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En la memoria habrá quedado esta edición número cuarenta y cinco del Voll-Damn Festival Internacional de Jazz de Barcelona como una de las ediciones con el mejor cartel de toda su historia. También queda en nuestro recuerdo (como buenos frikis del tema que somos) la extraña costumbre de la promotora The Project de que su festival de jazz contenga más cantidad de conciertos interesantes para los aficionados a la guitarra y al bajo que no su propio festival de guitarra. Y este que hoy comentamos es uno de esos. Porque una banda que tenga como representantes de las seis cuerdas a dos cracks de la talla de Cristo Fontecilla y Diego Cortés y a un bajista de contrastado nivel y versatilidad como es Jordi Franco (Antonio Orozco, Gnaposs, Recuerdos de Rita, David Bisbal, Twocats pel Gospel, etc.) y realice un concierto en nuestra ciudad no podemos dejar de ir a verla.
Si encima dicha banda se complementa con uno de los mejores y más reputados bateristas de jazz del viejo continente como es Roger Blàvia, la excelente cantante Inma Ortiz y su fundador es el ex Ojos de Brujo (formación de culto de flamenco fusión) Xavi Turull, todo un virtuoso de la percusión, está claro que no podemos dejar de aplicarles la etiqueta de supergrupo.
Kejaleo sorprendieron a propios y extraños justo un año antes al tocar invitados por la organización del festival en la misma sala. Y sorprendieron no sólo por su calidad musical, sino por uno de los llenazos más salvajes que nunca se hayan visto en Luz de Gas (crónica aquí), y todo ello llevando pocos meses juntos y sin tener ningún CD grabado. Así pues, ya con trabajo editado y habiendo hecho rodaje en directo por toda España y varios países de Europa, confiaba en el mismo éxito, sin embargo en esta ocasión sólo llenaron las tres cuartas partes de la sala (lo cual ya es un logro para como está el patio).
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El grupo ha sufrido un cambio respecto a la anterior visita: la vocalista Rosalía Vila ha sido sustituida por la mencionada Inma Ortiz. Rosalía demostró ser versátil aunque su género natural fuese el flamenco. En esta ocasión y sin ser un experto en el estilo, y a tenor de lo que he podido escuchar fuera de Kejaleo (en su página oficial hay bastantes ejemplos de su trabajo como cantante en discos, jingles o locuciones), Inma me parece lo contrario que su antecesora, al moverse mejor en terrenos de pop o soul que no en flamenco, aunque se defiende la mar de bien. En lo que sí parece haber salido ganando el grupo con el cambio, y sin desmerecer el gran trabajo realizado por Rosalía Vila, ha sido en carisma y tablas escénicas, porque de esto Inma Ortiz controla un rato.
De todas formas, tampoco es algo por lo que los aficionados deberían de rallarse mucho, dado que el contenido de la música de Kejaleo es en gran parte instrumental.
El concierto estuvo a punto de no realizarse, y de hecho, el de Madrid de un par de días antes se suspendió. El motivo fue un grave accidente de coche de Xavi Turull del cual salió ileso aunque con ciertas secuelas que luego comentaremos. La fiesta se inició con «Amalgama», toda una declaración de intenciones en las que se fusiona el flamenco con el jazz y viene aderezada por algunos elementos de rock progresivo. Un tema que parece haber sido compuesto como lucimiento de todos los músicos ya que tiene solos para dar y tomar, inclusive de bajo, con un Jordi Franco que se mostró más entregado que en la anterior ocasión.
«Mi jardín», «Solidere», «Pañuelicos», etc., uno tras otro, los temas que forman parte de «Alaire» fueron cayendo haciendo disfrutar al público con una propuesta que aúna virtuosismo brillante, fusión compleja de jazz, flamenco y world music y alegría contagiosa.
Es complicado destacar algún tema sobre otro, pero lo haría con el solo de guitarra de Diego Cortés (¿para cuando uno de Cristo Fontecilla?), toda una demostración de técnica y creatividad como pocas veces he visto. Alejándose del flamenco ortodoxo, empleando delays, algún (creo) armonizador y una loop station, combinando trémolo, ligados y picados a velocidades rápidas, y una enorme originalidad a la hora de plantear el solo, logró una alucinante ejecución que dejó a todo el mundo asombrado.
