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- Artista: Güru
- Sello: Autoproducción (edición normal) y Melodic Rock Records (Deluxe edition)
- Año: 2.013
- Estilo: A.O.R., hard rock, westcoast rock, rock, heavy metal, power metal, rock progresivo, funk
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CALIFICACIÓN TÉCNICA
- Nivel de técnica: 8,5/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 8,5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Calidad de producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 9/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
- PUNTUACIÓN: 8,6/10
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CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 9/10
- Nivel de feeling: 10/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
- PUNTUACIÓN: 9,25/10
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PUNTUACIÓN TOTAL: 8,9/10
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Tras la crítica del primer disco de Güru subida la semana pasada —podéis leerla aquí—, nos vemos en la obligada situación de hacer lo propio con su flamante nuevo trabajo. Una situación obligada de la cual hemos disfrutado de lo lindo, y es que pese a las incógnitas que provocó la marcha de todo el grupo, el resultado ha sido espectacular. Pero no adelantemos acontecimientos todavía.
La banda Güru en primera instancia estaba formada por David Palau a las voces y guitarra, Pau Sastre a las voces y guitarra acústica, Jordi Portaz al bajo, David Simó a la batería y Kyke Serrano al bajo. Respecto al gran trabajo realizado por ellos, podéis leer la citada crítica. Pero ya en el segundo concierto barcelonés de la banda, siendo todavía la gira del primer disco, se produjo el primer cambio en la formación: la base rítmica fue sustituida por Jordi Vericat al bajo y Toni Mateos a la batería, músicos de sesión con contrastada experiencia en directo. Las bases de teclado de Serrano eran disparadas por un ordenador portátil. En febrero, y poco antes de que Güru se reconvirtiesen en la banda de acompañamiento de Ted Poley, David Palau mediante una entrevista telefónica —enlace aquí— nos confirmaba el fichaje de Dagarod, ex cantante de las formaciones Is Pain y Manuel Seoane’s Burning Kingdom en sustitución de Pau Sastre, quien debido al lógico interés en promover su último disco en solitario y los compromisos con David Bustamante dejó la formación.
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Lógicamente, las dudas nos asaltaron de inmediato: ¿cual iba a ser el estilo a partir de ahora? Ya sabemos la predilección de Palau por Toto y las grandes bandas del A.O.R. y el hard rock melódico, pero teniendo en cuenta que una parte de las canciones no habían sido compuestas por él sino por otros músicos que ya no le acompañaban, y que el nuevo cantante provenía del mundo heavy más contundente, no sabíamos cual iba a ser la tónica del nuevo disco, si la misma del anterior o si iban a endurecer el sonido.
¿Qué os parece si damos respuesta a la incógnita?
Ok, pero antes de eso, comentar que la versión que vamos a analizar no es la normal, es la Deluxe Edition, que en colaboración con el sello norteamericano Melodic Rock Records, salió únicamente para el mercado americano y con una tirada de quinientas copias. No obstante, aunque esa primera edición se agotó en nada, algunas copias más se venden en los conciertos del grupo. El disco tiene varias diferencias, aunque las más evidentes son la inclusión de cuatro temas más que también vamos a analizar. Tenéis más información al respecto en el siguiente enlace picando aquí.
Por cierto, como curiosidad, decir que la portada es igual al anterior disco pero cambiando la tonalidad marrón oscura por un luminoso blanco. Una idea que da uniformidad a la imagen del grupo.
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1.- White. Con el sonido de un disco que retrocede a toda velocidad y la voz de Dagarod en segundo plano gritando «White», entra todo el grupo a lo grande. Un riff de guitarra que te hace estallar la cabeza, una batería con doble bombo bien potente y unos teclados que acompañan a la perfección inician una composición que alterna algunas estrofas más tranquilas con uno de los estribillos más pegadizos que hemos escuchado en mucho tiempo.
Una curiosa mezcla de heavy metal con A.O.R. que incorpora un tremendo solo de guitarra con un conseguido sonido a lo Steve Vai y toda una declaración de intenciones de Dagarod, cantando con gran energía.
