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FICHA
- Artista: Cory Wong & Dirty Loops
- Sello: Autoproducción
- Año: 2.022
- Estilo: Jazz, acid jazz, jazz fusión, funk, pop, soul, EDM, tecno
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
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Nivel de técnica: 10/10
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Velocidad: 8/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 10/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 10/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
- PUNTUACIÓN: 9,2/10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 9,5/10
- Nivel de feeling: 10/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 9,5/10
- PUNTUACIÓN: 9,75/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 9,5/10
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INTRODUCCIÓN
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Tras la crónica del concierto de Dirty Loops en Barcelona —enlace aquí— y la crítica a “Phoenix”, segundo trabajo de la banda —enlace aquí—, hoy hablaremos de “Turbo”, último trabajo hasta la fecha del grupo. Por otra parte, si quieres conocer a fondo a la banda y mis impresiones respecto a su espectacular debut, “Loopified”, tenéis este otro enlace en la sección “Nuevos Valores” publicada en 2.014.
En esta ocasión, el protagonismo y titularidad del álbum no se ciñe sólo a los suecos, sino que éste viene firmado como Cory Wong & Dirty Loops. ¿Y quien es Cory Wong? Pues debo admitir que al margen de haber visto a este señor como invitado junto a Tim Henson de Polyphia en un videoclip de Plini no conocía nada más. Y de hecho, pensaba que sería un músico adscrito a estas nuevas corrientes guitarreras de progresivo, math metal o neo soul. Y nada más lejos de la realidad: el hombre es una máquina de crear ritmos funkys, con una mano derecha con vida propia capaz de crear el groove más contagioso y, sin duda, un digno sucesor para el maestro del género Nile Rodgers.
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Haciendo una biografía rápida, decir que además de tocar guitarra, bajo y piano, es productor y comenzó su carrera profesional a los 20 años tocando jazz en diversas bandas de Nashville. En 2.013, esa escena se le quedó corta por lo que amplió sus miras hacia el blues, el soul y el rhythm & blues, colaborando con varios músicos de The New Power Generation, la banda de Prince. De ahí le salió la oportunidad de colaborar con Vulfpeck, banda que desde 2.011 se ha convertido en la contrapartida estadounidense a los míticos Mezzoforte, y una oportunidad que le hizo darse a conocer a nivel masivo en la industria.
Desde entonces, su currículum discográfico se ha disparado a unos niveles ciertamente impresionantes: seis álbumes con Vulfpeck, doce en solitario, cinco con The Fearless Flyers y un par más con los músicos Jon Batiste y Dave Koz.
Además de eso, desde 2.021, Fender dispone en su catálogo de una Stratocaster signature con las especificaciones del bueno de Wong, Nada mal para alguien que aún no ha cumplido los 40 años.
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El álbum que nos ocupa hoy, “Turbo”, fue lanzado en 2.022 y se trata también de una autoproducción, como lo fue “Phoenix”. Y no deja de ser algo raro el que músicos así tengan que, como diríamos en España, “buscarse las habichuelas” debido a que ninguna major quiera apostar por ellos. Algo aún más sangrante teniendo en cuenta el currículum nombrado de Cory Wong y que el exitoso “Loopified” fue lanzado en su momento por Verve, filial de Universal.
Siete canciones forman este álbum, cinco de ellas instrumentales y una de las dos vocales se trata de una versión de un tema mítico no, lo siguiente. Las seis restantes firmados en letra y música por Wong y los Loops. Cabe destacar también la colaboración de una sección de viento de cinco miembros acreditados en todos los temas, por lo que esto tiene pinta de que vamos a tener mucho jazz y funky en detrimento del pop o la electrónica, y vamos, que si es así, no seré yo quien se queje.
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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1.- Follow the light. Comenzamos de forma brutal con un redoble en el que interviene la sección de vientos, Wong y Dirty Loops (genial que Henrik Linder haga volar sus dedos con tapping sobre el bajo).
El resto del tema se basa en el estándar del sonido Dirty Loops, sólo que con el añadido de esa guitarra rítmica eléctrica y la sección de viento. Sin embargo, toda sensación de dejá vù se pasa cuando entra el estribillo, sino el mejor, uno de los mejores que nos han traído los suecos hasta ahora.
Por último, el bajista nos deleita con un magistral solo que incluye carreras sobre el mástil mientras usa un pedal de whammy y un furioso slap.
¡Imposible concebir una mejor forma de iniciar el disco!
2.- Turbo. Nos metemos en terrenos de puro funky con elementos de jazz fusión, en una composición instrumental que posee una más que obvia influencia de Vulfpeck y Mezzoforte. En esta ocasión Wong brilla con su extraordinario nivel rítmico, haciendo que guitarra y el bajo slap de Linder creen una dupla indivisible.
Tenemos también solos de saxofón, batería y de bajo (quizás el más largo y complejo que hayamos escuchado a Linder hasta el momento).
Obra maestra.
3.- Ring of Saturn. La tercera canción del disco nos recibe con una ritmo latino a medias entre Linder, Mellergård y Wong (atentos a los arpegios con palm muting en este inicio), al que sigue un bonito solo de guitarra tocado en fingerpicking con una cierta influencia de Mark Knopfler.
Cerca del minuto uno el ambiente latino se fusiona con un toque más jazzístico por parte del piano de Nilsson y la sección de viento.
A partir del minuto dos varía el motivo principal y durante unos compases guitarra solista y piano se entremezclan como si fuera un solo instrumento, para dar paso de nuevo al motivo latino del inicio y a un precioso solo de flauta.
