Tras las excelentes críticas que recibieron los franceses LizZard en su reciente visita a Barcelona como teloneros de Adrian Belew Power Trio, han vuelto a visitarnos en un excelente concierto.
La velada se saldó con una pobre entrada de asistentes, pero con la sensación de haber visto a toda una promesa de futuro en el ámbito del rock progresivo.
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Tras la gran acogida que tuvieron los franceses LizZard en el concierto que abrieron teloneando a Adrian Belew Power Trio dentro del 26 Guitar BCN —podéis leer la crónica en el siguiente enlace—, en el cual dejaron a la audiencia encantada con tan sólo media hora de tiempo, hemos vuelto a tenerlos en Barcelona sólo unas pocas semanas después, cortesía de Etin Produccions.
El concierto —el primero de una mini gira de dos fechas ya que al día siguiente tocarían en Teruel— se realizó en Les Enfants, mítico cutre tugurio en los 80 y 90, pero que desde hace años se ha reconvertido en una discoteca pija y cool y con una programación de conciertos habitual de lo más interesante.
Por cierto, antes de empezar, es obligado comentar que a diferencia de otras crónicas en las que añado videotubes grabados en directo, debido a la poca afluencia de público parece ser que nadie grabó nada, por lo que acompañaré el artículo con videos del concierto de Teruel, del que abrieron para Adrian Belew Power Trio y de otras giras.
La noche la abrieron (bastante tarde, porque no es habitual que los conciertos comiencen a las 22) los Tears in Rain, trío barcelonés formado por el guitarrista y cantante James Vieco, el bajista Antonio León y el baterista Diego Santos, y que cuentan con dos E.P.’s y un L.P. editados —más info aquí—.
El grupo de mueve en una onda de stone rock, rock progresivo moderno y post rock, al igual que los protagonistas de la velada o bandas populares como Haken y Riverside. Es decir, un progresivo asequible para el oyente rockero o heavy medio y más basado en ambientes melancólicos y oscuros, que no en continuos cambios de ritmo y melodía a lo King Crimson o Yes.
Debido al pequeño tamaño de la parte de la discoteca hecha para los conciertos y del escenario, los Tears in Rain tocaron directamente en el suelo, lo cual ya daba una sensación rara. Además el primer tema no hacía presagiar nada bueno ya que tocaban con una cierta timidez. Y es que el hecho de tocar a ras de suelo para una audiencia de una sóla persona (una chica, muy guapa por cierto, el técnico de sonido y yo mismo, pero yo no cuento como público por ser de la prensa y el técnico porque es parte de la sala) no hace a uno estar demasiado animado.
Sin embargo, el público fue en aumento —aunque sin pasar de la treintena de personas en toda la noche— a la vez que lo hacía la implicación del grupo y nos permitía darnos cuenta de que en su música hay muchos detalles y matices que merecen ser descubiertos. Y si hablamos de técnica, Antonio León es un valor muy a tener en cuenta, con una enorme creatividad en sus líneas de bajo, así como también hay que tener en cuenta al baterista Diego Santos, ya que tocar lo que tocaba con una batería reducida a su mínima expresión es digno de mención.
Una formación joven, con buenas composiciones, un largo recorrido por delante y que se mueven en el tipo de rock progresivo que está más de moda ahora, por lo que tienen un gran futuro (fuera de España, claro, que ya sabemos como está el asunto).
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Cerca de las 23 aparecieron sobre el escenario los LizZard, o lo que es lo mismo: Mathieu Ricou —voz y guitarra—, William Knox —bajo— y Katy Elwell —batería—. Tratándose de la gira de presentación de su tercer trabajo discográfico, «Majestic», comenzaron con un tema de éste llamado «Aion», un medio tempo en el que destaca la línea de tapping en guitarra del comienzo y que se repite en algunos momentos. No es que sea de una gran dificultad pero el efecto sonoro que produce es muy especial.