2.- Straight to your heart. Cambio de estilo puesto que pasamos a un hard rock melódico y A.O.R., movido pero a la vez alegre y relajante. La influencia de los Whitesnake más melódicos y de Journey está bien presente, por lo que alegrará la vida a los fans de este tipo de sonidos.
Como era habitual en el anterior disco, las armonías vocales en los coros están muy trabajadas. En esta ocasión los teclados tienen gran presencia, especialmente en el estribillo. Dado el carácter algo más tranquilo de la canción, el bajo de Vericat tiene más presencia. Palau a su vez está algo más relajado, en un solo central con mucha melodía.
3.- I’ts all different now. Ya tardaban los Toto en hacer acto de presencia, pese a que la intro del tema hace presagiar que nos moveremos en terrenos más progresivos, lo cual no es cierto. Palau y Dagarod comparten el apartado vocal en esta ocasión, y con el nuevo cantante demostrando que puede rebajar su furia metalera para cantar de una forma más melódica. Además podemos ver lo bien que empastan dos voces con registros tan diferentes. Toda la canción respira un aire ochentero del bueno y consigue convertirse en uno de los mejores temas del disco.
Respecto a la base rítmica, decir que tal vez nos encontremos ante los mejores Vericat y Mateos de todo el disco, con unas respectivas líneas llenas de matices. Y respecto al solo de guitarra, Palau comienza tranquilo con un sonido muy bluesero a lo Lukather, pero enseguida se deja llevar hasta terminar con unos arpegios a tapping sensacionales.
4.- If you go. Primera balada del disco. Una mezcla entre A.O.R., westcoast e incluso pop muy comercial y radiable. Pese al aire ñoño que transmite la melodía y la sensación de déjà vu, no podemos dejar de recomendar su escucha por la nueva demostración que hace Dagarod de sensibilidad vocal, los acertados toques de guitarra acústica, el EXTRAORDINARIO (así, en mayúscula) estribillo con una orquesta sintetizada que pone los pelos de punta y los coros de Palau en dicho estribillo. Por poner una pega, la parte orquestal debería estar algo más presente en la mezcla, pero eso no quita para que nos encontremos ante la balada perfecta.
5.- In my life. Con un solo de guitarra precioso tocado con delay y reverb pasadísimos de vueltas se inicia esta fusión entre hard rock y blues vacilón. Bon Jovi y Whitesnake se dan la mano y de manera sorprendente, Dagarod cambia de registro recordando por momentos a Richie Sambora, mientras la pareja rítimica Vericat–Mateos mantienen una sólida base.
También tenemos invitados de lujo: el mítico Josep Mas «Kitflus» dirigiendo a la Czech Orchestra y un coro de gospel dirigido por Palau, quien además interpreta quizás el solo de guitarra con más recursos técnicos de todo el disco.
6.- Break the spell. Cambio de estilo y toda una novedad no escuchada hasta ahora en Güru. Imaginaros a Steve Lukather colaborando con Extreme —sin que Nuno Bettencourt abandone su puesto— y versionando a Dream Theater. Quizás sea el tema que cueste más de pillarle el tranquillo de todo el disco, ya que la mezcla de A.O.R. y rock progresivo no es muy usual.
A partir del 2:17 tenemos un pasaje previo al solo de guitarra de poco más de medio minuto en el que aparecen un montón de influencias, desde Flower Kings, Yes, Camel y en especial el tema «Cupid’s dead» de los Extreme.
Curiosa canción que podría indicar un futuro y más que interesante nuevo rumbo en los Güru.
7.- Won’t B 2gether. Y si hemos escuchado ese experimental tema, nos vamos ahora a terrenos de puro power metal. Como era de esperar, Dagarod se encuentra en su salsa. Quizás estemos ante el tema menos inspirado de todo el disco y el que más repite estructuras archiconocidas, pero la caña que transmite, su épico estribillo y encontrarnos a un Palau neoclásico hacen que la escucha valga la pena. Eso sí, su solo de guitarra no aburre en ningún momento como sí suelen hacerlo ciertos guitarristas del género.