Bonita y relajante canción, que gustará a los fans de Pat Metheny, con unos músicos en estado de gracia aportando multitud de matices, aunque termina con la sensación de no haber arrancado del todo y de ser una larga intro instrumental.
4.- Hardtop. Atentos que llega la canción más funky de todo el álbum. Sin medias tintas. Mezzoforte, Vulfpeck, Earth, Wind & Fire y cualquier clásico del género que se te ocurra, ha podido inspirar esta dinámica y alegre composición. Y encima tenemos un solo de guitarra con el sonido fuzz más guarro que te puedas imaginar, pero que encaja a la perfección con el ambiente setentero que estos talentosos músicos nos traen.
Si no eres capaz de bailar con esta canción, es que no eres humano.
5.- Hästråtta. Con una intro digna de los Jackson 5, llega una composición prima hermana de la anterior, pero en la cual aparecen unos motivos melódicos muy en la onda del Pat Metheny más new age, lo cual le da un carácter más sofisticado a la canción, aunque no por ello pierde la capacidad de hacerte bailar ni de provocarte una sonrisa cada vez que la oigas,
6.- Thriller. Llegamos ahora a la única versión del álbum… ¡pero qué versión! El clásico de Michael Jackson es interpretado de manera muy fiel pero soberbia por parte del grupo. Lógicamente hay algunas diferencias, como lo muy presente que está en la mezcla el bajo de Linder, que es quien realmente marca todo el groove de la canción, la aparición de una genial sección de viento y también por un elemento ciertamente descolocante, que es que el estribillo vocal está ligeramente fuera de tiempo, provocando una disonancia auditiva extraña, del tipo de «esto me suena raro pero no sé por qué».
original…
y versión…
7.- ZAP. Sólo los primeros 25 segundos de esta última canción ya me puso el vello de punta la primera vez que la escuché: intro de bajo slap con buenas dosis de staccato y que parece que Victor Wooten haya poseído a Henrik Linder, una batería sencilla y al servicio de este groove de bajo y una trompeta llevando la melodía con un sonido que es puro homenaje a Miles Davis. ¡Todo esto en apenas 25 segundos!
La canción transita por diversas variaciones de este comienzo, desde momentos más funky y alegre a otros más relajantes y de ahí a la sección jazzística más intimista a lo Miles Davis, aunque lo más sorprendente es que el protagonismo recae al completo en los músicos de la sección de viento y no en Wong o los Loops.
Broche de oro, sin duda.
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CONCLUSIÓN
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Creo que no hay palabras suficientes para definir el entusiasmo y felicidad que me ha provocado la escucha y análisis de este álbum. Si bien disfruté muchísimo el anterior «Phoenix», en especial por su contenido instrumental, como expliqué en aquella conclusión, no lo vi como un álbum unido y coherente, sino como una colección de canciones sueltas e independientes… a cual más buena, eso sí.
En cambio, este «Turbo» comparte identidad propia con «Loopified»; o sea, sí hay unidad y coherencia interna, cada canción está en su sitio y ninguna se siente como ajena al resto.
Es obvio que si el álbum viene firmado en coautoria, a la fuerza habrán elementos diferentes a lo que los suecos nos tienen acostumbrados, y aquí, como vaticiné en la intro, todo atisbo de pop y electrónica ha desaparecido, a excepción del primer corte, «Follow the light», el más deudor del sonido que les ha llevado a la fama y en el que a pesar de aparecer Wong acreditado como letrista y compositor de la música, no parece haber aportado demasiado, ni siquiera en el apartado de la interpretación.
El resto, sin embargo, ya es otra cosa: mayoría instrumental, 75% de funky, presencia constante, precisa y juguetona de la sección de viento, hasta el punto de cobrar protagonismo en no pocas ocasiones, un Cory Wong con una mano derecha que parece tener vida propia, creando ritmos sincopados imposibles, un Henrik Linder desatadísimo a lo largo de todo el álbum y un Jonah Nilsson quizás más comedido o escondido que en otras ocasiones. ¡Ojo!, que dado el talento y virtuosismo excepcionales mostrados por estos músicos, decir que un músico está más escondido o discreto no significa que su aporte y lo que hace no sea de categoría 11/10, es sólo que no destaca tanto en el contexto de la carrera del grupo.
En fin, podría definirlo como obra maestra, pero no llega por esa «Ring of Saturn», que a pesar de ser una bella composición, me dio la sensación de ser un tema a medio hacer y no estar completa del todo. A pesar de eso, se queda cerca de esa calificación. Todo es perfecto en este álbum, desde el virtuosismo que destila cada músico, las composiciones, la mezcla y la producción. Y además estamos ante un trabajo arriesgado, porque no es habitual sacar un disco casi instrumental de funky y jazz fusión en esta época, cuando has demostrado que tienes a un cantante extraordinario capaz de armonizar setenta capas vocales por canción y que cada una esté en su sitio y bien afinada, así como arriesgada es esa versión de Michael Jackson que ha quedado tremenda.
De todas formas, muchos de los seguidores de la banda quizás no compartan mi entusiasta punto de vista debido a que estos no son los Dirty Loops que conocían. Aquí no hay ese pop electrónico comercial que junto al jazz y el funky, daba identidad a la banda. Pero es que este no es un disco de Dirty Loops, sino de Cory Wong & Dirty Loops, por lo que el resultado no iba a ser lo mismo, ni debía serlo.
En fin, trabajo recomendable para los amantes del funk con toques de jazz y aroma setentero, a todos aquellos amantes del virtuosismo no metalero y para los que disfruten de música bailable pero no quieran prescindir de calidad ni sofisticación.
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TEXTO: Albert Sanz
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