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FICHA
- Artista: Sons of Apollo
- Sello: Inside Out / Sony Music
- Año: 2.019
- Estilo: Metal progresivo, metal alternativo, rock progresivo, heavy metal, hard rock
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
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Nivel de técnica: 7/10
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Velocidad: 8/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 10/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 2/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 8/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 9/10
- PUNTUACIÓN: 8,3/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 9/10
- Nivel de feeling: 10/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 7/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 9/10
- PUNTUACIÓN: 9/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 8,5/10
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INTRODUCCIÓN
Hace pocos días, os hablamos en esta noticia sobre el anuncio doble y simultáneo que nos había llegado a la redacción: el supergrupo progresivo Sons of Apollo, formado por Mike Portnoy, Derek Sherinian, Jeff Scott Soto, Billy Sheehan y Ron «Bumblefoot» Thal, lanzarán al mercado su segundo álbum en enero y para marzo, cortesía de Madness Live! Productions, tendremos gira española.
Aprovechando esa situación, adelantamos la crítica a publicar del que fue el segundo trabajo del grupo, un directo muy especial. Aparecido este pasado 30 de agosto, el lanzamiento recoge el concierto realizado y grabado el 22 de septiembre de 2.018 en el magnífico teatro romano de Plovdiv, Bulgaria.
Resulta curioso que un grupo con un sólo trabajo en el mercado se lance a editar un directo, pero también es verdad que todos ellos han tocado en tantas bandas, que material en forma de covers tienen para parar un tren, aunque al final de proyectos paralelos sólo versionaron a Dream Theater.
La manera de rellenar esto ha sido con versiones y alguna de ellas bastante inesperada para un grupo de metal progresivo moderno.
SOA además se hicieron acompañar de músicos locales, reconvertidos para la ocasión en The Plovdiv Psychotic Symphony, consiguiendo así un plus de interés previo.
El trabajo salió en varios formatos, como triple CD, triple CD + DVD, triple CD + BluRay, BluRay sólo, triple CD + DVD + BluRay + Artbook y audio en descarga digital.
La versión que analizaremos en esta crítica es la del triple CD.
Sobre el proyecto en sí y antes de comenzar con el análisis de canciones, os dejo con el comentario del Mike Portnoy:
«Todo estaba alineado esa noche: un absolutamente precioso anfiteatro romano y una tarde perfecta de verano, un repertorio de material de Sons Of Apollo, y otro set de versiones muy especiales, y ya para rematar el tocar con una orquesta sinfónica y con coro.
Fue mágico para todo el mundo que estuvo allí y ahora podemos inmortalizarlo en un increíble pack en directo. Este pack llevará un jugoso souvenir que captura el primer año de la banda en gira, mientras nos enfocamos en el que será nuestro segundo disco y que tiene prevista su fecha de salida en enero de 2020.»
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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CD 1
1.- God of the sun. Igual que en «Psychotic symphony», el grupo da inicio al concierto con la que era la canción más larga del disco.
La enloquecida intro de guitarra y teclados es prácticamente idéntica y se mantiene ese estilo mezcla de Yngwie Malmsteen con progresivo.
Soto está tremendo, comenzando su actuación con ganas y fuerza.
Sorprende que en la parte más ambiental y relajada de la mitad, no entre la orquesta, al ser un pasaje que se prestaba a ello, pero seguimos teniendo el protagonismo de Sherinian igual que en el álbum de estudio.
2.- Signs of the time. El muy agresivo y nu metalero riff de inicio suena igual de duro que en estudio, pero aquí notamos mucha más presencia de Mike Portnoy apoyando a los coros en los estribillos e incluso realizando segundas voces junto a Soto.
Tanto Sherinian con su enloquecido solo como Thal con el suyo, más melódico y fusionero, están soberbios en sus momentos de lucimiento técnico.
Por otra parte, resulta simpático el detalle de que en el 5:38, tras el solo de éste, Soto cambia la letra para explicar quien acaba de tocarlo, pero cantándolo como si fuera la letra normal.
A destacar también que de nuevo tras el solo, Thal decide apoyar en la voz a Soto igual que venía haciendo Portnoy, pero añadiendo unos falsetes bestiales que casi tapan la voz del vocalista principal.
3.- Divine addiction. El más que evidente homenaje que supuso este corte a Deep Purple, aparece como la tercera de las canciones del concierto. Pese a los elementos orquestales que contiene, vuelve a ser Sherinian quien controla este tema, interpretando las líneas con el sonido de Hammond así como lanzando los samplers orquestales.