8.- Angry song. Madre del amor hermoso / No puede ser / WTF??? son algunas de las frases que me vienen a la mente al escuchar esta canción, y todas ellas sirven para hacer una reflexión: cómo de diferente puede ser captado un trabajo artístico por parte de prensa, los fans y el propio artista. Lo digo porque en mi opinión, es el mejor corte del disco con diferencia, tal vez el mejor de los dos discos de Güru, una de las mejores canciones que he escuchado en años y… Güru no la han tocado en ninguno de los dos conciertos realizados en BCN desde la salida del disco —no puedo confirmar que no la hayan tocado en otras fechas—.
Comenzamos con unos teclados con un sonido electrónico totalmente panoramizados (recomendable su escucha con auriculares) y una guitarra rítmica de lo más funky que por momentos parece tocada empleando la técnica del slap. La sección previa al estribillo y el mismo estribillo muestran a un Dagarod acompañado de unos inmensos coros cantados por él mismo y Palau (ese «make some noise» escuchado a todo volumen es el jodido equivalente a reventarse voluntariamente la cabeza contra una pared), y parece que su compositor quiera meterte en vena todo su amor por Def Leppard, Autograph, Ratt o Poison de la manera más alegre y marchosa posible.
9.- My rocker ass. Una vez más los Toto vuelven a hacer acto de presencia (y que lo hagan las veces que sea necesario) en este tema que combina un aire divertido y desenfadado con una letra crítica contra la gente que se escuda en el anonimato de las redes sociales para así verter críticas sin fundamento. David Palau y Dagarod comparten voces en esta ocasión. A destacar también la creativa línea de bajo de Vericat.
10.- Ray of light. Nuevo viaje a los 80 es lo que nos ofrecen los Güru en este A.O.R. de libro. La composición no resulta tan inspirada como en otras ocasiones, y como sucedía en «Won’t B 2gether«, está llena de clichés; no obstante, la pericia instrumental y el feeling que transmite el cuarteto, unida a la corta duración hace que la escucha sea muy agradable.
11.- The voice inside. Ya tocaba bajar de intensidad para escuchar otra balada. En esta ocasión Jose Miguel Perez «Maño» es invitado a tocar el saxo que queda fantástico en este tema muy melódico, muy westcoast, en plan Foreigner e incluso Michael Bolton (de cuando Michael Bolton le daba al hard rock… sí, eso pasó, no es ninguna leyenda urbana). Palau comparte las voces con Dagarod. Otra vez tenemos un pequeño bajón de calidad al sonar en la canción demasiadas referencias pero sin el componente excitante o sorprendente de otras canciones de la banda. No obstante, Güru cuentan con recursos para conseguir que la canción emocione igual que el resto, como su nivel técnico, el feeling a las voces, la bonita letra y las acertadas intervenciones de saxo.
12.- I don’t give a damn. Güru endurecen su sonido en la que es la última canción del disco. Dagarod vuelve a estar en su salsa metalera y la composición vuelve a ser otro experimento interesante: alternamos hard rock melódico, heavy metal, sintetizadores de lo más ochenteros, un estribillo comercial que parece haber sido parido por Richie Sambora en solitario y unos interludios en los que la líneas de guitarra y bajo recuerdan a Gary Moore. Palau interpreta otro solo memorable y realiza el mejor trabajo a los teclados de todo el disco.
BONUS TRACKS DELUXE EDITION
1.- The voice inside (acoustic version). Como dice su nombre tenemos la versión acústica del mismo nombre, Al tener menos instrumentación las dos voces se escuchan con más nitidez y podemos escuchar mejor mejor como encajan entre sí. No tenemos tampoco el saxo del original, pero ha sido sustituido por una bonita guitarra española y una eléctrica tocada con distorsión y bottleneck.
Diría que casi me gusta más que la original.
2.- If you go (acoustic version). Al igual que en la anterior, al tener menos instrumentación, no sólo disfrutamos más del trabajo vocal de estos monstruos (la parte a capella es extraordinaria), sino que podemos apreciar mejor de la preciosa orquestación de «Kitflus».
