El festival Django L’H clausuró su séptima edición con el concierto del grupo de Hono Winterstein, considerado por muchos como uno de los mejores guitarristas rítmicos del jazz manouche.
Un aliciente para asistir al concierto era poder ver al célebre violinista Martin Weiss; sin embargo, un problema físico de última hora le impidió tocar.
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Tal y como explicamos en la introducción de la entrada publicada este pasado viernes, hemos sufrido durante todo diciembre diferentes problemas con WordPress, por lo que varias publicaciones y borradores desaparecieron del servidor, quedando algunos artículos pendientes de publicación.
El viernes se publicó al fin la crónica del concierto de Stochelo Rosenberg, Adrien Moignard & William Brunard y ahora hacemos lo propio con el de Hono Winterstein Project.
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Antes de comenzar la crónica quisiera disculparme por un detalle bastante serio. No conocía la discografía del grupo y tampoco la mayoría de temas del repertorio tocado. Al igual que me sucedió en el concierto de los Kurt Rosenwinkel New Quartet —crónica aquí—, concierto al cual fui virgen y que no pude encontrar a posteriori información del mismo, este artículo estará incompleto, por lo que me basaré en las sensaciones transmitidas por los músicos.
Y ahora permitidme un pequeño tirón de orejas a los compañeros de la prensa musical. Prensa especializada en música de guitarra en nuestro país hay. No somos muchos, pero ahí estamos, además de blogs personales de aficionados. Y cierta prensa española especializada en guitarra tiene además un número de visitas en sus medios digitales bastante importante —muchísimo más que el nuestro—; por tanto, es bastante lamentable el constante ninguneo que existe hacia este festival, que en un 90 % está dedicado a la guitarra, y hacia este concierto en particular, del cual he sido incapaz de encontrar crónica alguna. Es más, tampoco la he encontrado del concierto de Stochelo Rosenberg, Adrien Moignard & William Brunard. Por el contrario, de éste último sí que unos pocos medios mainstream se han hecho eco. Tampoco han sido muchos, pero su condición de prensa generalista con miles de lectores ayuda mucho al festival.
Por tanto, de forma incompleta o no, en Guitar Xperience vamos a hablar de este evento.
Al lío.
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Tan sólo un día después de haber asistido al concierto del trío mencionado y haber visto en directo a uno de los mitos de la guitarra manouche, tocaba disfrutar del concierto de clausura en el Auditori Barradas de L’Hospitalet de Llobregat, a cargo del grupo Hono Winterstein Project. Su líder está considerado por parte de los aficionados y la prensa como el mejor guitarrista rítmico del género y es algo fácilmente comprobable teniendo en cuenta que otro mito como es Biréli Lagrène, ha contado con él en incontables ocasiones. Hono Winterstein es una especie de metrónomo humano, incapaz (o eso parece) de equivocar un sólo acorde o alterar el tempo, por rápido que éste sea. Todo un seguro de vida en este estilo, en el cual la improvisación es tan importante y se necesita de una base sólida.
Hono se hizo acompañar de una banda realmente impresionante: Brady Winterstein y Samson Schmitt como guitarras solistas y rítmicos, Marcel Loeffler al acordeón y William Brunard al contrabajo —a quien vimos la noche anterior junto a Stochelo Rosenberg y Adrien Moignard—. Estaba anunciada la presencia también de otra superstar del género, el violinista Martin Weiss, un crack que ha compartido escenario con Stéphane Grappelli, Biréli Lagrène, Ravi Shankar, Oscar Peterson o Joe Pass. Un currículum que da miedo. Sin embargo, y pese a que el mismo día ofreció una masterclass (dentro de la amplia e interesante oferta didáctica que también ofrece el festival), no lo vimos en el concierto. Por lo visto, algún tipo de problema físico le impidió tocar.
Fue una lástima, ya que el sonido de un violín rompe con la monotonía sonora de tres guitarras acústicas y lo hace más atractivo al oyente, pero Marcel Loeffler con su acordeón se encargó de proporcionar una sonoridad diferente al concierto.
