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FICHA
- Artista: Yngwie Malmsteen
- Sello: Mascot Label Group
- Año: 2.021
- Estilo: Heavy metal, heavy metal neoclásico, power metal, shred
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
- Nivel de técnica: 7/10
- Velocidad: 8,5/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 10/-10
- Nivel resto de músicos: 1/10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 0/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
PUNTUACIÓN: 4/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 1/10
- Nivel de feeling: 1/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 1/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 4/10
PUNTUACIÓN: 1,75/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 2,8/10
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INTRODUCCIÓN
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El maestro de la guitarra neoclásica y sin duda, el artista sobre el que menos ganas tengo de escribir un artículo, lanzó al mercado este verano un nuevo larga duración. El que en 2.015 dijo que dejaría de editar discos físicos y sólo grabaría singles digitales, en protesta por las condiciones de exclusividad mafiosas que exigían ciertas cadenas norteamericanas como WallMart y Best Buy, ha grabado ya su segundo LP tras el anuncio… aunque al menos no ha dicho que se retira para luego seguir al pie del cañón, como hacen tantas bandas míticas de heavy metal.
En fin, que Yngwie Malmsteen ha decidido continuar con lo que denominé en su día como la «Trilogía del Horror», o sea, la formada por los discos «Spellbound» —crítica aquí—, «World on fire» —crítica aquí— y «Blue lightning» —ídem aquí—, trilogía que denominé de tal modo, no por su calidad musical (que me parecía infecta), sino por la calidad de audio y de producción de esos álbumes, lo cual es un hecho objetivo: se oyen como una puta mierda. Tres maquetas caseras disfrazadas de producción profesional que en el caso de del «Blue lightning» fue aún más sangrante al salir éste bajo el paraguas de una major como es Mascot Label Group. Aunque tal y como opiné en su momento, creo que éstos únicamente hicieron de diseñadores gráficos y distribuidores del disco, no de productores, dejando esto en manos de Malmsteen, el cual ha demostrado con creces no tener ni puta idea de producir o mezclar un álbum.
«Parabellum» es la nueva obra del sueco y aparece también bajo el sello Mascot Label Group, lo cual, visto lo visto, ya no me merece ninguna confianza. Se lanzó en tres formatos: CD, doble vinilo y CD Deluxe Edition que incluye 3 púas de guitarra, 2 posavasos, una postal y una pegatina, todo ello dentro de un embalaje de coleccionista.
En él tenemos a Malmsteen como compositor, letrista, guitarrista, bajista, teclista, cantante, corista y también como intérprete de violonchelo y sitar. A la batería tenemos a Lawrence Lannerbach, quien ya fuera baterista en «Blue lightning» (aunque pondría la mano en el fuego a que aquello era una caja de ritmos y no un ser humano tocando una batería acústica).
En el apartado de producción y mezcla tenemos al propio Malmsteen como productor, Emilio Martínez Jr. como técnico de grabación —cantante y bajista de bandas como Arcsin, Nowhere to Hide y en el propio grupo en directo de Malmsteen desde hace unos años—, el mismo Martínez Jr. junto a Malmsteen como técnicos de mezcla, Peter Brussee como masterizador —el cual ya apareció acreditado de este modo en «Blue lightning» y que ha trabajado en un listado interminable de masterizaciones para artistas de todo tipo como Jason Becker, Arjen Anthony Lucassen, Star One, Ayreon, Bill Evans o la «one hit wonder» noventera Whigfield—, y por último, tenemos de nuevo a Keith Rose, profesional con amplio bagaje —Ricky Martin, Gloria Stefan, Coverdale/Page, Pimpinela, Dúo Dinámico, Manolo Tena, José Luis Rodriguez «El Puma», Foreigner, etc.—, que en «Spellbound» y «World on fire» hizo labores de mezcla y mastering y en «Blue lightning» sólo de mezcla. En esta ocasión aparece acreditado como «PREMASTERIZADOR», sea lo que sea eso, porque francamente, es la primera vez que lo leo.