Al margen de esto, todo el grupo ralla a gran altura, como no podía de ser de otro modo, pero es obligado destacar a un Billy Sheehan que va modificando algunas de las líneas grabadas en el disco, enfatizando su clásico estilo «rítmico solista», y que también tendrá su momento de protagonismo con un breve pero espectacular solo de bajo.
Bumblefoot se une aún más a la fiesta cantando a dúo los estribillos finales con un tono rockero vocal tremendo, reclamando su protagonismo vocal en algún tema de futuros trabajos.
4.- That metal show theme. Empalmando con la anterior, pasamos ahora a una composición breve de Ron Thal, de menos de un minuto, muy hardrockera, en la que nos deleita con un buen solo de guitarra y en la que Billy Sheehan también está de lo más contundente.
5.- Just let me breathe. Y también sin descanso, el grupo se lanza a la primera de las versiones, siendo Dream Theater el grupo versionado en esta ocasión.
Como es lógico, tanto Sherinian como Portnoy se encuentran como pez en el agua, pero resulta curioso cómo Thal y Sheehan se llevan a su propio y personal terreno el sonido de otros dos grandes de la talla de Petrucci y Myung.
De nuevo, Thal también reclama su puesto como vocalista cantando con pericia una sección de la canción.
BRUTAL.
6.- Billy Sheehan bass solo. Y sin descanso para el público que estuvo en el concierto o para quien esté escuchando el CD, Billy Sheehan se lanza a por su solo de bajo eléctrico.
Poco a destacar para quien ya le conozca: hipervelocidad tanto a tapping, dedos y ligados, fragmentos de tapping polifónico, melodía, locura y mucho shred.
Nada que nos pueda sorprender a estas alturas pero sigue siendo un placer escuchar a este hombre como solea.
7.- Lost in oblivion. Pasamos ahora a la que fue, al menos para mí, la canción menos inspirada de su álbum debut. Algo más de cuatro minutos de puro metal, con Soto cantando de una forma muy expresiva y agresiva, alejado de su melodía habitual, pero que dejaba con sensación de déjà vu, como si fuera un refrito de ideas y riffs escuchados a lo largo del disco.
Sin embargo, lo que no acababa de funcionar en un contexto de escucha del álbum, en directo funciona a la perfección, además con la inclusión de un pequeño y muy progresivo fragmento instrumental por la mitad, lográndose una auténtica experiencia para hacer headbanging como un loco.
8.- Jeff Scott Soto solo spot (The prophet’s song / Save me). Tras cinco canciones seguidas del tirón, pasamos ahora a Portnoy presentando a Soto. Éste dedica un speech a Bulgaria, afirmando que es su segunda casa, para pasar a continuación a un juego cantando e invitando a cantar al público —que recuerda mucho a lo que hacía Freddie Mercury—, cantando luego en búlgaro y pasando después a una sección espectacular haciendo una especie de duelo vocal consigo mismo a base de delays largos.
Cerca del quinto minuto se incorpora Ron Thal a la guitarra y ambos pasan a hacer un doble homenaje a Queen, interpretando los dos «The prophet’s song» y «Save me».
Aunque Jeff Scott Soto pueda parecer un músico con un registro diferente, se acopla a la perfección al estilo de Queen y de Mercury, notándose la experiencia ganada como vocalista de la gira Queen Extravaganza durante 2.012.
Genial es quedarse corto.
9.- Alive. Thal sigue acompañando de forma relajada a Soto, tocando los acordes de la que fue la dramática balada del álbum debut. Cerca del primer minuto, entra Sherinian al teclado y ya posteriormente, el grupo entero.
En esta ocasión tiene mucho protagonismo el acompañamiento de sintetizador, pero seguimos sin ver aparecer a la orquesta, cuando esta es otra composición perfecta para un grupo de rock y orquesta.
Como en el original, muy buenas las segundas voces de Pornoy, que se complementan en esta ocasión con las de Thal.
10.- The Pink Panther theme. Llegamos ahora al momento más divertido del concierto, con una reinterpretación del clásico tema de Henry Mancini. La versión es casi instrumental, jazzística aunque con su toque rockero y con Ron Thal como maestro de ceremonias, tocando la célebre melodía con su guitarra, e incluso añadiendo un espectacular solo fusionero y virtuoso en su mitad.