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El concierto se inició en formato trío, con los dos Winterstein y el contrabajista Brunard sobre el escenario y comenzaron fuerte: el segundo tema fue una balada, tranquila, relajada, pero con sus dosis de virtuosismo. La melodía y el trabajo armónico eran de tal magnitud que, sin duda, para mi fue el mejor momento de la noche. Es indudable que el concierto al completo tuvo una enorme calidad, pero ningún otro tema consiguió eclipsar a ese en concreto. A continuación se incorporó el tercer guitarrista, Schmitt y posteriormente, cerca del ecuador, Loeffler.
Al respecto de este músico, llamaron la atención tres cosas: que fuera ciego, su enorme destreza técnica y que su silla estuviera situada en un extremo del escenario, encima en una zona no muy bien iluminada. Tenía la pinta de que en medio del grupo y del acordeonista se situaría Martin Weiss, pero al no actuar éste, no entendí el por qué no se corrió la silla y el micrófono unos metros más hacia el centro y que hubiese estado cerca de sus compañeros.
Como suele ser habitual en el género y cuando estamos ante grupos con bastantes músicos como es el caso, se produjeron diferentes combinaciones, siendo una de las más originales para el tema «Bluesette», ya que se quedaron sobre el escenario Schmitt, Brunard y un Loeffler que soleó como sino hubiera un mañana con su acordeón, aunque Brunard y su contrabajo tendrían su cuota de protagonismo.
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En el repertorio también destacó la acelerada y dinámica «Savoir vibre», que si no me falla la memoria, creo que es una composición del violonista Martin Weiss, y al no poder estar presente, Brady Winterstein le reemplazó sin problemas, sustituyendo el violín por una guitarra de lo más virtuosa. El contrabajista Brunard volvió a demostrar la variedad de recursos técnicos que posee interpretando un excelente solo.
Cerca del final tuvimos un momento de alto virtuosismo e improvisación: «Mimosa» de Dorado Schmitt, una curiosa mezcla de bossa nova y manouche que aquí fue desprovisto del primer género para hacerla 100% manouche, con su tempo original muy acelerado, un Samson Schmitt especialmente desfasado introduciendo algunos licks de rock and roll en sus solos y un extraño final más cercano al hard rock que al jazz. Sin duda un momento especial para los amantes del virtuosismo y la locura técnica.
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Y para finalizar, tuvimos el clásico entre clásico de Django Reinhardt: un «Minor swing» que personalmente no acabó de gustarme, ya que tras el reconocible riff inicial, el dúo de guitarras solistas Winterstein y Schmitt más el acordeonista Loeffler se enzarzaron en una continua sucesión de solos, para volver al final al riff principal y finalizar el tema enseguida, dando la sensación de que el motivo principal de Reinhardt era una excusa para solear como posesos.
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Durante una hora y veinte pudimos disfrutar de virtuosismo, improvisación y melodía. Dada el abanico de sonoridades y la cantidad de músicos sobre el escenario, este concierto fue más musical y accesible al público en general que el del día anterior de Stochelo Rosenberg, Adrien Moignard & William Brunard. No obstante, esto no significa que Hono Winterstein y sus amigos no ofrecieran un espectáculo muy guitarrístico, pero sí que su concepción fue más melódica, más musical, y esto hizo que así como el día anterior no hubiésemos resistido mucha más tralla guitarrera, en este no sólo se hizo corto, sino que estábamos con ganas de que siguieran canción tras canción.
Y poco más se puede añadir. Hono hizo honor a su fama de máquina de precisión y además sin dejar de sonreír casi en ningún momento, y en conjunción con William al contrabajo, crearon un suelo rítmico sin fisuras sobre el que sus compañeros pudieron divertirse y entretener al público mezclando riffs alegres y solos virtuosos.
Más de un shredder metalero debería tomar nota de lo que es tocar rápido y no aburrir como se pudo ver en estos dos conciertos.
Y para finalizar, tampoco se puede decir mucho respecto al sonido del concierto, puesto que fue prácticamente perfecto desde el principio hasta el final.
El festival Django L’H se pone el listón muy alto año tras año. Ganas tengo de saber con que nos sorprenderán en 2.017.
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TEXTO Y FOTOS: Albert Sanz
VÍDEOS: Canal en YouTube del Django L’H
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