- Artista: Devil’s Slingshot
- Sello: Mascot Music
- Año: 2.007
- Estilo: Metal Progresivo, Rock Progresivo, Jazz
CALIFICACIÓN TÉCNICA
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Nivel de técnica: 8,5/10
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Velocidad: 8,5/10
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Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 8,5/10
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Nivel de coñazo virtuosístico: -2/-10
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Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 8/10
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Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 5/10
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PUNTUACIÓN: 7,75/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 7/10
- Nivel de feeling: 8/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 7/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 10/10
- PUNTUACION: 8/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 7,8/10
El día que planteé la estructura de lo que sería la versión online del programa de radio Guitar Xperience me vi en un conflicto: hacemos un programa musical, lo cual significa que hay al menos nueve críticas de discos por edición. Por tanto, ese debía ser el grueso de la web. Pero si bien, una de las constantes a lo largo de estos trece años ha sido el huir de la radiofórmula y no centrarnos en las novedades, en la web sentía que tenia que hacer justo lo contrario. Realizar una crítica requiere documentación, escribir, corregir y maquetar. Y eso puede llevar varios dias. Así que podría ser una tarea infinita centrarnos en discos antiguos. Por eso, opté por una decisión salomónica: novedades aquí, discos raros, curiosos y antiguos en el blog de mi amigo y colaborador Dani Higuera La Oreja de Van Halen.
La cuestión, es que, y sin que sirva de precedente voy a saltarme esta norma y hablar de un disco de 2.007 (esta norma también es posible que sea saltada si inauguramos la versión escrita de la sección Guitar Classics del programa). MacAlpine y Donati han sido noticia en esta web y objeto de polémica entre los fans recientemente, y en este proyecto, dado el carácter de leyenda de dos de sus protagonistas, y el prestigio de los tres, y la enorme calidad que supuran los ¿surcos? del CD, creo que Guitar Xperience no podía dejar pasar por alto realizar esta crítica, aunque el disco hubiera sido parido tres años atrás.
Esto que veis fue el cartel promocional de la gira que trajo a MacAlpine en solitario de 2.007, y como podéis observar, no tuvo ningun reparo en que su nombre no destacara más que el de sus compañeros. Recuerdo aquel concierto ya que el mismo día regresé de una quincena de vacaciones en Estambul, y entre el jet lag, la desconexión total del trabajo y del entorno habitual y el ir casi directo del aeropuerto al concierto podria ocurrir que no me enterara ni de donde estaba ni de que hacía ahí. Pero todo lo contrario. El concierto fue magnífico, con los tres músicos en estado de gracia. Y además se redondeó todo con una afable ronda de autografos y un divertido saludo por parte del trio para nuestro programa. Solo eché en falta que MacAlpine tocara algo de teclados y que no sufriera un infarto el bastardo que no paraba de gritar a mi lado alabando el estilo de Donati. Ojalá te hayas quedado mudo, maldito cabrón de mierda.
El caso es que ocho meses después, repasando los conciertos actuales y antiguos de la sala Apolo, descubrí que habia tocado no hacia mucho una banda llamada Devil’s Slingshot. Tras la siguiente investigación me enteré que eran los mismos músicos, ahora reconvertidos en grupo que habian vuelto en menos de un año a presentar su disco. Eché mano de flyer promocional del primer concierto (el que puedes ver más arriba) y até cabos. Desde entonces intento memorizar el nombre de las giras de todos los grupos que veo… por si acaso.
«Clinophobia» resulta ser toda una sorpresa si conoces el currículum de los tres miembros. Tony MacAlpine se dio a conocer en los 80 por ser uno de los «shredders» más técnicos e imaginativos de aquella época, pero a mitades de los 90 dio un giro de 180º y se pasó al jazz fusión y el metal progresivo, tocando con guitarras de siete cuerdas e ingresando en la banda del ex Dream Theater Derek Sherinian Planet X. Virgil Donati, por su parte, casi siempre se ha movido en la misma tesitura. El hábitat de Billy Sheehan en cambio, siempre ha sido el A.O.R. y el heavy metal alegre y vigoroso, demostrando que un bajista puede llevar el ritmo de un tema y a la vez hacer solos y dar espéctaculo. Posiblemente sea el único bajista superstar que exista en estos momentos.
Todo esto lo digo, porque pese a que tengan fama de «tocalotodo» y que dos de ellos no le hagan asco a este género, «Clinophobia» es progresivo, pero muy progresivo. No hay concesión, es metal progresivo, musculoso, agresivo, potente y duro. El abanico de influencias van desde Steve Vai, pasando por Planet X a King Crimson. Pero no solo sorprende esto. Acostumbrados como estamos a los excesos de Sheehan a las cuatro cuerdas, resulta chocante verlo bastante comedido, adoptando el rol clásico de bajista rítmico. Solos hace, no digo que no, pero lo inédito es verlo (o escucharlo) con una sonoridad y un lenguaje 100 % jazzístico en temas como «Hourglass».
Todo el álbum en sí es eminentemente rítmico. Los amantes de la pirotecnia pueden estar tranquilos ya que hay momentos en los que MacAlpine saca humo del mástil, pero no es la esencia del álbum. No hay ni una balada. No hay teclados. Las melodias son simples. Y pese a ello, el abanico de texturas que extraen cada uno de ellos de su instrumento es digno de elogio. Los solos estan reducidos a la mínima cantidad como para contentar a los fans, pero como pasa al escuchar a King Crimson, ¿uno de verdad necesita solos de guitarra en una música tan compleja y virtuosa? «Injustice line» o «Nederland» serían los temas perfectos para ilustrar lo que digo. Lo que sí es destacable, es la compenetración tan buena que tienen (no obstante fueron la columna vertebral de la banda de Steve Vai durante un montón de años), sonando realmente a grupo y no a tres personalides unidas.
En resumen, no es un disco para todos los públicos. Está recomendado para músicos y fans del progresivo duro. Pero estamos hablando de que cada uno de ellos es uno de los mejores músicos de la actualidad en su especialidad, y esto, solo por la curiosidad, merece la pena darles una oportunidad.
Devil’s Slingshot, pudiendo serlo (incluso mejor), son la antítesis de Dream Theater para que os hagáis una idea. Y esto no es que sea malo. Es diferente.
Pues es lo agradezco enormemente.