3.- Daddy, brother, lover, little boy (Mr. Big tribute). Retomamos la senda metalera con dos cortes en los que se aprecia lo bien que se lo ha pasado la banda. Tremendo el trabajo de Toni Mateos, en especial el ritmo marcado con la caja de su batería; y es que quizás Pat Torpey siempre ha sido el miembro menos valorado de Mr. Big, al destacar tanto el carisma de Martin y virtuosismo de Sheehan, Gilbert y Kotzen; aunque una atenta escucha muestra que su nivel técnico y la complejidad de sus partes son aterradoras, como en estas dos canciones. Y Mateos lo borda.
Dagarod nuevamente está en su salsa pero mostrando un registro más agudo de lo habitual, intentando parecerse algo a Eric Martin. Y desde luego, lo logra a la perfección. El bajo de Vericat está mucho más subido en la mezcla, tal y como ocurre en las canciones de Mr. Big y podemos disfrutar de un sonido muy rockero. Por su parte, Palau, consciente de no poder competir a nivel de velocidad con Gilbert (aunque tampoco toca a paso de tortuga) echa mano de su creatividad alternando fraseos muy rápidos con otros en los que juguetea con su pedalera. Se echa de menos el momento taladro entre bajo y guitarra, pero en esta ocasión, combinando una púa rápida, tapping y efectos como flanger y talk box, Palau consigue un solo tan excitante como el original.
4.- Addicted to that rush (Mr. Big tribute). Ya sabemos que uno de los momentos más excitantes de este tema es su intro. Aquí los Güru la han variado. No comenzamos con el tapping de bajo pero a cambio tenemos un potente bajo haciendo slides junto al reconocible riff de guitarra sobre una diferente pero gran base de batería de Mateos. A continuación entra el famoso lick de bajo y guitarra haciendo tapping para dar paso a Dagarod. Igual que en la anterior, el joven vocalista salva la papeleta con nota alta pese al registro más agudo.
Es obligado destacar las breves intervenciones solistas de Vericat, quien pese a no copiar en ningún momento a Sheehan, demuestra que también sabe algo más (bastante más) que llevar el ritmo de la canción. El solo de Palau en esta ocasión es bastante más fiel al original, para regocijo de los puristas de la banda.
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Como suele ser habitual, y habéis podido comprobarlo en el vídeo de presentación con el que se iniciaba esta crítica, los grupos tienen la discutible costumbre de asegurar por activa y por pasiva que su nuevo álbum siempre es el mejor. Güru no son una excepción y de acuerdo, están en su derecho a defender el nuevo trabajo como maniobra publicitaria. También suele ocurrir que muchos artistas se autoconvencen de que sí, que su último trabajo es mejor; al fin y al cabo cada vez son mejores músicos y compositores, tienen más experiencia en estudio o en directo, tal vez hayan contado con un productor diferente, y, en fin… tienen todas las herramientas para haber mejorado. Si bien todo ello unido debería dar lugar a editar cada vez mejores trabajos, la cruda realidad es que todos conocemos uno, dos, o ciento cincuenta artistas que paren varios discos tremendos para luego vivir del cuento autoparodiándose. Triste pero cierto.
Como digo, Güru no son una excepción en este sentido y no puedo afirmar que este nuevo disco sea mejor que el primero. Pero es un gran disco, ¡qué coño! ¡Es de lo mejor que le podía pasar a este bendito país en materia rockera! Y sin embargo, «White» no es mejor que «Güru», porque al fin y al cabo, «Güru» fue un gran disco, ¡qué coño! ¡Fue de lo mejor que le podía pasar a este bendito país en materia rockera!
Pese a que teníamos la inquietud de ver como iba a ser el nuevo disco ante el cambio de banda, el resultado ha sido inmejorable y sorprendente. David Palau ha optado por una decisión salomónica y esta vez se ha encargado él de toda la composición —a excepción de «Ray of light» y «I don’t give a damn» cuyas letras han sido escritas por Dagarod—.
