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FICHA
- Artista: Marcus Miller
- Sello: Blue Note Records
- Año: 2.018
- Estilo: Jazz, smooth jazz, funk, soul, pop, hip hop, chill out
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
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Nivel de técnica: 8/10
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Velocidad: 6,5/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 7,5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Nivel resto de músicos: 9,5/10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 10/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
- PUNTUACIÓN: 8,4/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 7/10
- Nivel de feeling: 10/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 6/10
- PUNTUACIÓN: 8,25/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 8,3/10
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INTRODUCCIÓN
2.018 significó la última, hasta el momento, aventura musical de uno de los más grandes del bajo eléctrico, acompañante privilegiado durante años de la leyenda Miles Davis y por méritos propios, mito del citado instrumento y del jazz contemporáneo.
En «Laid black», segunda grabación para el prestigioso sello Blue Note Records, Miller nos trae de nuevo su habitual jazz mezclado con funky, soul y algunas notas de pop, como no podía ser de otro modo, aunque en esta ocasión se ha rodeado de algunos famosos de gran pedrigee, como el trompetista Trombone Shorty, el guitarrista y cantautor Jonathan Butler, la vocalista Selah Sue y el extraordinario grupo a capella, Take 6.
¡Nivelazo asegurado!
Además de estos músicos famosos, también cuenta con la colaboración de compañeros habituales en sus proyectos, como Adam Agati —guitarra—, Alex Bailey —batería y percusión— o Cliff Barnes —piano—.
El propio Miller, además de tocar como es habitual en él, bajo, trompeta y clarinete, se ha encargado de algunas guitarras rítmicas, teclados y coros.
«Laid black» apareció a principio de junio de 2.018, pero tuvo una producción larga, grabándose en diez estudios norteamericanos y uno belga, a lo largo de un año, y aprovechando la inminente visita del bajista este próximo 29 de mayo dentro de la programación del Guitar BCN, os traemos hoy la crítica a dicho trabajo.
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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1.- Trip trap. No es raro encontrarnos con un álbum de estudio que contenga un bonus track en directo al final, como un regalo. Lo que sí es raro abrir un álbum de estudio con un tema inédito pero grabado en directo.
En esta ocasión nos encontramos con el clásico jazz funk de nuestro protagonista, aderezado con elementos de hip hop, y que sirve para que aporte esos diálogos siempre interesantes entre vientos y bajo eléctrico.
Resulta destacable su solo de bajo, no tan sólo por la parte técnica, sino por el sonido distorsionado y calculadamente sucio que tiene en algunos pasajes.
2.- ¿Qué será, será? El clásico de la música melódica norteamericana que popularizó en su día Doris Day, es adaptado por Miller en conjunción con la vocalista Selah Sue en una versión que toma muchos elementos de la versión en clave de balada soul que grabaron en los 70 los Sly and the Family Stone.
La mezcla de las dos versiones da lugar a una balada con mucha fuerza y un derroche de técnica y expresividad tanto de Miller como de Sue.
A destacar también el tremendo solo de Adam Agati; es cierto que en esta canción no pegaba un solo tan agresivo, pero no puedo evitar disfrutar con un solo de guitarra con su buena dosis de mala leche y tan bien ejecutado como el que incluye esta canción.
3.- 7-T’s. Trombone Shorty hace su aparición en el álbum en este tema, que comienza con un tremendo groove de bajo que demuestra porque Marcus Miller está donde está.
Es imposible no destacar la línea de batería de Alex Bailey, entre jazz y rock y con un ritmo de lo más contagioso.
Tal vez no nos encontremos ante una canción de una complejidad composicional tremenda, pero la sorprendente intensidad rockera que aportan Miller, Bailey y Shorty da lugar a una de las mejores canciones para ser disfrutadas en directo de este trabajo.
4.- Sublimity «Bunny’s» dream. La influencia de la música africana que inspiró a su magnífico y anterior trabajo, «Afrodeezia» —crítica aquí—, aparecen de nuevo en esta maravillosa canción.
Creada como un tributo a sus antepasados y el legado tribal de éstos en Sudáfrica, Miller, junto con el precioso aporte vocal de Jonathan Butler, dan forma a una preciosa y emotiva balada en la que conviven sin problema el jazz norteamericano y los ritmos africanos y caribeños.