11.- Opus maximus. Es llamativo el hecho de que este primer tramo del concierto comenzó con la canción que abría «Psychotic symphony» y terminará con la que lo cierra.
Metal progresivo con toques de stone rock que mezcla pasajes oscuros y misterioros con otros muy melódicos, relajantes y de gran belleza, dan lugar a una obra no apta para todos los gustos.
Bumblefoot y Sherinian puede parecer que son los que más se lucen en sus respectivos solos, pero no se puede obviar el difícil y exigente acompañamiento rítmico realizado por Sheehan y Portnoy.
Uno de los temas más complicados de trasladar al directo, pero que se salda con un 10.
CD 2
1.- Kashmir. Tras la tanda de temas propios pasamos ahora a escuchar una versión de Led Zeppelin. Derek Sherinian apoya con su sintetizador a la Plovdiv Psychotic Symphony, que por fin hace acto de presencia en el concierto.
Resulta interesante escuchar a guitarra, bajo, violines y contrabajos tocar al unísono los míticos acordes de esta mítica canción.
Quien, contra todo pronóstico no termina por convencerme es Jeff Scott Soto, que además de cantar en un tono más agudo de lo habitual, intenta hacerlo de un modo teatral, tal y cual hacía Robert Plant en la versión original, pero que por alguna razón no le acaba de salir bien. E incluso, tiene unas frases finales gritando de forma muy rockera en la que bordea peligrosamente por la desafinación.
Al menos, el grupo y la orquesta clavan la parte instrumental.
2.- Gates of Babylon. Rainbow es la siguiente banda en ser homenajeada tocando este clásico entre clásicos del heavy metal. Sherinian da paso al grupo tras una intro de sintetizador excelente. Además de escuchar a un Portnoy muy contenido, Soto vuelve a darnos una de cal y una de arena. Está perfecto en su interpretación, y eso que vuelve a ser una del tipo teatral, pero en los estribillos parece que intente imitar a Ronnie James Dio y de nuevo se le escucha forzado y a punto de desafinar. Es extraño, porque a la que se olvida de intentar imitar y de cantar como él mismo, entonces lo hace perfecto, encajando muy bien, además, con la composición original.
Ron Thal también está perfecto, interpretando los solos a su estilo más pirotécnico, pero buscando un sonido muy similar al de Ritchie Blackmore.
3.- Labyrinth. SOA vuelven a por un tema propio, siendo apoyados en esta ocasión por la orquesta —ya lo era en la versión de estudio, pero con samplers—.
La canción es una de las más deudoras de Dream Theater del álbum, con una ambientación oscura y varios cambios de ritmo durante la misma. A destacar en especial a Thal, siendo uno de los pocos guitarristas en la actualidad que se atreven a tocar riffs de metal pesado con guitarra fretless, sustituyendo la técnica de bendings por pequeños deslizamientos, consiguiendo así un sonido muy especial.
A quien también debo destacar negativamente es a Soto. Si bien canta a un buen nivel, tiene partes en las que se le ve más forzado tal y como en las dos ocasiones anteriores. Llegados a este punto, no queda más remedio pensar en que debió llegar a esta parte del set cansado y eso se acabó notando en su interpretación.
Por cierto, también tenemos acompañamiento orquestal, aunque muy en segundo plano.
4.- Dream on. Si nos estamos encontrando a un Jeff Scott Soto no muy acertado en este segundo CD, miedo da pensar en lo que va a hacer (o sufrir) cuando llegue a esa parte en la que todos estamos pensando. Y es que la interpretación de Steven Tyler en este clásico de Aerosmith es de lo más exigente.
La orquesta en esta ocasión tiene mucho peso, realizando un acompañamiento maravilloso que le va de perlas a esta composición y el resto del grupo se muestra sobrio y pegado a la partitura original (aún así, Portnoy no puede evitar añadir algunos fills de cosecha propia).
Y sí, por desgracia, Soto no es capaz de cantar esa parte tan conocida y compleja, haciéndolo realmente mal.
Una lástima.
5.- Diary of a madman. Sorprendente e inesperada es esta versión, ya que cuesta imaginar a un grupo de metal progresivo moderno, a una orquesta sinfónica y a un coro meterse en los terrenos de folk rock y psicodelia post setentera de Ozzy Osbourne. Pero aún así, todo suena perfecto (sí, Jeff Scott Soto también) y acaba siendo una de las mejores y más épicas versiones de este segundo CD.
