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Crítica: Hijos de Caín «Mundo sin tiempo»

Hijos de Caín CD COver
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FICHA

  • Artista: Hijos de Caín
  • Sello:     Rock CD Records
  • Año:       2.016
  • Estilo:    Heavy metal, hard rock

CALIFICACIÓN

CALIFICACIÓN TÉCNICA

  • Nivel de técnica: 7/10
  • Velocidad: 7/10
  • Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 6,5/10
  • Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
  • Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 6,5/10
  • Calidad presentación (carátula, etc…): 7/10
  • PUNTUACIÓN: 7,3/10

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CALIFICACIÓN MUSICAL

  • Calidad musical: 7/10
  • Nivel de feeling: 7/10
  • Posibilidad de escucharlo de un tirón: 8/10
  • Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
  • PUNTUACIÓN: 7,5/10
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PUNTUACIÓN TOTAL: 7,4/10

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INTRODUCCIÓN

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hijos-de-cain-bcn-2016-02    En 2.016 asistí a la presentación de una nueva banda de heavy metal barcelonesa —enlace a la crónica aquí—. Si bien el single de presentación de este CD que hoy analizamos no me convenció por ser en exceso clásico y que se podía clasificar sin dudas en esa corriente llamada «true metal» (formada por seguidores de más de cuarenta años que se quejan constantemente de que no salgan bandas nuevas y que todo es más de lo mismo, pero que no escuchan nada publicado con posterioridad a 1.985), mi relación de amistad con Pedro L. López, teclista de la banda, y el coliderazgo de la misma por parte de Albert Arias Jr. —Bruque—, uno de los más insignes representantes de la old school guitarrera nacional, hacían la asistencia al concierto obligaroria.
Como obligatoria era la publicación de esta crítica aunque llegue dos años tarde, pero tal y como explicamos la semana pasada en otro artículo, por diversos problemas, ciertas secciones de la web han estado muy poco actualizadas en la última temporada y parte de la anterior, por lo que algunas críticas han quedado en el tintero. Hasta hoy.

    He comentado antes lo de que Hijos de Caín era una banda nueva, pero lo era entonces con ciertos matices. Ya existían desde 2.009 aunque como evidencia su nombre, se trataba de una banda tributo a Barón Rojo. Sin embargo, en algún momento, Arias, junto al vocalista Albert Segura, decidieron empezar a componer algunos temas propios que tuvieron una buena acogida, por lo cual se acabaron reconvirtiendo en un grupo  “de verdad” con material propio.

    Así nació “Mundo sin tiempo”, una oda al metal más clásico ochentero español, en la que Abel Segura se encargó de voces y bajos, Albert Arias de guitarras, bajos, piano y coros y que contó con la colaboración de Xavi Castelló a la batería y de Toni Cuchilleros a la guitarra rítmica y coros, siendo el álbum producido por el dúo Segura-Arias.

    Vamos a ver qué tal suena este «Mundo sin tiempo».

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hijos-de-cain-bcn-2016-08

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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES

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1.- Soy lo que ves. Con un riff de guitarra muy atractivo, un estribillo pegadizo y coreable y un Abel Segura que cambia de registro en varias ocasiones, estamos ante un perfecto single para promocionar el álbum y además darle inicio. Y encima tenemos un solo de guitarra breve pero ideal para amantes de sonoridades clásicas y pentatónicas.
Un comienzo perfecto.

2.- Midas. La segunda composición se inicia con un excelente riff y le sigue el que es uno de los mejores trabajos a nivel rítmico de guitarra y de bajo de todo el disco. Si le añadimos un solo de guitarra con bastante complejidad y una letra de las que te dejan pensando, estamos sin duda ante uno de los mejores temas.

3.- El beso de Judas. El tempo del disco se acelera y entramos en terrenos de power metal sobre el que planea una letra de tintes religiosos que casa a la perfección con la música. Estribillo épico y dramático, buenas guitarras, una muy buena interpretación vocal de Abel Segura y la batería de Xavi Castelló (que no había destacado en exceso hasta ahora), logran una composición que satisfará a los fans del power metal más tradicional.

4.- Un trago más. Pasamos ahora a una elaborada composición con continuos e inesperados cambios de ritmo y ambiente (curiosa la parte central jazzy de «saloon» de película de western seguido el solo de Albert con toques neoclásicos), logrados sobretodo por el gran trabajo realizado a la guitarra y la batería.

5.- Fugaz. Tras cuatro canciones tocaba pasar ya a la balada, pero el caso es que lo es a medias, aunque la introducción de piano parece indicarlo. Se van alternando unas partes de balada con una interpretación vocal muy dramática con un medio tempo metalero más contundente. Pero ese aire dramático y triste no se va en ningún momento, dejándote así como con mal cuerpo, algo interesante, porque no todas las canciones heavys tienen que suponer un chute de adrenalina.

6.- Serpientes. Tras la melancolía anterior nos vamos a un acelerado metal que podría haber firmado perfectamente unos Judas Priest. Es obligado destacar la parte del solo, en la que Arias adapta a este contexto la «Póliushko pole», una célebre composición anónima rusa de carácter militar que ha sido muy usada en el cine —aunque a algunos los metaleros puede que les suene la inclusión de algunas partes en el tema «Empress» de Gamma Ray—, y que lo cierto es que queda de fábula.
Aunque estamos ante el tema más previsible y menos original del disco, se agradece la potencia que transmite y el estribillo tan coreable que tiene. Sin duda es una composición que se disfrutará más en concierto.

7.- Las puertas del Infierno. Vamos ahora a otra creación que se sale de la tónica del álbum, y es que estamos ante unos riffs de guitarra con aire a hard rock americano que se combinan con una parte central muy contundente y oscura.
Gustará a los fans de riffs de guitarra alegres y más comerciales.