En la próxima entrevista que le hagamos tendremos que preguntarle la razón de porqué en la anterior entrega varios temas fueron compuestos por sus compañeros y ahora no. A riesgo de equivocarme, teorizo con la idea de que ante la marcha de sus compañeros y el miedo a no contar con una banda estable, haya preferido hacerse cargo de todo él mismo.
De todas formas, lo cierto es que la jugada no podía haber salido mejor. El estilo de Güru sigue intacto pese al tema del compositor único y al cambio de músicos, los cuales han realizado un excelente trabajo a la altura de aquellos a los que sucedían. Incluso el apartado vocal, que siempre es lo más llamativo, no se ha resentido. Dagarod no es Pau Sastre. No tiene el toque soul ni el registro brillante, pero tiene la fuerza y la presencia del rock y el metal. Diferente, ni mejor ni peor, solo diferente, pero en lo que sí se parecen es en la variedad de estilos en los que se desenvuelven y la enorme expresividad que derrochan.
El trabajo sigue sin ser original, es cierto, pero da igual, así que nos remitimos al final de la anterior crítica: el disco impacta y sorprende, y eso, hoy en día, en un universo musical tan hipersaturado es realmente difícil de encontrar. Además, vemos igual que en el primer disco que las ganas de experimentar otros estilos sigue presente en temas como «Break the spell» o «Won’t B 2gether». También ha habido tres temas en los que he mencionado un cierto bajón de calidad respecto al resto, sin embargo (aunque suene a contradicción), eso no ha afectado a la nota en el apartado de calidad musical. ¿Por qué? Ahora es cuando tengo que ir al quid de la cuestión respecto a porqué Guitar Xperience valora tanto a esta banda: el verdadero punto a favor de todos los músicos de Güru —antiguos y nuevos— no reside en su nivel técnico o su faceta como compositores, no. Su gran ventaja respecto a la «competencia» es la enorme experiencia en estudio y en directo con una lista interminable de artistas de todo tipo y condición. ¿Eso qué es lo que consigue? Pues que incluso tres temas más flojos como los mencionados sigan sonando a gloria bendita al contener las claves para gustar al público al que van dirigidos.
Respecto a la ausencia de un teclista, lo cierto es que como acompañamiento y creación de ambientes, la labor de Palau ha sido excelente. No por faltar Serrano tenemos menos teclados, al contrario, y aunque no nos encontramos con ningún solo, es cierto que la mayoría de composiciones tampoco admitirían alguno.
Otro factor interesante y que no mencioné en la anterior crítica es el de las letras. Claras, directas y con temática interesante, se alejan del estereotipo de cantautor poeta que te endiña quince metáforas y todos los recursos literarios habidos y por haber en cada canción. ¡Por favor, la letra de una canción tiene que enviar un mensaje y emocionar, todo ello en cinco minutos o menos y teniendo en cuenta que la atención del oyente se ha de dividir entre la atención a la letra y el disfrute de la música… por tanto la letra no puede ser nunca un ensayo sobre filosofía y metafísica! Por fortuna nuestros protagonistas de hoy no son unos poetas sino unos tipos que dicen las cosas claras.
Sobre temas de mezcla y grabación, también Palau lo ha realizado en su propio estudio Divertimento, con la colaboración de Jordi Vericat. Algunas grabaciones añadidas se han realizado en el estudio Kako Music y la novedad viene de la masterización, de la cual se ha encargado el bajista en el segundo estudio mencionado. ¿El resultado? Simplemente excelente.
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El futuro de Güru se presenta interesante a la par que enigmático. ¿Tendremos a los mismos músicos de cara a una nueva entrega? ¿Seguirá Palau como compositor único o el resto de miembros aportarán su toque? ¿Si tenemos más mentes trabajando en la composición y las letras, cambiará el estilo o seguirá intacto? Desde luego, estas preguntas se me antojan como un delicioso tormento y el resultado, sea el que sea, sin duda será de lo más interesante.
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TEXTO: Albert Sanz
FOTOS: Albert Sanz y grupo en FaceBook de Güru
Estoy sorprendido de encontrar blogs donde ver informacion tan util como esta. Gracias por poner este articulo.
Saludos
¡Muchas gracias a ti!