6.- Comfortably numb. Nos vamos ahora a la maravillosa pieza de Pink Floyd, que comienza tras un speech de Mike Portnoy, en el que menciona que tanto la banda como la canción forman parte de su vida y lo mucho que le gustan —de hecho, tanto en Dream Theater como en otros proyectos en directo en los que ha participado la ha tocado—.
El virtuoso baterista toma el protagonismo vocal en el comienzo, haciéndolo de una forma relajada y dulce, para dar paso a un Soto al estribillo que también está perfecto.
Thal complementa los coros añadiendo una tercera voz. Respecto a los solos de David Gilmour, éste se pega a la partitura moviéndose poco del original (salvo para algunas carreras en las que pone la velocidad punta).
7.- The show must go on. Volvemos a Queen con esta magistral y dramática balada. En la parte inicial, tenemos a la orquesta, a Sheehan y a Soto en absoluto estado de gracia. Por desgracia, volvemos a tener a dos Soto‘s en la canción: uno entregado, expresivo y que emociona y capta a la perfección el mensaje que en su día quiso transmitir Freddie Mercury, y otro que se muestra cansado en las frases más altas y a mayor volumen.
Por lo demás, todo el grupo está genial, Sheehan demuestra que también sabe contenerse y la orquesta le da un plus de potencia y dramatismo a esta magnífica pieza.
8.- Hell’s Kitchen. Encaramos la recta final con la preciosa balada de Dream Theater del gran «Falling into infinity». Pese a ser un tema hermoso y relajado, Thal se pone las pilas y solea como sino hubiera un mañana, igual que Petrucci en la versión original. La segunda parte, algo más movida, tiene a un Sherinian y un Sheehan muy entregados.
Gran versión de esta pieza instrumental que une a partes iguales, belleza, melodía y virtuosismo instrumental.
9.- Derek Sherinian keyboard solo. Si bien, Sherinian es parte fundamental en el sonido del grupo y está omnipresente (no en vano, es el cofundador) y no requeriría de un solo, aquí lo tenemos en su momento protagonista de casi nueve minutazos.
Y la verdad, es un solo de lo más variado que no se hace para nada largo ya que tenemos una intro aflamencada, homenajes a Van Halen (nunca habrás escuchado un simulacro de tapping guitarrístico en teclado tan bueno) así como una parte final épica y cinematográfica.
Menudo talento.
10.- Lines in the sand. El teclista da paso a esta nueva versión como si fuera una extensión del solo que venía tocando, hasta que entra la reconocible melodía de esta composición de Dream Theater.
Perfecto cierre a esta sección del concierto, con un Soto que parece haberse recuperado casi del todo y un grupo que está sensacional.
CD 3
1.- Bumblefoot guitar spot. El tercer y último disco es, contra todo pronóstisco el más corto de todos, contando sólo con tres canciones y sólo la tercera llega a diez minutos.
Este solo de Thal es bastante breve, de apenas tres minutos, cuenta con algo de speech por su parte y es una paranoia bastante extraña que combina mucho tapping, legatto y homenaje a Eddie Van Halen.
Nada del otro mundo para ser su momento de lucimiento y sinceramente, ha tenido mejores solos a lo largo del concierto que no este en el que se supone que es el protagonista.
2.- And the cradle will rock. Buena versión que aparece empalmada al solo anterior. En este caso son Van Halen los protagonistas. Thal también se anima a hacer coros y entre todos consiguen una interpretación muy potente.
En cuanto a solos, Thal clona por momentos a la perfección el estilo de Eddie para luego embarcarse en un espectacular duelo de solos con su compañero Sheehan.
3.- Coming home. El concierto finaliza con el que fue el single de presentación del álbum debut. Una perfecta mezcla de metal alternativo, metal progresivo y stone rock.
En esta ocasión, la canción se alarga hasta casi los diez minutos. La primera mitad es la canción tal cual pero después añaden durante varios minutos un juego entre Soto y el público, incluso llegando a cantar el estribillo sin micrófono.
Una vez pasada esta parte divertida el grupo retoma la potencia del estribillo y terminan de modo muy metalero tan épico concierto.