Así que por mucho que Brussee y Rose sean profesionales de contrastada valía, la basura a nivel de audio que son los tres álbumes anteriores demuestra que esta pareja estuvo atada de pies y manos por un productor que no tenía ni idea de lo que es producir. Y para colmo, en esta ocasión, Malmsteen aparece acreditado también como segundo técnico de mezcla, así que, espero lo peor.
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Otro detalle que me parece interesante resaltar es referente a la portada del álbum. Tenemos la cara en primer plano del sueco, sin embargo, está pintada al óleo por el artista boliviano David Banegas, del cual os recomiendo que veáis su trabajo porque es francamente interesante. Tras pintar el cuadro y ser escaneado para las portadas y todo el material promocional, Yngwie lo subastó y los beneficios fueron a parar a diversas ONG’s californianas que trabajan con niños huérfanos, así que por lo menos, en este apartado es para darle un 10.
Por último, transcribo unas declaraciones que hizo el autor respecto a la idea general del álbum y si la canción «Parabellum» y el álbum «Parabellum» se habían titulado así por la exitosa película de Keanu Reeves «John Wick: Chapter 3 – Parabellum», estrenada en 2.019 durante el tiempo en el guitarrista estaba finalizando las grabaciones.
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«Mucha gente me lo ha preguntado, pero no, no tiene nada que ver con la película. En el disco hay una pista llamada «(Si Vis Pacem) Parabellum». Esto se traduce como «Si quieres la paz, prepárate para la guerra». Fue una decisión de última hora nombrar el título del álbum también así. Creo que encaja muy bien.»
«La conclusión para mí es que la pasión que siento por la música que hago tiene que ser obvia. Soy el tipo de persona que vive el momento. Quería que este álbum tuviera una atmósfera alegre y espontánea. No debe parecer que se ha ensayado tanto que al final parezca un trabajo rutinario. Ha de sonar fresco e inspirado. Espero que la gente ponga este disco al principio y lo escuche hasta el final, de principio a fin. Grabé esto como una obra de arte singular, no como una colección de 10 pistas que pueda escuchar en el orden que uno desee. Mascot me preguntó cuál sería el single principal, aquel para el que haría un video. ¿Y sabes que? Es la primera vez que me gustaría hacer vídeos para todos los temas del disco. Considero que este álbum tiene un flujo natural de principio a fin sin ningún tema que destaque sobre otro. No debe cortarse en trozos pequeños. Quiero que los fanáticos experimenten el placer que tuve al hacerlo.»
Pues muy bien. Independientemente de lo poco que me atrae analizar cada nuevo disco de Yngwie Malmsteen, he de reconocer que lo de la subasta de la portada original y el hecho de considerar a un disco como un todo y no como canciones sueltas (eso que la Spotify Generation ha olvidado con las puñeteras listas de reproducción) me han ganado. No tengo ninguna esperanza en que este «Parabellum» me sorprenda, pero al menos estos detalles me hacen encararlo con un poco más de ganas.
¡Vamos a por ello!
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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1.- Wolves at the door. Comenzamos con una rápida escala en el lado derecho del panorama stereo que se corta abruptamente y a continuación se pasa al lado izquierdo y luego al centro, así varias rondas. El efecto es curioso pero dura poco, hasta que entra batería, piano y guitarra, realizando éstos dos una sucesión de arpegios neoclásicos marca de la casa.
Después de esto tenemos el mismo motivo de arpegios sobre batería con doble bombo a mil por hora y un espantoso sonido de charles y aquí ya viene el primer motivo de cabreo: Yngwie toca a destiempo y se nota mucho. Es entonces donde entraría la labor de un buen productor o un buen técnico sin las manos atadas, que se daría cuenta y desplazaría en el tiempo la frase hasta que encajase bien, pero no, aquí no pasa esto.
Tras esta parte entra la voz, ya que no estamos ante una canción instrumental, y bueno, es cierto que todo el conjunto suena a mierda, pero al menos aquí Yngwie sí que ha trabajado la voz a la hora de interpretar, se le ha pasado algo de AutoTune y varias capas vocales adornan ciertos pasajes. Como digo, algo al menos está trabajado en la canción.
