por supuesto, huyendo de la temida loudness war.
En cuanto al CD de las jams sessions, cabe decir que el sonido no es tan excelente. Falta algo de brillo y especialmente las baterías no están lo nítidas que sí se pueden oír en el disco principal, como sino hubiese habido un mastering que hubiese terminado de darle ese pulido que sí tiene el CD. Sin embargo, se escucha francamente bien, mejor que muchos discos que se editan en la actualidad (y a años luz, claro, de lo que está haciendo Malmsteen cada vez que saca un nuevo trabajo), así que teniendo en cuenta que, como he dicho, no me parece que esas improvisaciones lo sean de verdad, tal vez se haya dejado esa mezcla sin el pulido final para diferenciarlo de las canciones del «disco de verdad».
En conclusión: chicos, no tardéis otros veinte años en sacar nuevo disco.
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TEXTO: Albert Sanz
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