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FICHA
- Artista: Red Dragon Cartel
- Sello: Frontiers Records
- Año: 2.018
- Estilo: Hard rock, stone rock, heavy metal, rock alternativo, grunge
CALIFICACIÓN
CALIFICACIÓN TÉCNICA
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Nivel de técnica: 7/10
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Velocidad: 6/10
- Variedad de fraseo, recursos y técnicas: 6,5/10
- Nivel de coñazo virtuosístico: 0/-10
- Calidad producción (equilibrio en la mezcla, masterización, etc.): 8/10
- Calidad presentación (carátula, libreto, etc…): 7/10
- PUNTUACIÓN: 7,10
CALIFICACIÓN MUSICAL
- Calidad musical: 8/10
- Nivel de feeling: 8/10
- Posibilidad de escucharlo de un tirón: 10/10
- Ganas de hacer “headbanging”: 8/10
- PUNTUACIÓN: 8,5/10
PUNTUACIÓN TOTAL: 7,9/10
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INTRODUCCIÓN
En 2.014 publicamos la crítica del álbum que suponía el retorno a la primera división de Jake E. Lee, uno de los grandes nombres del rock, el metal y la guitarra shred de los 80. Sin embargo, en la biografía que incluimos en aquel artículo, definíamos a Lee como el tipo con menos suerte y mayor cúmulo de decisiones erróneas de la historia de la música moderna. Aunque en su favor, hay que decir que la mayoría de esas decisiones fueron tomadas porque todo apuntaba a que eran las correctas. Toda esta info podéis encontrarla en dicho artículo a través de este link, pero os la resumimos en estos puntos.
- Miembro originario de los posteriormente míticos Ratt.
- Deja a Ratt por los desconocidos aunque prometedores Rough Cutt, quienes eran producidos por Ronnie James Dio.
- Éste, ante el escaso éxito de sus pupilos, invita a Lee a unirse a su nueva banda, Dio.
- Dice que no para entrar a formar parte de la banda de Ozzy Osbourne, y pasa cuatro años siendo criticado por la afición y ninguneado por el Mad Man.
- Deja a Ozzy para formar una muy buena banda —Badlands— de hard rock y hair metal en plena eclosión del grunge.
Con lo cual, es normal que los siguientes años los pasara en una especie de medio retiro, realizando algunos trabajos con cero reconocimiento. Hasta llegar a 2.014 en la que se lió la manta a la cabeza para, bajo el nombre de Jake E. Lee’s Red Dragon Cartel, hacer algo que le devolviera a esa primera división.
«Red Dragon Cartel» fue bastante criticado y dividió a la opinión pública, pero al menos el objetivo de volver a ser escuchado por sus fans antiguos y descubierto por los nuevos se cumplió.
El disco fue producido por la potente Frontiers Records, lo que le aseguró distribución a nivel mundial y la posibilidad de girar por toda USA y Europa, en plazas donde nunca había estado antes —link a la crítica de su concierto de Barcelona aquí— y contó con una buena cantidad de superestrellas del metal y el rock, como Robin Zander —Cheap Trick—, Paul DiAnno —Iron Maiden—, Maria Brink y Chris Howorth —In this Moment—, Rex Brown —Pantera y Down—, Todd Kerns y Brent Fitz —Slash featuring Myles Kennedy & The Conspirators— o Jeremy Spencer —Five Finger Death Punch—.
Aquel disco, como he mencionado, fue fuertemente criticado por sus acercamientos a tendencias y sonidos modernos, en vez de seguir en el hard rock o metal mas clásico que se le presuponía, y acabó resultando un tanto disperso dado que cada uno de esos colaboradores dejó su sello y su impronta, haciendo que hubieran canciones que parecieran pertenecer a discos y bandas diferentes. Sin embargo, en la crítica linkada y aunque el resultado global fuera fallido, destacamos la valentía de Lee por intentar contentar a un espectro de público muy amplio y la gran calidad de muchas de esas composiciones por separado.
En este pasado 2.018, el guitarrista volvió habiendo aprendido la lección y tomando aquel primer trabajo como un experimento. De entrada, el nombre se redujo de Jake E. Lee’s Red Dragon Cartel a Red Dragon Cartel a secas, y la extensa banda anterior se transformó en el clásico cuartero rockero de toda la vida, acompañando a Lee el baterista Phil Varone —Saigon Kick, Skid Row, etc.—, el bajista Anthony Esposito —Human Drama, Ace Frehley, Lynch Mob, etc.— y el vocalista Darren James Smith —ex baterista de Harem Scarem—, siendo éste último, junto al guitarrista, el único miembro superviviente del anterior disco.