5.- Untamed. Pasamos ahora a un simple pero efectivo ritmo de slap que sobrevuela sobre una base de música electrónica/chill out. Pese a esto que acabo de decir, el sonido de batería acústico y la sección de vientos encajan a la perfección sin sonar extraños.
También hay que destacar el magistral solo de bajo con bajo fretless de Miller y el de piano de Cliff Barnes. Brutal.
6.- No limit. En el ecuador del disco, se nos presenta este divertido corte, muy funky y vacilón, que sin ser de lo mejor que le hemos escuchado, su melodía y el acompañamiento de vientos te harán esbozar una sonrisa.
7.- Someone to love. Cliff Barnes y Marcus Miller dan inicio a esta nueva balada, con Barnes creando un precioso acompañamiento de piano sobre el que solea con bajo fretless, Miller, a los que se une Bailey a la batería y percusión y Butler a la voz y la guitarra española.
Si esta canción no te emociona, es que no eres humano.
8.- Keep’ em runnin’. Cuando llegamos a la recta final, Marcus Miller y su banda nos presentan una versión del «Runnin'» de Earth, Wind & Fire, composición del 77 que oscilaba entre el funky y el rock progresivo de la época, que aquí se transforma en el concepto que tiene Miller de cómo ha de sonar la fusión de jazz y hip hop.
El resultado en esta ocasión es una canción que encaja en la tónica del disco, pero que queda a bastante distancia de la original.
9.- Preacher’s kid. El álbum finaliza con una nueva versión, pero si comenzamos de forma extraña, con un tema en directo, ahora lo hacemos también de modo extraño, con una versión de un tema original… ¡¡del propio Marcus Miller!!
En efecto, «Preacher’s kid» apareció en «Afrodeezia», álbum que sólo tiene cuatro años. En esta ocasión, los elementos africanos son sustituidos por algo más de espiritualidad gospel, al entrar en acción los miembros de Take 6.
No obstante, las melodías y la estructura de la original siguen presentes, por lo que si te gustó aquella, también disfrutarás esta.
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CONCLUSIÓN
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Sin duda, Marcus Miller tiene la clave del éxito: mezclar el smooth jazz más ligero con soul, pop y hip hop, pero a la vez introduce sección de vientos jazzeros al más alto nivel y toques de virtuosismo tanto de bajo como de batería. De este modo contentamos tanto a los medios especializados en jazz, las radios comerciales y a los amantes de la técnica instrumental.
Las sensaciones son las mismas que me dejaron tanto «Renaissance» —link aquí— como «Afrodeezia»: gran calidad pero más de lo mismo. Para nada es un mal disco, es más, este disco tendría que ser la envidia de muchos músicos y el espejo en que mirarse, pero teniendo en cuenta que uno de los iconos más grandes de la historia del jazz y de la historia de la música en general, como fue Miles Davis, decía que nunca había conocido a músico más impresionante que Miller, queda claro que este «Laid black» sabe a poco y que su autor puede hacer mucho más. Y no sólo es lo que decía Davis de él, es que personalmente, en 2.011 me dejó muy impactado su «A night in Monte-Carlo», álbum que aparecerá más adelante en la sección «Guitar Classics» de nuestro programa Guitar Xperience, y opino que con dicho trabajo plantó un listón tan alto que será difícil superarlo de nuevo.
No obstante, insisto, el que afirme que este «Laid black» sabe a poco no significa que sea un mal disco, para nada: es una joya con una producción de lujo, una mezcla de audio impresionante y además, los que sean amantes de la técnica, disfrutarán de lo lindo tanto con el propio Marcus Miller como con las evoluciones de un auténtico monstruo como es el baterista Alex Bailey, pero sí que dentro de la discografía de este artista pues eso… que sabe a poco.
En cualquier caso, está claro que recomiendo su escucha así como la asistencia a la sala BARTS de Barcelona el próximo 29 de mayo, en la que será —por el momento— la única visita a España en 2.019 de este mago de las cuatro cuerdas. .
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TEXTO: Albert Sanz
FOTOS: Web del artista
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