El segundo corte a destacar sería el último de la noche, «Chana», composición que permitió un gran lucimiento a Rosalía Vila en el disco y que en este directo Inma Ortiz defendió con notable solvencia. Un curioso tema en el cual se da cita el flamenco más tradicional con la bossa nova y que requiere de una voz versátil para ser interpretado. El resultado fue perfecto.
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Poco menos de hora y media es lo que nos trajeron los Kejaleo. Una duración breve, pero hay que tener en cuenta que sólo tienen un disco en el mercado y el estado de salud de su percusionista, así que con lo escuchado y disfrutado está claro que todo el mundo se dio por satisfecho.
Hablemos ahora de los músicos. Cristo Fontecilla se mostró contundente en algunos momentos, en especial cuando agarraba su Tom Anderson estilo Stratocaster y la tocaba con una generosa dosis de overdrive. No obstante, el grueso del concierto lo tocó con su habitual LSL rosa chicle estilo Telecaster y que haría las delicias de la Hello Kitty. Gran nivel como siempre acompañado de una interesante técnica de hybrid picking (púa y dedos simultáneos) de la que no me percaté en su anterior visita.
Diego Cortés, maestro de la guitarra española y sin duda uno de los grandes del género en la actualidad, creativo y con tremenda técnica, derrochó virtuosismo y simpatía a partes iguales. Eso sí, faltó su guitarra «Iron Man».
Jordi Franco estuvo más metido en el concierto, se levantó varias veces, interaccionó más con sus compañeros más cercanos y en defintiva, se le vio disfrutar más que en el anterior concierto. Y en cuanto a nivel técnico, poco se puede hablar de alguien que pasa del flamenco al jazz y al funky en el mismo tema con absoluta naturalidad.
Sobre Inma Ortiz no hay mucho más que decir, aparte de que combina una gran belleza en su voz y una perfecta ejecución con unas más que evidentes tablas escénicas.
Y a Xavi Turull y Roger Blàvia los quiero analizar juntos. Como siempre estuvieron inmensos. Con un estilo complejo, polifónico hasta el extremo, virtuoso y elegante, en muchas ocasiones daban la sensación de estar improvisando un solo o realizando duelos entre ellos. No parecía que estuviesen cubriendo la necesidad rítmica que toda canción demanda, sobretodo por parte de la batería, y sin embargo los temas fluyen, caminan, tienen ritmo. Eso es una auténtica lección de virtuosismo: exprimir al máximo las capacidades técnicas y compositivas sin perder de vista la musicalidad.
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El concierto tuvo una nota negativa y fue el bajo estado de forma de Xavi Turull. No obstante eso es lo que expresó después del segundo tema (pidiendo disculpas adelantadas por ello) y sintió el percusionista durante el concierto, porque salvo en el último tema, en el que la cara de dolor era continua y se veía obligado a dejar de tocar en varios momentos antes de equivocarse, no pudimos observar que rindiera a bajo nivel. Es más, el mismo Cristo Fontecilla a mitad de concierto pidió un aplauso a su compañero por hacer tan grande esfuerzo tocando al nivel al que está acostumbrado.
El propio Xavi una vez finalizado el concierto confirmó a algunos asistentes que los próximos conciertos quedaban anulados debido a que éste había sido una prueba para comprobar su estado de forma, y que el esfuerzo había sido muy duro. Para acabar de convencer a los escépticos que no pudieran ir debido a la cancelación, reproduzco la petición que hacía a los amigos que se le acercaban: «los abrazos suaves, por favor».
Para terminar, el sonido de Luz de Gas fue soberbio, a la altura del espectacular y reciente concierto de los Kurt Rosenwinkel New Quartet. Sin duda, dos de las mejores sonorizaciones que nunca se hayan escuchado en esta sala, y eso que la media ya es alta de por sí. A esto le acompañaba un juego de luces que casaba a la perfección con la musica del grupo.
Con «Alaire» —que será destripado en breve— Kejaleo se confirman como una banda revelación en el mundo del jazz flamenco que presume de uno de los mejores directos que pueden verse en la actualidad. The Project no han fallado trayéndolos de nuevo, y teniendo en cuenta la extraña afición de esta promotora por repetir nombres en sus festivales año tras año, confiamos en volver a ver a Kejaleo, una de las propuestas más frescas y virtuosas del momento.
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PD: Confío en que perdonéis la calidad de las fotos. Es lo que sucede cuando sales de casa olvidando la mochila donde llevas la cámara y te ves obligado a tirar de smartphone.
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TEXTO Y (cutre) FOTOS: Albert Sanz
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