A la hora del solo, es donde los fans más antiguos se llevaran las manos a la cabeza, porque si bien queda muy virtuoso que ese solo se base en uno de los caprichos de Paganini, si resulta que este recurso ya lo hizo en «Prophet of doom» de «War to the end all wars» pues apaga y vamonos. Que una cosa es la autoreferencia y otra repetir nota a nota lo que ya hizo hace años y que además está grabado.
Tras el solo de Paganini tenemos un segundo solo con Yngwie desbocado tocando todo lo rápido que puede mientras deseamos matar al baterista o al que ha programado eso.
Sólo salvaría el bajo, y es que contra todo pronóstico, lo único que me está agradando en los últimos años de Yngwie es su labor como bajista.
Por último, para terminar con el análisis del peor single posible, os invito a que veáis el lyric video que adjunto (que daría para otro debate sobre edición de vídeo, pero éste no es el lugar) y juguéis a contar la cantidad de palabras que aparecen superpuestas en la pantalla y que luego Yngwie no canta.
2.- Presto vivace in C# minor. A por todas. Malmsteen pone la velocidad punta desde el comienzo en este medio tempo con una interpretación en la que rinde homenaje a sus queridos Paganini y Bach. Si bien estamos ante lo mismo de siempre, al menos aquí hay una mayor complejidad armónica en lo que toca. Eso sí, para variar, la mezcla de audio hace que no te enteres de que hay unos teclados de fondo intentando hacer algo interesante.
3.- Relentless fury. Pasamos ahora a un hard rock que al menos en los primeros compases suena agradablemente ochentero, a la época buena del sueco. En esta ocasión se pone de nuevo delante del micro y la verdad, es que si hablamos de interpretación, le pone bastantes ganas.
Por desgracia, otra vez lo jode todo la deficiente programación de baterías (porque queda claro a estas alturas que el tal Lawrence Lannerbach no toca nada), tanto en el sonido como en la parte creativa.
Los dos solos de Malmsteen vienen a ser lo de siempre, pero hay un buen equilibrio entre partes rápidas y lentas.
No estamos ante ninguna maravilla de canción, pero supera con creces a las dos anteriores y tiene todos los puntos para terminar siendo la mejor del disco.
4.- (Si vis pacem) Parabellum. Vamos ahora a por la canción que da título al álbum. Neoclasicismo y power metal a 2.000 por hora se dan de la mano en una composición vibrante, arrolladora e incluso divertida por momentos.
No va a revolucionar nada y para variar se escucha de puta pena, pero los que busquen ritmos vertiginosos y al Yngwie Malmsteen más desfasado, sin duda lo encontrarán aquí.
Por cierto, el propio autor habla en el comentario del vídeo de YouTube sobre la extrema dificultad que tiene esta canción y lo satisfactoria que es para él tocarla.
5.- Eternal bliss. Llegamos a lo que parece ser la balada del disco, con un Yngwie que canta y hace coros y que de no ser por la deficiente producción, sonaría de fábula, ya que las múltiples capas vocales están muy bien interpretadas. Sin embargo, siguiendo con temas de mala producción, sólo hay que ver cómo tras entrar el bajo, en el 0:40, la primera palabra dicha por Malmsteen parece un escupitajo más que una palabra cantada. El puto horror, vamos. En fin, sigamos. La canción se sigue desarrollando en modo medio tempo, con una acústica y unos teclados que intentan dar un aire melancólico a la composición, aunque debo reconocer que el bajo sí suena bien y está muy bien tocado y que ciertas partes vocales y el estribillo me recuerdan un poco a Ozzy Osbourne.
Seguimos sin estar ante una canción maravillosa, pero al menos hay ciertas partes destacables e interesantes y un intento por parte de Malmsteen de salirse de su zona de confort.
6.- Toccata. Miedo da que Yngwie Malmsteen titule a una canción suya con este nombre aunque he de reconocer que el obstinato rítmico con el que se inicia es espectacular, la línea de bajo fenomenal y hay algunos momentos de velocidad punta como sólo oíamos al sueco cuando era joven. Lástima una vez más de encontrarnos con una batería creativamente nula, unos teclados que apenas se oyen y unas decisiones de edición y producción muy discutibles, como el inicio del solo en el 1:31 con una nota que se dispara en volumen o el final del mismo en el 2:00, que no es que empalme abruptamente con la siguiente sección, sino que está mal cortado y editado.