De este modo, se da a entender la vocación de Lee de formar una banda unida, sin tanta superestrella invitada y renunciando a que su nombre aparezca en la portada. Y además, siendo Anthony Esposito coautor y coproductor de todos los temas junto a aquel.
“Patina” fue grabado y mezclado por el dúo Lee y Esposito en los estudios de éste último y masterizado por una leyenda en el mundo de la mezcla y la producción como es Max Norman, el cual ha trabajado con grandes de la talla de Megadeth, Ozzy Osbourne, Loudness o Bad Company.
Veamos cómo suenan los nueve cortes que forman este álbum.
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ANÁLISIS DE LAS CANCIONES
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1.- Speedbag. Tremendo y pesado riff de guitarra con el que inicia el disco. Excelente Smith a las voces que en el estribillo recuerda bastante a Ozzy Osbourne. Muy interesante el solo de Lee: crudo y alejado de todo virtuosismo pero muy intenso.
Potente inicio que recuerda a unos AC/DC más heavys y oscuros.
2.- Havana. Excelente riff de inicio para el que fue el primer single del disco y que nos muestra lo que parece que va a ser la tónica del álbum: medios tempos oscilantes entre el hard rock, el stone rock más oscuro y el heavy metal más contundente, con sonido crudo y guitarras sangrantes.
Ideal para garito pequeño con cerveza en la mano.
3.- Crooked man. Pasamos ahora a un medio tempo pesado y con sonido a stone rock. El riff pausado tanto de bajo como de guitarra permiten hacer respirar la composición y que apreciemos la línea de batería.
Es obligado destacar el estribillo, muy melódico, comercial incluso, con reminiscencias a The Beatles y un excelente Esposito al bajo.
El solo de Lee es oscuro y agresivo y con un punto de psicodelia a lo Hendrix que le va perfecta a la canción, y que aún así se complementa bien con el buenrollista estribillo.
4.- The luxury of breathing. Un acorde y ruidos con la guitarra que van de un lado a otro del panorama stereo dan paso a un bluesero oscuro y sucio riff. Nos movemos dentro de terrenos conocidos de stone rock hasta llegar a un excelente y melódico estribillo en la que entran en acción guitarras acústicas y como en la anterior, se cuelan influencias de The Beatles.
A destacar la incorporación de armónica en diversos momentos y la excelente línea de bajo eléctrico.
No es el mejor tema del disco y parece repetir ciertos esquemas que ya comenzamos a ver, pero aún así es oscuro, denso y se escucha con agrado.
5.- Bitter. Subimos de revoluciones con este vibrante hard rock setentero. Riff inicial sucio y crudo con toques de funky, solo a lo Hendrix y movida canción que oscila entre el hard rock y la psicodelia, que de haberse creado en los 70, estaríamos hablando de un clásico del rock.
Aun siendo una composición simple en su concepto, acaba siendo de lo más vibrante y atractivo del disco.
6.- Chasing ghosts. Un contundente bajo en solitario da inicio al sexto corte del álbum. Al poco entra la batería y una guitarra atmosférica, con mucha reverb y delay. Con la inclusión de la voz nos damos cuenta de que es el corte más deudor de la época de Lee con Ozzy Osbourne. Incuso Smith adopta un tono de voz muy similar al del mítico vocalista.
Estribillo con toques psicodélicos provenientes de una guitarra con gran cantidad de flanger y phaser y una parte solista, con un riff de apoyo de guitarra excelente mientras que Lee usa y abusa del whammy, son elementos que hacen de éste un gran corte. Si no el mejor, de lo mejor del disco.
7.- A painted heart. Encaramos la recta final con esta excelente balada. Smith está especialmente emotivo y es acompañado por una banda que aporta cientos de matices a sus instrumentos aunque todo parezca tener un aire tranquilo.
Se notan influencias del hard rock yanqui de los 80, tipo Guns N’ Roses o Aerosmith, pero también del grunge noventero (¡ese estribillo es puro Soundgarden!).