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CONCLUSIÓN
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Tremendo y muy disfrutable es este trabajo de los SOA. Como buen supergrupo que son, demuestran carisma y técnica al más alto nivel y no tienen problema en afrontar piezas complejas, tanto propias como ajenas. Y además suenan y se ven como un grupo unido y no como un conjunto de músicos individuales. Aunque esto posiblemente sea debido a que —a excepción de Ron Thal—, entre ellos ya han colaborado en multitud de ocasiones a lo largo de los años.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y en mi opinión, Jeff Scott Soto no está al nivel que se le presupone siempre. Genial en los temas propios pero en la mayoría de versiones, como he ido apuntando, no da la talla (en especial, en la versión de Aerosmith). Cuando un grupo prepara un concierto que va a ser grabado, suele hacerlo de un modo especial. Intentan ir lo más descansados posible, evitando tener otras fechas o compromisos en días anteriores y ensayando más de lo habitual. En cambio, aquí vemos y oímos a un Soto cansado y con algunos problemas de voz. No es un tema de desafinación, porque no desafina en momento alguno, pero sí de no poder afrontar ciertos pasajes. Y es una lástima en alguien que, como Jorn Lande o Russell Allen, tiene fama de ser uno de los mejores y más versátiles cantantes de hard rock y heavy metal en la actualidad.
Aunque esto también habla bien a su favor. ¿Cómo? Pues que si analizamos bien la situación, está claro que ellos saben lo que ha pasado. Ellos y la discográfica habrán escuchado el álbum antes de lanzarlo y sin embargo, lo han hecho así. ¿Cuantos músicos en la actualidad no habrían editado la voz con AutoTune para que pareciera que han cantado de muerte? El AutoTune no sólo se usa en estudio, sino en directo mucho más de lo que creemos, y sin embargo, aquí tenemos a un cantante prestigioso que no ha dado la talla en ciertos momentos y que aún así, no se esconde.
¿Es una tomadura de pelo lanzar a la venta un producto «defectuoso» o un acto de valentía? No lo tengo muy claro —estaré encantado de leer vuestros comentarios al final del artículo—, pero no es menos cierto que es una situación muy atípica, ya no sólo entre músicos de élite, sino en músicos de cualquier nivel.
Por otra parte, me veo obligado a recalcar que no han sido honestos a la hora de anunciar el álbum, ya que eso de «directo con orquesta» no ha sido así ni mucho menos, apareciendo ésta en algo menos de la mitad de las canciones y casi siempre en versiones, cuando en algunas de las composiciones propias se prestaban a su incorporación.
Es verdad que cuando aparece se nota, pero claro, uno escucha o sobretodo, ve en el DVD o BluRay al grupo tocando en un entorno tan maravilloso y no ve a la orquesta y da la sensación de «pues para eso que toquen en otro sitio».
Respecto a cómo se ha presentado este álbum, también quería comentar algo que me ha llamado la atención. Da igual la versión que compres, que siempre lleva tres CD’s. Sin embargo, el primero dura algo más de sesenta y ocho minutos, el segundo setenta y dos y el tercero no llega a dieciocho. Y si bien, todas las canciones habrían cabido en dos discos (bien «apretados», eso sí), lo hacen en tres y así se encarece el precio.
Puedo entender que los tres funcionan como método de división del repertorio. Uno sería para temas propios y alguna versión, otro casi todo de versiones y el tercero haría las veces de bises y despedida. Así lo he entendido y parece que se debe a un criterio artístico, pero podrían haber incluido algo más de material en forma de bonus tracks, tipo alguna demo de «Psychotic symphony» o algún avance del próximo álbum. Todo con tal de que tras meter el CD en la bandeja del reproductor y leer la duración y cantidad de cantiones no te quedaras con cara de tonto.
Sobre temas técnicos, el sonido está a la altura de su precedesor y ha sido muy bien cuidado, sonando contundente pero huyendo de la loudness war tan habitual. Tan sólo pondría una pega que en sí no es muy molesta tampoco: el bajo de Billy Sheehan está algo por encima de lo que debería estar en la mezcla. Y claro, como es un bajista atípico que le gusta jugar y modificar las partes rítmicas, a veces la atención se desvía hacía él en concreto en vez de escuchar todo el conjunto.
En resumen, aún con los contras que he explicado, no deja de ser un trabajo muy disfrutable, con momentos en los que están todos ellos en estado de gracia, con virtuosismo, potencia metalera a la par que melodía rockera, una buena dosis de shred para los que busquen sensaciones fuertes y un Ron Thal que reclama el puesto de vocalista aunque sólo sea en una canción del próximo trabajo.
¡Qué ganas tengo de volverlos a ver en directo y catar su nuevo trabajo de estudio!
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TEXTO: Albert Sanz
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