El concierto no fue muy largo, una hora y veinte escasa, que supo a poco, y más con la calidad de sus composiciones, pese a la tendencia a la repetición en estructuras y ambientes que tiene esta banda. De «Majestic» pudimos escuchar además de la mencionada «Aion», «Bound», «The roots within (Majestic)», «Falling in zero» y «Vigilent». El resto del set-list dio un interesante repaso a su anterior L.P., «Out of reach», con «The orbiter», «Tear down the sky» y «Skyline». Y si no me falla la memoria, no cayó ningún tema del debut de la banda, el E.P. titulado «Venus».
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Difícil destacar algún tema, pero fue muy interesante la atmósfera creada con loops de guitarra en «Vigilent», la dramática y melancólica «Falling in zero» y la potente línea de bajo que le acompaña, la muy metalera «The orbiter» o la compleja batería de «The roots within (Majestic)», que permitió a Katy Elwell lucirse de lo lindo.
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Todos los miembros del grupo rallaron a un gran nivel. De todas formas, el que busque sonrisas, miradas y una continua implicación de los músicos con el público no lo obtendrán con LizZard. Ricou canta de maravilla y es un guitarrista que sin virtuosismos, es de lo más efectivo, y Knox también es muy creativo con su bajo, pero ninguno de los dos son un dechado de alegría. Tendríamos que fijarnos en Elwell para ver una casi permanente sonrisa, lo cual siempre es agradable, pero su puesto tras la batería no permite acaparar la atención del público como si lo hacen sus compañeros.
Si hablamos de asuntos técnicos de la sala, el sonido fue excelente, permitiendo captar todos los matices, a lo cual ayuda la ausencia de temas rápidos y el ambiente sosegado y melancólico que aporta la mezcla de post rock y rock progresivo.
Y sobre la iluminación, pues la verdad es que los tonos rojizos, anaranjados y verdes habituales de esta sala no ayudan a hacer buenas fotos, pero al menos se les vio tocar, porque a los Tears in Rain prácticamente nos los tuvimos que imaginar, puesto que estuvieron en penumbra toda su actuación.
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Y si hablamos de técnica instrumental y calidad musical se saldó con un sobresaliente. Ambas bandas tienen tablas y calidad para llegar muy lejos. En el caso de los franceses, y aunque no debería tener nada que ver, el hecho de llevar a una baterista mujer siempre va a a ser un buen reclamo, y más para los seguidores de la estética gótica, puesto que dentro de esa tribu urbana, Katy Elwell puede considerarse un pibonazo; pero cuestiones estéticas aparte, en verdad estamos ante una baterista muy talentosa, así que si el público es atraído por ella, mejor para LizZard ya que tendrán más éxito y serán más populares y el público se sorprenderá al encontrarse a un trío con gran calidad.
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La parte negativa que empañó levemente la velada fue ese tema de la iluminación, aburrida, sin personalidad ni alegría y que complica hacer buenas fotos incluso a fotógrafos expertos (que no es mi caso, que conste, así que tampoco echaré la culpa a la sala por la calidad de mis fotografías), y que parece ser marca de la casa, tal y como he comprobado en anteriores ocasiones, y cómo no, la falta de apoyo a este concierto ya que no pasamos de ser una treintena de personas siendo generosos, y eso que no era cara, fue en viernes y tuvo un buen apoyo en redes sociales y prensa digital. Pero ya lo he comentado en muchas ocasiones: Barcelona es la ciudad más impredecible para ciertos eventos musicales.
Y dicho lo dicho, insisto en recomendar la discografía de esta banda. Son de lo mejor que hay a día de hoy en rock progresivo ambiental con toques de post rock, y pueden competir de tú a tú con cualquier banda consagrada del género. Y además divismo 0: se hacen fotos, firman autógrafos y reparten sonrisas y agradecimientos hasta que no queda nadie en la sala.
Si algún día van a tu ciudad, no te los pierdas.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
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