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CONCLUSIÓN
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Creo que esta es una de las críticas más difíciles que me ha tocado escribir, más que nada porque ha habido un choque continuo entre el aficionado a ciertos géneros musicales con el crítico neutral. Aunque también admito que no existe la crítica neutral ya que todos los que nos dedicamos al periodismo musical lo que hacemos es emitir una opinión en base a un criterio. En cualquier caso, comenzaré comentando lo que creo que es un hecho objetivo fuera de opiniones personales (hecho objetivo paradojicamente refrendado por la opinión personal de bastantes oyentes de nuestro programa): la mezcla del álbum. No pongo en duda la calidad del personal encargado de la mezcla y masterización, pero el sonido resultante no ha sido del todo satisfactorio. Las guitarras y las voces están perfectas, nítidas y con garra. El bajo quizás debería tener algo de mayor presencia pero las baterías adolecen de la potencia necesaria en este tipo de trabajos, pareciendo en muchos momentos una batería programada pero con samplers de hace años, quedando un sonido un tanto sintético, a lo que se suma la repetición de esquemas y escasa originalidad por parte Xavi Castelló, que ojo, no toca mal ni mucho menos, pero apenas hay riesgo en su interpretación, siendo «El beso de Judas», «Un trago más» o «Nunca» sus mejores trabajos en este disco.
También debo destacar todo el trabajo del libreto. Se agradece la inclusión de todas las letras, pero el tipo de ilustraciones incluidas remiten más a trabajos de bandas como Mägo de Oz así como las fuentes empleadas, etc., no dan la sensación de trabajo 100% profesional (aunque reconozco que por mis manos han pasado CD’s de bandas extranjeras famosas con presupuestos millonarios y toda la presentación tenía peor calidad que esta).
Y sobre lo que expliqué antes en referencia a mi lucha interna entre el fan y el crítico que intenta ser neutral, se debe a la orientación del álbum. Ese clasicismo del que hacen gala ciertas bandas de metal y que sus seguidores enarbolan como un inalterable dogma de fe me saca de mis casillas, me parece rancio, caduco y el que hace que a día de hoy, bandas jóvenes de metal que incorporan elementos de otros géneros, con una técnica compleja y elaborada, se coman los mocos, mientras que los clásicos tipo Judas Priest que ofrecen el mismo producto desde hace décadas y sigan llenando estadios.
Y por desgracia para mi fan metalero interior, Hijos de Caín juegan en esa liga. Pero por otra parte, el crítico de Guitar Xperience ve en «Mundo sin tiempo» un homenaje a una década entrañable, realizado por músicos que vivieron aquella escena y que saben muy bien cómo darle un plus de autenticidad. Y las nuevas generaciones, acostumbradas a escuchar crossovers musicales, no tienen muchos referentes de metal clásico tan clásico como es el caso en bandas modernas, teniendo que ir a beber a las fuentes originales, y aquí es donde Hijos de Caín puede cubrir ese nicho.
Por otra parte, hay ciertas «salidas de tono», de irse por otros derroteros, como el hard rock de «Las puertas del Infierno» o el aire de cantautor de «Mundo sin tiempo», cuya parte acústica bien podría haber firmado un Serrat, que muestran otros caminos por donde podría discurrir el nuevo álbum que el grupo ya está grabando.
Y esa sería mi «paja mental»: no he disfrutado del álbum aún siendo un gran fan del metal pero mi parte profesional me dice que es un trabajo con elementos de gran calidad.
En cualquier caso, tampoco digo nada nuevo al comentar que hay ciertos grupos cuyo hábitat natural es el directo. En ese caso poco importa toda la parrafada que acabo de soltar, ya que Hijos de Caín son un seguro de vida a la hora de asistir a un concierto. Y con cambio de músicos —manteniéndose el dúo de fundadores— y ampliados a quinteto, ofrecen un directo de gran calidad, con un guitarrista dotado de un sonido excelente, un vocalista que es puro carisma escénico y tres músicos más —Jordi Vera al bajo, Willy L. Aguado a la batería y Pedro L. López a los teclados—, que han sabido dotar de una nueva energía a estos temas, tal y como se comentó en la crítica de su concierto debut, cuyo enlace tenéis al comienzo del artículo.
Muchas ganas tengo de escuchar el nuevo trabajo. Pero muchas.
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TEXTO: Albert Sanz
FOTOS MÚSICOS: Juan José Cañuelo
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