De nuevo y como en la anterior, estamos ante otra composición que lucha por ser la mejor del disco.
8.- My beautiful mess. Más stone rock setentero y grunge noventero para otra canción que también podrían haber firmado Soundgarden. Impresionantes tanto Esposito al bajo como Varone a la batería, pero también tenemos al Lee más creativo del disco, con unas rítmicas excelentes y un sonido retro muy trabajado.
9.- Ink & water. Un repetitivo riff de Esposito da inicio a la última canción. Batería más percusión acompañan a una guitarra con un cierto aire latino, a lo Santana. Sin embargo, cuando se deja la intro atrás, Lee parece querer homenajear a Dick Dale, con unos riffs muy en una onda de surf rock.
Curiosa composición, mezclando sin rubor estilos, décadas y sonidos de guitarra experimentales y que termina siendo una experiencia divertida.
BONUS TRACK
1.- Punchclown. Más de lo mismo con la ya habitual mezcla de stone rock y hard rock en formato medio tempo, aunque en esta ocasión tenemos un tono de guitarra mucho más heavy y contundente que lo escuchado hasta ahora y a un Smith de nuevo poseído por Ozzy Osbourne.
Buena composición que perfectamente podría haber estado en el listado normal.
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CONCLUSIÓN
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Leyendo otras críticas de este álbum, resulta curioso la de palos que se ha llevado. Si bien se tachó al anterior de excesivamente moderno, ahora que hacen un disco del todo vintage y con muchos toques a los 70, se le critica por no parecerse a Ozzy Osbourne o a Badlands. Y sin duda, si hubiese sido un disco de heavy clásico a lo Black Sabbath o de A.O.R./hard rock a lo Badlands, entonces las críticas habrían sido por ser poco original.
Pero Jake E. Lee…, no, perdón, Red Dragon Cartel, porque esto suena a grupo unido y bien engrasado, como si tuvieran años de rodaje juntos, han grabado un disco de stone rock y hard rock pesado y oscuro, con constantes guiños a la psicodelia setentera y al grunge noventero. Mi definición del grupo se resumiría en que es como ver a Jimi Hendrix formando parte de Soundgarden. Y francamente, no sé dónde está el problema. Se alaba a día de hoy todo tipo de propuestas vintage como Greta Van Fleet pero alguien que ha vivido esa época no puede hacerlo. Curioso.
En cuanto a temas instrumentales, cabe decir que el otrora virtuoso Jake E. Lee, no anda en muy buena forma. Esto ya pudimos verlo en su último concierto en Barcelona —crónica aquí—, estando a mejor nivel como rítmico que como solista, pero su sonido crudo, directo y hasta sucio, es ideal para esta banda.
Mención especial merece Anthony Esposito. No sólo es que es una de las dos cabezas pensantes del álbum junto a Lee, sino que su sonido y su creatividad al bajo son un sueño para cualquier banda actual que quiera tocar rock auténtico, y su aporte y presencia se nota en todo el disco.
También es justo hablar del gran nivel de Phil Varone y Darren James Smith, que terminan por completar lo que es un cuarteto de auténticos ases.
El álbum a nivel de sonido también tiene ese espíritu añejo, fruto de haberse grabado a la antigua, con todos los músicos tocando a la vez en el estudio el grueso de las canciones —aunque luego se hayan incorporado segundas guitarras, coros y demás—, y tanto la mezcla como la masterización han enfatizado ese estilo clásico pero intentando darle un toque de modernidad. Y lo cierto es que el resultado ha sido excelente, con todos los instrumentos sonando nítidamente (incluso en los momentos más psicodélicos y sucios de la guitarra de Jake E. Lee), permitiendo que respiren y tengan todos su presencia y evitando cualquier tipo de fatiga auditiva para el oyente.
En resumen, parece que el maestro está de vuelta. No quizás como muchos habrían preferido, ya que esto no es Ozzy, ni Badlands ni la excesiva modernidad del disco anterior, pero sin duda, estamos ante un disco honesto, genuino y con su propia personalidad.
«Red Dragon Cartel» fue un experimento. Interesante, pero experimento al fin y al cabo. Con «Patina» comienza en serio la carrera de un grupo a tener en cuenta y se confirma el resurgir de una de las figuras clave de la guitarra de los 80.
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TEXTO: Albert Sanz
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