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CONCLUSIÓN
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Esta conclusión va a ser un poco extraña, más que nada porque en varios puntos puede parecer un copy/paste de la de la crítica de «Cannibals». Aquel fue un álbum en el que finalizaba la búsqueda de su propio estilo, o más bien, estallaba el resultado de tantas influencias del funky, rhtyhm & blues y soul que habían ido creciendo en importancia disco tras disco, y que dieron lugar a un disco que fue casi una obra maestra. «Salting Earth», por supuesto, no se sale de estos preceptos, pero, y aún teniendo grandes composiciones, no ha sido un álbum tan inspirado. No llega a la genialidad de «Cannibals» e incluso queda algo por detrás de «24 hours», dando la sensación en ciertos momentos de ser un trabajo al cual no ha dedicado el 100% sino que ha optado por tirar de piloto automático y quizás pueda deberse a que Kotzen lo hace TODO, desde tocar todos los instrumentos, componer, producir, mezclar, etc.
Sin embargo, es cierto que en cada nuevo trabajo se descubre una nueva faceta en la que ha mejorado; bajo mi punto de vista, en esta ocasión hay un trabajo a los coros, complementando su ya expresiva voz, realmente fantástico, y un nivel técnico y creatividad con el bajo eléctrico en verdad notable. Y por supuesto, una gran calidad como ingeniero de mezcla que dota al álbum de un sonido impresionante (ayudado también por la gran labor del masterizador David Donnelly, habitual en los discos de Whitesnake).
De todas formas, habréis comprobado que la puntuación obtenida por este disco es más bien baja y se contradice con algunos puntos expresados en el análisis de las canciones, pero en «Cannibals» también lo expliqué porque sucedió lo mismo: el Kotzen cantautor y compositor ha aniquilado definitivamente al Kotzen virtuoso de la guitarra de fusión. Año tras año es menos guitarrista. Año tras año simplifica su estilo y toca menos inspirado y de forma más repetitiva, en especial desde el lanzamiento de su álbum “24 hours”, en el que desechó del todo el uso de la púa a la hora de tocar, lo cual le dio más orgánico y más natural pero más limitante en cuanto a técnica, ya que no tiene la mano derecha de un guitarrista de fingerpicking o clásico. Y si creéis que exagero, sólo hace falta que contéis cuantos solos de guitarra pueden escucharse en este disco o comprobar cómo en el mencionado concierto en el seno del Be Prog! My Friend, de catorce temas interpretados por su banda, en seis de ellos dejó la guitarra y se sentó a los teclados.
Y volviendo a lo de la baja puntuación, es debido a que Guitar Xperience no es un medio de comunicación normal o sólo especializado en rock. Guitar Xperience va de guitarras y bajos y bajo este prisma estamos ante un álbum muy flojo. Vale que he mencionado que la labor como bajista ha sido encomiable, sí, pero tampoco estamos ante un Victor Wooten como para que la puntuación se dispare por las nubes.
En definitiva, si amáis el rock de calidad con toques funkys y soul y estribillos pegadizos y comerciales, este es un muy buen trabajo. Si buscáis guitarras de nivel o al guitar hero que una vez fue, pues poco vais a encontrar.
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PD: De nuevo nos encontramos ante una de las peores portadas del año, y mira que la de “Cannibals” ya era horrible. De verdad, ¿con una producción tan cuidada, Kotzen no tiene a nadie que se encargue de su imagen gráfica?
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TEXTO: Albert Sanz
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