En fin, lamentable. Next!
7.- God particle. Segunda balanda que promete ser más épica que «Eternal bliss» y que se inicia con dos guitarras acústicas panoramizadas y un teclado todo ello con la reverb «catedral» más gigante que puedas imaginar, logrando un sonido espantoso que ya te dan ganas de apagar el reproductor de CD’s. Cuando entra el grupo, ese sintetizador se mantiene creando una bola de sonido molesta que afecta a otros instrumentos.
La composición tampoco ayuda, con un exceso de pistas de guitarra y una monotonía en la composición desesperante.
8.- Magic bullet. Potente inicio de tema con un misterioso y rápido riff de inicio con cuerdas al aire y como ocurría con el inicio del álbum, con algunos momentos en que la guitarra no va a tiempo con la batería. También, como ocurría dos canciones atrás, tenemos empalmes de secciones mal hechas como en el 0:55, el 1:40, el 2:57 o el 3:06.
Sin palabras. Paso a la siguiente.
9.- (Fight) The good fight. Nuevo solo de guitarra acústica y coro sintetizado dan paso a otro power metal de libro. Siguiendo con la tónica del disco, encontramos que la primera frase vocal comienza con una respiración exagerada, que se tardaba 0,1 segundos en borrarse, pero nada, ahí que la han dejado.
Seguimos con el mal endémico de una batería aburrida y monótona que hace que cualquier otro detalle positivo no destaque, como el melancólico estribillo vocal.
Por otra parte, que una composición de este tipo dure casi siete minutos no es la mejor decisión.
10.- Sea of tranquility. Sintetizador y guitarra acústica ejecutando arpegios rápidos se unen a una orquesta sampleada y unas percusiones para después entrar el grupo en modo medio tempo heavy. Yngwie parece querer potenciar los elementos de música clásica no sólo con su guitarra, sino con sintetizador y orquesta sampleada, pero claro, estando todo tan terriblemente mal mezclado y ecualizado, el resultado es de lo más deficiente. Y tampoco ayuda a que la canción dure ocho minutos y vaya repitiendo una y otra vez las mismas secciones.
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CONCLUSIÓN
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Lo que denominé como «Trilogía del Horror» es ya una saga con todas sus palabras pero con el agravante de que este «Parabellum» es el peor de los cuatro discos. Ni «Relentless fury» y «Eternal bliss», las dos mejores canciones, ni la mejora vocal habiendo hecho desaparecer aquel irritante vibrato con el que adornaba algunas frases de las letras, o el detalle solidario de la portada, salvan este bochorno. Incluso en discos anteriores hablé de su buen hacer como bajista, lo cual aquí apenas se escucha salvo en momentos puntuales.
El sonido vuelve a ser jodidamente horrible, y se supone que aparece acreditado como violonchelista y sitarista… pues reto a cualquiera a que me diga en qué momento del disco toca esos instrumentos porque la deficiente mezcla hace que no destaquen.
Sobre asuntos de batería, el segundo mal endémico de los últimos discos de Malmsteen, seguimos con alguien acreditado que no es verdad, dado que esto es una caja de ritmos y muy mal programada, con un charles a piñon fijo ultrarápido que va a su bola respecto al resto de elementos de la batería.
Pero lo que clama al cielo y me obliga a no extenderme más porque no lo merece, son los detalles de los momentos en que Yngwie toca a destiempo respecto a la batería, las secciones en las canciones mencionadas que han sido mal empalmadas notándose esa brusquedad sonora y diversos ruidos vocales que no han sido borrados. Si Yngwie quiere ser su propio productor y técnico y no sólo le da igual que su disco suene a mierda, sino que encima deja momentos mal editados que podrían resolverse en un momento, yo no voy a perder más el tiempo con este artículo ni pienso volver a escuchar este disco en la vida. Y posiblemente no vuelva a analizar otro disco de alguien tan poco profesional y que no respeta a los oyentes.
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TEXTO: Albert Sanz
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