8.- Sólo un rumor. Más metal de la vieja escuela. Es inevitable no pensar en bandas como Barón Rojo o Medina Azahara al escucharla. Como otros cortes del disco, no estamos ante una composición muy original, pero la interesante letra y el trabajo de guitarra y bajo le dan un plus de calidad.

9.- Nunca. Otro corte de puro heavy metal, deudor de mil bandas, sí, pero dotado de una gran fuerza, nuevamente un genial trabajo de guitarras y ciertos cambios de melodía que lo acercan al progresivo en algunos momentos, consiguen que destaque entre el resto de canciones del álbum.

10.- Mundo sin tiempo. Curioso fin de fiesta. Comenzamos con un riff acústico (a destacar el sonido de esa guitarra acústica) para pasar a una parte en la que la voz canta sobre una guitarra en una melodía de cantautor folkie. No obstante, por la mitad el guión cambia y aparece el grupo en modo hardrockero con un melódico y excelente solo de guitarra.
No es un final de disco muy potente o salvaje pero sí muy arriesgado, ya que aun siendo una gran composición, es bastante diferente al resto de lo escuchado.

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hijos-de-cain-bcn-2016-12

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CONCLUSIÓN

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    Creo que esta es una de las críticas más difíciles que me ha tocado escribir, más que nada porque ha habido un choque continuo entre el aficionado a ciertos géneros musicales con el crítico neutral. Aunque también admito que no existe la crítica neutral ya que todos los que nos dedicamos al periodismo musical lo que hacemos es emitir una opinión en base a un criterio. En cualquier caso, comenzaré comentando lo que creo que es un hecho objetivo fuera de opiniones personales (hecho objetivo paradojicamente refrendado por la opinión personal de bastantes oyentes de nuestro programa): la mezcla del álbum. No pongo en duda la calidad del personal encargado de la mezcla y masterización, pero el sonido resultante no ha sido del todo satisfactorio. Las guitarras y las voces están perfectas, nítidas y con garra. El bajo quizás debería tener algo de mayor presencia pero las baterías adolecen de la potencia necesaria en este tipo de trabajos, pareciendo en muchos momentos una batería programada pero con samplers de hace años, quedando un sonido un tanto sintético, a lo que se suma la repetición de esquemas y escasa originalidad por parte Xavi Castelló, que ojo, no toca mal ni mucho menos, pero apenas hay riesgo en su interpretación, siendo «El beso de Judas», «Un trago más» o «Nunca» sus mejores trabajos en este disco.

    También debo destacar todo el trabajo del libreto. Se agradece la inclusión de todas las letras, pero el tipo de ilustraciones incluidas remiten más a trabajos de bandas como Mägo de Oz así como las fuentes empleadas, etc., no dan la sensación de trabajo 100% profesional (aunque reconozco que por mis manos han pasado CD’s de bandas extranjeras famosas con presupuestos millonarios y toda la presentación tenía peor calidad que esta).

    Y sobre lo que expliqué antes en referencia a mi lucha interna entre el fan y el crítico que intenta ser neutral, se debe a la orientación del álbum. Ese clasicismo del que hacen gala ciertas bandas de metal y que sus seguidores enarbolan como un inalterable dogma de fe me saca de mis casillas, me parece rancio, caduco y el que hace que a día de hoy, bandas jóvenes de metal que incorporan elementos de otros géneros, con una técnica compleja y elaborada, se coman los mocos, mientras que los clásicos tipo Judas Priest que ofrecen el mismo producto desde hace décadas y sigan llenando estadios.
Y por desgracia para mi fan metalero interior, Hijos de Caín juegan en esa liga. Pero por otra parte, el crítico de Guitar Xperience ve en «Mundo sin tiempo» un homenaje a una década entrañable, realizado por músicos que vivieron aquella escena y que saben muy bien cómo darle un plus de autenticidad. Y las nuevas generaciones, acostumbradas a escuchar crossovers musicales, no tienen muchos referentes de metal clásico tan clásico como es el caso en bandas modernas, teniendo que ir a beber a las fuentes originales, y aquí es donde Hijos de Caín puede cubrir ese nicho.

    Por otra parte, hay ciertas «salidas de tono», de irse por otros derroteros, como el hard rock de «Las puertas del Infierno» o el aire de cantautor de «Mundo sin tiempo», cuya parte acústica bien podría haber firmado un Serrat, que muestran otros caminos por donde podría discurrir el nuevo álbum que el grupo ya está grabando.

    Y esa sería mi «paja mental»: no he disfrutado del álbum aún siendo un gran fan del metal pero mi parte profesional me dice que es un trabajo con elementos de gran calidad.

    En cualquier caso, tampoco digo nada nuevo al comentar que hay ciertos grupos cuyo hábitat natural es el directo. En ese caso poco importa toda la parrafada que acabo de soltar, ya que Hijos de Caín son un seguro de vida a la hora de asistir a un concierto. Y con cambio de músicos —manteniéndose el dúo de fundadores— y ampliados a quinteto, ofrecen un directo de gran calidad, con un guitarrista dotado de un sonido excelente, un vocalista que es puro carisma escénico y tres músicos más —Jordi Vera al bajo, Willy L. Aguado a la batería y Pedro L. López a los teclados—, que han sabido dotar de una nueva energía a estos temas, tal y como se comentó en la crítica de su concierto debut, cuyo enlace tenéis al comienzo del artículo.

    Muchas ganas tengo de escuchar el nuevo trabajo. Pero muchas.

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Hijos de Caín interior

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TEXTO: Albert Sanz
FOTOS MÚSICOS: Juan José Cañuelo

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